viernes, julio 29, 2011

A Day in The Life

Llega agosto y nosotros nos vamos buscando refugio espiritual a un año tan cargado de extrañas cosas. Hemos escrito mucho, cosa que no sé sí es buena o mala.
De lo que sí me alegro es de seguir vivos casi 7 años después de nuestro alumbramiento digital. Seguiremos emitiendo...
Feliz Verano

Retratos (Vol. 45)

Els arrels de la terra.
Tots som d´allà on naix el vent.

Som només un per las avingudes atestades.
I no practiquem la memòria, perquè sempre tenim davant
una nova peça per encaixar a l´engranatge del món que roda.

Els arrels de la terra
Déu en la mà i un estiu per descobrir.

Continue endavant, guiat per tu, com una estela d´ocells buscant la tardor.
Semblava impossible acaronar els cabells de la sima de les muntanyes
però puc sentir l´herba entre el dits dels peus mentre la ciutat s’amaga.

Els arrels de la terra
dos fills i una amant mística.

Els arrels de la terra.
Tots som d´allà on naix el vent.

jueves, julio 28, 2011

En el Backstage

Algo huele a podrido en Argentina

Jueves noche. Ciudad de Valencia. Parque de Viveros.
Volvía Andrés Calamaro a Valencia y la primera noticia fue que no llovió como siempre antes había ocurrido. Buena temperatura y gente extraña en las puertas de los jardines con sus neveras, sillas, tumbonas, tintos de verano, tortillas de patata esperando no sé muy bien a quién o a qué.
22.00 horas. La banda sale a escena de riguroso negro roquero y despiertan a las guitarras con una eléctrica versión del funk ¿Quién asó la manteca?, la cual suena exageradamente mal ecualizada (tono general del concierto) hasta el punto de pegar un petardazo y dejar los altavoces en silencio durante unos segundos. Los músicos a lo suyo Alta Suciedad y El Salmón suenan seguidas casi sin tiempo para el descanso. El sonido de la banda mejora algo pero el micro de Andrés no, inclusive va a peor. Se le escucha excesivamente grave, sin matices. No solo eso, Calamaro parece algo acelerado, escupe palabras, olvida letras y en algunos momentos canta totalmente desafinado. Los divinos y el Día de la mujer mundial dan fe de ello.
Ante la aparente falta de puntería sonora en los temas más movidos, el concierto baja en intensidad y Andrés borda con su (esta vez sí) voz del millón de dólares la revisión jazzy de Ansia en Plaza Francia, una de esas joyas de amor marginal que le han hecho grande. Emotivo recuerdo para Los Rodríguez en 100 pájaros volando con esa onda soul que ya estaba en el primer disco de la banda y que Calamaro canta tan bien. Llegarían también Todavía una canción de amor y la exitosa Sin Documentos.
El grueso de las canciones del concierto perteneció en su mayoría a los discos El Salmón y Honestidad Brutal.La banda, que es la habitual de Andrés en los últimos años con el “update” de Alfonso Pérez en teclados sonó con falta de ritmo quizá debido a la extraña disposición de las canciones del repertorio, el cual alternaba largos medios tiempos con estruendosas dosis de rocanrol. Sonó Los Chicos (quizá lo mejor de la noche) como un cohete para volver a la vida y los clásicos. Sin duda cabe destacar el protagonismo de la guitarra de Diego(10) García, natural de la capital del Túria, recientemente nombrado en este humilde blog.
Calamaro vino y se fue (como siempre) rodeado de polémica. Defensor voraz de la honesta figura de Teddy Bautista, animó a los valencianos a aprender a votar. Como si los argentinos lo hiciesen mucho mejor que nosotros. El concierto terminó con Flaca, la cual puso fin a noche con sabor agridulce con pequeños destellos de genialidad y señales de cambio de ciclo.
Andrés empieza gira por los Estates.
Es su primera vez.
Le deseamos suerte y mucho rocanrol.

miércoles, julio 27, 2011

LA DISQUERÍA ELÉCTRICA (25)


Durante estos últimos días pensaba que mi despedida veraniega del blog iba a estar presentada por Amy Winehouse, ha fallecido hace unos pocos días y después de haber estado leyendo en periódicos cosas sobre su tormentosa vida me apetecía poner un video suyo, mas que por sus dotes como cante por hablar del famoso Club de los 27 al que ha sido invitada a formar parte. Por no extenderme mucho, os comentaré que todas esas muertes no fueron suicidios ni pactos con el diablo como menciona la prensa sino asesinatos por parte de sicarios contratados por las discográficas para, en el menos de los casos, triplicar las cifras de ventas de sus discos.
Pero volviendo al tema que nos ocupa, tengo que confesaros que anoche vi La Luz, Oh Señor, si hermanos, anoche vi La Luz, se acercó a mí y me habló ¡¡¡¡¡¡Aleluya!!!!!! ¿Queréis saber que me dijo??? Ohh¡¡¡¡Siiii¡¡¡¡ Cuéntanos lo que te dijo¡¡¡¡¡¡.
La luz me hablo y me dijo:
“Busca tu destino en las seis cuerdas de Diego García”
Y yo respondí “Diego García??? El guitarrista valenciano??? El que forma parte de la banda de Andrés Calamaro y que anteriormente estaba con los Hermanos Auserón en las Malas Lenguas????
Y la Luz dijo, “Si, no hay otro guitarrista que conjugue tan bien un buen nivel técnico con unas buenas composiciones y que no esté sobrecargado de virtuosismos….un guitarrista de primera división…un sonido genuinamente Fender…, además el te enseñara el camino para lograr tu paz interior, te hará ser mejor persona y vivir la vida de forma tranquila”
Poco después La Luz desapareció y fui corriendo a la búsqueda de El Mesías
Nunca un dicho como “Sobran las palabras” tuvo tanto sentido

martes, julio 26, 2011

Palabras Usadas


En su primer disco como solista Canciones para el tiempo y la distancia, el ex piratas Iván Ferreiro incluyó esta estupenda versión de la canción Abrázame que popularizó mundialmente Julito Iglesias.
Ferreiro llevó esta tonadilla de amor popular al terreno del amor marginal. Con una interpretación desgarrada, sucia y sórdida dotó de oscuridad y profundidad a una melodía algo edulcorada en la voz del ex portero del Real Madrid.
Dos formas de amar, cantar, sentir frente a frente. Juzguen ustedes pueblo.
Iván Ferreiro

Julio Iglesias

lunes, julio 25, 2011

En el ángulo muerto Vol. 112



Supervivientes

Cuando Manuel Garrido comenzó su escueta narración no pude dejar de atenderle ni un momento, tras innumerables conferenciantes anodinos y de horas de escuchar estúpidas consignas libertarias algo había captado mi atención. Quizás se tratase de su particular fisonomía o, tal vez, de la profunda voz que surgía de esa pequeña caja torácica y que me había embelesado. Con una locución firme, manejando las pausas, interactuando con el auditorio e incluso emocionándose de vez en cuando, manejó magistralmente la media hora durante la que se dirigió a todos los que estábamos reunidos en aquel vetusto salón de actos.
Aunque, al menos en mi opinión, se trataba de un tema profundo e intrincado, la organización lo dejó de lado y se le trató como si fuese subsidiario. Las jornadas se centraban en los redescubiertos líderes de la izquierda más o menos radical que habían regresado recientemente del exilio o de aquellos que, por el contrario, comenzaban una nueva carrera política bajo el amparo de la libertad constitucional que ya se había hecho palpable. Por ese motivo, Manuel solo disfrutó de ese corto espacio de tiempo durante el que, sin entrar en detalles, nos explicó lo que había sido su biografía durante los momentos en los que Europa se encontraba sumida en la medianoche de la historia. Sin lugar a dudas su narración era de lo más rocambolesca y tenía todos los ingredientes de una buena novela o de una película de Hollywood. De hecho, me llamó la atención no haber escuchado hasta ese momento absolutamente nada de ese tipo que decía haber sobrevivido a los campos de exterminio nazis. Sin entrar en demasiados detalles, fue contando cómo había sido capturado cuando su compañía cayó en el frente oriental, cuando comenzaba la liberación polaca. La cuestión es que acabó siendo transportado del frente a un campamento de internamiento para soldados comunistas y, finalmente, de manera extraordinaria, fue trasladado al campo de concentración de Dachau. Parece ser que en este punto le separaron de los partisanos rusos y soldados búlgaros con los que había combatido. Según su versión, nunca tendría la seguridad de si se trató de la fortuna o del hecho de ser un español que se había alistado en la División Azul franquista lo que hizo que sobreviviese ante tanto horror. Según lo que contó, todos los soldados que habían sido internados en el campamento en el que pasó más de dos meses antes de Dachau, habían ido muriendo por inanición, por congelación o simplemente habían sido ejecutados como si fuesen animales. Su intervención terminó cuando el dirigente de la CNT le hizo entrega de un distintivo para la solapa, de una placa conmemorativa y nombrarle consejero honorífico de la organización política. Después el hombre se retiró entre los fervorosos aplausos del público, antes de salir levantó los brazos con presentes que le habían entregado sobre su cabeza y salió por donde había entrado.
Con posterioridad, cuando ingresó en el campo, tuvo un tratamiento similar al del resto de presos comunes y fue obligado a trabajar hasta prácticamente la muerte en las diversas tareas que se les ocurrían a los oficiales alemanes. Según su opinión, se trataba de trabajos serviles que no buscaban otra cosa que el agotamiento de los internos para ir eliminándolos progresivamente. A esta lenta muerte que se iba produciendo día a día, y minuto a minuto, se unía la falta de alimentos que hacían de estos internos una sombra de lo que se considera un ser humano. En otra parte de las instalaciones, según se confirmó tras la victoria aliada, se realizaban las eliminaciones masivas de judíos que llevarían al sobrecogimiento de Occidente. Sorprendentemente, incluso para el propio Manuel, consiguió salir de esa situación y volver a España donde parece ser que pasó unos meses recluido en Carabanchel.
La historia me resultó apasionante y, además del pequeño reportaje, comencé a leer convulsivamente sobre los hechos históricos que rodeaban a la pequeña historia que había escuchado. Estaba convencido a realizar un monográfico o una investigación sobre ese personaje que me había cautivado por su humanidad y entereza y, lo primero que me propuse, fue dar con él para realizar una entrevista en profundidad sobre sus vivencias.

Nacho Valdés

sábado, julio 23, 2011

Retratos (Vol. 45)

Conocerla fue como despertase…
Con su cuerpo tallado por poetas malditos
que pintaron una luna roja en el centro de su rostro
y después huyeron por su vientre dejando huellas doradas
entre los campos de trigo de sus piernas
y su alma.

Una mañana de otoño vi el sol posarse en sus rodillas
acariciarlas suavemente con su luz ardiente
y caer en la hierba buscando mejores vistas.
Me vi a mí mismo condenado a amarla sin remedio
sin que ninguno de sus besos pudiera colmar mis ansias de ella.

Después de imaginar nuestro amor conocí a mi olvido.
Y sí, es verdad. Conocerla fue como despertarse
pero olvidarla fue como tener conciencia de que nunca jamás podría volver a dormir.
Ayer me pareció verla
escondida entre la lluvia
esperando que alguien abriera de nuevo la puerta de sus sueños.
Y fue entonces cuando me pregunté si tendría su llave todavía.

miércoles, julio 20, 2011

Delaletra






La potencia sudamericana

Hoy se ha descubierto, según un sesudo análisis forense que llevaba en marcha desde hace tres años, que el presidente chileno Salvador Allende se suicidó y no fue asesinado por los perros de Pinochet. Esta historia, que parece hundirse en un tiempo pretérito y oscuro, sucedió en 1973 y permite hacernos una idea de la idiosincrasia del continente americano. En ese momento, aquí en España, estábamos desembarazándonos de las pulgas franquistas y comenzábamos a ver la luz al final del túnel. De esta forma, se puede afirmar que Sudamérica lleva un ritmo distinto al nuestro y, por este motivo, comenzaron a caminar en libertad hace bien poco.
Estas características tan particulares se reproducen en la especial sensibilidad de este pueblo hacia las artes pues es de sobra reconocida la música, el cine y la literatura que viene de este lugar tan alejado y a la vez tan cercano a nosotros. En esta última dimensión, la literaria, me ha descubierto recientemente un buen amigo al uruguayo Eduardo Galeano. En su obra de 1989, El libro de los abrazos, se condensan muchos de los rasgos que podemos atribuir al buen hacer de los escritores del Nuevo Mundo. El libro, que está compuesto por decenas de pequeños relatos, aforismos, reflexiones e incluso prosa con trazas poéticas, recorre con una impresionante sensibilidad y estilo literario sin tacha algunos de los puntos clave de la forma de ser de nuestros hermanos del otro lado del Océano. La muerte, la vida, las mezclas raciales, la alegría, la represión, los militares, los exiliados, los ancianos, los jóvenes, los amantes, los odios, el asesinato y los nacimientos se abigarran en un crisol que no parece, en un primer momento, tener sentido pero que, según avanza la obra, se va constituyendo como la radiografía de todo un continente.
Se puede decir que El libro de los abrazos construye uno de los alegatos, en ocasiones disfrazados de denuncia, del mundo americano hispanoparlante. Este es el motivo por el que Salvador Allende, a pesar de la distancia con respecto a Galeano, es adecuado para esta reseña; es uno de esos pequeños relatos que conforman el devenir de un pueblo y que tendría cabida en El libro de los abrazos.

Nacho Valdés

martes, julio 19, 2011

LA DISQUERÍA ELÉCTRICA (24)


Debo reconocer que el grupo de hoy no me apasiona demasiado. He tenido la oportunidad de escuchar sus dos discos y la verdad es que me llama mucho la atención el gran éxito que han tenido, que en mi opinión es totalmente desproporcionado. Si no recuerdo mal su primer disco fue uno de los mas vendidos en el año de su publicación. Si que valoro el que tardarán casi diez años en grabarlo solo por el hecho de no sentirse satisfechos con algunas de las canciones y que estuvieron horneandolas hasta que estuvieron convencidos que habia llegado el momento de plasmarlas en soporte digital.Tambien creo que su cantante dispone de una calidad vocal muy por encima de muchos de los cantantes que pueblan nuestra piel de toro.
La canción elegida es "Un día en el mundo" o mejor dicho "Otro dia en el mundo", ya que está grabada posteriormente a la edición del disco. La idea del video clip es muy sencilla, el dia de su presentación en Madrid, y para calentar voces, graban la cancion sin cortes desde su casa hasta la Fnac.
Llama mucho la acustica de la voz de su cantante cuando esta en su casa y cuando sale a la calle.

En el Backstage

Black Power

Mavis Staples (Chicago, 1940) llegó el pasado sábado, como un huracán, para cerrar el Festival de Jazz del Palau de la Música de Valencia. La cantante, bandera del sonido Staxx, supo en su momento llevar a las vaquitas que pastaban en los montes del góspel y la lírica religiosa hacia prados más íntimos, cercanos y populares. No tuvo miedo, ni pudor a la hora de atravesar puertas antes cerradas para mujeres como ella.
Llegó acompañada por una excelente banda (el guitarrista Rick Holmstrom, el batería Stephen Hodges, el bajo Jeff Turmes, y un coro integrado por Yvonne Staples, Donny Gerrard y Vicki Randle)y fue desgranando su arsenal de canciones junto con versiones de grandes clásicos de la música americana.
Abrió el concierto con una clase magistral sobre espirituales a capela. Un brillante comienzo que no hacía sino esbozar el magnífico catálogo de joyas que íbamos poder contemplar esa noche. Mavis, de 71 años, canta con una juventud envidiable y con un dominio del tiempo y del fraseo extintos en los cantantes actuales. El primer regalo de verdad llegó con una versión del superclásico The Weight de la superlativa banda Canadiense The Band. Una emocionada y parlanchina Staples nombró a cada uno de los integrantes de la banda de country-folk al acabar la interpretación. El siguiente aludido fue Jeff Tweedy (Wilco) que ha producido, grabado y compuesto las canciones del último disco de la de Chicago. Según contó Mavis, gracias a temas como You are not alone, que da título al disco, ha logrado este año un Grammy en la categoría de “Americana”. Precisamente fue esa la siguiente canción del concierto. El público, acomodado en las butacas (que no se inventaron para ver rocanrol) seguía entusiasmado con la total entrega de la cantante y sus músicos. Todos son destacables. Desde el reloj suizo que llevan en la batería hasta el corista (extraña palabra para definir a un hombre) Donny Gerrard que no tiene nada que envidiar a la Staples en cuanto a poderío y diabluras vocales. La base sólida y templada de Jeff Turnes y su enorme bajo (léase instrumento musical) salidos ambos de la película El Funeral de Abel Ferrara. Y por último, la sideral guitarra de Rick Holmstrom, que no deja espacio al aburrimiento y pone toda su notable técnica al servicio del arte de hacer canciones. Mavis Staples, que lleva en esto del “cante” desde el año 1951, atesora los poderes de una diosa sobre el escenario y así lo demostró recreando el clásico I´m loosing you, que a su vez grabó el padre Roebuck Staples a principios de los sesenta. Durante un breve descanso de la cantante, la banda interpretó algunas piezas musicales de forma brillante e inspirada mientras la Staples les vitoreaba desde atrás del escenario.
Volvió la de Chicago a rematar la faena con las fantásticas Too close/on my to heaven y I belong to the band, en las cuales contemplamos la verdadera categoría del los coristas y sobre todo de Donny Gerrard. Aparecerían una vez más en el escenario para una última interpretación que consiguió al fin levantar al público de sus asientos. El Palau no es lugar para una banda así.
En resumen, fue una magnífica noche en la que pudimos constatar que Mavis canta cada día mejor y que, por lo que parece, tiene cuerda para rato. Así que, como diría ella misma, “¡Halleluja!”.

lunes, julio 18, 2011

En el ángulo muerto Vol. 111




La historia narrada

Recuerdo que le había conocido a finales de los ochenta o principios de los noventa, tampoco lo tengo demasiado claro. Lo que sí sé es que se trataba de un momento en el que en este país por fin se empezaba a respirar y a pensar en algo más que en el franquismo que se había dejado atrás. Tampoco es que este dato sea relevante, únicamente quiero dejar patente que mi contacto con él viene de atrás.
Yo había sido invitado, en calidad de periodista, a las jornadas sobre democracia y socialismo que la CNT había preparado durante el mes de julio en la capital. No es que fuese un acontecimiento destacable en sí mismo pero, el periódico para el que trabajaba por aquel entonces consideró que un acto de esa naturaleza tenía importancia únicamente por los grupos que iban a confluir durante ese caluroso mes. La derecha reaccionaria había puesto el grito en el cielo y se habían producido algunos altercados como un aviso de bomba y un desalojo, estaba fresca la memoria de abusos y enfrentamientos de las últimas décadas y yo tenía que enterarme de qué era lo que se estaba cociendo en aquellos pabellones curiosamente abarrotados a pesar de las amenazas.
Como de costumbre yo me dedicaría a la parte literaria haciendo una pequeña crónica que, a tenor de la oportunidad que se me acabó presentando, se convirtió en una serie de reportajes que acabaron derivando en un libro que terminó por venderse maravillosamente pues fue fruto de años de seguimientos, investigaciones y, por último, sorprendentes descubrimientos. De todas formas, la cosa comenzó cuando, tras innumerables coloquios, conferencias y demás lugares comunes a este tipo de lances, le llamaron al estrado para ofrecer una conferencia. Manuel Garrido fue con el nombre con el que le presentaron y, debo reconocer que en el primer contacto no me impresionó demasiado, más bien me pilló sin nada que hacer y me senté distraído a comprobar qué era lo que ese tipo menudo iba a vendernos. Digo menudo pero, más bien, era pequeño. Se trataba de un hombre mayor, aunque con cierto porte y de unas dimensiones más que reducidas. No creo que midiese más de un metro sesenta. Vestía una camisa blanca desabrochada y un pantalón oscuro que sujetaba con unos tirantes, era la imagen de la austeridad y, en su pecho, como si de una medalla a algún tipo de mérito se tratase, brillaba una pequeña chapa que no pude identificar. El caso es que algo en él me llamó la atención, quizás fuese debido a esa especie de coquetería que el buen hombre parecía arrastrar o quizás se tratase de alguna casualidad pero el caso es que comencé a escuchar interesado. Lo del toque de seducción era lo más destacado de su figura pues, ese hombre cercano a los setenta, tenía una capa espesa de pelo teñido de un tono parecido a la canela que predominaba sobre el conjunto y que contrastaba con su espeso bigote blanco. Quizás fue ese el elemento que cazó mi atención, el hecho de que no se tiñese también su mostacho.
El caso es que se sentó en la mesa detrás del micrófono que prácticamente le ocultaba y se presentó al auditorio. – Buenos días, me llamo Manuel Garrido y soy uno de los pocos sobrevivientes del campo de Dachau. – Tras esa declaración se hizo el silencio y el murmullo que flotaba en el ambiente cesó de inmediato. La voz profunda y varonil de ese hombrecillo había conseguido llamar la atención de todos los que allí nos encontrábamos. Yo, por mi parte, había encontrado mi historia, lo supe de inmediato y comencé a tomar notas apresuradamente en mi cuaderno. El tema de la Segunda Guerra Mundial siempre me había interesado pero, en los años que llevaba como periodista, no había tenido oportunidad de entablar contacto con ninguno de los veteranos de ese conflicto. Consideré que era una suerte el encontrarme con un superviviente español y, en apariencia, accesible para cualquiera que mostrase un poco de interés. La conferencia, enmarcada en la temática de los totalitarismos, se redujo a una media hora durante la que Manuel se limitó a realizar un repaso de la etapa de su biografía centrada en los años del nazismo en Alemania. Según lo que había contado ese día, se había alistado en la División Azul franquista y, una vez en territorio alemán, parece ser que desertó de sus filas y se enroló en el ejército rojo pues había sido trasladado al frente oriental. Yo escuché embelesado la historia y decidí esperar a ese tipo a la salida del acto, tenía la seguridad de que tendría oportunidad de hacer algo con ese relato.

Nacho Valdés

viernes, julio 15, 2011

Retratos (Vol. 44)

Anoche no podía dormir (esto no es una novedad) y me puse a pensar en que escribiría hoy para Retratos. Iba trazando líneas de hacia dónde podía dirigirme: pensaba frases de comienzo, lugares, canciones…
Estaba casi perdido pasada, diría yo, una hora más o menos. Intentaba animarme a pasar al papel las cosas pues sabía que, si no lo hacía, se me iban a olvidar. Fue entonces, no sé bien por qué, que caí en la cuenta de que siempre había escrito sobre lo mismo. Sobre chicas claro.
Sin embargo nunca había escrito nada desde un punto de vista más sexual sobre ellas. Esa fue la última idea que pasó por mi cabeza antes de dormir. Y claro la mente humana y más propiamente la masculina es un jardín florido cuando se trata de estos temas.
El caso es que empecé soñando que andaba por un gran centro comercial mirando las tiendas cuando me percaté que lo hacía descalzo. En ese instante, me dirigí hacia la salida del centro comercial. Justo cuando traspasaba la puerta vislumbré a una amiga de la cual hacía millones de años que no sabía nada. Sin embargo mi mente enfermiza y desequilibrada recordaba que esta chica que venía conmigo a clase, vivía justo encima de una zapatería que llevaba además su apellido pero que no tenía nada que ver con ella. Toda esta reflexión la supe una vez despierto claro, en ese momento simplemente me alegré de verla. ¿Dónde está el sexo prometido os preguntaréis? El caso es que la saludo y le pregunto cuánto tiempo ha pasado y si tiene unos zapatos para mí y algunas cosas más. Y ella responde ¡Sexo¡ y yo le digo ¿cómo? Y ella repite ¡Sexo¡ y yo vuelvo a insistir en ¿Cómo?
Pasado un momento de confusión prosigue y dice vengo de tener sexo con mi pareja y justo ahí en ese preciso momento y nos trasladamos a una escalera de incendios en la que ella está apoyada con la luz de la ciudad a su espalda fumando un cigarro y volviendo a decir ¡Sexo¡
Una ola de realidad en forma de llanto de Marc me despierta y cuando vuelvo a la cama y cierro los ojos me encuentro en lo que parece la inauguración de un exquisito videoclub por parte de un amigo. El caso es que entro al sitio y me doy cuenta de que estoy llevando a alguien sobre mis brazos (¿reminiscencias de realidad con Marc?) y cuando me giro para ver con quién coño estoy cargando me doy cuenta de que es una de las tipas que sirve comida en un restaurante del barrio y que una vez me dijo que era guapo y me regalo una tapa. No os engañéis es una señora mayor que podría ser mi abuela pero uno no le niega piropos a nadie. Una vez desaparece la señora me encuentro rodeado de amigos, compañeras trabajo, exnovias y caigo en la cuenta de que soy el único tío y que de algún modo todas en la habitación quieren follar conmigo (es mi sueño que esperabais) y el caso es que se me acerca una compañera de curro y me dice: Oye Sergio he alquilado esta peli y tengo alcohol en casa ¿Te vienes conmigo a verla? Entonces miro la peli y es una de Garci y me da el súper bajón y le digo nena quizá si eligieses otra peli como haciéndome el difícil y miro al suelo para sorprenderme viendo que vuelvo a estar descalzo y que la chica que me enseña la peli vuelve a ser la misma que la del centro comercial . Así que finalmente me despierto y no vuelvo a dormir en toda la noche pensando en cómo la realidad cada vez ocupa más mis sueños y de cómo poco a poco todos vamos perdiendo la cabeza sin remedio.
p.d : Toda esta locura es cierta y me ha apetecido contarla.

miércoles, julio 13, 2011

LA DISQUERÍA ELÉCTRICA (23)


Tengo que agradecer que hace unos pocos días unos amigos me regalaran la recien editada biografia de Quique Gonzalez "Una historia que se escribe en los portales" escrita por Eduardo Izquierdo. Se trata de un biografia oral en la que el propio personaje y las personas que en ese momento le eran cercanas van relatando los hechos mas significativos de cada una de las etapas por las que ha pasado Quique.
Es un libro totalmente recomendable y que se lee rápido, de hecho me lo acabe durante el trayecto en avión de Valencia a Ginebra...2 horitas.
Me es muy complicado elegir una canción del amplio repertorio de este músico, asi que al final me he decantado por la canción que mas he escuchado esta semana.
Saludos

martes, julio 12, 2011

En el Backstage Vol. 27




Dios es una iguana

El pasado sábado 9 de julio pudimos, por fin, disfrutar en Valencia de un artista de primera fila que nos llevó hasta los oscuros terrenos de la decadencia rockera setentera. Los Stooges, con Iggy Pop a la cabeza, recalaron en la ciudad del Turia para ponerla patas arriba con sus riffs vertiginosos, contundente batería y la varonil y profunda voz de la Iguana.
Acompañado de uno de los compatriotas de Iggy y de mi bella mujer recalamos en los jardines de Viveros, lugar idóneo para un concierto de estas características. Un espacio abierto, una noche de verano, copas frescas, viejos roqueros y todo un concierto por delante que nos iba a hacer saltar durante la más de hora y media que duró. El sonido, bastante solvente, estaba preparado para la guitarra distorsionada de James Williamson pues de lo que se trataba era de contundencia; nada de florituras. La banda, que funcionó como un reloj, estuvo en todo momento conducida por la batería sencilla pero efectiva de Scott Asheton, hermano del anterior y difunto guitarra. Por otro lado, Mike Watt, reciente incorporación al bajo estuvo a la altura de la noche junto al saxofonista de apoyo Steve Mackay. El conjunto sonó cohesionado, contundente y, sobre todo, sirvió de apoyo para el lucimiento del enorme señor Pop.
Resulta increíble comprobar cómo, después de más de cuarenta años de carrera a sus espaldas, un tipo al que se le ha dado por muerto en varias ocasiones (en sentido artístico y literal) que ha abanderado movimientos como el proto-punk, el hard-rock o incluso se ha atrevido con el pop tiene algo que decir. A priori, cualquiera que no tenga referencias de la Iguana puede imaginarse que se va a encontrar con una vieja banda anclada en su viejo discurso y, por un lado, aunque no le falte razón se dará de bruces con la sorpresa de que estos tipos talluditos y curtidos en mil batallas tienen un mensaje y una actitud más dinámica y explosiva que muchos grupos actuales. Gran parte de la culpa la tiene Iggy, que continúa saltando, rebozándose por el suelo, arrastrándose, gimiendo y realizando todo tipo de obscenidades como si no hubiese un mañana. Supongo que esto resultaría más rompedor a principios de los setenta pero, hay que decir, que el show todavía resulta fresco y que disfrutamos enormemente con sus bailes frenéticos y sincopados. Con una nota incluso melancólica, pues el bueno de Iggy parece dispuesto a darnos todo lo que pedíamos, repasó la carrera de los Stooges desde el primitivo The Stooges, al The Weirdness y, por supuesto, sin olvidar los imprescindibles Fun House y Raw Power. No hubo ninguna concesión a la carrera como solista de la Iguana y todos los temas acabaron confluyendo en ese rock primitivo y crudo marca de la casa.
La noche comenzó con los saludos de Pop que, jalonando cada frase con un “fuck” se marcó unas palabritas en español para que el público animase la entrada de los músicos. Después, como si hubiésemos retrocedido cuarenta años en el tiempo, esa espigada figura que se encontraba sobre el escenario atacó Raw Power. A pesar de lo frenético de sus movimientos su voz sonó como siempre: firme, cavernosa y muy masculina. Era inaudito comprobar cómo un señor de sesenta y cuatro años hacía bailar a las más de mil personas de todas las edades que nos habíamos reunido para verle. Después, para que la cosa no decayese, siguió con el incombustible Search and Destroy que, por lo menos a mí, me resultó impactante y me puso a saltar poseído por el espíritu del rock más canalla y barriobajero del panorama actual y pretérito. A continuación, incombustible al cansancio o el desgaste, se marcó una profunda interpretación de Gimme Danger para, nada más finiquitarla y destrozar el pie del micro por enésima vez, invitar al público a follar con los Stooges. Como no podía ser otra manera, la invitación surtió su efecto y la seguridad se vio desbordada cuando el escenario se llenó de gente bailando mientras Iggy animaba la fiesta cantando como un poseso. Los que habían subido se abrazaban, saltaban y hubo uno que hasta se desnudó y, como en los viejos tiempos de los Stooges, simuló que se follaba una de las pantallas de sonido. La noche siguió por estos derroteros sin que la voz de la Iguana se resintiese y repasando hits como I wanna be your dog, TV Eye, 1970, Funhouse, Death trip, Penetration, L.A. Blues y, como colofón, la fundamental No Fun.
La noche resultó maravillosa y todos los que nos reunimos para recibir a Iggy Pop se nos quedó un agridulce sabor de boca cuando el concierto terminó pues, la única pega que se puede poner a la actuación fue lo rápido que pasó y el poco espacio que los conciertos institucionales de Viveros dejan para las sorpresas. Otra de las pocas notas negativas de la noche fue la nefasta iluminación que estaba preparada para alguien que iba a quedarse plantado en el centro del escenario, cosa que por supuesto no va con la Iguana de Michigan.

Nacho Valdés

Palabras usadas

Como esta semana no puedo pensar en otra cosa pues el bueno de Iggy Pop, que además de gran intérprete es uno de los tíos adoptivos de Marc, me ha dejado totalmente marcado desde el concierto del sábado, he decidido rendirle pleitesía utilizando uno de sus clásicos versionado por los Red Hot Chili Peppers. El tema se incluyó en el disco homenaje a la Iguana We Will Fall de 1997 en el que, con mayor o menor fortuna, numerosos artistas repasan sus éxitos. En este caso los de California no aportan ninguna novedad salvo la curiosidad de repasar el trabajo de uno de los pioneros que prepararon el camino para bandas como la suya propia. En fin, juzguen ustedes. Aunque yo, por supuesto, no tengo ninguna duda de con quién me quedo.





lunes, julio 11, 2011

En el ángulo muerto Vol. 110




La versión oficial

El agente Vázquez había pasado un tiempo indeterminado, que a él se le antojó eterno, recluido en uno de los hospitales militares a los que pertenecía por su condición de Guardia Civil. No es que estuviese exactamente preso pero no había recibido visitas y había disfrutado, por decirlo de alguna manera, de una habitación individual. Poco a poco su cuerpo fue respondiendo a los cuidados con los que se prodigó toda la plantilla y acabó dándose paseos por la planta para recuperar fuerza y musculatura. Finalmente, estaba preparado para dejar la institución.
Según le contaron había salvado la vida de milagro y los doctores se habían maravillado de la suerte que le había señalado pues la bala, a pesar del destrozo que había provocado, no encontró ningún obstáculo que convirtiese la herida en mortal. Aún así, le explicaron que cuando le encontraron se encontraba al límite de perder una cantidad de sangre tal que su recuperación hubiese sido del todo imposible. Aunque le habían dado el alta, la zona abdominal estaba dolorida y algunos movimientos le provocaban unos fuertes tirones que parecían indicar que la lesión estaba aún lejos de curarse completamente.
Antes de poder terminar su reposo junto a su familia y de reincorporarse al servicio, tenía que ir a prestar declaración a la Capitanía General. Le habían impuesto ese cometido como primera misión, una escolta le recogería y le conduciría directamente ante unos superiores que esperaban no sabía qué de él. Estaba un poco nervioso pues no tenía claro qué iba a encontrarse, ni qué le iban a demandar. Quizás se tratase de una simple declaración rutinaria o quizás, por el contrario, estaba metido en algún problema que repercutiría en su carrera. Se tranquilizó pues llegó a la conclusión de que realmente la víctima era él, había recibido un disparo de un compañero y, si bien este acontecimiento necesitaba de una explicación, no sería él el que tuviese que cargar con la responsabilidad de lo que había pasado. Los temores que tenía se disiparon súbitamente recordando a la extraña joven que había estado apareciendo recurrentemente en sus sueños o, más bien, pesadillas pues la mezcla de potentes narcóticos con los que le habían atiborrado y sus recuerdos habían provocado una composición explosiva que se había incidido en su debilidad. ¿Qué habría sido de ella? Se preguntó intrigado. Temía que el cabo hubiese cumplido con sus amenazas y tal vez se encontrase ahí el problema, tal vez debía declarar por un posible caso de violación y quién sabe qué más. Estaba terminando de recoger las pocas pertenencias que tenía cuando llamaron a la puerta, dos compañeros del Cuerpo le esperaban en el umbral para conducirle a la reunión en Capitanía.
Tras un incómodo trayecto durante el que se sintió prácticamente un recluso pues tuvo que acomodarse en la parte de atrás del coche, donde viajaban los detenidos, le tocó esperar un buen rato hasta que le pasaron a un amplio despacho donde se entrevistó con dos superiores mientras un secretario tomaba nota de lo que iban diciendo. El asunto resultó bastante informal o, por lo menos, eso es lo que le pareció al agente Vázquez. De hecho, le agasajaron y anunciaron su inminente ascenso. Sin embargo, algo no terminaba de cuadrar y eran sus recuerdos de aquella noche que ya le parecía antiquísima lo que preocupaba a la benemérita. Le preguntaron insistentemente por los hábitos del cabo, por la cantidad de droga que consumía y cosas por el estilo. También le comunicaron que en el momento de su ingreso en el hospital él no tenía restos de alcohol o droga en su sangre y parecía ser que ese era un detalle importante. De la mujer pelirroja no dijeron una palabra y el agente Vázquez no cometió la torpeza de sacar el tema, simplemente se dejaba llevar mientras contaba lo que él consideraba que sus superiores querían escuchar. Sobre lo único que preguntó fue sobre el cabo Julián, sobre si estaba detenido o qué había sido de él. Le comentaron que no debía preocuparse por ese asunto, el cabo Julián estaba en coma en el mismo hospital donde él había estado ingresado. Parece ser que le había encontrado encerrado en la celda, desnudo y en estado catatónico sin capacidad de responden a ningún estímulo. Cuando le hicieron el examen de tóxicos había dado positivo por consumo de cocaína y parece ser que eso le había provocado un derrame cerebral que le había postrado en un cama, lo único que no se explicaban era cómo había sido capaz de encerrarse él solo en la celda cuando la llave estaba en la zona donde habitualmente se guardaba. El agente Vázquez se encogió de hombros, no supo que contestar ante ese interrogante y, tras cumplir con unas trabas burocráticas que quedaban pendientes, le dejaron irse junto a su familia.

Nacho Valdés

jueves, julio 07, 2011

Retratos (Vol. 43)

Hay un retrato tuyo en mi
establecido entre los huesos y la carne.
Coronado de espinas y pintado de todos los colores del verde.
Hay una falda tuya que siempre levanto para buscar cobijo en los días de lluvia.
Querías el mundo y sus noches
yo quería llegar al final del día con fuerzas suficientes para aguantar tu peso.
Y lo hice, en el instante preciso en el que tembló el suelo,
como una señal premonitoria de que lo nuestro era más que una escapada al bosque a escuchar a los poetas.
¿Cuántas veces te he descrito con torpeza que mi forma de amar no admite cuerdas ni reflexiones sino juego limpio y domingos soleados?
¿Cuántas veces has sido lo que en ese momento necesitaba?
Las heridas (que ya no sangran) fueron tatuadas con fuego
pero cuando trajiste la lluvia estancada en tus manos y aquel camión repleto de canciones supe que todo iba a ser distinto y que aquella partida era la definitiva.
Estás aquí dentro del pecho en tu casa construida a medida.
Con vistas al mar como siempre preferiste
y con un camino que parte el agua en dos
y que todos debemos empezar a andar alguna vez.
Yo lo empecé hace un año.

Fue así...
Hoy todavía continúa.

Delaletra


Vale. Es cierto que Silvia Plath(Boston 1932 – Londres 1963) terminó sus días metiendo la cabeza en el horno y enchufando el gas mientras sus hijos jugaban en el salón. Sin embargo antes de todo mostró un desbordante talento para la poesía y la prosa. Silvia no superó nunca la muerte de su padre cuando ella tenía 9 años. Gran parte de su poesía gira en torno a esa figura o a la ausencia de ella. Uno de sus primeros poemas más emblemáticos es el de "El Coloso" donde habla abiertamente de todo esto. Silvia tuvo intentos de suicidio desde bien pequeñita y hoy después de muchos años se cree que podría haber padecido un transtorno bipolar o algo similar.
Fue su marido Ted Hughes quién movió la obra de Silvia para que fuera conocida aunque también se dice que ocultó y destruyó infinidad de escritos que Plath había hecho sobre la relación de ambos.
Esta serie de poemas que recomiendo recogen la totalidad de su obra poética y son, sin duda, una de los mayores tesoros que alguien puede encontrar.
Ánimo con Silvia...

martes, julio 05, 2011

LA DISQUERÍA ELÉCTRICA (22)


El 5 de Julio de :
1943.
Nace Robbie Robertson, en Toronto (Canadá). Cantante, guitarrista, teclista y compositor de The Band.
1950.
Nace Huey Lewis (de nombre real Hugh Gregg), en Nueva York. Cantante de pop-rock.
1950.
Nace Michael Monarch, en Los Ángeles, California (Estados Unidos). Guitarrista de Steppenwolf.
1954.
Elvis graba, en los estudios de Sun Records, “I love you because”, “Blue moon of Kentucky” y “That’s all right”.
1972.
Nace el Muchacho Eléctrico en Valencia (España). Conocido en los últimos meses por su colaboración en el blog de Los Tacones del Desprecio, ha pasado sus primeros 39 años de vida deambulando por los caminos indestructibles del rock. Ha pasado largas estancias en Argentina con Andrés y la Bersuit, la playa de Negril en Jamaica, zonas radikales del norte de España con Fermín, Londres en los 80 con Sid, Madrid en plena movida, Nueva Orleans antes y después del Katrina, los Bailes de Marte en el 72 compartiendo habitación con Bowie, la zona de Santander con Quique González, en el Vaticano con Dylan y el Papa, en la playa de la Barceloneta con Sidonie, en Malasaña con Coque Malla, en Boston con Aerosmith y un largo etcétera de paisajes sonoros que tal vez un día se vean reflejados en una biografía no autorizada.
La verdad es que coincida tu sección con el día de tu cumpleaños ha hecho que dejase para la próxima semana lo que tenía preparado y simplemente use este espacio que me brindaron mis amigos hambrientos para felicitarme mi cumpleaños.
Saludos

lunes, julio 04, 2011

En el ángulo muerto Vol. 109




Las sombras

Cuando abrió los ojos la claridad le obligó a cerrar de nuevo los párpados, sentía pequeñas punzadas de dolor en los globos oculares y no reunía el valor necesario para volver a intentarlo. El agente Vázquez sentía su cuerpo quebrantado, cada ínfimo movimiento que intentaba realizar se traducía en un agudo aviso para que se mantuviese quieto; estático. Escuchó voces a su alrededor pero no tenía capacidad para interesarse por quiénes se habían reunido a su alrededor, ni tan siquiera se enteraba de lo que se hablaba a su alrededor. Le daba igual, prefería mantenerse ausente en ese mundo tremendamente luminoso en el que estaba sumido. Después vino una especie de duermevela, algo parecido a la vigilia pero cuajado de sueños extraños y confusos. De la luz en la que estaba sumido pasó a la oscuridad más profunda, volvió al bosque y la joven pelirroja salió de entre los matorrales y los helechos totalmente desnuda. Algo en ella le resultaba amenazador, no sonreía como la última vez que la había visto, su mirada era profunda y se clavaba en él mientras la muchacha tremendamente bella avanzaba sin parecer inmutarse por las ramas o zarzas que se le clavaban en su piel pálida traspasada por arañazos de un rojo intenso.
Se despertó súbitamente, estaba a oscuras en la habitación de un hospital. Se sentía tremendamente agitado y su corazón latía a un ritmo vertiginoso, como si se fuese a escapar de su pecho. Se llevó la mano a la cara y se frotó con vigor, todo en él era una punzada de profundo malestar. Aunque no estaba tan mal como la última vez que recordaba haber despertado, sentía la debilidad y las articulaciones anquilosadas tras lo que parecían haber sido días sobre la cama elevada situada en el centro de la anodina habitación. Miró a su alrededor, la luz de la ciudad se colaba por el ventanal e iluminaba tenuemente la estancia. Un sofá de aspecto incómodo, una pequeña mesita, el gotero que tenía conectado a su torrente sanguíneo y la puerta entreabierta que daba al baño era lo único que alcanzaba a ver en el espacio en el que se encontraba. No tenía ni idea de dónde podía estar y le atenazaba una extraña sensación de inseguridad, como si estuviese siendo observado por alguien. Miró con detenimiento a su alrededor, todo parecía estar donde debía estar aunque se mantenía un leve aire de desconcierto que no le dejaba relajarse. La estrecha rendija que había dejado la puerta sin cerrar era el problema, no podía mantener la mirada fija en las sombras del interior del baño pues se estremecía con el recuerdo de los ojos oscuros de la muchacha de la que ya no tenía claro si solo se había aparecido en sus sueños o si, por el contrario, la había conocido en realidad. Se agarró al borde la cama para incorporarse, quería cerrar esa maldita puerta que parecía dar acceso a lo más profundo de sus temores. No fue capaz, cayó fulminado en cuanto hizo un poco de fuerza, su cuerpo estaba fracturado. Comenzó a ponerse nervioso, a sudar en frío mientras su corazón se desbocaba sin que él pudiese poner remedio. Algo no iba bien, podía sentirlo y necesitaba a alguien con él pues se sentía tremendamente desvalido entre las tinieblas de esa habitación desconocida. Comenzó a agitarse violentamente, persiguiendo a las sombras que parecían estar acosándole y tuvo la fortuna de golpear el mando que daba aviso a las enfermeras. Apretó el botón presa del pánico, una y otra vez hasta que una voz metálica sonó a través de algún interfono que se encontraba cerca de la cama.
- ¿Está usted bien? – Sonó por el aparato.
- Corra – gritó desgañitándose como si la vida le fuese en ello –, dese prisa.
Cuando la puerta de entrada se abrió bañando de luz la habitación el agente Vázquez continuaba gritando desesperado.
- Cierre la puerta, por favor. – Aullaba desesperado -No la deje abierta, cierre esa puta puerta.
- Se refiere a esa – la gruesa enfermera señaló hacia el baño con movimientos lentos -.
- Sí, puta foca – chilló desesperado -, ¿o es que hay alguna otra puerta?
La mujer empujó la puerta visiblemente ofendida, después se dio la vuelta para irse por donde había llegado.
- No se vaya, no me deje solo por favor… - el agente lloraba desolado.
La enfermera se acercó hasta su gotero e introdujo una jeringa cuyo vertido se unió a la vía que llegaba hasta su brazo.
- No me duerma cojones, quédese conmigo. – Sus protestas comenzaban a amortiguarse por el narcótico.
- No se preocupe, no me voy a ir a ningún sitio.
El agente se estremeció cuando la mujer le miró con unos ojos vacíos y oscuros, después el se zambulló en la oscuridad de la droga.


Nacho Valdés