miércoles, diciembre 24, 2008

Colaboraciones 2008 (The Bootleg Series Vol. 51)



In God we trush

No quería despedir el año sin antes tratar a uno de los personajes que, no sé por qué, se había escapado de estos escritos a los que sin duda pertenece. Sí, este tipo cumple con varios de los requisitos que me llaman la atención de la gente pública, además ser un animal televisivo, condición para que aparezca en estos artículos. Este elemento, puede provocar en nosotros las más encontradas sensaciones, desde el odio más absoluto hasta la carcajada más sincera, pasando entre medias por todo el abanico de sensaciones de las que el ser humano puede ser capaz. Aunque el 2008 no ha sido su año, considero que se hace necesario un breve homenaje al presidente saliente de los Estados Unidos, George W. Bush; ese gran tipo.

Un buen día nos despertamos y resultó que el santón e hiperconservador Al Gore, segundón del picaruelo Clinton, había perdido las elecciones americanas por un posible pucherazo en el Estado de Florida. Lo que en un principio era un escándalo acabó por ser aceptado con resignación, y el nuevo presidente, nuestro amigo Bush, fue recibido con vítores y alegrías (sobre todo por los editores de revistas de humor). Se presentaba ante nosotros alguien cuya cara nos resultaba familiar, un tipo cercano y con aspecto de rudo cowboy. De él sabíamos que era hijo de un expresidente, que había sido gobernador de Texas (lugar donde, gracias a su uso de la silla eléctrica, subió la factura de la luz en todas las penitenciarias) y que, esto sí que es gracioso, era hermano del gobernador de Florida (que casualidad). En fin, lo que parecía un mandatario de transición se ha convirtió en uno de los dirigentes con más personalidad de la historia americana.

Lo primero que hizo este tipo fue irse a su rancho en Texas para tocarse las narices; que si voy a cazar un poco, que si corto un par de troncos para la parrillada del domingo, que si me pongo una camisa de cuadros y un par de botas camperas. Parece ser que el punto, durante la primera etapa de su mandato, se dedicó en cuerpo y alma a las vacaciones y a recuperar su maltrecho cuerpo de la obligada promoción electoral. Pero tras esa sonrisa bobalicona y esa expresión ausente, se escondía alguien que iba a poner en jaque a todos los enemigos de Dios y los EEUU.

El destino se había fijado en nuestro amigo, como los héroes trágicos tuvo que superar los avatares de su tormentosa vida para llegar a ser el dueño del mundo civilizado. Tras reponerse de sus problemas con el alcohol, tras ser detenido, echar a pique varias empresas petroleras y ser detenido en varias ocasiones cayó en manos de un reverendo tejano que le indicó el camino de la beatitud y del triunfo. El primer paso fue echarse al ruedo político, el gobierno de Texas se le quedaba pequeño y decidió concurrir a las elecciones generales. Por supuesto alguien de esta calidad humana no tuvo problemas para alcanzar su meta, quizás fue necesario un pequeño empujón familiar pero nada que merezca la pena ser nombrado.

El 11 de septiembre de 2001 mientras leía uno de sus libros infantiles preferidos se produjo el ataque terrorista a los pilares del mundo occidental, Bush despertó de su letargo y se puso manos a la obra para desfacer el entuerto. Declaró enemigo al eje del mal y se puso a invadir países, el primero fue Afganistán (gracias a Bush todos los americanos ya saben dónde se encuentra), después vendría Irak (aquí contaría con la inestimable ayuda de nuestro carismático José Mari). La vida le sonreía, era el que cortaba el bacalao y era la misión para la que Dios le había elegido.

Todos estos acontecimientos que podrían resultar dramáticos con otro personaje, con George tenían su punto de humor absurdo. Siempre con una sonrisa socarrona le hemos visto atragantarse con una galleta que casi le manda al otro mundo, hemos sido testigos de cómo justificaba la invasión de Irak porque Sadam había intentado matar a su papá e incluso ha sido capaz de sacar su faceta de humorista cuando todo el mundo se hizo eco de la inexistencia de las armas de destrucción masiva que supuestamente había en Irak.

Hoy por hoy le queda poco para abandonar el cargo, dejamos atrás a uno de los dirigentes mundiales más dotado para la pantomima y el mimo. La última perla que nos ha dejado, además de la felicitación navideña realizada por sus perros, ha sido la secuencia en la que esquiva los zapatos lanzados por un periodista iraquí. Gracias a esos reflejos y las declaraciones posteriores en las que aseguraba que “podría jurar que se trataba de un 46”, nos ha legado uno de los intentos de magnicidio más graciosos de la historia de la televisión.
Seguro que echaremos de menos al bueno de Bush, espero que no se aburra mucho en su rancho y le de por invadir al vecino.

Nacho Valdés (Invadido por la navidad)

jueves, diciembre 18, 2008

La Vida Cabe En Una Canción

Inauguro esta nueva sección en la que se invita a los participantes a recordar alguna canción, que por un motivo o otro, les haya dado algo. Quiza, bien podría ser una hermana de "Confesiones del Comandate Stratocaster" o una sobrina de "La Canción de la Semana" pero me apatecía hacerla.
En fin, la canción que desvirga esta sección se llama "Cheap Hotel". Lleva la firma de Ron Sexsmith y, a este que os escribe le incitó a componer su primera canción.

miércoles, diciembre 17, 2008

Confesiones del Comadante Stratocaster Vol. 11

Nanas de rock

Todas las nanas son suaves melodías cantadas por voces dulces que ayudan a sumergirse poco a poco en el mar de la inconsciencia. Al menos así había sido durante siglos.

Hasta que un día el ligero vuelo de un globo de plomo llenó el horizonte, poseyó nuestras almas y el mundo nunca más volvió a ser el mismo. Las distorsiones inverosímiles, los gritos del más allá y los timbales del más acá vinieron a instalarse en esa zona cuántica en que sólo vivimos porque creemos que soñamos.

Normalmente me quedaba sopa cada noche después de dar una vuelta al LP y dejar el volumen hasta que casi oía directamente el vibrar de la aguja… la tecnología aún no había inventado los auriculares y mi madre gritaba mucho cuando se enfadaba.

martes, diciembre 16, 2008

Nueva York sin Queso ( La vuelta a casa ) 1ª Parte

Todos los largos caminos guardan escondidos pequeños agujeros, lugares con sombras y rios caudalosos. Una vez iniciada la marcha, resulta imposible volver atrás. A cada nuevo paso, la luz de nuestra espalda se hace más tenue y lejana . Sin embargo, los hay que se detienen y renuncian al avance, son los conocidos como Corazones Hambrientos. Figuras que se apartaron del camino de manera silenciosa y voluntaria; que consiguieron frenar el engranaje, dar la vuelta a la sartén. Pero de vez en cuando, los pasos de los caídos vuelven a unirse de manera natural con las huellas de los que avanzan. Un cruce de carretera en el que toda tu vida se detiene. De nuevo, ella está ante tus ojos y tú vuelves a estar vivo.

Colaboraciones 2008 (The Bootleg series Vol. 50)


Nochevieja forever

Continuando con la línea navideña de la semana pasada, me gustaría comentar con vosotros uno de los hitos lúdicos con el que la televisión nos ha ido ayudando a superar las temibles cenas familiares de Nochevieja. Como en todo, aquí también se pueden realizar varias lecturas dependiendo del momento vital en el que nos encontremos.

Desde un punto de vista cronológico, puedo decir que en mi más tierna infancia la cena nocheviejera y la posterior gala televisiva era para mí uno de los momentos más festivos del año. Puede sonar triste pero era así, para un niño de menos de diez años este tipo de programas suponían una inyección de humor con la que terminar el año.
Todo empezaba cuando mis padres, que se reservaban esa noche para quedar con sus amigos, nos dejaban a mi hermano y a mí en casa de mis abuelos. Sólo por este hecho la velada ya era algo especial, el salir de casa e ir con unas personas afables y consentidoras ya era motivo de alegría. Pero la cosa no hacía más que empezar: de entrada ya llegábamos en pijama (para ponerle la tarea más fácil a mi abuela) lo cual nos daba una comodidad extra, después tomábamos la cena (esto era un poco bajón ya que mi abuela era una pésima cocinera) y por último las uvas antes de una sesión televisiva de madrugada.

Durante todo el año teníamos que ajustar nuestro horario a las intempestivas horas a las que debíamos levantarnos para ir al colegio, pero esa noche todo cambiaba y las reglas parecían disiparse de manera inexplicable. Se nos permitía ver un programa, en principio para adultos, a unos mocosos que levantábamos menos de metro y medio del suelo. Por supuesto, durante toda la velada nos acompañaban mis abuelos con los que echábamos unas risas gracias a los humoristas casposos que desfilaban por la pantalla. Marianico el corto, Félix el gato, el señor Barragán y demás genios del humor que todos los años se embolsaban un extra gracias a este programa especial de fin de año. Un momento cumbre de estos años fue la actuación de la olvidada Sabrina, que ante la mirada babeante de mi abuelo, hizo que una de sus tetas se escapase de su escueto corsé para deleite de pequeños y mayores.

Con la adolescencia todo comenzó a cambiar, donde antes veía humor comencé a ver estupidez y lo que se me antojaba deslumbrante comenzó a mostrárseme como lo que era, como unos decorados de saldo que intentaban aparentar lujo y ostentación. En esa época, más que el contenido de la gala, lo que me interesaba era sacar algo de pasta extra (a mi padre un año se le ocurrió la feliz idea de que le cantásemos un villancico para conseguir esos ingresos extra. Un mal menor por el que tenía que pasar frente a los invitados a la cena) y aumentar la hora de llegada para poder disfrutar de una noche alocada con mis colegas. Aviso a todos los lectores que los excesos durante esa noche no son nada buenos. Recuerdo una nochevieja en la que mi atracón a comida y licores provocó que cuando llegase a la calle (después de semanas de planificación de la fiesta) no aguantase más de un par de copas ya que vomité toda la cena ante la mirada atónita de mis amigos. Como dato diré que entre los restos de mi estómago todavía podían distinguirse los mariscos, que más que masticados fueron engullidos con toda la voracidad de la que puede ser capaz un adolescente en edad de crecimiento. Al final, perdí la barra libre que había pagado, perdí la cena y gané una noche con terribles dolores de estómago. Por supuesto no volví a casa, faltaría más después de todo lo que había esperado ese momento.

Hoy por hoy la verdad es que no hacemos caso a la televisión, únicamente atendemos para el tema de las uvas y desearnos un feliz año nuevo y esas cosas. Durante unos instantes la animada cena se corta para ver como Ramonchu con su capa castellana nos va narrando las campanadas, esto acompañado por sus típicas advertencias sobre los cuartos y las verdaderas campanadas. Normalmente lo que hacemos es cenar y después charlar sobre nuestras cosas, como es habitual en mi casa acompañamos el debate de una generosa ingesta de alcohol que acaba provocando interesantes giros en las conversaciones.

En fin, estoy deseando que llegue este día tan señalado para dar carpetazo al viejo 2008 y dar la bienvenida al 2009 en compañía de mis amigos y familia. Por si no nos vemos, Feliz año a todos los que me habéis aguantado durante este año que tan positivo ha sido para mí.
Mis mejores deseos para todos.

Nacho Valdés (feliz por la llegada de las vacaciones)

lunes, diciembre 15, 2008

En el Backstage



El Lenguaje del Rock

Volvió Enrique Bunbury a una de sus plazas favoritas, la ciudad de Valencia, para cerrar la exitosa gira de presentación de su nuevo disco Hellville De Luxe.
Recordemos que las tres últimas giras del maño (incluyendo el fastuoso regreso de la banda que le dio fama, Héroes del Silencio) también habían tenido Valencia como última cita. El evento, esta vez, tuvo lugar en el Pabellón Fuente de San Luis, la casa del Pamesa Valencia. Un lugar con sorprendente buena acústica que debería convertirse en una buena opción para albergar este tipo de conciertos. Más de 6500 incondicionales se reunieron la noche del viernes para comprobar el estado de forma de Bunbury. Hace unos meses, la salida del disco estuvo rodeada de una fea polémica. Al parecer, el cantante utilizó unos versos del poeta Pedro Casariego para una de sus canciones sin mencionarlo. El diario El Mundo comenzó entonces una campaña para desprestigiar al artista; este reaccionó con un desafortunado comunicado en el que disparaba contra todo el que se moviera en su contra. Ante todo este revuelo, el cantante decidió dar por finalizada la promoción del disco, empezando por retirar de las televisiones el videoclip de la controvertida canción El hombre delgado que no flaqueará jamás y dejando plantado a más de un periodista. Huelga decir que esto no mejoró las cosas. Una vez aclarado esto, entremos en detalles.
El concierto comenzó a la hora estipulada. A las diez de la noche, la banda entró en escena con la apabullante El club de los Imposibles, canción que desde hace ya varios años utiliza el artista para abrir sus conciertos. Acto seguido, con un “Buenas noches, cabrones” se daba paso a la siguiente canción, la dylaniana La Señorita Hermafrodita, otra de las fijas del repertorio. Hubo que esperar hasta la tercera canción para escuchar una de las nuevas, concretamente el single Hay muy poca gente, que sonó especialmente bien y fue recibida con júbilo por gran parte del auditorio. A continuación, el maño fue desgranando todo su arsenal de canciones inmortales. Por ejemplo, El extranjero que ha dejado de ser una rumba pop para convirtiese en un tex – mex fronterizo. O la espacial Lady Blue convertida ahora en un rock de medio tiempo. Y es que si algo hay que agradecer a Bunbury es su afán por dar siempre vueltas de tuerca a sus canciones hasta adaptarlas a su sonido actual. El mismo que os escribe jura haber escuchado más de siete versiones de Lady Blue durante el tiempo que lleva siguiendo a Bunbury. También cabría hacer especial hincapié en su domino absoluto del ritual escénico. Es todo un animal de escenario. Esa clase de personas que sólo tienen sentido en ese instante y en ese mismo lugar. Fuera de él se convierten en figuras cómicas arrastradas por una fidelidad casi enfermiza hacia su personaje. El concierto, como decía, discurrió por la columna vertebral del cancionero del artista e incluso, recuperó temas olvidados como Sólo si me perdonas del álbum Pequeño o la enigmática Alicia del disco Radical Sonora. Tras un pequeño descanso, amenizado con películas bizarras, entró en juego la canción de la discordia de la cual doy fe que es un bombazo en directo. Fue una gran noche de rock and roll marginal. El infierno que Bunbury ha preparado mezcla películas de serie B, disparos, precipicios interiores y una chica: su actual pareja, la fotógrafa José Girl, que parece haber inspirado todo este nuevo mundo. Quizá el único pero que pongo al concierto es la excesiva presencia del guitarrista Álvaro Suite más preocupado por las cámaras que por las cuerdas.
En fin, creo que todos salimos contentos del evento. La banda se entregó al máximo. Bunbury acabó entre el público y además cerraron la noche con un regalo. Una inmejorable interpretación acústica de El tiempo de las cerezas, canción surgida a raíz de su colaboración con el asturiano Nacho vegas. En estos momentos del concierto, y cuando la gente ya se marchaba, me dio por pensar en si no es este último Bunbury el mejor de todos. Que quizá, la próxima reencarnación musical del maño bien debería virar hacia esos terrenos más calmados y acústicos. Quizá ya llegó la hora de cerrar el carnaval.

jueves, diciembre 11, 2008

Confesiones del Comandante Stratocaster Vol. 10

Viendo llover

Eduardo sostenía el gin-kas en su mano izquierda mientras pedía atención porque sonaban los Credence Clearwater Revival. Le encantaba pronunciar aquel nombre tan historiado, arrastrando las erres con la lengua pegada al paladar y mirándose fijamente el ombligo. Aquello nos hacía sentir tremendamente internacionales.

Otros, más leídos, preferíamos explicar que eran “El Renacimiento de las Credenciales del Agua Clara” y todos hacíamos los coros con entusiasmo, arrastrados por la magia de aquella música o ayudados por los cacharros que iban y venían en cuanto alguno cobraba las clases particulares que chapuceábamos.

Era domingo por la tarde… y sin embargo llovía.

martes, diciembre 09, 2008

Colaboraciones 2008 (The Bootleg Series Vol. 49)



En estas fechas tan entrañables…

Seguro que todos los que habéis leído el titular anterior sois capaces de continuar la frase que, año tras año, el Rey Don Juan Carlos introduce para abrir su discurso navideño. Sí, ya es navidad y, además de la típica felicitación del Corte Inglés, sufriremos el habitual bombardeo de mensajes aparentemente positivos desde la televisión. Pero entre todos esos falsos mesías, sólo uno se abre camino entre la oscuridad del consumismo. Sí amigos, es la Casa Real que aprovechando la nochebuena se beneficia de la coyuntura para intentar acercarse un poco más al pueblo llano.

Pues bien, desde que tengo uso de conciencia, he sido testigo de los regios mensajes que, todas las navidades, desentrañaban la actualidad política y social de esta nuestra gran nación. No ha habido tema capital que no haya sido tratado por tan notable líder, que si el terrorismo, que si la concordia y demás mandangas que nuestro monarca ha ido desmenuzando con su afilado verbo y su perspicaz raciocinio. Se puede decir que el buen hombre ha cumplido y ha logrado llegar al corazón de todos o casi todos los españoles, ya que siempre tiene que haber algún cordero que se salga del redil y tiña la navidad de tristeza con ideas republicanas. Tiene que haber de todo en esta viña del señor.

Teniendo como tiene una agenda apretada, una gran cantidad de temas de política internacional que resolver y, como no, ya que todos somos humanos, tiempo de asueto del que disfrutar; me llena de orgullo y pasión hispana el hecho de que se rebaje a dirigirse a nosotros, tristes ciudadanos de a pie que no llegamos a comprender lo que su puesto requiere en cuanto a dedicación. Puedo afirmar sin miedo a ruborizarme que este gran personaje es uno de los principales responsables de que las navidades sean unas fechas más felices.

A mi primera memoria vienen las imágenes de cuando en casa de mi abuela, antes de que comenzase la cena, todo se paralizaba para atender a la televisión y al ágil verbo de nuestro querido monarca. En aquella época, yo no era capaz de comprender el momento histórico que tenía ante mí, prefería quejarme o directamente irme a otro lado ya que me resultaba un momento de lo más pesado. Sin embargo, todos los presentes a excepción de los niños vivían ese instante del año con devoción y con sentimiento casi religioso.

Con el paso del tiempo ya empecé a discernir lo que el discurso navideño representaba, donde antes veía un señor que lo único que provocaba es que se interrumpiese el ambiente festivo, comencé a ver a un líder nato. Uno de los rasgos que lo diferenciaban era su pasmosa facilidad para dirigirse a las cámaras, con lo que parecía una memoria prodigiosa ayudada de una perfecta dicción, desgranaba una profunda disertación que en menos de quince minutos diseccionaba la realidad del país. Por otro lado, se codeaba de los mejores profesionales que hacían del montaje y la decoración un arte que podía llegar incluso al adolescente que yo era.

Por supuesto, en mi vida adulta no podía dejar de lado a tan grandioso ejemplo de humanismo. Me dediqué a estudiar con afán esta figura que sustentaba sobre sus hombros el peso de una nación. He podido comprobar como en cada uno de sus actos se hace valedor de la corona que sustenta y se convierte en un ejemplo de sacrificio. Es capaz, sin ir más lejos, de verse obligado a disfrutar del patrimonio nacional para evitar que éste se deteriore. Otro caso se constata cuando tiene que sacar a su numerosa familia (incluido el malvado Marichalar) adelante con la escasa asignación de ocho millones de euros; después de todo lo que hace por nosotros. La inclinación cinegética de este individuo, le lleva por ejemplo, a asesinar a media docena de osos pardos borrachos en Rumanía; las autoridades de ese país todavía están agradeciéndole la labor que realizó en el campo de la selección natural. Aunque, por otro lado, toda esta entrega tiene recompensa en forma de inmunidad jurídica y de las numerosas amantes que han gozado junto a nuestro viril dirigente. Es necesario gratificar la enorme entrega de este hombre.

En definitiva, fue la televisión la que provocó que conociese a este estratega que dirige desde la sombra de la modestia esta gran nación.
¡Gracias Don Juan Carlos y viva España coño!

Nacho Valdés (atascado en el puente)

lunes, diciembre 08, 2008

Discos de Antes (V)





Dado que las implicaciones personales de las que hizo gala este muchacho en su última crónica sonora han conseguido hacer tilín en el corazoncito de los que disfrutamos de este blog, intentaré seguir con mis crónicas desde el ámbito personal/musical.

El disco que ahora presento llegó a mis manos exactamente el día 21 de abril de 2005 y lo recuerdo tan bien xq me casaba al día siguiente.

Era el primer disco en solitario que presentaba Santiago Auserón con su alter ego Juan Perro después de la disolución de Radio Futura.

El disco ya lo había presentado unos meses antes, primero en la gira que hizo con Kiko Veneno y que bautizaron como “Juan Perro y Kiko Veneno vienen dando el cante” y posteriormente ya en solitario en una pequeña sala de Manises. De ambos conciertos, además de guardar un recuerdo imborrable sigo conservando los carteles anunciando el concierto, las entradas y las firmas de los componentes del grupo.

Recuerdo ese día perfectamente, el compromiso del día siguiente había hecho que durante todo el día lo dedicara íntegramente a los preparativos de la boda, que si probarme el traje, que si buscar una corbata, que si ¡niño, baja a la peluquería y córtate esa melena! Y no fue hasta última hora cuando recordé que solo quedaban unos minutos para que cerraran las tiendas y mi última oportunidad para hacerme con tan preciada reliquia. Así que cogí el coche, un Peugeot 205 que mi futura esposa me había prestado durante nuestros meses de noviazgo y en el que además de haber pasado tórridas noches en el asiento de atrás también había servido para que aprendiera a conducir y me dirigí hacia la tienda más cercana pisando a tope el acelerador y sorteando innumerables vehículos que me impedían que llegase a mi meta a tiempo.
Cuando llegué a la tienda ya estaba cerrada al público y fue gracias a mi insistencia y a una amable señorita de los almacenes más famosos de España (no diré su nombre mientras no me pague por hacer publicidad) la que abrió las puertas y me condujo a la sección de discos de grupos españoles. Por fin ya lo tenía en mis manos, pero aun quedaba mucho por hacer, además de llegar a casa y escucharlo también tenía que hacer una copia en K7 para poder llevármelo en mi walkman al viaje de novios. Cuando llegue a casa y me disponía a escucharlo, llamaron al telefonillo, era mi amigo Jaime que quería invitarme a mis últimas cervezas como soltero, asi que cogí el disco y nos fuimos al conjuro, un pub que había al principio de la calle donde vivía y en el que éramos asiduos casi todas las noches. Le pedí a Marcelo que pusiera disco y que nos sirviera un par de Mahous bien frías y ahí empezó todo…..

Sonaron los primeros acordes de “A un perro flaco”, rock montuno sin compasión…




Y así entre cervezas y conversaciones varias se fue desgranando cada una de las canciones del disco. Me fui pronto a casa, ya que al día siguiente tocaba diana a primera hora. El sábado transcurrió entre “Sí Quieros”, besos, valses y noche de fuego en el hotel. Fue un día soleado y maravilloso en el que en mi cabeza seguían sonando los acordes de la noche anterior
El domingo partíamos hacia Santo Domingo y durante la mañana mi querida esposa y yo nos dedicamos a hacer maletas donde no falto incluir el K7 grabado y el walkman.

Recuerdo que tras varias horas de vuelo decidí colocarme los auriculares en mis oídos y darle al play, entonces pasó una cosa extraña, mientras sonaban los primeros acordes de “Cozumel” miré por la ventana del avión y tuve la sensación de que lo que me cantaban al oído era exactamente lo que yo estaba viendo a través de mis ojos. Todos tenemos que tener una canción que nos transporte a un lugar, o que nos recuerde algún momento vivido y a mi “Cozumel” hoy en día me sigue llevando a esa isla del mar Caribe, donde la habanera y la guajira bailan al mismo son.

Cozumel



Y así, una tras otra van sonando las canciones que te hacen viajar desde el México fronterizo, a través del tex-mex de “El Mestizo”, pasando por el reggae de la islita jamaicana de “Negril, hasta llegar al Malecón donde te espera la “Fonda de Dolores” para descansar de este hermoso viaje por los sonidos de nuestras raíces en contacto con el ritmo negro.



Negril




El Mestizo




Fonda de Dolores

viernes, diciembre 05, 2008

Confesiones del Comandante Stratocaster Vol. 9

Pepe

Siempre fue un crack.
Vestía totalmente de negro cuando a los demás nos decía mamá qué poner. Usó pantalones de pata de elefante cuando aún se llamaban de campana y, en cuanto tuvo material, se dejó un bigotón con alerones.

Todo eso, y que además era rubio, hizo que se le intentara meter en el grupo de maricas, porque lo de “gay” aún no se usaba, pero no lo era en absoluto y, en cualquier caso, era mi amigo.

Pepe tenía bastante éxito con las chavalas en los primeros ataques pero, aquí como todos los demás, era muy mal rematador. Exagero, porque mal rematador puede entenderse como que entraba al menos algún corner. Pero no.

¡Qué imagen viendo a Pepe en plan pulpo con aquella pelirroja que no daba abasto a pararle las ocho manos¡ Todos estábamos pendientes de aquella batalla, el único que parecía no enterarse era el propio Pepe, incansable, inasequible, inconmensurable…

En la penumbra de la boîte una canción sonaba.

martes, diciembre 02, 2008

En el Backstage


Nuevos viejos rockeros

El viernes día 21, algunos privilegiados fuimos testigos del bautismo en directo de Krakovia en la ciudad de Valencia. El lugar elegido fue la sala Wah Wah, terreno mítico para los que peregrinamos un poco de Rock. A pesar de que fue sumamente difícil conseguir entradas, logramos, después de mil penalidades, estar dentro del recinto a la hora señalada.
Los problemas vinieron por parte de la distribución de la sala. Los datos de Internet, además de ser falsos, eran confusos y remitían a expendedores ficticios. El teléfono de contacto era de un particular y éste, una vez que hablamos con él y que le indicamos que la llamada se debía a que habíamos visto el número en su web, nos indicó que no se podía reservar y que había que conseguir entrada en la puerta. En la página de la sala, también indicaba que se podían conseguir por la infame Tick-tack ticket, cosa falsa según este tipo que nos atendió. Resumiendo, no había donde lograr entrada y sólo estando puntuales en la puerta lo conseguiríamos.
Pues eso es lo que hicimos. Nos plantamos en la puerta y por suerte no habían llenado el aforo. La sorpresa llegó cuando vimos que las entradas eran de Tick-tack ticket, ya hasta los cojones se lo indiqué al personaje que las vendía y me dijo que no tenía ni idea de lo que le estaba contando. En fin, gilipollas los tenemos en todos los lados.

Por otro lado, decir que la organización una vez en el concierto fue excelente. A pesar de no ser un sitio demasiado amplio y de que la distribución del espacio no es la mejor para mi gusto. De lo que sí pudimos disfrutar fue de un excelente sonido y de los artistas actuando a menos de dos metros de nosotros, además de tener la barra cercana para refrescarnos el gaznate con ricas copas a precio muy económico. En definitiva, una buena sala, con un tamaño y acústica adecuada y, que además, permite un contacto cercano con los músicos.

En cuanto al concierto, decir que la puesta en escena del grupo fue inmejorable (teniendo en cuenta las limitaciones del local) y que se trata de un conjunto con unas tablas y unos recursos más que evidentes. Abanderando la formación se encuentra Vinila Von Bismarck y el cantante Petra Flurr, la primera como apoyo vocal y experimentada artista del burlesque y el segundo, fogueado en mil batallas underground en grupos punk de Berlín. El aspecto musical corre a cargo de David Kano (Cycle), Guille Mostaza (Ellos) y Juanjo Reig, las letras son elaboradas por el cantante Petra Flurr. Esta unión de artistas, ha dado como resultado el primer álbum del grupo titulado Road Movie, que contiene once temazos, todos ellos en inglés salvo uno en alemán.

Con picardias y liguero, estilo actriz fatal de los años cuarenta se presentó Vinila ante su público valenciano. Mientras, Petra, utilizó una estética punk en la que no faltaron cresta, antifaz y mallas horteras. Con esta presentación comenzaron a desgranar todos los éxitos de su primer trabajo, que van desde el Rock and Roll más clásico, hasta el punk, pasando por algún guiño bluesero que no dejaron a nadie indiferente. Es destacable la colonia alemana que arrastraron al evento, que se puso como una moto cuando tocaron el single en alemán. Por último, hicieron una versión de Un día en texas de los míticos Parálisis Permanente. Para el bis, no tuvieron más remedio, dado el poco material original que tienen, que repetir de nuevo el temazo You’re born in your city que provocó que todos nos volcásemos con el conjunto.

Como banda tienen unidad, suenan rotundos y compactos y son unos músicos excelentes. Dieron con las claves para llevar al público a su terreno y tuvieron la consideración de agradecernos el apoyo dado durante toda la actuación. En definitiva, una noche estupenda, con una banda sonora inmejorable y con una compañía superlativa. Ya sabéis, queridos amigos, no olvidéis seguirle la pista a esta banda tan interesante.

Nacho Valdés (dándolo todo)

lunes, diciembre 01, 2008

Colaboraciones 2008 (The Bootleg Series Vol. 48)


Nada de nada

Esta semana, más que hablar del medio televisivo, me gustaría tratar el tema de la creación desde la excusa de esta columna semanal. A lo que me refiero es que algo tan insulso o tan motivante –depende de la persona- como los programas de la tele, han provocado que todos los lunes desde hace ya casi un año me siente a escribir y haga un breve ejercicio de reflexión que puede ser compartido o no por los que leéis estos artículos.

¿Por qué elegí este tema para escribir? Pues la verdad es que ni yo mismo lo sé a ciencia cierta, lo único que tenía claro es que debía ser algo sencillo para que no saliesen temas demasiado complicados y que pudiesen ser escritos, a modo de práctica, de manera rápida. Al final, como suele suceder, ha habido de todo y en ocasiones he rebasado el tono graciosote que en principio buscaba. Otras veces, en las que no sabía sobre qué escribir, únicamente había que tirar de memoria y procurar hacer algo entretenido para conseguir cubrir expediente y salvar el tipo. Lo que comenzó como una práctica, finalmente se ha convertido en una especie de obligación que provoca que cada semana me olvide de la cotidianeidad que a todos nos envuelve.

Otro de los motivos por los que elegí escribir sobre la tele, es por el juego que da. Desde mi punto de vista, es uno de los elementos culturales que articula nuestro modo de vida actual. Es decir, cualquier elemento social que haya sido creado por el hombre, me atrevo a decir que a lo largo de su historia, tiene su espacio en el medio televisivo.
El lado más evidente de este medio es el de la cultura popular, sí amigos también la tele hace Pop Art y en un tiempo seguro que comenzará a ser apreciado. Todas las Belenes Esteban, Diarios de Patricia, Tertulianos y demás freaks del medio han ascendido hasta los altares de la cultura postmoderna. Ésta, al ser tan cercana y no permitirnos tomar perspectiva con ella, no es apreciada, pero todo se andará. Estas creaciones, sub-realistas en algunos casos, estoy seguro que alcanzarán el rango de leyendas cuando el tiempo nos permita tomar distancia de las mismas.

Pero no todo va a ser cultura popular, como el disco de Siniestro Total, también tenemos de la otra, de la buena y representada por grandes figuras. En nuestro país, aunque supongo que en el extranjero también tendrán su equivalente, tenemos a gente de la talla de José Luis Garci, Pedro Ruiz o Sánchez Dragó como adalides de la cultura viva. En realidad pretendo ser irónico, aunque sí es cierto que estos señores dirigen o dirigían programas de carácter cultural, no es esta la cultura de la que hablo. Ésta se puede encontrar también en la televisión en forma de películas, documentales o programas como Redes, que desde mi punto de vista sí es relativo a la verdadera sabiduría.

Si hablamos de actualidad, con la salvedad de Internet, es la pequeña pantalla el vehículo que nos permite estar interconectados. Desde el telediario, del cual cada cadena hace su versión, hasta la actualidad más barriobajera de Callejeros. Este último programa, que se lleva emitiendo desde hace unos tres años en Cuatro es, desde mi punto de vista, una de las creaciones más frescas y realistas del planeta televisión. Nos permite acceder, gracias al realismo de la cámara en mano, a aquellos mundos cercanos pero en los que rara vez reparamos. Universos como el de la droga, la mendicidad, la prostitución, las grandes fortunas. Parcelas de la realidad a las que, por cercanas y herméticas, no podemos acceder si no es por medio de la pantalla.

Concluyendo, de no tener tema, he pasado a escribir un texto que permitirá cierto entretenimiento a todos los que leen esta sección. La reflexión que quería realizar remite a la creación literaria desde una premisa sencilla, que no es otra que la televisión y que, por lo menos a mí, me permite compartir algunos pensamientos con el círculo de conocidos que en ocasiones quedan lejanos. A pesar de que la sección tiene visos de agotamiento y que cada vez me resulta más difícil encontrar algo de lo que hablar, me he dado cuenta de que lo importante, más que el mensaje, es el hecho de que todos los lunes nos podamos reunir y compartir algunas confidencias. Por tanto, quiero dar las gracias a todos los que seguís esta serie de artículos y espero que no se agote mi pobre literatura para que podamos mantenernos comunicados todas las semanas.

Nacho Valdés (deseando vacaciones)

miércoles, noviembre 26, 2008

Confesiones del Comandante Stratocaster Vol. 8

Eloisa

Nunca sabré si fue una casualidad o un efecto de la música, pero de repente me sentí absolutamente enamorado de ella. Revolvía con cuidado un bote de fabada al fuego, mientras sus amigas nos ayudaban a limpiar la tienda de campaña. Era irreal, suave, inalcanzable, y yo dejé que unas mariposas me revolotearan en el estómago durante un rato.

Aquellas niñas pijas que tenían casa de veraneo en el pueblo nos habían adoptado y venían a la playa cada día a cuidarnos un poco.

Eloisa nunca me hizo caso lo que, además de doloroso, no era nada frecuente. No salía de mi asombro y aquella semana de suelo duro, fiestas y latas de conserva, fue un calvario.

En el transistor el programa El Melotrón ponía día sí, día también, a Barry Ryan con su Eloise. ¿Le pasaría a él lo mismo? Qué lástima que en aquel entonces los Hermanos Maristas sólo nos enseñaban francés….

martes, noviembre 25, 2008

¡Muchas felicidades Mr. Marshall!


Muchas felicidades from Spain. Todos esperamos tu vuelta y tus regalitos de los EEUU.

Besos de tu hermano.

lunes, noviembre 24, 2008

Colaboraciones 2008 (The Bootleg Series Vol. 47)


Vamos a jugar…

Hoy voy a tratar con uno de esos pocos genios que justifican, por sí solos, la existencia del medio televisivo. No es otro que el genial Jim Henson del que ya hemos comentado otras de sus producciones como Barrio Sésamo. En esta oportunidad, me gustaría tratar de una de las series más excitantes, estimulantes e hipnóticas (para un niño) de la historia de la televisión. Ésta, que será conocida para todo el que haya vivido los locos años ochenta, es la inigualable Fraggle Rock.

Los primeros recuerdos que vienen a memoria son los referentes al horario. La emitían los domingos a última hora de la tarde, y este era el motivo por el que muchas veces me la perdía, lo cual por supuesto me daba mucha rabia. Entre que al día siguiente había que ir al colegio y que normalmente los domingos por la tarde salía con mis padres, al final, muchos días me iba a la cama sin mi ración semanal de las aventuras de estos pequeños tipos de colores. Por supuesto en aquella época no había ni Internet, ni ediciones en DVD, ni nada por el estilo, por lo que cuando te perdías algo en la tele era para siempre. Tendré que ponerme a recuperar el tiempo perdido.

Aunque los personajes principales eran los fraggel, que eran una especie de pequeños seres de colores chillones, los que más me gustaban eran los personajes secundarios que aparecían en cada programa. Aunque estos bichitos también tenían su gracia, lo que más me llamaba la atención era la vida indolente que llevaban; vivían en cuevas, sólo vestidos de cintura para arriba, no trabajaban ni estudiaban y lo único arriesgado que hacían en toda la jornada era ir a recoger rábanos al huerto de los Goris. De los fraggel, el que más me gustaba era Gobo, que además tenía contacto con el exterior ya que cada programa recogía las postales que le mandaba su tío Matt el viajero. Esta era una de las mejores partes, cuando el tío Matt contaba sus desventuras junto con lo que el denominaba “estúpidas criaturas” del “mundo exterior”. Siempre había algún equivoco entre las costumbres fraggel y las de los humanos que me provocaban tremendas carcajadas.

Otros seres importantes de este universo eran los Goris. Vivían al margen de los humanos y se consideraban los emperadores del universo, aunque residían en una especie de chabola con un huerto. Tenían especial relevancia para los fraggel ya que cultivaban los rábanos que tanto les gustaban, por este motivo, porque esquilmaban su huerto, consideraban a estos coloridos personajillos como una plaga que había que erradicar.
Importante para el mundo fraggel, era la montaña basura que habitaba en el terreno de los Goris. Ésta era un montón de desperdicios sumamente sabios y con gran personalidad, que con ayuda de dos ratas, daba consejo a los pequeños habitantes de Fraggel Rock.

Fundamental en la organización Fraggel eran los Curris, unos pequeños obreros de color verde que se pasaban la vida trabajando en unas fantásticas construcciones que después se comían los fraggel. Esto pequeños tipos verdosos, muy aplicados ellos, reconstruían lo destruido para que nunca faltase la comida en Fraggel Rock. En fin, esta era la otra cara de la moneda ya estos pobrecitos se pasaron la serie trabajando en balde.

Comunicando con el exterior estaba el taller de un inventor al que se conocía por Doc. Éste vivía inmerso en sus ocurrencias al margen de los fraggel y el resto de la sociedad, como compañero tenía a su perro Sprocket que era el único que sabía de la existencia de los fraggel y luchaba por hacérselo saber a su dueño. Todas las semanas Gobo tenía que ir a la papelera de Doc a buscar las postales de su tío Matt, ya que el viejo inventor siempre las tiraba ya que pensaba que se habían equivocado en el remitente.

La serie estuvo en antena desde 1983 hasta 1987, con un total de 96 episodios. A pesar de ser uno de los mejores productos vistos en la televisión nunca, que yo sepa, ha sido repuesta. Creo que la primera temporada salió recientemente en DVD, pero espero que los niños de las generaciones presentes también puedan disfrutar de las aventuras de estos pequeños seres con una vida tan despreocupada.

Nacho Valdés (corrigiendo chorradas)

sábado, noviembre 22, 2008

Ya se acerca el bueno de Quique

El Salmón recoge la cosecha.


Premio Grammy al mejor disco de rock vocal por "La Lengua Popular"

Adios a la Riviera

El ayuntamiento de Madrid clausura La Riviera.



Tras la muerte de un chico en la discoteca Balcón Rosales el ayuntamiento de Madrid ha decido clausurar cuatro discotecas de la ciudad. La Riviera acumulaba además quejas de los vecinos por exceso de ruido. Curiosamente, las quejas venían referidas a las noches en las que la sala funciona como discoteca y no como sala de conciertos.
En fin, creo que es una noticia bastante mala. Puedo decir que me despedí de ella el tres de octubre de este mismo año viendo a Ariel Rot liderar Tequila con sus seís cuerdas. También me ofreció hace ya algún tiempo el regreso de Calamaro a los escenarios tras seís años de ausencia cantando con Jaime Urrutia "Cuatro Rosas".
Una gran pérdida.

jueves, noviembre 20, 2008

Confesiones del Comandante Stratocaster Vol. 7

Lejana California

Como era el mayor de los nietos, en aquellas inmensas comidas familiares con los abuelos tenía algunos privilegios y podía sentarme en la mesa de mayores. No era muy consciente de que fuera un privilegio, me parecía la cosa más natural del mundo no mezclarme con aquellos carajillos, pero ellos se encargaban de hacérmelo ver más tarde. En total éramos más de veinte primos de todas las edades desde mis 15 para abajo.

Quizás lo único que lamentaba es que eso también me alejaba un poco de mis primas que, después de todo, no eran tan carajillas y además al menos un par de ellas parecía que me ponían buena cara.

Ese día asistí a uno de esos misterios de las mujeres que luego nunca dejaron de aparecer por aquí y por allá y que, por supuesto, nunca podré llegar a comprender. Vinieron las dos juntas, precisamente esas dos, a decirme que si quería ir con ellas al salón de la tele, que iba a empezar un programa musical.

Del programa lo único que puedo decir es que era, como todos, en blanco y negro y de mis primas… que se llamaban María Isabel y María Fernanda.

En la tele, unos señores hacían como que cantaban mientras sonaba “Good Vibrations” de los Beach Boys y todos pensábamos que California debía estar realmente lejos.

lunes, noviembre 17, 2008

En el Backstage



Fin de fiesta

Siguiendo la estela de Robe, me encontré este fin de semana en Madrid viendo de nuevo a Extremoduro. La ocasión lo requería ya que iba a ser escoltado hasta el Palacio de los Deportes por nada menos que un Comandante y una bella rubia. Al final, problemas de logística provocaron que en lugar de un Comandante me escoltase un grumete y la atractiva joven antes citada.
La llegada al lugar del concierto fue un poco accidentada, una par de equivocaciones, el depósito de gasolina en reserva y, por supuesto, una cola que daba varias vueltas al estadio.

Al final todo resultó más fácil de lo que parecía al primer golpe de vista, entramos rápido y llegamos a nuestros asientos sin problemas. Aunque al principio parecía que iba a ser un poco incómodo y que íbamos a estar lejos demasiado lejos, resultó mucho mejor que bajar a la pista con la cantidad ingente de personas que había. Por lo menos desde arriba daba la impresión de que no cabía ni un alfiler a los píes del escenario, y tengo que reconocer que en la grada tuve mi espacio, pude dejar la cazadora aparcada y resultó muy sencillo estar cómodamente viendo el concierto. Incluso había unos tipos con una mochila en la espalda que iban repartiendo cerveza a discreción, previo pago por supuesto.

El repertorio de Madrid y la organización del concierto fue idéntico al de Beniparrel, los mismos guiños y el mismo orden en el programa. La diferencia estuvo básicamente en el lugar, ya que desde mi punto de vista el Palacio de los Deportes no reúne las condiciones para este tipo de espectáculos. El sonido, aunque no era terrible, no estaba a la altura de las expectativas, la voz quedaba siempre por debajo de las guitarras y la acústica del enorme local no ayudaba a mejorar este aspecto. Considero que las grandes ciudades deberían habilitar lugares adecuados para las grandes citas como la del sábado, entiendo que mucha gente desee asistir a estos eventos, pero no se pueden cobrar treinta euros por un concierto que no reúne las condiciones adecuadas para su ejecución. Supongo que como la gente se resigna no se toman medidas para mejorar este aspecto, pero lo que está claro es que cualquier melómano se tiraría de los pelos si una orquesta sinfónica tocase en un lugar como el Palacio de los Deportes. ¿Qué es lo qué pasa? ¿Es que el Rock no es cultura viva? En fin, si fuésemos un poco más exigentes estas cosas no pasarían.

En el tema interpretativo, como siempre, la banda funcionó como un reloj. En todo momento se portaron con profesionalidad y se compenetraron a la perfección, no hubo ningún problema en la ejecución de los solos, ni en los adornos que el último disco requiere. Iñaki, como de costumbre brilló a gran altura y estuvo demostrando porque está considerado como uno de los mejores guitarristas de España. Con su Gibson SG hizo diabluras y frases imposibles mientras desgranaba, una a una, todas las posturas y poses del mundo del Rock.
Por su lado, Robe brilló a gran altura, aunque con las limitaciones acústicas inherentes al lugar donde tocaron. La voz, desde mi opinión estaba un poco más cascada que en Valencia, pero hay que decir en su descargo que lleva a sus espaldas una gran cantidad de conciertos y la noche anterior había tocado en el mismo lugar. Únicamente en uno de los temas desentonó un poco, aunque rápidamente solventó el error.

Resumiendo, fue el final de gira ideal y se notaba en todos los componentes del equipo que cerraban ciclo y que estaban orgullosos de la acogida que ha tenido este último trabajo.
La nota negativa de la noche se dio con la ausencia del Comandante. Hay que decir que no hubiese sido el único representante de su espectro de edad ya que había todo tipo de personas disfrutando de la música, desde soldados rasos hasta generales llenos de galones. En fin, nos acordamos mucho de él y tenemos el compromiso de asistir al concierto que le apetezca en cuanto esté totalmente recuperado. Esperemos que sea tan bueno como este último.

Nacho Valdés (trabajando como un mono)

Colaboraciones 2008 (The Bootleg Series Vol. 46)


Cerca, lejos

Una de las cosas que más me fascinan del mundo televisivo es su capacidad de llevarnos a lugares lejanos o incluso a universos fantásticos, y precisamente esta característica es lo que provoca que tomemos distancia con respecto a lo que se nos muestra. Lo que quiero decir es que precisamente esta peculiaridad es la que hace que pongamos espacio de por medio con ciertas imágenes que salen por televisión, mientras que la actitud frente a otras es la de aferrarnos a ellas intentando hacerlas nuestras. Es decir, este mundo tiene la ambivalencia que le ofrece las dos dimensiones que básicamente el ser humano puede asumir frente a algo; o bien hacerlo suyo, asumirlo e intentar personalizarlo o alejarse, intentando evitar la relación con cierto mundo o con alguna realidad con la que no nos sentimos identificados. Lo curioso es que estas dimensiones pueden estar insertas en cualquier contenido televisivo, da igual de lo que se trate, únicamente los mecanismos psicológicos de nuestra mente son responsables de esta situación.

Evidentemente, ante la ficción todo el mundo se aleja, nuestra mente se relaja y es entonces cuando nos divertimos con la televisión. Queda patente que un argumento inventado provoca que la separación con respecto a la imagen se haga más evidente, nos limitamos a tumbarnos en el sofá y a esperar que nos sorprendan con los guiones fantásticos que han salido de la mente de algún escritor. Sólo en casos extremos la gente se identifica con este tipo de productos, siempre existirá el enfermo que sin capacidad para distinguir la verdad de la ilusión se cree que su vida o el ambiente en el que se mueve es similar al que nos muestra la programación. Pero en este caso hablamos de una enfermedad o de algún tipo extremismo que lleva al sujeto a no ser capaz de llevar una vida sana. Ejemplos hay a patadas: puedo citar a los freaks que se disfrazan del Señor de los anillos y se creen elfos, enanos u orcos; o aquellos seguidores de series de dibujos manga que se disfrazan como sus ídolos y se van a convenciones y cosas por el estilo. Mientras no se metan con nadie estupendo, pero hay que reconocer que ver a un tipo de treinta y pico años con capa, armadura, espada de plástico y hablando en un idioma inventado no deja de ser, por lo menos, curioso.

Pero hay otro producto en el que la distancia y la lejanía se toma dependiendo del carácter personal o de la salud mental de cada uno. Según Sigmund Freud, al que todo el mundo reconoce como fundador del psicoanálisis, lo propio de una persona mentalmente sana es olvidar lo desagradable o las malas experiencias. Aquí entra en juego lo que es considerado como desagradable para cada persona, lo que a uno le resulta aborrecible a otro puede resultarle apetecible. Considero que con un ejemplo todo quedará más claro. Si una persona ve como por televisión salen poblados africanos paupérrimos en los que la gente está sufriendo hambrunas o una guerra civil, lo habitual es que esta información se tome como si de ficción se tratase. La persona sana, por mucho que se entristezca por esta realidad, se lo toma como si estuviese viendo la llegada del hombre a la Luna. Es decir, se aleja de esa imagen que choca con su estereotipo de lo que el mundo significa. En el caso contrario, en el del tipo que se acerca a esta realidad, esto puede provocar que se rompa su escala de valores y que tome el primer vuelo como voluntario para intentar aplacar esas realidades con las que se ha identificado. Aunque lo normal es que se tome la primera postura, no son extraños los casos de aquellos que rompen con el primer mundo para intentar arreglar lo que le han mostrado por medio de imágenes.

Pero también resulta curioso cuando sale algo por la tele que identificamos. Por ejemplo, cuando en una serie sale un lugar familiar o una persona que conocemos o que hemos visto por la calle, lo habitual es que demos gritos de alegría diciendo: “Es mi calle” o “A ese lo conozco”. Suele resultar bochornoso como nos sentimos orgullosos de tonterías tan enormes como haber pasado por el lugar por el que se rueda una serie, o por haber visto una noche en un bareto a un actor con el que nos sentimos ligados sólo por haber cruzado unas palabras o por haber compartido un espacio común. En fin, curiosidades de la mente humana.

El ejemplo más patente sobre el alejamiento con respecto a las realidades desagradables lo viví en primera persona y me gustaría narrarlo. Fue el día de los atentados del 11 de marzo en Atocha, aquel día no tenía facultad y me levanté tarde para ir a trabajar a un bar de menús en el que echaba unas horas para pagarme mis cosas. El restaurante estaba en Chamartín, por lo que tenía que coger el tren todos los días desde la universidad para llegar a la hora de la comida. Es decir, con el tema de los trenes tenía relación diaria. A pesar de todo, y de que pasaba muy a menudo por Atocha, cuando me levanté y salieron las tremendas imágenes por televisión, tenía la sensación de que todo era irreal y que más que Madrid estaban sacando imágenes de Irak o de algún lugar remoto en el que se había producido un atentado. Todavía sin creerme lo que había pasado salí a la calle e intenté coger el tren para ir a trabajar, por supuesto no había servicio, por lo que cogí el autobús. Cuando entraba por Madrid, pasando frente al Ramón y Cajal y La paz, la realidad ya me golpeaba y me hacía despertar. Decenas de ambulancias y cientos de personas se agolpaban a las puertas de estas clínicas, unos trabajando y otros buscando a su familia y amigos entre los heridos. Cuando llegué al restaurante toda la gente estaba en la calle, los edificios cercanos a Chamartín, por miedo a otro atentado, habían sido desalojados y todo el mundo, desde ejecutivos hasta personal de limpieza, se agolpaba por las avenidas por las que habitualmente circulaban los coches. Llegué a trabajar y, por supuesto, el bar estaba lleno de gente viendo la televisión y atendiendo a lo que el gran Acebes soltaba. Al final fue un día difícil del que no puede tomar distancia ya que la imagen se volvió realidad para mí.

Nacho Valdés (en busca de vacaciones)

miércoles, noviembre 12, 2008

Confesiones del Comandante Stratocaster Vol. 6

Radio mágica

Como cada tarde, Doña Elena Francis repartía sus juiciosos consejos a aquellas jóvenes atribuladas que no sabían si debían ceder a los requerimientos lascivos de sus novios y cómo averiguar si realmente iban con buena intención. La voz aterciopelada de la supuesta Doña Elena, que bastantes años más tarde supimos que en realidad era un tío, arrullaba a los oyentes, algunos de los cuales pensábamos más en los requerimientos propiamente dichos que en su solución. Cuanto más aprietan las realidades, más ligera es la fantasía.

De repente sonó una música, sin más. Sin anuncios, sin titulo, sin saber de dónde procedía. Era mágica, electrizante, arrolladora. No sabía que podía haber música así.

Los días siguientes fueron obsesión. En cuanto llegaba del colegio ponía la radio y me comía los seriales, los concursos, todo… a ver si volvían a poner aquella música. Y sí, la volvieron a poner muchas veces, e incluso contaron que era “Extiende tus brazos”, de Four Tops.

Se me hace algo difícil comprender como se llega a ese titulo desde “Reach Out, I'll Be There”, pero para mí es demasiado tarde. Siempre será “Extiende tus brazos”.

lunes, noviembre 10, 2008

Colaboraciones 2008 (The Bootleg series Vol. 45)


Planeta cámara

Sin prácticamente reparar en ello, la sociedad actual camina con paso firme hacia la comunidad distópica descrita en la novela de George Orwell 1984. Evidentemente hago esta afirmación en un sentido limitado y no quiero con ello crear cierta paranoia en relación al futuro que nos aguarda o a posibles degradaciones que puedan suceder en los gobiernos democráticos de occidente. No creo que marchemos hacia el autoritarismo más dogmático, ni siquiera que estemos destruyendo la cultura y la literatura; lo que quiero indicar es la presencia permanente de la imagen en nuestra vida cotidiana. Sí, se puede decir que los viejos modos de expresión siguen vivos, pero para algunos públicos y en algunos contextos languidecen frente a la potencia hipnótica de la imagen en movimiento que el medio televisivo ha popularizado. Fijémonos como de un tiempo a esta parte, el número de grabaciones de tipo mundano se ha multiplicado hasta la infinitud. Antes, era el profesional del medio el que realizaba esta tarea, hoy por hoy, gracias a la indulgencia de Internet y al desarrollo tecnológico, cualquiera con un móvil puede alcanzar los efímeros minutos de fama de los que hablaba Warhol.

Desde mi punto de vista todo comenzó con la popularización de las cámaras de video, aquellas enormes máquinas que grababan directamente en formato VHS y que costaban una pasta. Esto sucedía, por lo menos aquí en España, a finales de los ochenta. Algunos afortunados podían, gracias a la inversión realizada, grabar en video sus mejores momentos para después atormentar a las visitas. ¿Quién no ha tenido que tragarse la boda o la comunión de algún familiar? Grabaciones infumables, mal iluminadas y en las que no había ningún criterio que pudiese acercarnos al arte o, al menos, al entretenimiento. Por supuesto, el tema del montaje era totalmente desconocido y se grababa sin compasión y sin cortes cualquier acontecimiento que se considerase importante. Desde la típica comida familiar, hasta las grabaciones experimentales a las que algunos palizas se lanzaban.

Un poco después la cosa se popularizó de manera definitiva, la bajada de los precios y del tamaño del aparato en cuestión provocó que cualquiera pudiese acceder al mundo de la imagen. Las videocámaras bajaron de precio, se podían conectar al ordenador y los más avispados incluso realizaban sus montajes para que la cosa se pudiese digerir con mayor facilidad. Aquí el tema ya se comenzaba a escapar de las manos, cualquiera de nuestros movimientos podía ser observado y visto por la pequeña pantalla. La mayoría de las veces esto no sucedía, pero ya los productores televisivos se dieron cuenta de cómo esta imagen casera y, en algunos casos bochornosa, podía ser utilizada para rellenar un programa entero. Con este espíritu nacen transmisiones del tipo de Videos de primera, que durante algún tiempo llegaron a multiplicarse hasta el exceso. El tema solía hacer referencia a las tonterías o torpezas que cometía la gente en su vida privada, y esto, parece ser que da mucha risa. Siempre resulta gratificante ver como alguien se parte la cara desde la comodidad de tu sofá.

Otra vuelta de tuerca se dio con la legislación que permitía el uso de videocámaras para la vigilancia urbana, aquí es donde el tema se comenzó a disparar y escaparse de las manos. Con la excusa de la seguridad ciudadana, cosa totalmente respetable, hemos llenado las ciudades, bancos, centros comerciales, carreteras y demás lugares comunes de cámaras que supuestamente velan por nuestra seguridad. El problema es el precio que pagamos por esta supuesta seguridad, ya que está muy bien que se identifique a un malhechor gracias a esta red de imágenes, pero ¿no perdemos gran parte de nuestra intimidad y autonomía? ¿Realmente necesitamos este paternalismo y esta vigilancia absoluta de todo lo que hacemos?

Por último, el trampolín definitivo hasta la fecha para este asunto, es la aparición de los móviles con cámaras y el amparo perfecto que brinda Internet para el uso de la imagen con cualquier fin que se proponga, sea este intencionado o no. Gracias a la Red, y a la televisión que también recibe este tipo de grabaciones, hemos sido testigos de nacimientos, muertes, atentados, ejecuciones, guerras, escenas amables, algunas no tan amables, sexo casero y demás temas cotidianos que parece ser lo que despierta nuestras más bajas pasiones. De hecho, este formato llevado al extremo en los Reality shows es lo que prima en la actualidad. Gente cotidiana haciendo cosas cotidianas.

Parece que el Big Brother del que hablaba Orwell en su novela está con nosotros, alrededor y, lo que es preocupante, sin freno ni control. Todo este conglomerado de imágenes de todo tipo corre con libertad en todos los medios que tiene a su alcance, da la sensación que nos insensibilizamos a medida que este fenómeno crece y que irremisiblemente nuestras vidas orbitan en torno a la imagen barata que nos ofrece un móvil.


Nacho Valdés (firme y seguro ante la adversidad)

lunes, noviembre 03, 2008

Confesiones del Comandante Stratocaster vol. 5

Loli

-Ven, vamos a tomar el aire –dijo ella mientras le tiraba de la mano.

Él se dejó llevar sin decir nada, un poco confuso porque ya no dominaba la situación. Salieron del salón donde el resto del grupo reía y bailaba, entraron en lo que debía ser la habitación de los padres de Jesús, el organizador del guateque, y se asomaron al balcón. Era septiembre.

Estuvieron allí un rato, a oscuras, sin decir nada, sin soltarse la mano.

-Hace frío ¿volvemos para adentro? –dijo Loli.

Él asintió, pero con la sensación de que algo estaba fallando. No era así como tenían que ocurrir las cosas, pero no tenía referencias. Nunca le había ocurrido. Demasiado para 14 años de 1966.

Volvieron sobre sus pasos pero antes de llegar a la puerta ella se dio la vuelta y buscó su boca. Él, sorprendido, finalmente entendió… y se dejó llevar.

Allá al fondo se oía en el tocadiscos “Un sorbito de champán” de Los Brincos.

Colaboraciones 2008 (The Bootleg Series Vol. 44)


Mitos caídos

La historia personal de nuestra generación, supone la destrucción de la mitología que la televisión crea desde el momento en el que nacemos. Parece un juego en el que el cometido es ir descubriendo qué es falso y qué es verdadero. En la mayoría de los casos la gente es capaz de discernir la verdad de la ficción, aunque en otros no se da esta opción. Como mi abuela, que un día me preguntaba, al ver una película, si la paliza que le estaban dando a un tipo era de verdad o de mentira. Yo ya estaba crecidito y después de vacilar un poco, le confesé que no era más que una especie de baile en el que prácticamente no se tocaban.
Los mismos golpes inverosímiles y tremendas curras se sucedían en el Wrestling o Lucha libre que de pequeño veía en Telecinco. Para un niño de poco más de diez años esto suponía lo más de lo más, y aunque suene un poco gay, era increíble ver como una especie de supergladiadores hipermusculados se ponían la cara como un mapa. Por supuesto, además de creernos la historia, la reproducíamos en el colegio aunque con resultados diferentes a los de la pequeña pantalla. Mientras que a estos tipos se les ponía un poco roja la piel debido a las galletas, nosotros sangrábamos y nos lesionábamos en la más cruel de las arenas; la del colegio.

Parece ser que este espectáculo nació como una especie de deporte ambulante, como una feria en la que además de los prodigios y demostraciones de fuerza se sucedían los combates amañados en los que el secretismo de las exhibiciones era la nota predominante. Todo con la intención de crear una especie de aura de misterio alrededor de los luchadores. Con el tiempo, y ante la expectación que levantaban, comenzaron a profesionalizarse y a llenar estadios en los que el americanito medio podía desfogar sus impulsos. Por supuesto dio el salto a la televisión y, con el tiempo, a España. Aquí los niños de mi época fuimos testigos los sábados por la mañana, después de Humor Amarillo (una maravilla), de cómo unos tipos totalmente deformes de levantar mancuernas daban grandes saltos y se zurraban la badana cosa mala.

Recuerdo las discusiones con mi padre en las que el tema principal era la verdad o falsedad del espectáculo, por supuesto mi hermano y yo defendíamos la veracidad de los hechos y creíamos a pies juntillas en los hitos de nuestros héroes.
La dinámica era muy sencilla y atractiva para un niño. Después de desayunar, mientras los padres descansaban un poco más y se desperezaban, nos acercábamos al televisor y sintonizábamos en busca de la ración de hostias del fin de semana. Comenzaba el tema con el anuncio de algún combate de alto voltaje para el que había que esperar todo el programa, antes había que ver los de bajo nivel y los de parejas.
Los dos primeros combates solían enfrentar a un luchador de primera fila, es decir cachas y conocido, con un desconocido gordito y feito. Requisito para hacerse luchador era lucir, además de unos músculos de acero o una gran tripa, unas mallas feas o, en caso de estar gordo, una especie de peto ajustado con un solo tirante (de esta manera una de las tetas fláccidas del combatiente quedaba a la vista). En estos primeros combates siempre sucedía lo mismo, el desconocido ponía en jaque a uno de los favoritos y al final recibía una paliza tremenda que provocaba que quedase grogui sobre la lona. Después llegaban las parejas, gente como los sacamantecas o los hermanos roqueros (no recuerdo el nombre) se zurraban con unos pobres diablos a los que dejaban para el arrastre. En estos últimos combates la espectacularidad era tremenda, ya que los luchadores tenían ensayadas bellas coreografías con sus compañeros que terminaban con increíbles vuelos y golpetazos.

Mención aparte merecen los combates finales, aquí era donde se cortaba todo el bacalao. Gente como Hulk Hogan, Mr. Perfecto, El Enterrador o El Último Guerrero solían jugarse un título mundial que casi todas las semanas cambiaba de manos. Este era el enfrentamiento más largo, primero iba ganando uno, después el otro y, por supuesto, se reservaba una sorpresa para el final. Ésta solía consistir en un árbitro noqueado, la ayuda de algún combatiente que pasaba por ahí, el golpeo con algún objeto externo al ring, etcétera. Parte importante de estos eventos eran las particularidades de cada luchador: al Último Guerrero le daba el baile de San Vito y no sentía los golpes; Hulk Hogan sufría supercabreos y rompía su camiseta junto con el careto del contrario; El Último Enterrador resucitaba como un zombi después de recibir los golpes suficientes como para quedarse en coma. Cada uno tenía sus armas que utilizaba en el mejor momento y todos los niños de España esperábamos ese instante.
Por supuesto un buen día esto dejo de interesarme, supongo que después de descubrir que era totalmente falso.

Desde el recuerdo todo pintaba mejor, pero en los últimos tiempos ha saltado la noticia de varias muertes debido al abuso de drogas, esteroides y hormonas en este singular espectáculo. Ataques cardiacos, insuficiencias renales y demás problemas derivados del abuso de estas sustancias han provocado una verdadera epidemia de muertes en el mundo del Wrestling. Y lo peor de todo, resulta que el Último Guerrero ahora se ha afiliado a la extrema derecha y va por la América profunda dando charlas y conferencias de calado político. Definitivamente el mundo no es como lo veíamos por la tele, los pilares que sustentaron nuestra infancia no son más que una parafernalia endeble que se derrumba al mínimo movimiento. Una lástima, era todo más sencillo cuando éramos niños.

Nacho Valdés (dedicado al Comandante. ¡Ánimo!)

lunes, octubre 27, 2008

En el Backstage


Burn under the water

El pasado 18 de octubre, unos pocos testigos, fuimos cómplices de una trabada velada dedicada al Rock patrio. En escena, uno de esos grupos que han hecho de la música su seña de identidad, un conjunto que sigue vivo tras más de treinta años, innumerables desgraciadas personales y distintas formaciones. El único denominador común a todos estos años ha sido hacer del rock en castellano una forma de vida y entenderlo como la posibilidad de mostrar unas historias pequeñas y cercanas que no dejan a nadie indiferente.

Desde el nacimiento de Burning sus componentes se han caracterizado por ser la seña de identidad del rock en este país, son los que forjaron con su esfuerzo el camino para que en España se produjese una renovación musical que llegaba con más de dos décadas de retraso. Sus letras, siempre referidas a relatos cotidianas, insertos en la vida cercana de la barra del bar o del barrio que nos ha visto crecer, son dedicadas a todos los perdedores que poblamos el mundo y que disfrutamos con unos buenos temas de rock. Con estas premisas marcadas a fuego durante un verano de 1974, se plantaron en Burjassot buscando compartir con el escaso público esta forma personal de vivir la vida y la música.

El cartel estaba formado por Burning y Morcillo Bellaco. El segundo, toda una institución en el rock valenciano, me lo perdí ya que estaba tomando unas cervecitas y un bocata para aguantar la noche inolvidable que supuestamente íbamos a vivir. Cuando llegué al Auditorio de la Casa de la Cultura de Burjassot me encontré con la primera sorpresa, se trataba de un concierto al aire libre y la noche no auguraba una climatología benigna para los componentes eléctricos. Sin preocuparnos demasiado por el asunto nos metimos en el recinto y nos preparamos para disfrutar de la música, suponíamos que como en otras ocasiones el paganismo del rock nos protegería ante los nubarrones que se veían a lo lejos.

Lo primero que hice fue ir a la barra y enchufarme un cubata, como había poca gente y el recinto era pequeño se podía disfrutar de la música mientras se pedía algo de beber. Sobre el escenario, con gafas de sol y pantalones pitillo, Johnny Cifuentes tocaba el teclado y cantaba mientras animaba al personal con sus movimientos de pelvis. Lo primero que destacaba era el oficio de este gran músico que, acompañado por una banda más que solvente, atacaba los temas clásicos que habían hecho famosa a esta mítica formación madrileña. El sonido y el lugar, escalonado para que todos pudiésemos disfrutar de la actuación, eran los adecuados para que esta banda rockera pudiese lucirse.

Todo iba de maravilla, adornos por parte del tremendo guitarrista, bailes y un ritmo trepidante por parte de Johnny, además de alguna pequeña historia personal que rememoraba tiempos mejores. Incluso, cuando la batería se rompió y tuvimos que esperar a que se reanudase el concierto, Cifuentes nos entretuvo con historias de su barrio y nos explicó como Simpathy for the Devil provocó que se enamorase sin remedio de la música rock. A destacar también la ilusión con la que este hombre, con cientos de conciertos a sus espaldas, vivió esta noche en un pueblo de mala muerte y con no más de cincuenta testigos. A mí por lo menos me resultó increíble y fue capaz de contagiar a todos con su espíritu y recursos de viejo lobo rockero.

Pero como todo lo bueno tiene alguna pega, comenzó a llover de manera brutal y el concierto comenzó a peligrar. Tras un par de temas pasados por agua, Johnny anunció la intención de la organización de suspender la actuación por motivos de seguridad. Pero antes de la retirada todavía tuvimos tiempo para disfrutar con Mueve tus caderas y Qué hace una chica como tú en un sitio como este, dos de los grandes hitos de la música de este país. Por fin, tras una decena de temas increíblemente ejecutados, el concierto tuvo que ser suspendido. Esperamos, incrédulos, a que volviesen al escenario, pero la situación ya no tenía remedio, sólo quedaba volver a casa con el recuerdo de lo que fue y podía haber sido. Curiosamente, después de que la banda abandonase el recinto del Auditorio, dejó de llover. Esta vez fueron los elementos los que vencieron al Rock and Roll, únicamente queda esperar que vuelvan a subirse al escenario para que disfrutemos de una banda legendaria.

Nacho Valdés (que hace un chico como yo en su sitio como este)

Colaboraciones 2008 (The Bootleg Series Vol. 43)


Cortina de humo

Hace cosa de un par de semanas, con motivo de un partido de Champions entre el Atlético de Madrid y no sé qué equipo francés, se produjeron en el Vicente Calderón una serie de enfrentamientos entre la afición gala (esta es la típica frase de los informativos deportivos) y las fuerzas de seguridad del estado que estaban presentes en el acontecimiento. La cosa, hasta ese punto es más o menos convencional, el problema viene dado por la serie de sucesos que se produjeron los días posteriores a estos altercados. A continuación pasaré a relatarlos desde mi punto de vista, subrayando lo que creo son detalles importantes, lo que considero es otra estafa más de los medios de comunicación en conjunción con el estado español.

Parece ser que los gabachos llegaron con ganas de bronca a España y, como es usual en un gran número de aficionados (independientemente de la nacionalidad y procedencia), se dedicaron a liarla antes, durante y después del partido. La policía que tampoco es imbécil, no se dedicó a ser simple espectador de los acontecimientos, se enfundaron sus trajes protectores, se pusieron sus cascos y afilaron las porras. En definitiva, además de recibir unos cuantos palos dieron leña a todos los que se cruzaron en su camino. En este caso particular, como es el de la violencia en los acontecimientos deportivos, la respuesta contundente de los antidisturbios es necesaria ya que puedes presentarte con cientos de personas descontroladas que intenten arrasar con todo lo que encuentren a su paso. Al final nos quedamos con las tristes imágenes del salvajismo de muchos aficionados y algunos policías, todo esto grabado por las cámaras de televisión. Fuimos testigos de cómo el ser humano, cuando se une forma una especie de manada que puede ser más peligrosa que cualquier fenómeno animal.

Hasta aquí, por desgracia, todo normal. Terrorismo por parte de los aficionados y represión por parte de los encargados de la seguridad. Como siempre en estos acontecimientos desafortunados, seguro que llevándose por delante a algún inocente que sólo intentaba ver un poco de fútbol. Pues resulta que estos acontecimientos fueron detonante para que la FIFA con Platini a la cabeza, que es un organismo internacional que se sitúa más allá del bien y del mal en asuntos futbolísticos, decidió suspender al Atlético de Madrid con el cierre de su estadio para partidos de la máxima competición europea. Por supuesto esto fue considerado como un ultraje desde el club, y se encendieron las alarmas pues el máximo dirigente de esta organización futbolística es francés.

Y seguimos estancados en la normalidad, esta historia se ha repetido en innumerables ocasiones en la historia del fútbol español. Y, por lo menos a mí, me da exactamente igual que cierren o que abran el Calderón. Me parece una enorme chorrada de la que considero no debo preocuparme, y esta falta de interés debería ser extensiva a la mayoría de mortales que tenemos cosas realmente importantes sobre las que pensar. Pues aquí es donde se produce la ruptura y donde me quedo sorprendido, resulta que no sólo hay gente especialmente preocupada por esta nimiedad, sino que se le ha dado una cobertura y una difusión similar a la de una gran catástrofe.

No sólo en los espacios deportivos de los informativos se trató el tema, sino que en todos los medios de comunicación, en los espacios nacionales e internacionales se hicieron sesudos análisis sobre la terrible cuestión del cierre de un estadio dirigido por multimillonarios y donde juegan multimillonarios. ¿Pero qué nos importa lo que le pase al Atlético y sus jugadores? ¿No hay cosas más importantes de las que preocuparnos? Pues parece que no, parece que este tema es de suma importancia, y no es que lo diga yo, sino que es lo que se deduce del tratamiento que se le ha dado. Me resulta vergonzoso como el presidente del gobierno, el ministro del interior, el ministro de exteriores, la oposición (sí amigos, en este tema existe consenso entre oposición y gobierno central) y demás mandamases se hayan centrado en el tratamiento de este supuesto problema. Incluso se reunieron con el ministro del interior francés y con su presidente del gobierno a cuenta del maldito cierre. ¿No estábamos insertos en una gran crisis? ¿No debería la clase dirigente ponerse de acuerdo en temas que realmente nos interesan como educación, economía, inmigración, terrorismo y cosas así? Pues tócate las narices, en temas que realmente resultan preocupantes se pasa de puntillas, y a tonterías como estas se dedican horas de programación, dinero del Estado y recursos de todos los ciudadanos.

Para mí que esto no ha sido más que una maniobra, no sé si orquestada o espontánea, para desviar la atención del pueblo llano sobre asuntos que realmente son interesantes y preocupantes. En qué nos afecta que el Atlético pierda dinero si todos los que están en el ajo futbolístico están podridos de pasta, no sería mejor interesarse por los temas que afectan realmente al ciudadano. Cada vez me sorprendo más, pero es una realidad que estas pequeñas estupideces son las que hacen pensar al hombre de a píe. Creo que cada día estamos volviéndonos más gilipollas y con estas burdas maniobras no hacen más que distraernos un poquito para que no veamos más allá de nuestras narices. Estoy seguro de que podríamos ir a la ruina, podrían ocurrir grandes catástrofes, pero lo que realmente interesa al españolito medio es el poder ver un poco de fútbol los domingos.
Resulta ridículo lo catetos que podemos llegar a resultar, ya sabéis amigos: Pan y fútbol y teniendo esto ya podemos irnos de cabeza derechos al desastre.

Nacho Valdés (capeando los lunes infernales)

viernes, octubre 24, 2008

¿Por qué yo?

Muchos se preguntan por qué Los Enemigos no tienen apenas videoclips. Bien. esta es la respuesta.

Andy Chango lleva a Boris Vian al teatro

Andy Chango presentará desde el día 12 hasta el 23 de noviembre su disco homenaje a Boris Vian en el Teatro Álfil de Madrid. Recordemos que el disco lo componen adaptaciones de canciones propias de Vian realizadas por Andy Chango, Javier Krahe y Luis Antonio de Villena.
Es, sin duda, una atractiva propuesta para todos lo seguidores de Andy y de Vian.

jueves, octubre 23, 2008

Los Tacones del Desprecio ( Vol. 3 )

Bueno. Estamos de celebración. Lavamos nuestra imagen. El Blog cumplió este mes tres años de vida. Se le dió el alta del hospital el día tres de Octubre del año 2005, tras una inspirada mañana posterior a mi cumpleaños.
Los comienzos fueron duros y estuvimos casi un año en fuera de juego. Aquí nacieron los primeros relatos de Nueva York sin Queso. También sonaron hermosas canciones. Al fin, llego Nacho y trajo consigo nuevos aires y nuevos amigos. Fue ahi donde, de verdad, lo conseguimos.
Hoy, es algo más que un lugar de encuentro. Se ha convertido de algún modo en una forma de vida.
Gracias sinceras a todos los que leeís, miraís o escribís en él. Efectivamente, sin vosotros seríamos nada o casi nada.

martes, octubre 21, 2008

El Loco y El Salmón

El pestes de Loquillo está intentando hacerse un hueco en el panorama latinoamericano. Para ello ha pedido ayuda y bautizo a su colega Calamaro. Éste ha tomado el testigo y se ha grabado este buen temita, con video incluído, con Loquillo. En la edición española del disco del catalán, el mismo tema está cantado por Johnny Haliday.
En fin, juzgad vosotros mismo quién es el que hace volar la canción y quién, por su parte, la hunde.

lunes, octubre 20, 2008

Colaboraciones 2008 (The Bootleg Series vol. 42)


Una excusa para ver televisión

Hoy es uno de esos lunes en los que en lugar de desmontar, criticar o intentar destruir voy a intentar hacer lo contrario. Este lunes, a pesar de lo gris que se ha levantado el día, es de esas jornadas en las que la alegría que me embarga por lo que voy a contar quita hierro a la cuesta arriba que supone el levantarse sin ganas de ir al curro. Precisamente ese es el tema principal del artículo de hoy, el trabajo. Pero no uno cualquiera, sino la visión que nos presentan Ricky Gervais y Stephen Merchant en la inigualable The Office.

Para el que no lo sepa, que serán muchos, esta es una serie producida por la BBC entre los años 2001 y 2003. Como siempre con lo bueno, por este país pasó sin pena ni gloria a horas intempestivas que evitaron que se pudiese disfrutar de este maravilloso producto. Se trata de una creación tan genial que su sola existencia supone la excusa perfecta para ver algo de televisión.

La serie se desarrolla en una industria de mayoristas de papel, mediante el formato de falso documental se presenta a una retahíla de empleados que podríamos ser cualquiera de nosotros. El falso documental permite a los realizadores gozar de varias ventajas, la cámara que sigue a la gente, que tiembla y que parece espiar las acciones de los currantes dota de mayor verosimilitud a todo el producto. Da la sensación de que estamos presenciando el día a día de una oficina cualquiera, esto por supuesto está respaldado por el increíble trabajo de todos los actores implicados. La ventaja del realismo se perdería si no fuese por el guión, aquí es donde se encuentra el mejor valor de la serie, los increíbles diálogos que los creadores Gervais y Merchant realizan. Parecen las mismas conversaciones patéticas de las que podemos ser testigos en cualquier centro de trabajo, las mismas que dejan patente el gran universo de personajes con el que podemos encontrarnos en cualquier oficina.

Durante las dos temporadas que estuvo en antena seremos testigos del ascenso y caída de David Brent, que es el mismo Ricky Gervais haciendo de jefe. O de los amoríos y demás relaciones que se producen entre los distintos empleados. Los protagonistas principales son Tim, que es el típico empleado descontento, inconformista y descreído; Garreth, que es el pelota, simple y arrastrado personaje que siempre anda detrás del jefe lamiéndole el culo y, por último, la recepcionista; ésta es una artista frustrada de la que no recuerdo el nombre. Todos estos personajes están arropados increíblemente por un gran plantel de secundarios que dan más lustre, si cabe, al trabajo de los protagonistas. El formato, las transiciones entre secuencias y demás elementos de la serie refuerzan ese patetismo laboral en el que todos nos sentiremos identificados. Por ejemplo no hay música en la serie, sólo cuando el guión lo determina, las imágenes de paso entre secuencias, son de fotocopiadoras o gente trabajando en silencio. Todo esto refuerza el ambiente claustrofóbico e impersonal que suele respirarse en los centros de trabajo.

De todas maneras, a pesar de que todos estos elementos refuerzan el producto, el que verdaderamente lo levanta y lo hace grande no es otro que el inigualable Gervais en el papel del jefe David Brent. Este personaje, que supone un batiburrillo de las peores características que debe tener alguien que lidere a un grupo de personas, es el protagonista absoluto y alma mater de esta serie que no sería lo mismo sin su presencia. Se trata de un personaje arrastrado, que se cree gracioso y que únicamente piensa en su popularidad personal y la adquisición de méritos a cualquier precio. Es un tipo vulgar y con poca inteligencia que se va deslizando insulsamente dando la paliza a sus empleados, por supuesto se aprovecha de su situación en el escalafón para captar su atención (¿Quién no ha tenido un jefe estúpido que se creía gracioso?). El nivel de mediocridad al que llega es tal que hay ocasiones en las que incluso el espectador se contagia de la vergüenza ajena que sienten sus propios empleados, para reforzar esta situación el montaje de la serie abusa con buen criterio de los silencios incómodos que se producen siempre que Brent mete la pata hasta el fondo (cosa que sucede a menudo). Nos encontramos ante un personaje sin moral, engreído, torpe, sin gracia y malicioso que lleva su ridiculez hasta límites que resultan extremadamente cómicos. Como él mismo se define en la serie: “yo me veo primero como líder, después como amigo y, por qué no, como humorista”.

Hitos importantes son el episodio en el que van a impartir una típica charla de motivación en la que al final es David Brent el que toma las riendas y acaba cantando sus propias composiciones a los empleados, unas canciones horrendas que reúnen todos los tópicos de la música. O cuando es contratado para unas charlas de liderazgo y aparece con aspecto juvenil intentando ganarse al auditorio, las charlas acaban con él bailando al ritmo de Simply the Best de Tina Turner en un vano intento de que los asistentes al curso se animen. Importantes son los especiales de navidad que muestran qué sucedió después del rodaje del supuesto documental, ahí podemos ver a un Brent que se gana la vida de discoteca en discoteca en plan famosete de tres al cuarto tipo Gran Hermano.

En fin queridos corazones, lo mejor es que vosotros mismo veáis esta espectacular serie ganadora de multitud de premios, incluidos los globos de oro a la mejor serie y actor. Recomiendo su visionado en versión original, ya que si no muchas de las gracias y matices de la actuación se pierden. Y por supuesto, no caigáis en imitaciones, digo esto porque hay un remake yanqui que por supuesto no se acerca ni de lejos al original inglés. Espero que disfrutéis de uno de esos extraños productos que con su sola presencia justifica la existencia de un medio de comunicación como puede ser la televisión.

Nacho Valdés (Lunes menos grises)