Se quedó dormida
con la pistola en la mano.
Esperando un amanecer que pudiese cerrarle los ojos
y dejar que el día pasase lentamente sin molestarla.
Sin embargo el sol y la autoridad
tenían otros planes previstos
Vendría gente extranjera a ocupar sus espacios
como pequeños ejércitos invisibles
y se llevarían sus cosas y lo que hay entre ellas.
Ella sabrá lo que es el miedo decía aquella voz
que salía de los altavoces e inundaba los cuartos vacíos…
Muy pronto se dará cuenta de que todo se acaba pagando
y que justamente hoy es el día del cobro.
Los discos, la tele, su colección de cosas rotas, la foto de ellos, las partes sobrantes, lo prestado y lo comprado, las velas, las plantas, los gatos, la pistola, la vida, las muertes provocadas…
Despertó en otro mundo sin el arma en las manos, pero presa ya de una nueva pena…
1 comentario:
Vaya hombre, vuelven los Retratos devastadores. En fin, seguro que la semana que viene es más alegre.
Abrazos.
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