martes, marzo 31, 2009

El Viaje 5ª Parada

La canción de hoy es una de mis preferidas de Wilco aunque reconozco que es de las más rarunas. Es una especie de medio tiempo de rock espacial, con la voz de Tweedy como base de la canción y con una banda sonando gloriosa hacia mitad del tema. Además qué se puede decir de ese final arrollador.
En fin, juzguen ustédes...

Vida (Vol. 1)

Dejamos atrás la montaña y todo volvió a parecerse al amor real. La senda comenzó a serpentear huyendo de nuestros próximos pasos. La noche era cada vez más nuestra, más una parte de nosotros que nadie nunca vería; el pequeño agujero en el pecho donde guardamos todas nuestras cosas bellas, todas nuestras casas en el campo, nuestras ciudades vacías, nuestra cama de oro y nuestros tres gatos. El único lugar del planeta no habitado por nadie extraño. En nuestra casa no hay luces apagadas y ya se empieza a escuchar la canción del mediodía. Estoy preparado para el resto. Empieza de cero nuestra propia vida.

lunes, marzo 30, 2009

En el ángulo muerto Vol. 9


Paranormal

Como de costumbre, Elena había llegado la primera, no quería perderse ni una coma de la explicación que iba a recibir esa tarde. En el trabajo, les habían regalado la asistencia a un curso de informática que les ayudaría a dominar el paquete office, el único problema es que debían acudir tras la jornada laboral. Además, Elena siempre se mostraba voluntariosa en este tipo de asuntos y así podía compartir algo más de tiempo con sus amigos de la oficina. El encargado de impartir las clases era Hakim, otro de los compañeros que había recibido primero la formación y ahora compartiría sus conocimientos con el resto.

Cuando todos llegaron ella ya llevaba unos minutos sentada, había conectado el ordenador y le había dado tiempo a consultar el correo electrónico. Cuando fue a comenzar la clase, justo en ese mismo instante, sonó su teléfono móvil. Miró la pantalla, no reconocía el número, pero esperaba una llamada importante. Salió al exterior, ya que dentro no tenía cobertura, y contestó; era la chica de la inmobiliaria, llevaba tiempo buscando casa y parecía que por fin habían encontrado algo que se ajustaba a sus necesidades. Se tiraron un rato hablando, la una preguntando y la otra explicando las bondades y características de la vivienda. Para cuando terminaron, la cara de Elena mostraba la satisfacción que le había contagiado la comercial.

Volvió al aula, abrió sin llamar y cerró sin antes mirar al interior. Cuando levantó la cabeza su sorpresa fue mayúscula, la clase estaba totalmente vacía. Los ordenadores continuaban conectados, pero las sillas y las mesas estaban desiertas. No se lo podía creer, ¿acaso estaba siendo víctima de algún tipo de burla? No le cuadraba, no tenía tanta confianza con sus compañeros como para sufrir una broma de ese calibre. ¿Se habría producido acaso algún tipo de emergencia y habían tenido que salir fuera? Tampoco tenía sentido, les hubiese visto al salir. No encontraba explicación para lo que estaba sucediendo, cómo era posible la situación que se estaba dando.

Las luces empezaron a parpadear, era algo usual el que los fluorescentes se apagasen y encendiesen durante las clases, pero al encontrarse sola un escalofrío recorrió su cuerpo. La oscilación en la iluminación iba acompañada de un ruido seco, extraño que iba y volvía junto con la luminosidad. Estaba comenzando a asustarse. Volvió a mirar alrededor, buscando alguna señal de sus compañeros. No había nada, hasta su mochila se había evaporado. Intentó abrir la puerta, pero estaba cerrada. Comenzó a tener problemas para respirar, era como si alguien estuviese presionándole el pecho, se dio cuenta de que estaba comenzando a experimentar un ataque de ansiedad que le impedía hasta gritar. Se puso en cuclillas, respirando hondo y procurando recuperar el ritmo habitual de su cuerpo. Cuando se levantó se mareó profundamente, la habitación comenzó a dar vueltas alrededor mientras una sensación de vértigo se apoderaba de ella. Por fin vomitó, esto provocó que se sintiese algo mejor.

Había intentado todo para salir: Las ventanas tenían barrotes, el móvil no tenía cobertura, la puerta estaba sólidamente cerrada y nadie había respondido a los gritos que había lanzado. Se hizo un ovillo en una esquina sin saber qué hacer, como en estado catatónico dejaba pasar los minutos hasta que las luces se apagaron completamente. Acompañó la llegada de las tinieblas con un grito de pánico, estaba totalmente espantada. Pasó horas sin moverse, sus ojos se acostumbraron a la oscuridad y pasó la noche temblando, esperando algo terrible que no terminaba de suceder.
Por fin, tras lo que le pareció una eternidad el sol de la mañana se abrió paso en el aula. Se levantó y se estiró, se sentía un poco más segura y se acercó a la puerta que continuaba cerrada. En el exterior le dio la sensación de escuchar unas voces, aporreó la puerta con todas sus fuerzas mientras pedía ayuda a gritos, nadie parecía responder. Intensificó sus señales de auxilio mientras las voces se hacían cada vez más cercanas, estaba segura de que fuese quien fuese ya se había percatado de su presencia en el interior. De repente sonó un manojo de llaves, alguien se disponía a abrir. Instintivamente Elena se alejó de la entrada, no estaba segura de qué sería lo que se encontrase. Tenía miedo y el temblor de su cuerpo lo evidenciaba de forma patente. Al otro lado del umbral apareció una señora de mediana edad, con bata y sujetando un arandela cuajada de llaves. Elena, tras unos instantes dudando, se lanzó al cuello de la sorprendida mujer llenándola de besos y abrazos.
Un chispazo en su mente le hizo comprender. El día anterior se había confundido de aula y había pasado la noche en una habitación aledaña. Se juró a sí misma que nunca más volvería a caer un despiste semejante.

Nacho Valdés

jueves, marzo 26, 2009

Confesiones Stratocaster Vol. 22

American woman

El sargento era casi tan grande y bruto como buena persona. No hacía mucha distinción entre romperte el esternón de un puñetazo o prestarte veinte duros para que fueras a ver a la novia. Estaba orgulloso de las insignias que llevaba y esperaba que todos estuviéramos a su altura.

Podía perdonártelo casi todo, incluido fugarse contigo de borrachera si no le tocaba de semana pero… no se te ocurriera dudar cuando había que demostrar que pertenecías a la C.O.E. Si él decía que se saltaba de un camión en marcha, mejor no mirar donde caer. Si decía que había que huir monte arriba arrastrando la mochila, mejor no preguntar dónde coño estaba el enemigo.

Pues, a pesar de todo ello, juro que en una ocasión de su cuarto salía una música electrizante, contagiosa, y el sargento se movía a su compás. Al final resultaba que no era más que un humano… aunque un poco metálico.

martes, marzo 24, 2009

En el Backstage


No puedo con mi alma

Arrastrándose indolentes, semi-borrachos y desinteresados se acercaron a la sala. Su actitud, que por supuesto no respondía a ninguna pose escénica, nos acercaba a nuestros ídolos rockeros de toda la vida. Cuando les vi salir al escenario desfiló ante mí toda mi vida, no podía creerme que artistas de esta talla hubiesen recalado en la apartada villa de Valencia. El público, que abarrotaba la sala, era consciente de que estos tipos podían estar acometiendo la última actuación de su vida. Sus noches infinitas, las miles de mujeres que habían pasado por sus manos y sus delirios artísticos habían pasado tremenda factura a este grupo de músicos vividores. Sí, Le punk estaba en el Greenspace y, a pesar de las dificultades para conseguir entrada, no estaba dispuesto a perdérmelos.

Esto es lo que probablemente sucedía en los mejores sueños húmedos de la formación madrileña. La realidad, sin embargo, fue bien distinta. En lugar de unos perfectos canallas, buenos músicos con una presencia envidiable llegaron unos señores con barriguita, pelos despeinados y una pose más que medida. De primeras he de reconocer que más o menos me vendieron su historia, pero en cuanto tocaron dos o tres temas y comenzábamos a introducirnos en el bucle que habían creado quedaron en evidencia. Con respecto a la sala estuvimos de lo más cómodo, calculo que no nos reunimos más de cincuenta personas en el Greenspace, hay que decir a su favor que eligieron mala fecha puesto que estábamos inmersos en la vorágine fallera.

Al ser tan poca gente pudimos colocarnos en primera fila, frente a la sección de vientos que llevaba el grupo. Este hecho de primeras me sorprendió, no pensaba que siguiesen ese estilo. El concierto, desde mi punto de vista, comenzó con potencia. Los dos o tres primeros temas sonaron, a pesar de la sala, contundentes y redondos. La actitud de los músicos fue aceptable aunque con el paso de las canciones fue evidenciándose que estaba más que medida, destilaban buenas intenciones pero nada más. Tras la sorpresa inicial, por lo menos a mí, me resultó un recital repetitivo donde no sabías dónde empezaba un tema y dónde acababa otro.

Musicalmente practicaban una especie de rock de bareto con toques ska. El cantante con un registro de voz y una puesta en escena cercana a los Pereza, naufragó como letrista en más de una ocasión. Nos regalaron estrofas como: “Voy a soplar tu corazón de ceniza y a astillar tu corazón de madera”; o lo que pareció ser un himno dada la aceptación de los cuatro mataos que nos habíamos reunido esa noche “Partisanos, aquí estamos”. Se puede observar la gran profundidad de sus composiciones.
Destacaban sobre los demás los vientos y el guitarra en su faceta instrumental, destaco este aspecto porque el pobre diablo intentó cantar un poco y su voz gangosa no llegó ni a la primera fila donde nos encontrábamos.

En resumidas cuentas puedo decir que nos lo pasamos bien, más que nada por la compañía y que se trata de un grupo entretenido sin mayores pretensiones. En cuanto a la moto que nos intentaron vender, a mí no me convenció para nada y no me tragué su rollo de artistas incomprendidos y malditos. La sala como de costumbre fue una basura, aunque lo paliamos poniéndonos en primera fila. Como buena noticia decir que el Greenspace cerrará en abril por reformas y es de esperar que acondicionarán acústicamente el local. Para mi gusto Le punk tuvo varios problemas en Valencia: en primer lugar una sala grande que quedó totalmente desangelada, un mal sonido y una pose equivocada. A mi entender son una banda de sala pequeña que puede dar alguna que otra sorpresa, pero más que nada es un grupo para incondicionales que se identifiquen con lo que intentan trasmitir. No sé en Madrid, pero aquí en Valencia por lo menos tienen un fan que identificamos durante el concierto. Todo es comenzar el camino, así que: Ánimo Le punk. Algún día os haréis mayores.

Nacho Valdés

lunes, marzo 23, 2009

En el ángulo muerto Vol. 8


Talento

Me miraba con ojos azabache, escrutaba junto a su enorme perro mestizo todos mis movimientos. Él debía medir cerca de los dos metros, negro como la noche y con esa mirada que se clavaba para después atravesarte. Iba tocado con un sombrero roído y vestía enteramente de oscuro. Me llamó la atención, además de por su aspecto, porque era de los pocos que se habían acercado a ese local de mala muerte a oírnos tocar.
No movía ni un músculo, parecía estar absorto en mí y, aunque procuraba no percibir su figura, ésta me asaltaba mediante la silueta que se recortaba al fondo de la sala. Nadie parecía prestarle atención, ni tan siquiera los pocos borrachos del pueblo hediondo en el que habíamos recalado. Intenté olvidarlo, centrarme en la guitarra, pero no podía escapar de esa mirada inquisitiva que sin decir nada parecía comunicarme todo.

Al terminar la actuación miré de nuevo a donde estaba sentado, no había nadie, incluso llegué a pensar que nunca había existido, pero el erizamiento de mi vello me indicó que la visión, o lo qué fuese, había calado en mí. No era capaz de olvidarlo, la imagen que había proyectado en mí se había convertido en indeleble.
– ¿Me puede poner una cerveza? – Estaba exhausto, llevábamos cerca de tres semanas girando con el último trabajo. El dueño del local me la puso de mala gana, probablemente, y dado el triste éxito que habíamos tenido, estaría pensando en cobrármela.
- No hay problema. A ésta invito yo. - Parecía que, al menos, algo de suerte había tenido.

El resto estaba ya recogiendo, no sé si era por ser el mayor, pero cada día que pasaba me sentía más desvinculado del proyecto. Quizás albergaba dudas, a veces me preguntaba si no tenía la capacidad para triunfar, para, por lo menos, ser alguien de segunda fila con algo parecido a un público. No componía, no era especialmente virtuoso y solía mostrarme indolente a la hora de ensayar. Estaba claro que mi tren había pasado.
– Ei, tío échanos un cable para cargar la camioneta.
– Dejar lo mío, ahora mismo termino la cerveza y me pongo.

Deliberadamente estaba haciendo tiempo para recoger solo, no me apetecía hablar con nadie. Después me haría el dormido camino del hotel. En ese mismo instante lo veía como irremisible, no sé qué alegaría en mi defensa pero dejaría la ridícula gira. Sería mejor para todos, yo me dedicaría a otra cosa y ellos podrían encontrar a alguien que no supusiese un lastre. Cuando hubieron terminado me fui al escenario a recoger, hice un par de viajes y reuní todo el material en el aparcamiento.

Sólo una de las farolas funcionaba, parpadeaba, se mostraba inestable y parecía ralentizar mis movimientos.
– Yo no seguiría con ellos. - La voz sonó a mi espalda, potente y ocre. Me giré y vi al negro junto a su enorme perro. El animal me gruñía casi imperceptiblemente, mostraba su dentadura acobardándome. El negro movió su mano y se calló.
- ¿A qué se refiere? - Mi contestación sonó vacilante.
- Tú puedes llegar más lejos sin ellos. Te he estado observando y veo algo en ti.
- ¿El qué?
- Veo ambición. - Mostró la dentadura increíblemente blanca con una extraña sonrisa, a continuación abrió uno de los estuches y sacó una guitarra acústica.
La melodía que sacó del instrumento me pareció inconcebible, era una especie de tema sureño que nunca había escuchado. La técnica que utilizó y la velocidad con la que sus enormes manos se movían por el mástil salían fuera de toda comprensión. Cuando hubo acabado me tendió el instrumento.
–Tú también puedes. Puedo darte lo que quieres. - Me increpó.
Asentí con la cabeza. Y lo que vino a continuación no podría describirlo con palabras. Un dolor inmenso me sobrecogió, caí sobre el asfalto a los pies del individuo que veía tranquilamente como me revolvía. Levanté la vista implorando ayuda y un fogonazo me dejó cegado. No sé cuánto tiempo estuve revolviéndome en ese sucio aparcamiento, pero se me hizo eterno, parecía como si un tren de mercancías estuviese pasando por encima de mí. Intenté estirar el brazo para mendigar algo de ayuda, cogí el zapato del negro y le imploré que parase lo que había comenzado. Con un puntapié, totalmente despectivo, alejó mi mano que se retorcía en busca de un apoyo.

Súbitamente todo terminó, tan rápido como empezó. Me incorporé torpemente mientras el negro se alejaba y se difuminaba en la oscuridad, sólo el perro se giró para mostrarme el destello de su mirada. Ni tan siquiera entré a decir nada, arranqué la camioneta y me alejé en la noche. Tenía la impresión de comenzar una nueva vida, algo que nunca hubiese llegado a imaginarme.

Nacho Valdés

domingo, marzo 22, 2009

El Viaje 4º parada

Hoy voy a poner una versión acústica de un tema inédito de Wilco, interpretado por Jeff Tweedy en solitario durante la gira que le trajo por Valencia hace unos meses.
Es una canción muy pegadiza sobretodo en la versión con banda aunque aqui se le añade un toque más intimista y trasnochado. En fin, un paso más.



p.d : Por cierto, una entrada ha quedado huérfana para el próximo concierto de la banda en Madrid en Mayo. No digo más.

The Doors al cine


Fue, sin duda, una de mis bandas capitales cuando era chicorrín, así que me agrada conocer la noticia de un documental llevado al cine por el director Tom Dicilio sobre la banda. Aquí os pongo el cartel de la película y un enlace al vídeo promocional del mismo.

El Trailer de la Antología

Poco a poco van apareciendo más datos sobre la próxima antología audiovisual de Calamaro. Si hace unos días salía a la luz el material definitivo que contendra el lanzamiento, hoy traemos al blog el trailer del mismo. En fin, los Calamaristas nos frotamos las manos :

jueves, marzo 19, 2009

Confesiones del Comandante Stratocaster Vol. 21

Tommy

¿Ópera rock? ¿Cómo que ópera rock? ¿Puede haber llamas frías? ¿Hielo ardiente? ¿La contradicción hecha música?

Pues sí, Tommy resultó ser una ópera, sobre todo si entendemos por ópera lo que realmente significa: “obra musical”. Era una obra, no cabía duda, y musical.

Lo que ya no estaba tan claro es si era para entretenimiento, para reflexionar profundamente sobre la verdadera esencia de los sentidos, para ganar unos duros… o para vacilar un poco al personal.

Recuerdo muy vivamente los zapatones psicodélicos de Elton John, pero decidí, con todos los respetos, que me quedaría con Ann Margret. Desde entonces ocupa uno de cada veintitrés de mis sueños eróticos.

De los otros… ya hablaremos.

lunes, marzo 16, 2009

En el ángulo muerto Vol. 7


Lo que podía haber sido

Todos los días lo observaba por la mañana. Sentada en el autobús le veía esperar, siempre con su aire indolente, como si el mundo no girase alrededor suyo, como si estuviese por encima del resto de mortales. A mí me daba mucha vergüenza, aunque una mirada fugaz me permitía escrutarle unos instantes antes de que subiese. Siempre solía estar fumando, no es algo que me guste demasiado en un hombre, pero en él quedaba sumamente atractivo. Parecía que consumiendo su cigarro, apoyado en la parada, estuviese realizando un alegato o un manifiesto vital que denotaba rebeldía e inconformismo.

El transporte siempre iba semivacío, eran pocos los trabajadores y estudiantes que salían tan temprano. Realmente yo no sabía a qué colectivo pertenecía, nunca fui capaz de acercarme y hablar con él. Estaba segura de que me rechazaría, de que pertenecíamos a mundos opuestos que nunca podrían llegar a encontrarse. Yo estudiaba psicología, era brillante y salía poco. Él no sé a qué se dedicaba, llevaba siempre una mochila que lo mismo podía ser de estudiante que de un trabajador que lleva todo lo necesario para pasar la jornada. Por edad, aunque no sabría calcularla con exactitud, podía ser cualquier cosa.

Lo que más me gustaba era su actitud, su pose, su manera de conducirse en esos momentos matutinos que secretamente compartía con él. Siempre pagaba en metálico, sin decir una palabra se plantaba delante del conductor y rebuscaba las monedas en su bolsillo. Ese breve instante me permitía observarle sin que se diese cuenta, elevaba mi cabeza un poco sobre los asientos y le espiaba disimuladamente. Cuando se movía en busca de su asiento, tambaleándose por el traqueteo, yo bajaba la vista aparentando normalidad. Su presencia me provocaba desazón, y cuando pasaba a mi lado hacía que aumentase mi ritmo cardiaco.

Solía sentarse cerca de mí, normalmente al otro lado del pasillo. No sé por qué hacía eso, se me escapaba la razón de esa cercanía. A veces fantaseaba con que él también sentía algo por mí, pero después me acobardaba y no era capaz mover un músculo. En apariencia él iba distraído, siempre leyendo alguno de los libros que sacaba de su mochila. Ese detalle me gustaba, a pesar de que nunca había escuchado su voz, ni hablado con él, me lo imaginaba como una persona interesante y con cierto barniz de cultura. Tenía claro que no era un ignorante, pero de lo que también estaba segura es que su formación no era académica. Igual era pintor o algo así, un tipo bohemio al que una niña de papá como yo no interesaría lo más mínimo. Por las noches me sentía más segura, me decía a mí misma que le diría algo, una tontería, algo que hiciese que saltase la chispa y nos conociésemos. Por las mañanas volvía a ser yo, evitaba su mirada y disimulaba mirando por la ventana.

El otro día me masturbé recordándole. No es que sea algo habitual en mí pero no pude evitarlo. Me estaba duchando y no sé por qué vino a mi cabeza el encuentro de la mañana, empecé a tocarme y no pude parar. Después me sentí culpable, no sé el motivo pero me juzgué sucia y estúpida. Me preguntaba por qué no me acercaba a él y le hablaba, por qué me minusvaloraba de manera tan evidente. Me consideraba una mujer válida y, por qué no decirlo, con algún tipo de atractivo. Por lo menos nunca me habían faltado pretendientes, casi ninguno me había interesado, pero los había tenido de todas las raleas. Me acercaría a él y le preguntaría una banalidad, algo que hiciese saltar la chispa de la conversación.

A la mañana siguiente había reunido el valor suficiente como para abordarle, no sé qué pensaría de mí pero me daba igual. Según avanzaba el camino mi cobardía iba en aumento, el estómago comenzó a notar los nervios, tenía esa extraña sensación que se experimenta cuando estás enamorada. Cuando le vi esperando, como todos los días, no era capaz de articular palabra. Al verle avanzar entre los asientos me quedé estúpidamente observando, sin poder apartar la vista. Él me lanzó la sonrisa más dulce que nunca he visto y se sentó en su lugar habitual, después ya no fui capaz de volver a mirarle. Me sentía idiota, como una chiquilla que queda en ridículo frente a sus compañeros de clase. Hice mi viaje sin abrir la boca, mirando a través del vacío que me mostraba la ciudad que tenía frente a mí.

Por la noche me sentía fatal, hundida. Por la mañana seguía inmersa en un pozo, me sentía alejada de la realidad, enajenada y ausente. Decidí no coger el autobús, no tenía fuerzas para emprender mi rutina, no quería encontrarme de cara con mi fracaso.
Me metí en la ducha, me senté y dejé que el agua caliente corriese por mi cuerpo. Me cogí la piel, la estiré, medí mis muslos, agarré mi cintura y llegué a la conclusión de que no me gustaba. Me repudiaba a mi misma, no me aceptaba, me veía horrible tirada en la bañera con el pelo pegado a la frente. Cómo podía aspirar a alguien, cómo iban a aceptarme si ni tan siquiera yo lo hacía.
Observé el desagüe, el agujero negro tragaba el agua. Se formaba un remolino que se llevaba toda la suciedad, todos los desperdicios. El agua comenzó a tomar un tono rojizo, primero tenue y después bermellón. Me quedé embobada viendo como el desagüe tragaba el desperdicio de mi vida, el fracaso absoluto que yo suponía. Me fui quedando dormida, el calor y el vapor me acunaban sumiéndome en la más absoluta de las oscuridades. Eché un último vistazo a la sangre que se iba de mi cuerpo y cerré los ojos. Por fin había acabado todo.

Nacho Valdés

viernes, marzo 13, 2009

El Salmón mueve de nuevo su cola



Durante el mes de Mayo, Andrés Calamaro iniciará una mini gira de presentación de su antología. Será un paseo por varias ciudades españolas y otras tantas del otro lado del charco. En fin, la única fecha posible para cualquier persona que trabaje es la de Donosti, que es sábado. Asi que pa Donosti nos vamos. Estas son las fechas :

España:
06-V Barcelona. Auditori.
07-V Salamanca. Multiusos Schez Paraiso.
09-V San Sebastián. Auditorio Kursaal.
10-V Madrid. Palacio de Congresos.

México:
16-V México DF. Festival Vivel Latino.
19-V Monterrey. Auditorio Luis Elizondo.
22-V Guadalajara. Auditorio Telmex.
24-V Puebla. Auditorio Siglo XXI.

miércoles, marzo 11, 2009

LePunk

Mañana jueves, el sector fuerte de Corazones Hambrientos S.A acudirá a la sala Greenspace para escuchar cantar y tocar a los madrileños LePunk. Cómo sé que ninguno de nosotros los tiene muy controlados, pongo el video de su último single de título Te llevo en el corazón, dónde además canta el artista favorito de Nacho después, claro está, de Luis Cobos, el mañico Enrique Bunbury.

En el backstage


El gran fiasco

Retomaré la sección con la el concierto al que asistí el viernes pasado en Massanasa. Fue una noche de luces y sombras, bueno, por qué engañarme, más bien de tinieblas profundas en la que me sumí en lo más oscuro de algo así como un metal industrial insoportable.

El caso es que, alentado por mi profesor de guitarra, me hice con una entrada para el concierto de Jennifer Batten. Una tipa americana, que según me contaron es una virtuosa de la guitarra y que, para más señas, trabajó con Michael Jackson. El caso es que el concierto fue puro virtuosismo, aunque para mi gusto, falto de cualquier otro sentimiento que pudiese llegarme y engancharme. La tía movía los dedos a velocidad pasmosa, recorría el mástil con increíble habilidad y utilizaba todas las técnicas imaginables. En un principio esto puede suponer un valor, pero desde mi punto de vista, tal profusión de erudición se convierte en algo pesado e insoportable.

La sala, que es de lo mejorcito que he visto en Valencia, estaba perfectamente preparada para cualquier tipo de concierto. A pesar de estar medio vacía, la acústica fue perfecta y unos cómodos sofás me permitieron ver el espectáculo tranquilamente tirado. La única pega, además de la compañía que llevaba que estuvo dándome la brasa parte de la noche (cuando la situación se hizo insoportable me fui a otro lado con un conocido y Danny), fue el garrafón infernal que servían; al día siguiente, a pesar de que casi no bebí, tenía una piedra en la cabeza con la que cargué todo el día. Por tanto, la sala Fussion, a pesar del alcohol maligno que sirven, es un lugar a tener en cuenta para futuros eventos.

Pero es Jennifer la que interesa. El show consistía en la mujer tocando la guitarra sobre unas bases rítmicas, al tiempo, unas visuales iban apareciendo en una pantalla tras ella. Es digno de mencionar el nivel de coordinación que alcanzaba la música con la imagen, pero esta novedad aguantó un par de temas, después se hizo bastante cansino. El motivo, desde mi punto de vista, es que sus composiciones eran tan barrocas que se hacían difícilmente digeribles. El interés residía en la ejecución de los temas que seguro hizo las delicias de todos los puristas que se acercaron por Massanasa, para mí acabó convirtiéndose en un bodrio que me hizo bostezar en diferentes ocasiones.

Curioso fue cuando a mitad de concierto la tía bajó entre el escaso público a vender su último disco, me quedé sorprendido con la americanota que nos habían traído. Medía más de metro ochenta, con un culo enorme y unas tetas exageradas; la edad, que había hecho estragos en su cara, pesaba bastante en la figura de esta mujer. Me acerqué a ella con mi inglés en plan indio y hablé un poco con ella, pude comprobar que además de pesada era bastante borde, supongo que estará hasta los huevos de aguantar a borrachos pesados. También fue llamativo el alegato que hizo a favor de los indios americanos, o cuando nos contó (y nos mostró por medio de imágenes) que en los locos ochenta se había cubierto de abejas para ejecutar el tema el vuelo del moscardón. Las imágenes de archivo no tenían desperdicio, sobre todo por los pelos que llevaba la tipa en plena efervescencia post-punk.
Vamos, que fue una noche interesante, aunque musicalmente me decepcionó bastante.

Nacho Valdés

Confesiones del Comandante Stratocaster Vol. 20

Hey Joe

Era negro, de eso no cabía duda. Era negro por la piel, por la voz, por la forma de sacar sonidos inexplicables a una guitarra como nunca antes nadie se había imaginado. Pero sobre todo era negro porque de repente su silueta había surgido en una mancha de tinta china en mi lámina de dibujo. Al principio sólo era una sugerencia, una sombra, pero un tiralíneas cargado y puesto de través puede llegar a hacer milagros.

La lámina no llegó a tiempo aquel viernes de Dibujo, pero Jimmy se quedó conmigo, pegado a la pared por cuatro chinchetas.

Poco tiempo después nos contaron que había muerto. Y entonces aún se convirtió en más negro…

martes, marzo 10, 2009

Nueva York Sin Queso ( Historia Universal )

En un principio pensé que le habían puesto el apodo de “Dinamita” por lo explosivo y demoledor de sus golpes aunque con el paso del tiempo comprendí que el verdadero peligro no estaba en sus puños sino en su cabeza.
Dentro del ring, su maldito cerebro funcionaba como un lujoso reloj suizo marcando con exactitud el tempo del combate. Sin embargo, fuera de él se convertía en un desastre inevitable.
Al final le perdonábamos todo. Era el campeón nacional más joven de la historia. Ni los más nostálgicos del lugar recordaban una racha semejante. Treinta y dos victorias en treinta y una peleas. El chico tenía un estilo único. Dibujaba formas mágicas con sus piernas, el cuadrilátero por momentos se trasformaba en un pista de baile, y ahí el era el mejor. Tenía un don natural.
Recuerdo que la primera vez que le vi estaba pateando el trasero a dos camellos que trapicheaban en la Casa Azul. Con sorprendente habilidad y precisión levantó a uno de ellos cogiéndolo de las solapas y lo estampó contra la valla del garaje Monroe, acto seguido disparó su izquierda en un movimiento imperceptible directamente al punto de anclaje del segundo chico. Victoria fácil.
Después sonrió, se sacudió el polvo y volvió al bar. Ahora que lo pienso quizá fuese ese su primer ko porque unas semanas después de aquello Dean Pecker apareció en su vida y empezó a combatir oficialmente. Todos recordamos el día de su estreno. Quizá por que fue uno de esos momentos en los que todo el barrio nos sentimos parte de algo. Una comunidad entregada a una meta, a un fin común. El campeón.

lunes, marzo 09, 2009

Otra de Manrique

Como cada semana os remito a la columna de Diego Manrique en El País, esta vez con el sugerente título de "El Rock Descafeínado". En él resume el encuentro que tuvo lugar hace unas semanas entre tres pesos pesados de la industria de la música : Rick Rubin (Productor casi exclusivo de música Hip Hop, pero que también parió las mejores grabaciones de Johnny Cash o Tom Petty entre otros), Jerry Leiber y Mike Stoller.
También hace referencia a un artículo llamado Cómo el 'indie rock' perdió su 'soul'de Sasha Frere-Jones (Exmúsico Indie)en el que carga contra bandas como Wilco o Pavement acusándoles de no haber escuchado música de raíz y de , básicamente, tocar mal.
En fin, espero que os guste.

En el ángulo muerto Vol. 6


Serie negra

Nunca había sentido una atracción semejante a la que me arrebató cuando entró por la puerta. Yo bebía en mi despacho, hacía días que no tenía nada que hacer y esa falta de actividad es el peor enemigo de un hombre solitario con inclinación a la botella.
Tenía estilo, tengo que reconocerlo, no era la típica fulana que a veces se acercaba en busca de algo con lo que pasar el tiempo. Sus labios, de un rojo brillante, me engatusaron y me liaron en su madeja. El escote vertiginoso, estaba construido sobre la increíble arquitectura de unos pechos rotundos de palidez casi angelical. Estaba claro que, fuese lo que fuese lo que iba a ofrecerme, estaba destinado para mí.

Explicó con frialdad que su marido era un rico empresario que coleccionaba mujeres como si de obras de arte se tratase. Era Mr. Wilkins, conocido en toda la costa oeste por sus compañías dedicadas al petróleo. Había levantado su imperio por casualidad, perforando en los años treinta en el desierto y logrando, con ese primer impulso, el dinero para seguir la racha. Quería que yo reuniese las pruebas necesarias para que su divorcio fuese rentable, para conseguir sacar al viejo una buena tajada. Me pareció razonable y le exigí un precio elevado, ella contestó, presionando su pecho entre sus brazos, que no me preocupase por el dinero, que habría para todos. Realmente yo deseaba algo más que dinero.

El viejo tenía intereses en todos los lados, se podía decir que Los Ángeles era suyo, era una especie de cacique que gobernaba a su antojo la ciudad. El departamento de policía, los funcionarios y cualquiera que tuviese alguna influencia estaba pagado por él. No parecía la mejor idea el buscarle las cosquillas a un tipo que decían se había cargado a toda aquél que se había interpuesto en su camino. A pesar de todo, yo me consideraba una persona con suerte, después de dejar atrás el cuerpo de policía y, gracias a ciertas carambolas, había logrado salir airoso de situaciones sórdidas y peligrosas.

Seguir al viejo no suponía ningún problema, siempre rodeado de un séquito enorme de gusanos intentando recoger alguna de las migajas que iba repartiendo. El tipo no se privaba de ningún capricho, además de los negocios que atendía, el bienestar estaba entre sus prioridades. Coches lujosos, grandes comidas, invitaciones a los estrenos de las últimas películas, rara era la ocasión en que no salía como portada de alguna de las publicaciones de la ciudad. Actos de beneficencia, fiestas, bellas mujeres, siempre ofrecía algún titular de los que encandilan al gran público.

Tras dos semanas de seguimientos no vi nada digno de mencionarse, el hombre llevaba una marcha común a cualquier millonario un poco excéntrico. Nada que destacar. Aunque, la noche en que ya iba a dar al traste con las investigaciones, encontré el asunto que serviría a la señorita como pasaporte a la riqueza.
Resultó que el viejo no era como se mostraba, que guardaba en su interior ciertas perversiones a las que daba rienda suelta de vez en cuando. Lo primero que me llamó la atención es que salió sólo con su escolta, nadie más le acompañaba. Les seguí con las luces apagadas mientras se dirigían a las mansiones de las colinas, aparcaron frente a una que no destacaba, era más bien anodina y vulgar. No fue difícil entrar, salté la valla y me dirigí, evitando a un vigilante, a la única ventana encendida de la planta baja.

No imaginaba el espectáculo del que iba a ser testigo. Una bella mujer, morena y escultural desnudaba al anciano. Iba pasándole la lengua por todo su cuerpo, el hombre se estremecía mientras la saliva iba cubriendo sus carnes descolgadas. La joven, en ropa interior, iba quitándose las prendas mientras hacía su trabajo. Mr. Wilkins temblaba de la agitación, yo esperaba el momento oportuno para disparar la única fotografía con la que contaba mi cámara. Mi asombro fue mayúsculo cuando la increíble mujer sacó la sorpresa que guardaba bajo sus bragas, no podría haber llegado a imaginar el tremendo tamaño de la misma. Me quedé unos instantes anonadado, nunca había visto a una travesti tan espectacular y femenina. El viejo se agarró a ese pedazo de carne como si la vida le fuese en ello, y después empezó chuparlo con ansiedad. En ese instante disparé la cámara, cuando su boca estaba rellena por lo que la bella muchacha llevaba bajo las faldas.

Cuando quedé con mi contratante le enseñé la fotografía. Una sonrisa picara asomó en sus labios, le exigí el pago, pero quedó emplazado para cuando culminase el proceso de divorcio. De todas formas pudimos arreglarlo sobre la mesa de mi despacho, tuve la suerte de disfrutar de las turgentes curvas de mi cliente. Si la chica salía de donde se había metido podríamos repetirlo en un futuro.
Como soy de naturaleza pesimista ya me imaginaba lo que sucedió, la muchacha acabó flotando en el pantano que abastece a Los Ángeles. El asesinato, como era de esperar, nunca fue resuelto, quedó registrado en los archivos policiales como un suicidio. Por mi parte, guardo el negativo en una caja de seguridad, si algo me pasase toda la prensa de la ciudad tendría la foto del viejo lamiendo la enorme tranca de la bella travesti.

Nacho Valdés

El Viaje 3ª Parada

Semana a semana vamos avanzando en el repertorio de Wilco. Hoy, en una semana previa a las fiestas me animo a poner algo ligero. Tal vez sea el tema más conocido de Wilco, yo por lo menos fue el primero que les escuché.
La canción se llama Jesus, etc... y forma parte del album Yankee Hotel FoxTrot , disco que marca el nuevo sonido de la banda hasta la actualidad.

viernes, marzo 06, 2009

31 de Marzo Dia AC




La antología audiovisual de Andrés Calamaro se publicará el 31 de Marzo en tres formatos distintos.
Según informa Efeeme la antología se dividirá así :

Caja (Box set): De color negro y conteniendo seis CDs y dos DVDs. Los tres primeros CDs recogerán canciones ya publicadas anteriormente, los otros tres vendrán repletos de materiales inéditos: sí, todos esos que te puedes imaginar, más directos y sorpresas variadas. Los dos DVDs contendrán grabaciones tanto inéditas como conocidas: directos, vídeos, entrevistas, ensayos... Además, se incluye un completo libro de 184 páginas con textos de Andrés sobre cada una de las canciones apoyados por comentarios de músicos y periodistas que han estado presentes durante la gestación de esos mismos temas. Esta caja saldrá en España, Argentina y México.

CD y DVD: De color rojo, versión con un solo CD y un solo DVD. El CD será el primero de los tres que se incluyen en la caja –ideado como un potentísimo recopilatorio–, pero, con algunos cambios respecto a éste. El DVD será un resumen de los dos contenidos en la caja. Saldrá en los mismos países que la caja.

Sólo CD: De color blanco. Se trata del CD anterior, sin DVD, pensado para otros países.

De Mayor...

Hace un tiempo publiqué en el blog la crónica del concierto de Enrique Bunbury en Valencia. Esa crónica terminaba con una reflexión en la que cuestionaba la durabilidad del proyecto del maño. Es decir, ¿Se ve Enrique Bunbury en un escenario dentro de digamos veinte años con la misma puesta en escena?
Pues bien, la respuesta a esta pregunta se encuentran en su nuevo video.

miércoles, marzo 04, 2009

Confesiones del Comandante Stratocaster Vol. 19

Moody Blues

Aquello no daba para más. Había durado lo que había durado. Había sido lo que había sido. Pero tenía que terminar. Ni ella para mí, ni yo para ella. Yo lo tenía claro. Y decidido. Le había dado alguna vuelta. Tampoco demasiadas, no vayas a pensar. Hay momentos en que las cosas simplemente son como son. Pero quería jugar limpio. Y explicarlo. Y dar la cara. Y no quería hacer daño…

Pero, seguramente que siguiendo alguna extraña ley de la física de partículas, cuanto más lejos está una de las mitades, más colgada está la otra. Y en la inopia, claro.

Y, encima, aquella música profunda, romántica… tremendamente triste.
Qué lástima.


martes, marzo 03, 2009

Los Rodríguez a la gran pantalla


Según informa el periódico argentino Diario12 El director Sergio Bellotti presentará 100 pájaros, un documental de Los Rodríguez, en el Primer Festival Internacional de Cine y Documental Musical In-Edit Cinzano, que se celebrará entre el 6 y el 8 de marzo en Buenos Aires.

100 pájaros es un road-movie grabado durante la gira que llevó a Los Rodríguez por Argentina en 1994. Hoy, casi 15 años después, Bellotti se ha decidido a mostrar al mundo el material, que incluye el famoso encuentro entre Fito Páez, Calamaro y Diego Armando Maradona o imágenes de La Mona Jiménez y Charly García.
Noticia Extraída de www.camisetasparatodos.com
Os pongo la canción del grupo que da nombre al documental.

lunes, marzo 02, 2009

El Viaje 2ª Parada

Hola amantes del Soul, he aquí una nueva entrega de vuestra sección preferida "El Viaje Inicíatico de Nacho Valdés Hacia Wilco". Hoy rescatamos la canción Hummingbird del antológico disco A Ghost is Born.
Un buen amigo me dijo hace poco tras escuchar la canción que era como si a una composición de McCartney le hubiese puesto la voz John Lennon. Hasta hoy no encontré una definición mejor.

En el ángulo muerto Vol. 5


Enrevesado

El radio-despertador sonaba extraño, emitía sonidos incomprensibles aunque dotados de cierta armonía. Decidí no darle más importancia, supuse que había perdido mi emisora habitual. Fui a la ducha, abrí el grifo y cuando me puse bajo el chorro di un salto debido a la temperatura helada del agua. No lo entendía, el día anterior funcionaba perfectamente. Hice un esfuerzo y me aseé dando gritos bajo la lluvia gélida que recibí.

Ya en la cocina, tras mi reparadora sesión de higiene matutina, me dispuse a calentarme el habitual café. Resultó chocante el hecho de que lo contenido en la nevera estaba ardiendo, a temperaturas elevadísimas. No era necesario meter la leche en el microondas ya que estaba casi a punto de ebullición, me sorprendí por todas las desgracias que estaba sufriendo. Cómo era posible que, además de estropearse el electrodoméstico, calentase lo que había en su interior. Decidí desenchufar el aparato y tomarme el desayuno en el trabajo, estaba muy confuso y quería irme para resolver a mi regreso las increíbles situaciones que se estaban sucediendo.

Al salir a la calle el sol parecía levantarse desde el horizonte, aunque un matiz que no llegaba a comprender me mantenía alerta. La luminosidad era distinta, más que un amanecer parecía un atardecer de tonos rojizos que iban apagándose. A pesar de llamarme la atención no le dí mayor importancia, debía llegar al trabajo y olvidarme durante unas horas de la fatídica jornada que estaba sufriendo.
De camino al coche que tenía en una calle adyacente, vi a mi vecino. Iba andando de una manera que me pareció profundamente curiosa, hacía unos movimientos que parecían ir contra la naturaleza habitual de la marcha humana. Me dio la impresión, a pesar de que era una persona sería, de que estaba gastándome un broma. Cuando nos vimos, ambos nos quedamos anonadados observándonos. Su cara mostraba la misma expresión de pasmo que la mía, parecíamos un espejo que devuelve una imagen ficticia y deforme.

- ?Sèver la sadna èuq rop¿ ?asap et euq ol se èuq¿ – Me dijo.
No entendí nada de lo que salía por su boca, hablaba una especie de dialecto incomprensible para mí. Me resultaba difícil creer que el día anterior, a la misma hora, habíamos intercambiado unas palabras y no habíamos tenido ninguna complicación.
- Puedes repetirme lo que has dicho, no me entero de nada. – Respondí.
- odnatsusa sàtse em ,secid èuq ès oN –
No era capaz de comprender, sus movimientos eran forzados y extraños, estaba llegando a un punto en el que la cabeza me daba vueltas. El sol se ocultaba y a cada minuto la ciudad se oscurecía más, no era capaz de asimilar lo que estaba pasando. Estaba a un paso de perder los cabales, de llegar al terror más absoluto.
Agarré a mi vecino y le imploré ayuda.
- ¿Qué es lo que está pasando? Ayúdame, por favor. ¡Ayúdame! – Grité mientras le sujetaba por la manga de su abrigo.
- !Ìm a seuqreca et oN¡ !ematlèuS¡ – Me dijo en su incomprensible idioma.

Reculó unos pasos y se alejó corriendo hacia nuestro edificio. Lo asombroso es que corría en sentido contrario al habitual. Como si de un cangrejo se tratase, daba grandes zancadas de espaldas al destino al que se dirigía. Algunos coches ya comenzaban a circular, marcha atrás y a gran velocidad, como si todos fuesen dirigidos por expertos pilotos. Me quedé paralizado y volví a mi casa a toda la velocidad de la que mis piernas eran capaces. No sé qué es lo que sucedió, pero desde entonces estoy encerrado en mi hogar.

Nacho Valdés

Se fue Rubianes



El Humor tiene hoy un poco menos de gracia.