martes, diciembre 22, 2009
Nos Vamos
Los hambrientos corazones marchamos durante este período vacacional. El próximo año volveremos con espíritu renovado y algunas novedades que discutiremos en soledad.
Mando un saludo a todos los que habéis pasado por aquí durante todo el año pero por encima de todo, quiero dejar un gran abrazo para mi compadre Nacho, aunténtico bastión de éste humilde blog.
"FELIZ NAVIDAD SANGRIENTA, TE DESEA MI CORAZÓN EN VENTA"
lunes, diciembre 21, 2009
En el ángulo muerto Vol. 41
Vagón
La vi por primera vez en el vagón, sentada leyendo con la débil luz de la mañana incidiendo en su cara. Nunca antes me había fijado en ella, a pesar de que llevaba meses haciendo el mismo trayecto no había reparado en la bella muchacha que con aire dormido apuraba la lectura antes de llegar a su destino. Fue una especie de flechazo, durante el resto de la jornada no me la pude quitar de la cabeza, seguía presente ocupando mis pensamientos y evitando que pudiese concentrarme en mis tareas.
Pasé unos días sin volver a encontrármela, su recuerdo se iba convirtiendo en un dibujo cada vez más tenue que, en mi melancolía, iba idealizando. Yo arrastraba una mala racha, lo había dejado con mi novia, con la que vivía desde hacía tiempo y únicamente compartía morada con mi perro. Me sentía solo y desgraciado, también me habían trasladado de oficina y eso me obligaba a tomar el tren todas las mañanas. Se me antojaban frías y estériles, cada cual en silencio sin reparar en los demás, sin relación entre el gentío.
Volví a verla, me pareció una ilusión, una quimera iluminada por el tibio sol del amanecer. Me quedé a la expectativa, sin saber qué hacer o decir, sólo mirar disimuladamente. No me sentía seguro para conocerla pero, en mi interior latía la seguridad de que esa mujer era la respuesta a mis problemas, que supondría mi salvación con respecto a la etapa que estaba atravesando. Por vez primera en mucho tiempo pasé el día con una sonrisa en mi boca, ensimismado en mis pensamientos. ¿Quién era ella? ¿A qué se dedicaba? ¿Tendría pareja? ¿Tenía yo alguna oportunidad? Intentaba resolver el rompecabezas al que me enfrentaba, un puzzle con demasiadas piezas y pocas referencias. Tomé la resolución de hablar con ella, sería la única manera de no arrepentirme en un futuro. De todas formas, la estudiaría con detenimiento antes de hacer nada.
Desde el momento en que me levantaba sólo pensaba en ella, imaginaba el momento en que me encontraría con ella, en el que me acercaría y le diría lo que sentía. Vigilando la subida de los pasajeros descubrí la estación en la que se unía a mí, eso me obligaba a estar atento para cambiarme de vagón y acercarme a mi amor furtivo. Siempre vestía impecable, nunca repetía modelo, era una especie de musa que me impulsaba a levantarme cada jornada. Pasé semanas aprendiendo de sus movimientos, de su boca, de su cara delicada que casi nunca levantaba la mirada del libro. En apariencia era una chica solitaria, una más de las decenas de miles de personas que deambulan por la ciudad. Nada parecía denotar que tuviese pareja o que estuviese comprometida, más que nada era un pálpito, una sensación que no se poyaba en ninguna certeza. Aunque era suficiente para mantenerme animado.
Esa mañana nuestros ojos se cruzaron, una mirada perdida recayó en mí, aparté la vista inmediatamente para volver a dirigirla al instante, me sonrió. Fue suficiente para pasar el resto del día entre ensoñaciones, fantaseando con la posibilidad de hablar con ella. Decidí que era el momento, la complicidad que mostró al mirarme indicaba que había reparado en mí, no era una cara anónima, era el tipo al que había iluminado con sus ojos claros.
Cuando subió me armé de valor, esperé unos segundos y volvió a reparar en mí. Sacó su libro y se hizo la despistada, yo sabía que estaba esperando a que me levantase y me acercase. Aguanté unos minutos, mientras las paradas iban pasando, el tiempo se me agotaba y no podía dejarlo pasar. Disponía de unos instantes preciosos aunque no era capaz de dar el paso, el miedo al fracaso me retenía. La voz impersonal que anunciaba la próxima estación me espoleó para levantarme, menos de un minuto para acercarme y presentarme. Una curva en las vías me dejó ver la estación de Atocha a lo lejos, me dirigí a paso bamboleante en su dirección. Levantó la cabeza, volvió a sonreírme, el calor subió a mis mejillas. No me acobardé, continué con mi paso vacilante. Abrí la boca pero nada salió de mi boca, el sonido de la explosión ocultó el lacónico saludo que iba a dirigirle.
Desperté en el hospital, tuve suerte de salir prácticamente ileso, si me hubiese quedado sentado probablemente hubiese desaparecido hecho pedazos. De ella nunca supe nada más. Cuando me recuperé volví a tomar el mismo tren, todos los días a la misma hora, pero a pesar de que tenía que abrirme paso a empujones, ese vagón quedó definitivamente vacío para mí.
Nacho Valdés
lunes, diciembre 14, 2009
En el ángulo muerto Vol. 40
Declaración II
En octubre empezamos la universidad, la mayoría íbamos a campus cercanos pero inevitablemente se produjo la separación que tarde o temprano llegaría. Eran muchas emociones nuevas, gente diferente y ambientes a los que no estábamos habituados. Quién más, quién menos se separó del parque que había sido nuestro centro neurálgico durante tanto tiempo. Los fines de semana nos reuníamos, salíamos por ahí a beber, pero cada día me aburría más, nuestros intereses iban por caminos separados. Él seguía presente, impertérrito, elegantemente vestido como un maniquí de una tienda gay. Comenzó a tomar la costumbre de hacer las cuentas cada vez que comíamos o bebíamos algo cuando quedábamos, al principio no reparé en ello, pero un día que me quedé de los últimos faltaba dinero. El muy hijo de la gran puta no pagaba nunca, siempre se encarga de contar la pasta para ahorrarse cuatro mierdas. Por supuesto nunca compraba tabaco y comencé a verle como lo que era: vil, servil y caradura. Resultaba anecdótico, pero me ponía enfermo el hecho de que por ser un puto jeta pudiese salir siempre de rositas de esas situaciones. Como tampoco era cuestión de crear mal ambiente cada vez que nos veíamos, pasé del tema, guardé un resquemor que fue creciendo como un maldito virus.
Llegó un momento que cada vez que le veía el estómago me daba un vuelco, él lo sabía y de manera sutil hacía todo lo posible para que yo estuviese separado de los demás. Pequeñas críticas, no avisarme para las cenas y reuniones y esos mínimos detalles que iban lastrando mi peso y relación con los demás. Yo no era consciente de todo esto, desde fuera yo me veía actuar igual que siempre, pero el espíritu gregario de la manada estaba trabajando para dejarme fuera, para eliminarme sin remisión. El muy cabrón trabajaba bien. No se le notaba pero siempre estaba detrás de las situaciones extrañas que me rodeaban cada vez con mayor frecuencia.
Una noche, por una tontería, discutí con un buen amigo. Podría haber sido algo normal, sin importancia, pero me sorprendió la virulencia de sus palabras. Me quedé dolido, sin saber qué era lo que sucedía. Lo único que me quedó patente fue que desde la lejanía, entre el humo de tabaco y la oscuridad del garito, unos dientes resplandecían, una sonrisa maliciosa me traspasó de lado a lado. El bastardo había sido testigo de la situación y había disfrutado con lo que había visto, le traspasé con la mirada y apartó la vista. Le había dejado claro al muy rastrero que éramos enemigos, que haría todo lo posible para acabar con él. Dejé pasar un par de días y llamé a mi colega, mis sospechas se convirtieron en certeza, el cabrón había estado malmetiendo contra mí, enemistándome con los que habían sido mis compañeros y amigos. La situación era tan enrevesada, tenue y bien hilada que poco podía hacer para volver a poner las cosas en su sitio. Ya me daba igual, estaba muy decepcionado y realmente había personas que no merecían la pena. Lo único que me apetecía era partirle su cara de maricón, joderle su puta nariz de cerdo.
Quedé con el colega con el que había arreglado las cosas, nos bebimos unas cuantas y calentamos los ánimos. Estaba cabreado, hasta la polla de la nociva ponzoña que había llegado desde fuera. Cuando llegó el muy ruin, yo ya estaba bastante pedo, me mantenía bien pero la lengua se me trababa un poco. Se nos acercó con una sonrisa en la boca, con su puta dentadura de caballo mandando destellos en todas direcciones. Me pidió un cigarro. Eché la mano al paquete, sin pensarlo, aunque a medio camino se desvió hacía una jarra de cerveza que estaba en la barra. Se la estampé en la cara, sin mediar palabra, sin avisar, con frialdad. El cerdo comenzó a sangrar con la cara partida, chillaba como si le fuese la vida en ello. Me tiré sobre él, comencé a golpearle, rítmicamente, con estilo y sin pausa. El tío se iba desfigurando a cada golpe, sentía como mis nudillos deformaban su cutis de porcelana teñido de rojo. La nariz se le torció y estaba tirado como la mierda que es, nos separaron, pero todavía tuve tiempo de soltarle una patada en su sucia boca. Se lo llevaron en camilla, mellado, desfigurado y destrozado. Yo me fui en coche patrulla, me denunció y todavía estoy pagando su puta ortodoncia. Hoy no lo volvería a hacer, más que nada porque iría al trullo de cabeza, pero tengo que decir que disfruté como el cabrón que soy.
Nacho Valdés
jueves, diciembre 10, 2009
En el ángulo muerto Vol. 39
Declaración
El tipo desde un principio me había resultado un poco imbécil, no demasiado, es la verdad, pero algo había visto en él que no terminaba de gustarme. Llegó cuando estábamos en tercero, cuando formábamos una gran pandilla en la que cualquier desgraciado, yo incluido, con un poco de gracia tenía cabida. Resultó ser la novedad de ese año, un tío alto, que vestía diferente e incluso un poco afeminado, o por lo menos eso nos parecía. Su aíre chulesco e impertérrito ante las provocaciones nos convenció, le hicimos un hueco entre nosotros, aunque, como ya he dicho, no suponía ningún mérito.
Al principio no hablábamos mucho, era el nuevo, el maldito marica que no me hacía demasiada gracia; creo que eso supuso el principio de nuestra extraña relación. Hay que reconocer que acabó por caerme ligeramente simpático, tenía una ironía especial a la hora de poner a parir a todo el que se moviese, debía ser resultado de su afeminamiento, pues tenía esa habilidad propia de las mujeres para señalar los aspectos negativos de todo el mundo.
Con la llegada del primer verano nos quedamos prácticamente solos. Como casi siempre yo había suspendido y me tenía que quedar en el barrio mientras mi familia iba a la playa, realmente me daba igual, me lo montaba bastante bien solo sin necesidad de irme hasta un lugar atestado de gilipollas. Lo malo es que se produjo un éxodo masivo, que si uno al pueblo, que si otro a la montaña, que si a la costa, que si el de más allá estaba enchochado y no se le veía el pelo. Me vi solo en la ciudad, sin nada mejor que hacer que bajar al parque en busca de alguien que me hiciese compañía. El primer día volví solo a casa, incluso abrí un rato los libros pues me aburría soberanamente. El segundo día estaba allí plantado con el pelo engominado, en el banco que ya nos pertenecía por una especie de derecho adquirido. Fue una tarde extraña, confusa, en la que no sabíamos bien de qué hablar, pero al final decidimos quedar para el día siguiente. La cosa se fue animando, nos comprábamos un par de litros y estábamos un buen rato charlando, parecía que la confianza crecía. Decidimos, con buen criterio, recorrer las fiestas de los pueblos de la Sierra para cambiar de aíres. Resultó ser un buen verano, conociendo chicas, bebiendo copas y bailando hasta altas horas con la música de las verbenas. Lo único que continuaba sin gustarme, a pesar de que me hacía reír, era que siempre aprovechaba para criticar a todo el que no estuviese presente. Yo le seguía el juego hasta cierto punto, pero debió darse cuenta de hablaba de mis amigos y tampoco se soltaba demasiado.
El siguiente curso tenía que salir del Instituto con dos pendientes del año anterior, ningún profesor creyó en mí y me pusieron al final de la clase. Me desvinculé del parque y me dediqué a lo que tenía que hacer, que no era otra cosa que estudiar y demostrar a los mediocres educadores cuan errados estaban. Él se hizo un hueco definitivo, era uno más y siempre que me acercaba a ver a la pandilla estaba presente. Fue un año duro, de privaciones a las que no estaba acostumbrado, aunque finalmente la recompensa llegó en forma de un mísero aprobado que, al menos, evitó que tuviese que ir a septiembre. Mientras, él comenzó a trabajar, a mostrarse como realmente era. Un tipo ladino, cobarde y con ansias de notoriedad. Resultó que pasó todas mis ausencias poniéndome verde, haciéndome blanco de todas las estupideces que se le pasaban por la cabeza. Yo tenía la mente en otro lado y tampoco reparaba en lo que sucedía alrededor, simplemente su veneno iba calando poco a poco, fluyendo entre las amistades que tanto tiempo habían aguantado.
Con la llegada del calor todos volvieron a irse, yo incluido, no pensaba volver a derretirme caminando por el puto asfalto recalentado. Decidí largarme al norte, a trabajar de camarero para después ir de gorra con mis viejos a la playa, el plan resultó perfecto; ahorré dinero y tengo que reconocer que nunca había visto a mi familia tan contenta.
Nacho Valdés
martes, diciembre 08, 2009
Vacaciones Sonoras
Amigos....el puente acabó y esta fue su banda sonora :
Joe Henry
Dan Bern
Dexateens
Por cierto, hoy mismo hace 29 años, acribillaban a John Lennon a las puertas del edificio Dakota.
Joe Henry
Dan Bern
Dexateens
Por cierto, hoy mismo hace 29 años, acribillaban a John Lennon a las puertas del edificio Dakota.
viernes, diciembre 04, 2009
A Day in the Life
martes, diciembre 01, 2009
En el ángulo muerto Vol. 38
Días de calor
Las observé desde el banco en el que estaba sentado, parecían llegar de pasar el día en la piscina, con el pelo alborotado y húmedo. La luz del atardecer incidía sobre su piel tostada, parecían figuras de bronce. Yo simplemente observaba, sin que las dos muchachas reparasen en mí. Era lo único que hacía, mirar y mirar sin que nada me llamase la atención, pero ese instante fue diferente, prácticamente mágico, volvió a reengancharme con la vida que se me escapaba. Estaban a contraluz, hablando y riendo mientras caminaban en mi dirección. Yo había elegido una sombra, un lugar que no fuese demasiado caluroso para poder dejar pasar el tiempo hasta la hora en que iría a cenar a casa de mi hija. Se detuvieron, una se apoyaba en la otra aguantando una carcajada que luchaba por salir, no me daba cuenta, aunque el espectáculo vital que tenía ante mí estaba despertando mi instinto de supervivencia perdido.
Recordé los veranos lejanos en los que íbamos a disfrutar al río, los eternos y calurosos días en los que lo único que debíamos hacer era pasarlo bien, sin reparar en el futuro, sin preocuparnos por el presente y sin dar cuentas a nadie de lo que hacíamos. Eran jornadas durante las que escapábamos del férreo control de la escuela, de la tiranía de nuestros padres y de cualquier responsabilidad que tuviésemos durante el gris invierno. Era un tiempo de altas temperaturas, de sonido de chicharras pero sobre todo de luminosidad, de una luz intensa que ahogaba cualquier matiz de color, de tonos sepia que te obligaban a cubrir los ojos para no quedar deslumbrado. Todo eso se me había olvidado, lo había enterrado bajo las capas de vida adulta que habían acabado por lastrarme tanto que ocasionaron la pérdida de mi identidad, de un enajenamiento atroz del que no pude huir.
Todo se rompió por la mañana, de madrugada y sin que el sol bañase la tierra. Busqué a mi lado, pero antes de que mi brazo la tocase algo me había dicho que no la encontraría, que ya se había ido y que no me había esperado. Su cuerpo estaba frío, rígido. Pasé el resto del día abrazado a ese organismo sin vida, intentando evitar el levantarme con la terrible certeza de la pérdida y el abandono. No sé si fue por despecho, por egoísmo o por un simple enamoramiento que duraba ya demasiados años; lo único que sé es que en ese instante perdí algo, no sabría decir el qué, sólo sé que estaba relacionado con la escasa humanidad que todavía albergaba en mi interior. A partir de ese instante ya nada volvió a estimularme, todo se volvió gris.
Lo que me rodeaba se abalanzó sobre mí, la luz, el calor, el sudor y el recuerdo se imbricaban en mi interior produciendo un cambio, una especie de metamorfosis. Algo así como un despertar violento, un ejemplo de cómo la vida puede acechar en el momento más inoportuno, en el instante en el que menos queda, en el que has consumido prácticamente la totalidad de tu ciclo. Sin embargo, esa pequeña certeza que arraigó en mí, que creció como un embrión ha provocado que me levantase, que comenzase a buscar en cada uno de los días lo que ya no tengo: ilusión.
Mientras ellas reían, compartían confidencias y continuaban su camino no repararon en un viejo al que ayudaron a vivir sus últimos días de soledad. Vi como se alejaban, no sé quienes eran, ni de donde venían, nunca volveré a contemplarlas pero sin hacer nada consiguieron dármelo todo.
Nacho Valdés
viernes, noviembre 27, 2009
A Day in the Life
miércoles, noviembre 25, 2009
A Day in the Life
Hoy, hace 32 años actuaban juntos por última vez The Band. Aquel último recital fue grabado por Martín Scorsese en lo que se dice es el primer documental rock de la historia, "The Last Walz".
Mucho se dijo de tan caótica grabación. Entre las anécdotas más sonadas está la de "The White Room"; se trataba de una sala previa al escenario donde lo único que había era cocaína. Parece ser que Scorsese tuvo que limpiar digitalmente el bigote de Neil Young para la edición final de la película pues este iba cargadito de polvo blanco.
El concierto está repleto de colaboraciones de lujo como Dr. John, Dylan(the Band fue la banda que acompañó a Bob en los años fértiles y salvajes), Joni Mitchell, Ron Wood..... y un largo etcétera.
Con todo eso huelga decir que es un documento inevitable para todo aquel que en algún momento soñó con estar en la mejor banda de rock de todos ls tiempos.
lunes, noviembre 23, 2009
A Day in the Life
Sé que colgué un artículo suyo hace muy poco. Sin embargo, no podía dejar pasar este otro texto de Manrique.
No me llames Dj, por favor - Diego A. Manrique
No me llames Dj, por favor - Diego A. Manrique
En el ángulo muerto Vol. 37
Futuro
- Creo que eres la persona más adecuada para llevar los asuntos de tu padre. Tienes la formación y has trabajado con él, no veo el motivo por el que no puedes tomar las riendas del despacho. – Dijo Xavier mirando fijamente los ojos agotados de Raúl.
- No sé si estoy preparado.
- Tómate el tiempo que quieras, pero creo que la mejor terapia para superar todo por lo que has pasado es volver a recuperar el ritmo de tu vida.
- Ni tan siquiera he entrado en su piso, no sé en qué estado estará.
- Me he encargado de todo. No hay ni rastro de lo sucedido, pero si lo prefieres puedo hacer que trasladen sus cosas a otro lugar que te resultase menos angustioso.
- Sería lo más adecuado, esa casa me trae muy malos recuerdos.
- Entonces, ¿esto es un sí?
- Está bien. Me tomaré esta semana para ponerme al día y el próximo lunes comenzaré a trabajar. ¿Te parece?
- Por supuesto, creo que es una buena idea. Coge esto y disfruta unos días. – Xavier le entregó un pase para evitar el toque de queda y poder conseguir todos los productos sin necesidad de cartilla de racionamiento. – Esta es alguna de las ventajas de trabajar para el Estado. – Apuntilló.
- Muchas gracias, intentaré relajarme y olvidar la pesadilla que he vivido.
- Si necesitas algo o simplemente compañía solo tienes que llamarme. De hecho, este fin de semana voy a ir a disfrutar con mi familia de una casa de campo que tenemos. ¿Te apetece venir? Quizás te ayude a desconectar.
- Creo que no en esta ocasión, pero si cambio de opinión me pondré en contacto contigo.
- Como quieras. Por cierto, échale un ojo a esto. Empezaremos a trabajar sobre este asunto, supongo que es conveniente que por lo menos lo leas.- Xavier tiró sobre la mesa una abultada carpeta repleta de papeles.
- ¿De qué se trata?
- Es en referencia al juicio de los supervivientes de la revuelta. Tendremos que determinar qué pena pedimos como representantes del Estado, yo abogaría por la pena capital, sería lo más ejemplar y lo que nos evitaría complicaciones en el futuro. – La mirada de Raúl se volvió turbia durante un instante.
- Lo miraré, no te preocupes.
- Muy bien. Pues aquí te lo dejo. Hasta el lunes.
- Hasta el lunes.
Raúl se quedó en su sofá, leyendo los legajos que le habían entregado. Xavier se dirigió a la salida, donde esperaba el más pequeño de los secretas que se aplicaban en la tortura y hostigar a la ciudadanía. Oculto tras sus gafas de sol se puso a la altura de Xavier y bajó con él hacia la salida del edificio. Cuando ya habían salido al exterior afirmó: - No creí que fuese a aceptar.
- Sólo hay que saber que teclas tocar.
- Realmente el señor Zabala había servido bien, pero se estaba convirtiendo en una molestia en los últimos tiempos.
- Tienes razón, pero era difícil deshacerse de él sin provocar una fractura. No hay como una pequeña crisis para recuperar el pulso social, estaremos una buena temporada tranquilos, sin que a nadie se le ocurra protestar.
- Sí, la situación vuelve a estar donde queríamos.
- Exacto. Ya lo dijo el filósofo: No sirve de nada derrocar al príncipe para poner en su lugar al principio.
- Yo no lo hubiese expresado mejor.
Tras esta breve conversación se subieron al coche oficial y se alejaron hacia el palacio presidencial, las calles estaban desiertas, nadie se atrevía a salir.
Nacho Valdés
viernes, noviembre 20, 2009
A Day in the Life
Se cumplen treinta años del disco "London Calling" de The Clash. Tan importante aniversario es comentado por Diego A. Manrique en su artículo semanal con el diario El País
jueves, noviembre 19, 2009
Retratos (Vol. 4)
En su espalda podía leerse “Mis palabras poseen el fuego que no encontré en ti”. Sin embargo, hacía tiempo que de su boca no salían más que gruñidos y escupitajos. Cuando la noche caía nos dedicábamos a robar piezas de coche en la Gran Vía, para luego mucho más tarde comprarnos guitarras con ese pequeño sobresueldo. Intentábamos hacer canciones que detuviesen el tiempo por un instante pero lo único que acaba detenido era el cuerpo de alguno de nosotros en comisaría.
Al día siguiente nos poníamos nuestros mejores sombreros para ir a recibir a los carcelarios nocturnos. Dejábamos pasar el lunes de la manera más alejada de la realidad que fuera posible. Alguno se ponía recitar poemas haiku en medio del tráfico más brutal de la capital, otro compraba la mayor cantidad de comida basura imaginable y después la ofrecía a los congresistas a la salida del trabajo. Todos los días teníamos sol y amistad. Fue la mejor época del grupo. Ni siquiera pudo con nosotros aquel descontrolado huracán que arrasó el pueblo.
A pesar del ruido, las prisas, las calles de una sola dirección, los estanques secos, los perros abandonados, las lunas vacías queríamos seguir vivos. Tampoco pedíamos demasiado.
Al día siguiente nos poníamos nuestros mejores sombreros para ir a recibir a los carcelarios nocturnos. Dejábamos pasar el lunes de la manera más alejada de la realidad que fuera posible. Alguno se ponía recitar poemas haiku en medio del tráfico más brutal de la capital, otro compraba la mayor cantidad de comida basura imaginable y después la ofrecía a los congresistas a la salida del trabajo. Todos los días teníamos sol y amistad. Fue la mejor época del grupo. Ni siquiera pudo con nosotros aquel descontrolado huracán que arrasó el pueblo.
A pesar del ruido, las prisas, las calles de una sola dirección, los estanques secos, los perros abandonados, las lunas vacías queríamos seguir vivos. Tampoco pedíamos demasiado.
miércoles, noviembre 18, 2009
En el Backstage
Dibuja mi canción
El pasado sábado pasamos los Pastor-Lago una divertida noche en la ciudad de Madrid. Nos acercamos a la capital para asistir al concierto del maravilloso Kevin Johansen, acompañado esta vez por el singular dibujante Liniers.
El músico desgenarado (como el propio Kevin apuntó) y el dibujante degenerado (como también recalcó el artista) presentaban a la audiencia española el libro “OOPS”.
Una puesta en escena sorprendente nos recibió en la Casa de América. Kevin acompañado de sus guitarras y su barítona voz y al otro lado del escenario una mesa de trabajo con una cámara apuntando directamente a las cartulinas que sobre ella estaban. Una gran pantalla nos permitía ver lo mismo que al dibujante.
Fue así como cuando Johansen comenzó a cantar, el dibujante fue transformando las ingeniosas letras del argentino en brillantes dibujos. Todos asistíamos maravillados ante la muestra total de riesgo y talento.
El contacto con el público fue directo y emotivo. Tanto el músico como el dibujante no pararon de lanzarse chistes y bromas algunas de ellas desternillantes. Existía una complicidad asombrosa entre el trabajo de ambos, algo así como la música dibujada o los dibujos musicados dijeron en alguna parte del concierto. Johansen repasó gran parte de su repertorio en el que se puede comprobar la mezcla de culturas que le han hecho ser quién es. Aquel que esté interesado en su figura no tiene más que leer su biografía para intentar situar su hogar si es que puede, pues su música es inclasificable: Rock, blues andino, cumbia, tango, funky, música rusa, griega…..etc , todo lo toca el bueno de Kevin. Cuenta Liniers, el cual es un personaje increíblemente dotado para el humor, que la primera vez que escuchó a Kevin fue por la radio argentina, en concreto la canción “Mcguevara`s o Chedonal´s” (la cual es un canto a la globalización desde el humor más negro) y pensó “este tipo es un genio”. Después de eso se acercó a verle a un concierto y esperando ver a un un tipo alto, fuerte, rubio con toques suecos se encontró con un doble de Piojo López. Y es que si algo llama la atención de Johansen además de sus canciones es ese parecido físico con el Claudio.
Para el último tema del concierto se invitó a cantar a Jorge Drexler que andaba pululando por ahí. Fue una noche magnífica, por un lado por el sorprendente formato del concierto y por otro por ver que no hay nada mejor que ver sonreír a mi mujer.
Os dejo aquí un temita de Kevin :
martes, noviembre 17, 2009
A day in the Life
lunes, noviembre 16, 2009
En el ángulo muerto Vol. 36
Desencuentro
Cuando se abrió la puerta metálica le sorprendió la oscuridad en la que estaba sumida la habitación, la vista de Raúl tardó unos instantes en acostumbrarse a la penumbra. Comenzó a distinguir varias siluetas en una celda que se le antojó prácticamente medieval, perteneciente a una época que creía superada. De pie, con aire distraído estaba el agente que le había golpeado cuando fue torturado. En una de las esquinas, sentado sobre una banqueta desvencijada estaba el pequeño policía que dirigía la situación, en su expresión asomaba una sonrisa que a Raúl le pareció de superioridad, exhibía cierta satisfacción en su actitud, disfrutando del momento. En el suelo, hecha un guiñapo, estaba tirada Ana. La identificó al instante, de un vistazo fue capaz de reconocer su silueta descompuesta. Se quedó paralizado, a pesar de que le habían adelantado este instante no estaba preparado para lo que tenía delante. La joven tenía el cuerpo destrozado, estaba cubierta de sangre y heridas, ni tan siquiera tuvo capacidad para levantar la vista.
- Será mejor que os dejemos solos. Supongo que tendréis cosas de las que hablar. – Dijo Xavier mientras hacía un gesto para que los policías abandonasen la mazmorra.
Raúl se quedó un momento cavilando, sin saber qué hacer o decir. Dio un par de vueltas alrededor del cuerpo, intentando averiguar si Ana todavía respiraba o estaba sin vida. Se acercó a ella, le cogió la barbilla y le miró directamente a los ojos. Estaba despierta, esperando el momento de enfrentarse al que había sido su amante.
- ¿Estás bien? – Preguntó Raúl en un intento de comenzar la conversación.
- He estado mejor.
- Te advertí que esto sucedería.
- Es el coste que se paga por un sueño, estoy segura de que al final lograremos alcanzarlo.
- ¿A qué precio?
- Al que haga falta, hay intereses superiores a los de cualquier fin particular. – Raúl mudó su expresión, se volvió sombría.
- ¿Estás diciendo que todo en lo que me has metido lo tenías planeado?
- No exactamente.
- ¡Explícate! - Raúl profirió un grito, su paciencia estaba agotándose.
- Necesitaba acercarme a ti para, de esta manera, acercarme a los líderes.
- Pero, asesinaste a mi padre a sangre fría. Le conocías.
- Ya te he dicho que tenemos que dejar de lado nuestra sentimentalidad para lograr objetivos más altos, es lo primero que nos enseñan cuando entramos en el grupo.
- Sois una panda de lunáticos, sois pero que la secreta o cualquiera de las tácticas que utilizan los líderes para crear terror.
- No puedes compararnos, nuestros objetivos son claros y te aseguro que son compartidos por gran parte de la población, lo único que pasa es que la gente tiene miedo.
- Incluyen asesinar a ancianos, no me hagas reír. Lo que me dices es increíble, me has utilizado y has acabado con mi familia. Espero lo peor para ti, no busques mi ayuda porque no vas a encontrarla.
- No te necesito, acepto lo que me depare la revolución. Además, se necesitan mártires para concienciar a la gente, ya verás como los caídos servimos para despertar a los que están dormidos.
- Estás loca.
Raúl se dio la vuelta, comenzó a aporrear la puerta. – Abran. – Gritó.
Del otro lado esperaba Xavier con los dos agentes. – Yo me voy. ¿Puedo largarme ya a mi casa?
- Paciencia. Pronto podrás salir de aquí. – Respondió Xavier. - ¿Qué quieres que hagamos con ella?
- A mí como si le pegan un tiro en la cabeza. – Xavier hizo un gesto a los dos secuaces. – Ya habéis oído.
Entraron en la celda y a renglón seguido se escuchó un disparo, Raúl se estremeció de pies a cabeza. Nunca había sido partícipe de un crimen similar, a pesar del resentimiento que albergaba se descompuso anímicamente.
- Ella se lo había buscado. Le hubiese pasado de todas maneras.
- No quiero hablar del tema, ¿puedo ir a mi celda?
- Será mejor que vayamos a buscar tus cosas y que te escolten hasta tu casa. Tómate un par de días y ya hablaremos.
Raúl se alejó por el pasillo alumbrado por fluorescentes, en su cabeza únicamente se escuchaba el zumbido eléctrico de la iluminación y el eco del revólver que había disparado.
Nacho Valdés
jueves, noviembre 12, 2009
A day in the Life
Steven Tyler ha anunciado a través de un comunicado oficial su deseo de labrarse una carrera en solitario o en compañía de otros. Tyler, según explica quiere dar campo a su propia marca y alejarla por completo de la emblemática banda que tanto le ha dado y quitado. Será curioso ver cómo se las apañan sin él.
- Juan Perro ofrece sus maquetas :
El siempre inquieto Auserón regala desde su web http://www.lahuellasonora.es/ algunas de las maquetas de su esperadísimo nuevo disco. Un gran detalle en estos crueles tiempos de crisis.
- Kevin Johansen y Liniers en España :
Buenísima noticia. El argentino universal Kevin Johansen dará tres conciertos en España (Madrid, Barcelona y Murcia) durante esta misma semana. Además estos conciertos servirán de presentación para el cómic que el mismo Johansen ha realizado ayudado por el fabuloso dibujante Liniers.
miércoles, noviembre 11, 2009
Retratos (Vol. 3)
Se pasó el día aspirando el humo que surgía de los agujeros que las balas habían dejado en los cristales, creo incluso que llego a colocarse. Después de eso, entró como un huracán en la tienda de repuestos y pidió: dos pulmones, un corazón de hierro y un cable con el que engancharse a la tierra y así poder respirar tranquilidad por unos minutos.
Cuando me lo encontré tirado en la puerta de su casa le di un puntapié, sobresaltado clavó su mirada en mí y dijo: “Estaba dormido. Soñando con una chica preciosa. La habría atrapado si no hubieses despertado”. Al instante, volvió a caer en un profundo sueño del que se despertó tres veces seguidas para acabar totalmente frito al final de día.
Aquella noche nos abandonamos sobre un suelo pintado con hojas secas y sexo pero la calma no hizo acto de presencia.
A la mañana siguiente, el viento arrasó con todo. Nos quedó el dolor de las jornadas de 12 horas y el susurro de las chicas de las agencias. Ellas siempre tuvieron tiempo para nosotros.
Cuando me lo encontré tirado en la puerta de su casa le di un puntapié, sobresaltado clavó su mirada en mí y dijo: “Estaba dormido. Soñando con una chica preciosa. La habría atrapado si no hubieses despertado”. Al instante, volvió a caer en un profundo sueño del que se despertó tres veces seguidas para acabar totalmente frito al final de día.
Aquella noche nos abandonamos sobre un suelo pintado con hojas secas y sexo pero la calma no hizo acto de presencia.
A la mañana siguiente, el viento arrasó con todo. Nos quedó el dolor de las jornadas de 12 horas y el susurro de las chicas de las agencias. Ellas siempre tuvieron tiempo para nosotros.
martes, noviembre 10, 2009
En el ángulo muerto Vol. 35
Ruta de certezas
Habían pasado varios días desde que Xavier encontró a Raúl colgado de una cadena, desde entonces había sido asistido médicamente, le habían trasladado a una celda individual y había podido asearse. Aunque anímicamente estaba destrozado, comenzaba a pensar con mayor claridad y esperaba las noticias referentes a la promesa de liberación. Los secretas que le habían torturado le vigilaban en ocasiones, comprobando que todo siguiese en orden. Lo que era evidente es que su actitud había cambiado diametralmente, ni tan siquiera le hablaban, únicamente pasaban y echaban un vistazo. A Raúl no le gustaban, sobre todo el pequeño agente que parecía, escondido bajo su sombrero y gabardina, manejar a su tremendo compañero. Él se dedicaba a dejar pasar el tiempo, le habían dejado algo de lectura y podía permitirse el lujo de matar el tiempo en su celda. Aunque se trataba de publicaciones estatales, ensalzadoras del régimen, le permitían tomar distancia con todo lo que había sucedido. Una mañana, después del aseo y el desayuno, le llevaron a una sala en la que le esperaba Xavier. Las paredes eran blancas y, como único mobiliario, había una mesa y dos sillas. Él le esperaba sentado, con su uniforme y condecoraciones lustrosas, según le vio entrar le invitó a sentarse.
- Parece que estás mucho mejor. ¿No es así?
- Sí, me encuentro más animado.
- Antes de nada me gustaría darte mis condolencias por la pérdida de tu padre, yo también he perdido a un amigo. Bueno, algo más, un mentor o alguien en quien fijarme.
- Muchas gracias.
- Me gustaría ayudarte a salir de aquí, pero necesitó un gesto por tu parte.
- Estoy dispuesto a hacer lo que sea, dime lo que deseas.
- Sabemos que tú no disparaste, pero necesito conocer tu grado implicación en este asunto tan delicado.
- Ya he contado todo lo que sé, que es bien poco. Me he visto mezclado en algo que no esperaba, que no comparto y para lo que no estaba preparado. Lo único que me gustaría es salir de aquí lo antes posible. – Aunque Raúl intentaba mantener la calma sus ojos se tornaron vidriosos.
- Para eso estoy yo aquí, para ayudarte a olvidar esto y puedas enterrar a tu padre. Antes necesito que me cuentes todo lo que sabes sobre esta organización con la que te has visto mezclado.
Raúl relató lo que le había sucedido en los últimos días, procuró no omitir ningún detalle, que nada quedase en el tintero para demostrar su disposición a colaborar. Ana salió a relucir en múltiples ocasiones, estaba realmente resentido y no ocultaría su disposición a entregar a su antigua compañera. Xavier escuchaba y tomaba notas de lo que consideraba importante, en todo momento mostraba una actitud paternalista y condescendiente para con el preso.
- En breve podré sacarte de aquí. Sabes que haré todo lo posible por ayudarte. ¿Necesitas algo?
- No te preocupes, estoy bien. Sólo quiero recuperar mi vida y que la justicia actúe contra los asesinos de mi padre.
- No te preocupes eso sucederá muy pronto.
Ambos salieron al pasillo donde esperaban los dos agentes de la policía secreta, les escoltaron a la celda donde Raúl había pasado los últimos días. Xavier le invitó a entrar y le abrazó antes de dejarle pasar, el gesto provocó que al reo se le humedeciesen los ojos. Antes de cerrar la puerta metálica Xavier se quedó en el umbral un instante.
- Tengo una sorpresa para ti. No quería decírtelo todavía pero no puedo esperar más.
- ¿De que se trata?
- Tenemos a Ana, cuando terminemos los interrogatorios podrás encontrarte con ella.
El portón se cerró provocando un estridente ruido metálico y dejando a Raúl sumido en la sorpresa.
Nacho Valdés
jueves, noviembre 05, 2009
A Day in the Life
Hoy hace 63 años veía la luz una de las figuras más relevantes de la música americana, Gram Parsons definió el sonido country alternativo antes que nadie. Años más tarde, Neil Young, Jeff Tweedy y algun otro camino por estos caminos abiertos por Parsons. El músico murió en el año 1973 dejando un legado envidiable tanto con sus bandas (The International Submarine Band, The Shilos, The Byrds y The Flying Burrito Brothers) como en solitario con discos esenciales (G.P. y Grievous Angel)
Siempre nos quedarán sus buenas canciones, que a fin de cuentas viene a ser la mejor manera de recordarle.
lunes, noviembre 02, 2009
En el ángulo muerto Vol. 34
Vuelta al camino
- Ya tenía ganas de volver a vernos las caras. – Raúl ni siquiera contestó.
- Eso es, mejor que no digas nada. Total, para lo que te va a servir.
El hombre minúsculo que había arrasado el apartamento de Raúl parecía divertido con la escena, llevaban horas encerrados en los sótanos del Ministerio cultural y ni tan siquiera se había quitado el sombrero y la gabardina, su cara estaba perlada por el esfuerzo. Observaba a Raúl oscilar de la cadena de la que colgaba, su robusto compañero estaba en mangas de camisa, golpeándole cada vez que su pequeño compinche daba la orden pertinente.
- Se te acusa nada más y nada menos que de asesinato, con el agravante de que la víctima era uno de los personajes notables que con su dedicación ayudó a levantar nuestra gloriosa nación. Además, cayendo en el parricidio. Me resulta repulsiva la manera en que actuáis los revolucionarios, no respetáis a nada ni nadie. ¡Vergonzoso!
El individuo se acercó con los ojos cargados de furia, soltó un puñetazo que Raúl casi ni sintió puesto que llevaba horas recibiendo golpes. Estaba hundido, destrozado física y moralmente. Lo habían encontrado llorando, abrazado al cuerpo sin vida del único familiar que le quedaba con vida. Nunca se hubiese imaginado que Ana sería capaz de llegar hasta el punto del asesinato y, a pesar de que conocía la importancia de su padre, no sabía lo imbricado que estaba en la organización estatal. Desde que la secreta le había detenido, todo había sido un devenir de sorpresas y revelaciones que nunca hubiese esperado descubrir.
- Nos vas a contar quién fue tu cómplice. Las pruebas demuestran que tú no fuiste el ejecutor, que otra persona disparó por ti. Si no nos lo cuentas cargarás tú solo con la acusación. – Raúl estaba cansado, llevaba un tiempo que no podría delimitar colgado de los brazos. Hizo un gesto sumiso y agachó la cabeza.
- ¿No sé si sabes que lo más probable es que se pida la pena capital por este delito?
- Soy abogado. – Contestó desganado.
El pequeño agente hizo un gesto para que la tortura continuase, su enorme secuaz comenzó a golpearle las espinillas con una porra metálica. Cada impacto provocaba un nuevo grito, ahogado y reprimido pero imposible de aguantar en su interior. La pesadilla estaba durando demasiado pero Raúl no estaba dispuesto a colaborar, su mente era un hervidero de contradicciones y lo único que tenía claro es que era él el que deseaba la venganza. Si salía con vida se encargaría de buscar a Ana, quería saber el porqué de su traición, el motivo por el que le había utilizado sin contemplaciones. Se sentía como un muñeco, un títere en manos de los distintos poderes. Tenía la sensación de que los acontecimientos que le habían llevado hasta donde estaba no habían sido fortuitos, como si de alguna forma le hubiesen empujado hasta la situación en la que se encontraba.
Se abrió la puerta, Raúl no tenía fuerzas para mirar quien había entrado. – Bajadlo de ahí. – Dijo el recién llegado con tono autoritario.
El timbre le resultó familiar, Raúl levantó la vista y vio a un hombre de uniforme que no pudo identificar al primer vistazo pues tenía los ojos hinchados por los golpes recibidos. El tipo se acercó a él y cariñosamente le acarició el pelo, se trataba de Xavier, que había sido amigo de su padre desde que él tenía recuerdo. Había forjado una carrera en el ejército que le había aupado hasta las más altas esferas, su prestigio era enorme y los hombres que hasta hace un momento estaban torturándole se retiraron a un rincón.
- Ya ha terminado todo. Yo te ayudaré a salir de aquí.
- Gracias. – Fue lo único que pudo contestar, sus ojos se cerraron de puro agotamiento. Se quedó dormido en el regazo de Xavier, como si fuese un niño que no aguanta más despierto.
Nacho Valdés
viernes, octubre 30, 2009
Colaboraciones Deluxe (The Bootleg series Vol. 53)
Pérdida irreparable
Esta sección, que había enterrado hace más de un año, cuando me hastió y dejó de interesarme, ha vuelto prácticamente de manera autónoma debido a la gran desgracia que ha sufrido el mundo televisivo. Nos ha dejado uno de los más grandes, una voz inconfundible que ha acuñado centenares de expresiones relacionadas con el mundo del deporte. Andrés Montes, el pequeño gran comentarista de orígenes tan extremos como Galicia y Cuba, ha dejado de hablar, su voz se ha apagado sin previo aviso, sin emitir una sola queja ni dar ningún motivo de preocupación. Parece que no quería molestar, que aprovechó un momento de despiste para dejarnos sin hacer ruido, todo lo contrario que lo que hacía cuando se enchufaba al partido y comenzaba la retrasmisión. Tengo entendido que ya había tenido algún aviso cardiaco, que su salud no era buena y que por ese motivo había dejado La Sexta. A pesar de lo sorprendente del abandono de su pasión, nadie podía esperarse este extraño adiós que ninguno esperábamos.
Sus primeros pasos no sé donde los dio, ni siquiera sé si su formación tiene relación con el periodismo, creo que comenzó en la radio y que, efectivamente, la información era su medio, pero no tengo seguridad para afirmar esto último con rotundidad. Lo que nadie esperaba, cuando llegó la NBA a España, al joven Canal +, fue que este pequeño tipo que vestía con tirantes, pajarita y unas anticuadas gafas redondas iba a poner patas arriba todos los clichés que alimentaban a los reporteros deportivos. A unas horas intempestivas, siempre de madrugada, aquí en España, recibíamos puntualmente a la mejor liga de Basket de la mano del mejor de los comunicadores. Expresiones como “Pincho de Tortilla”, “Jugón” y su inconfundible “Brrrrrr” que salía de su boca cuando las palabras no terminaban de llegar eran identificados por todos los seguidores del baloncesto en este país. Como escudero, como no, el serio y entendido Daimiel, que daba el contrapunto teórico al espontáneo Andrés. Esta pareja de hecho, que tuvo muchos años de romance se rompió cuando apareció La Sexta en escena. No sé si fue por dinero, por aburrimiento o por convicción, pero nada volvió a ser lo mismo.
El cambio de cadena vino acompañado de un cambio de deporte, del baloncesto pasó al fútbol, y de la madrugada, pasó a horario deportivo de máxima audiencia. Su pasión estaba claro que eran los triples, las bandejas y las personales, quedaba patente que los córners, faltas y goles estaban alejados de lo que era su verdadera vocación. Pero alguien tan enorme en carisma como el Señor Montes no podía quedar rezagado, consiguió una nueva pareja de baile; Julio Salinas, y como no podía ser de otra manera nació la amistad. “Tiki-taka Salinas, Tiki-taka” le decía todos los días, el bueno de Julio no podía aguantar la risa, no era posible al lado de una persona con esa humilde y arrolladora pasión por la vida. Poco a poco creció, se hizo grande lejos del que había sido su ecosistema habitual, no sabría tanto de fútbol, pero su torrente de voz e imaginación nos volvería a dar perlas inconfundibles en forma de apodos. “Humphrey Bogart”, referido al elegante Xavi; “Tiburón Puyol” para el defensa Çule y demás coletillas que fueron adornando las tardes de fútbol y cerveza de los sábados.
Su última parada fue el abandono de la cadena privada, todos pensábamos que se trataba de un descanso, un respiro en una carrera que no había parado desde que se había lanzado a toda velocidad. Nada más lejos de la realidad, la cosa era distinta, su delicada salud le obligaba a echarse a un lado, pero nadie se esperaba el triste e inesperado final que llegaría sin remisión.
Sólo nos queda su recuerdo y una de sus últimas proclamas: “La vida puede ser maravillosa”. Hasta siempre Andrés, no te olvidaremos.
Nacho Valdés
lunes, octubre 26, 2009
En el ángulo muerto Vol. 33
Caída
La ciudad estaba prácticamente deshabitada, la población respetaba el estado de emergencia que el gobierno debilitado había implantado. Ninguno de los servicios mínimos estaba en marcha, las arterias principales no recogían el bullir habitual de un día laborable. Raúl había decidido evitar las grandes avenidas para no encontrarse con los numerosos controles que podían verse a cada paso, militares nerviosos, armados y atemorizados; combinación que se le antojaba especialmente peligrosa. Ana parecía desanimada, hundida en una especie de estado depresivo desde que se habían encontrado con el local vacío, parecía estar dándole vueltas a algo ya que prácticamente no había hablado.
- ¿Y ahora qué vamos a hacer? – Preguntó
- Déjame a mí, ya es hora de que terminemos con esta situación en la que me has metido.
- En esto te has metido tú solo, ¿no recuerdas la reunión a la que asististe por voluntad propia?
- Fui condicionado.
- ¿Condicionado por quién? – Preguntó Ana conteniendo una carcajada.
- Por ti.
Se hizo por un instante un silencio incómodo, ninguno sabía qué decir. Raúl, intentando evitar la conversación se asomó a una esquina para ver si el camino estaba despejado. Ana esperaba, parecían haberse cambiado las tornas, como si toda la energía que había desplegado hasta ese momento se hubiese disipado en un instante. Raúl pensó que debía sentirse abandonada a su suerte, estaría dolida por no encontrar ninguna señal o aviso en el local abandonado.
- Vamos por aquí. – Dijo Raúl decidido.
- ¿Sabes a dónde vamos? – En el tono de Ana se intuía cierta sorna.
- Por supuesto.
- ¿Dónde? Si se puede saber.
- Vamos a ver a la persona que podrá ayudarnos a resolver este asunto.
- ¿De quién se trata?
- Ya lo verás. Por ahora lo importante es evitar que seamos detenidos antes de que lleguemos.
Continuaron el resto del camino en silencio, buscando las rutas secundarias para no encontrarse con la policía o el ejército. Los combates definitivamente habían cesado, por lo que se podía intuir que los líderes habían restablecido el poder y la revuelta había sido sofocada. El panorama, en algunas zonas, era desalentador, muchos edificios todavía ardían tras los enfrentamientos y algunos cadáveres no habían sido recogidos. Los únicos que yacían tirados eran los de milicianos, personas comunes y sin entrenamiento que había tenido escasas oportunidades frente a las tropas oficiales. Raúl consideró con tristeza que había sido una muerte estúpida, la revuelta sólo había servido para empeorar las cosas, probablemente las siguientes semanas servirían para aplicar escarmientos ejemplares a gran parte de la población. Suspiró profundamente, la montaña de muertos sólo había valido para recrudecer la situación.
Llegaron a una calle céntrica pero estrecha, con edificios antiguos en buen estado. Un barrio de la zona alta, con arboledas y jardines cuidados; daba la impresión de que la revuelta no había llegado hasta esa zona. Se detuvieron frente a uno de los portales, Raúl sacó sus llaves y abrió el portón.
- ¿Dónde vamos? – Preguntó Ana.
- Estamos en casa de mi padre, él podrá prestarnos ayuda.
Se detuvieron en el segundo piso, una placa anunciaba que era el despacho de Jaime Zabala. Raúl abrió y entró el primero, se dirigió sin reparar en Ana hacía la habitación que usaba su padre para trabajar, el olor a café recién hecho flotaba en el ambiente. Lo sorprendió leyendo en su mesa, su cara mudó al verle de la sorpresa al pánico. Antes de que Raúl entendiese lo que estaba sucediendo la detonación le dejó con un pitido en el oído, se giró y vio a Ana correr en dirección a las escaleras. Cuando volvió la vista hacia su padre éste yacía sin vida sobre los folios que estaba leyendo, la sangre que manaba de su cráneo perforado comenzó a formar un enorme charco sobre el escritorio.
Nacho Valdés
martes, octubre 20, 2009
En el Backstage Vol. 17
Infierno
Y el pasado sábado el infierno se desató en la sala Wah Wah de Valencia. Eso sí, un averno edulcorado, armónico y popero que se alejó diametralmente de las representaciones clásicas del abismo a las que estamos acostumbrados. Los responsables eran los Sidonie, banda catalana que ya con ocho discos a las espaldas presentaban El incendio, su último trabajo de estudio.
Llegaron como era de esperar con más de media hora de retraso, con una sala atestada en la que difícilmente se podía uno mover más allá del metro cuadrado que ocupaba. Yo, personalmente, tuve que sacrificar mis visitas al baño por lo problemático que era avanzar entre el público (fundamentalmente femenino). De todas formas, conseguimos sitio en la zona derecha del escenario desde donde se les veía tocar perfectamente, teníamos una barra para refrescarnos a nuestras espaldas y el ambiente era un poco más sosegado.
Los catalanes, felices por su visita a la capital valenciana, desgranaron una gran cantidad de éxitos que cuajaron entre animadas charlas con el entregado público. El local parece ser que palió las carencias del día anterior, el viernes habían tenido algún que otro problema y el sonido no fue todo lo bueno que se hubiese deseado (hubo referencias por parte del grupo a este dato). Al día siguiente no tuvimos ese inconveniente, sonaron rotundos y potentes (dentro de su propuesta armónica), revolucionando un poquito los temas lo que provocó algo más de animación entre los asistentes. Marc Ros, cumpliendo con su papel de líder y exponente de la banda, animó con sus discursos la actuación. Sonó perfectamente, haciendo gala de la gran voz con la que cuenta, entonando perfectamente todos y cada uno de los temas, sólo se le escapó un error, pero le puede pasar a cualquiera. Son músicos solventes, seguros de sí mismos y que sin florituras lograr trasmitir lo que desean. De todas formas, contaban con la inestimable ayuda de un profesional, un mercenario de las guitarras que se encargó de las partes más complicadas. Por supuesto cumplió el desafío con nota, además, me pareció entender que pasaba a formar parte de la banda. Ya veremos. Jesús Serna, el bajista que no paró de moverse, fue efectivo y no coló ningún error. Su único fallo fue intentar cantar después de Marc, su voz se escuchó como un hilillo lejano que no llegaba ni a las primeras filas, debería quedarse en los coros y no intentar ir más allá. Destaco, eso sí, su interpretación al citar que nos arrastró durante unos minutos al lejano Oriente. Fue sorprendente lo que puede dar de sí este instrumento en directo. A la percusión se situó Axel Pi, gran baterista que vivía el espectáculo en cada uno de los golpes de sus baquetas. Con su inconfundible estética, pantalones ceñidos, camisa y pajarita no paró de poner caras, subirse al bombo y demás poses roqueras con las que no paró de sorprendernos. Además, el tipo tiene una cara peculiar y graciosa que invita a la risa.
El repertorio fue bastante variado, centrándose en su último trabajo pero rescatando algún hit de la Costa Azul y discos anteriores como Fascinado, también hubo tiempo de desempolvar algún tema en inglés de su anterior etapa. Algún corte como Los olvidados o Persona se quedaron en el tintero, no fue extraño ya que tampoco tocaron mucho más de hora y media. El concierto fue divertido, se les vio con tablas y dieron un espectáculo más que bueno. Si he de poner alguna pega es que duró poco y que la sala se les ha quedado pequeña, podrían haber tocado en algún sitio más grande como el Roxy.
Después estuvimos tomando unas copitas y se pasaron a saludar a los fans, tuvimos la ocasión de felicitarles y se mostraron muy amables y pacientes. Otro punto a su favor.
Resumiendo, fue un buen directo que espero volver a disfrutar en breve. Bien por los Sidonie.
Nacho Valdés
lunes, octubre 19, 2009
En el ángulo muerto Vol. 32
Desarraigo
La luminosidad indicaba que estaba a punto de amanecer, la larga noche estaba dando paso al día. Raúl se sintió aliviado, le daba la impresión de haber pasado una eternidad entre tinieblas, huyendo como un animal asustado. Se había metido, sin habérselo propuesto, en un problema del que no sabía cómo salir. Realmente lo que tenía era miedo, seguía con Ana por un extraño magnetismo que esta ejercía sobre él, aunque lo más importante es que se sabía desamparado sin ella. Era conocedor de las pocas oportunidades de supervivencia con las que contaba en solitario.
La ciudad parecía tranquila, no dijo nada aunque sabía que no era un buen síntoma para la resistencia que se había levantado en armas. No se alegraba precisamente, ya que parecía encontrarse en el bando equivocado, pero en su interior, enterrada bajo capas de educación, había una leve chispa de ilusión que esperaba el cambio. Tenía claro que eran muchos los que estaban convencidos a poner todo de su lado para conseguir este paso, para derrocar el gobierno de urgencia que llevaba el timón del país desde hacía demasiado tiempo. No sabía cuál era la situación, pero no le parecía halagüeño el hecho de que no se escuchase nada y que los lugares por donde pasaban estuviesen en apariencia deshabitados. La impresión era la de una ciudad fantasma en la que los ciudadanos hubiesen desaparecido de manera milagrosa.
Ana apretaba el paso, quería llegar lo antes posible al local en el que sus compañeros habían organizado el golpe. Esperaba encontrarse con alguno de ellos, quería alguna explicación o algo de ayuda para salir de la situación en la que se encontraban. Raúl seguía la dirección que le marcaba, después de quitarse la ropa sucia ya aparentaban algo de normalidad, aunque ambos sabían que si se encontraban con los cuerpos de seguridad tendrían problemas. Por este motivo, cada vez que escuchaba algún sonido Ana se llevaba la mano a la pistola que llevaba escondida bajo la camisa. Atravesaron una zona industrial, plagada de locales destartalados y rincones llenos de basura. Ana torció por un callejón que lindaba con una gran nave y se detuvo frente a un montón de maderas y metales, Raúl esperaba a unos metros vigilando la entrada. Movió con decisión el montón de desperdicios, éste giró como si de una puerta se tratase, era una entrada camuflada que dejaba al descubierto un agujero en la pared. Se metieron y avanzaron por una nave diáfana, únicamente habitada por alguna rata y restos de maquinaría pesada que llevaba años sin utilizarse. Atravesaron el local y llegaron hasta un aseo desvencijado y lleno de excrementos. – Lo mantenemos así para que pase desapercibido. – Se disculpó Ana.
El baño contaba con lo que parecía una pequeña ducha, estaba destrozada y sólo quedaba de ella una cortina mohosa y la tubería que asomaba entre los azulejos. Su suelo estaba formado por un amasijo de maderas ennegrecidas por la humedad, sin embargo, estos tablones formaban un acceso hábilmente disimulado. Tirando de una de las esquinas se abría mediante un mecanismo de bisagras camuflado, este artificio dejaba a la vista una estrecha bajada por unos empinados escalones de madera. Parecían hundirse en el fondo de la tierra, Ana pasó primero conectando un interruptor que permitía iluminar el descenso. Raúl pasó el último, siguiendo las indicaciones de su compañera arrastró un tirador que permitía cerrar para no levantar sospechas. Llegaron a un local subterráneo, más grande de lo que pudiese parecer en apariencia. El techo tenía la altura justa para que una persona de talla normal anduviese ligeramente encorvada, había un par de mesas, varias sillas y una pequeña cocina eléctrica. El suelo estaba cubierto de papeles cubiertos de huellas de botas militares, los armarios estaban destrozados y vacíos. Aparentemente hacía tiempo que nadie pasaba por ese lugar.
- Nos han abandonado, no sé qué hacer. – Dijo Ana tirándose al suelo de rodillas.
- No es momento para esto. – Raúl le pasó el brazo por el hombro para ayudarle a levantarse. – Sígueme.
Raúl se dirigió hacia las escaleras, Ana no tuvo más remedio que seguirle para no quedarse sola.
Nacho Valdés
miércoles, octubre 14, 2009
En el ángulo muerto Vol. 31
Descubrimiento
Al mover la pesada tapa del alcantarillado la tenue luz de las farolas inundó el túnel, a pesar de su escasa intensidad Raúl tuvo que cerrar los ojos un instante para acostumbrarse. Salieron con precaución, celosos de no hacer demasiado ruido y de ser descubiertos. Ana salió la primera, miró a ambos lados para comprobar que nadie acechase escondido. Raúl plagió sus movimientos, hizo lo mismo que ella, con movimientos nerviosos, todavía resentido del golpe en la rodilla aceleró para unirse a su compañera. Se refugiaron tras unos cubos de basura, apagaron la linterna y tácitamente decidieron mantenerse unos minutos en silencio, descansando y comprobando que estuviesen solos. Raúl estaba abatido, tirado sobre la mugre y con el mono totalmente cubierto por la suciedad que se le había adherido tras su recorrido por el subsuelo. No sabía dónde se encontraban, a qué lugar habían desembocado. Tenía la sensación de que la cabeza iba a explotarle, que no sería capaz de aguantar la presión a la que estaba siendo sometido. Se sujetaba la cabeza entre las manos, pensativo y totalmente ausente a las revisiones a las que Ana estaba sometiendo su material.
- Quítate el mono. – Le ordenó.
- ¿Qué? – Raúl estaba ido, agotado y absolutamente desmoralizado.
- Que te quites la ropa sucia, no podemos ir así por la calle.
Ana estaba quitándose los harapos sucios, dejando su pecho al descubierto para ponerse una camisa limpia que llevaba en su mochila. El apetito sexual de Raúl despertó durante un instante, recordó su piel suave, de la que antaño había disfrutado, y una avalancha de recuerdos volvió a su mente de manera súbita. Antes de que terminase de cambiarse se acercó a ella, se quitó el mono y se quedó observando sus rasgos mientras una casi olvidada energía volvía a adueñarse de su cuerpo falto de fuerzas y arrojo. Su aletargada pulsión sexual parecía darle un nuevo empuje, rodeó a Ana con su brazo e intentó conectar con unos labios cuyo recuerdo estaba prácticamente sepultado por el indefectible avance del tiempo. Era esta una parte de su cuerpo que siempre le había resultado especialmente voluptuosa y atractiva, eran carnosos, abundantes y resaltaban en su rostro. Ella se alejó bruscamente, sorprendida en sus quehaceres por el ímpetu masculino que le acechaba.
- ¿Qué coño haces? – Le espetó nerviosa.
- ¿A ti que te parece?
- No es momento para estas tonterías. – Dijo mientras intentaba abrochase la camisa. Raúl se lo impedía, comenzó a acariciarla mientras ella se resistía ligeramente.
- Quítate. – Protestó mientras ponía su mano entremedias, él la quitó con delicadeza y siguió acariciando el cuerpo sensual que tenía a su disposición.
Se acercó a su boca, Ana se dejó besar, parecía abandonarse a la deriva como si fuese un barco abatido por la fuerza de la tormenta. Sus respiraciones se aceleraron, de manera inconsciente eran conocedores de que no tenían demasiado tiempo. En la lejanía, de entre los callejones de la ciudad todavía nacía algún disparo que llegaba hasta sus oídos. Ellos estaban ajenos a todo lo que sucedía en la urbe, a toda la penuria que envolvía la situación en la que se encontraban. Se desnudaron parcialmente, de manera brusca y acelerada, buscando en el cuerpo ajeno el refugio para todas las vivencias les atenazaban. Se tiraron sobre la basura, obviando el olor y la pestilencia que les envolvía y que ellos mismos producían tras arrastrarse por el alcantarillado. Se dejaron llevar por la pasión desmedida, ahogando los gemidos y sonidos que se producían por su furtiva unión. En un instante ambos se saciaron, su rapidez obedecía a la necesidad, a la falta de práctica que habían sufrido en los últimos tiempos. Cuando terminaron no comentaron nada, sólo un vistazo fugaz fue suficiente para afianzar la confianza que parecían estar recuperando. Ana se levantó ya vestida dirigiéndose a Raúl. – Todavía tenemos que reunirnos con mis compañeros. Date prisa. – Él se levantó dócilmente y siguió sus pasos que se perdían por uno de los callejones de la urbe.
Nacho Valdés
lunes, octubre 12, 2009
En el Backstage
Andrés Calamaro
Zaragoza 10-10-2009
Rey Midas
La familia Pastor Lago se personó este pasado sábado en la siempre encantadora ciudad de Zaragoza. La ocasión no podía ser mejor, por un lado disfrutaríamos del punto de partida de las Fiestas del Pilar y por otro teníamos cita con un concierto de Andrés Calamaro.
El argentino está realizando una pequeña gira de conciertos por nuestro país con el fin de presentar Andrés, la colección de grabaciones de los últimos diez años de carrera.
Llegamos con una horita de adelanto, el recinto estaba situado en el parking de la antigua Expo Zaragoza. Queríamos coger un bien sitio para no perder detalle del buen Salmón.
Sobre las once de la noche salían los músicos al escenario. Calamaro, dueño de una presencia incontestable, se situó en el centro tras los protocolarios saludos a las masas. Doce mil almas había delante de él. La primera canción fue toda una autentica declaración de principios: Jumping Jack Flash de los Stones, la cual poco a poco y nota a nota fue transformándose en el himno generacional El Salmón. Estaba claro que Andrés venía a rugir. Para continuar la primera sorpresa de la noche Mi enfermedad, el canto Dylaniano de unos Rodríguez en estado de absoluta gracia (o desgracia) arremetía contra una audiencia totalmente volcada con el grupo. Sonarían más temas de la antigua banda de Andrés, joyas como La Mirada del Adiós o el Salud, dinero y amor convertido ahora en un guiño elegante a los Dire Straits y Palabras más Palabras menos, ese portentoso rock argentino-madrileño que tan copiado ha sido tras su puesta de largo. Y es que Calamaro es un tipo querido y respetado por el pueblo musical. Es una de esas cuatro patas de la mesa en las que sustenta el rock en castellano. El concierto no bajo en intensidad roquera salvo en varios temas como la relectura introspectiva de Media Verónica, el amor adulto de Cada una de tus cosas o otra de las sorpresas de la noche Por Mirarte convertida en un funky melancólico. La cosa volvió a tirar hacia arriba cuando entramos de lleno en los oscuros temas del Salmón. El cantante también mostró el material más reciente como la demoledora Los Chicos o la brillantísima Carnaval de Brasil que mostró al público por qué al cantante se le conoce como la voz del millón de dólares. Más tarde sonarían también canciones de Honestidad Brutal como El día de la Mujer Mundial con la intro de Stairway to heaven o Socio de la Soledad en la cual el artista sustituyo parte de la letra original por una broma hacía su reciente problema con la justicia. (Recordamos que Calamaro está actualmente imputado por incitación al consumo de marihuana).
La banda suena como un cohete, totalmente acoplada, sin fisuras y con una puesta en escena más que solvente. El bajo de Candy Caramelo es un reloj suizo de precisión demoledora, las tres guitarras (cuatro con calamaro) de Diego García, Geni Avello y Julian Kanevsky son de lo mejorcito de nuestra España. Atrás el piano de Tito Dávila, un habitual de la banda y la contundencia rítmica del Niño Bruno. Desde Corazones Hambrientos pedimos casi suplicamos una grabación en directo a este banda para poder disfrutar con paciencia de sus habilidades.
Para el final dejó Estadio Azteca (aclamadísmia),Flaca fundida con el tango Volver y la desgarradora Paloma convertida para la ocasión en un vals.
Tras una ovación de diez minutos, el grupo abandonó el escenario.
Resumiendo, fue una gran noche de música, amor, respeto y amistad. No dejen de ver al Salmón.
Por cierto, no puedo cerrar la crónica sin mencionar un extraño sentimiento que me acompañó durante todo el concierto. Noté unos ojos vigilándome, una presencia extraña aunque familiar, un sombrero blanco. Quizás fueran invenciones mías pero juraría que Mr. K sobrevolaba la zona.
sábado, octubre 10, 2009
jueves, octubre 08, 2009
Retratos (Vol. 2)
De un agujero se sale excavando la tierra nunca volviendo hacia arriba le dijo el perro tuerto al hijo de Abraham.
Podría hacerte el amor tantas veces que al final cambiarías tu nombre por el mío y subirías a cantar al escenario mis palabras
respondió la señora picante mientras envolvía en su pelo a su amado esclavo albino.
¿Es esta la puerta del edificio Dakota Dr. Robert? ¿Sabe si tienen televisión por cable y limonada fresca?
El hombre del traje blanco se despidió alejándose olvidando en la acera sus huellas doradas. Dejo comida y bebida para tres días y después miró al suelo y gritó:
Guardad para mañana o pegaros un tiro, eso si no lo hagáis en el salón del fondo pues está habilitado para las visitas alienígenas.
Todos los jarrones estaban ya rotos cuando llegamos, lo juro. La chica la dejamos intacta solo nos dejó subir su falda unos centímetros para mirar desde lejos y con un ojo tapado. Tenía las piernas tan largas y surcadas como la autopista que lleva la costa hasta el cerebro.
Hervía humo en sus ojos pero ya nada parecía tener sentido.
Al poco tiempo de aquello volvimos a escribir canciones….
Podría hacerte el amor tantas veces que al final cambiarías tu nombre por el mío y subirías a cantar al escenario mis palabras
respondió la señora picante mientras envolvía en su pelo a su amado esclavo albino.
¿Es esta la puerta del edificio Dakota Dr. Robert? ¿Sabe si tienen televisión por cable y limonada fresca?
El hombre del traje blanco se despidió alejándose olvidando en la acera sus huellas doradas. Dejo comida y bebida para tres días y después miró al suelo y gritó:
Guardad para mañana o pegaros un tiro, eso si no lo hagáis en el salón del fondo pues está habilitado para las visitas alienígenas.
Todos los jarrones estaban ya rotos cuando llegamos, lo juro. La chica la dejamos intacta solo nos dejó subir su falda unos centímetros para mirar desde lejos y con un ojo tapado. Tenía las piernas tan largas y surcadas como la autopista que lleva la costa hasta el cerebro.
Hervía humo en sus ojos pero ya nada parecía tener sentido.
Al poco tiempo de aquello volvimos a escribir canciones….
miércoles, octubre 07, 2009
Men in Black
El farsante de Loquillo se reune, como ya hizo en algún otro tiempo, con algunos de sus mejores amigos para versionar a Jhonny Cash.
Por la canción y el video desfilan Enrique Bunbury(desde el otro lado, Jaime Urrutia y el Salmón. La canción, creo yo, ha quedado bastante cuca.
Voy de Negro (Loquillo, Bunbury, Calamaro y Urrutia)
Esto fue lo que ocurrió en la anterior reunión :
¿Dónde estás? (Loquillo, Bunbury, Calamaro y Urrutia)
Por la canción y el video desfilan Enrique Bunbury(desde el otro lado, Jaime Urrutia y el Salmón. La canción, creo yo, ha quedado bastante cuca.
Voy de Negro (Loquillo, Bunbury, Calamaro y Urrutia)
Esto fue lo que ocurrió en la anterior reunión :
¿Dónde estás? (Loquillo, Bunbury, Calamaro y Urrutia)
Literatura Eléctrica
Nacho Vegas publica hoy un nuevo EP titulado "El Género Bobo". El disco esta compuesto de 4 canciones repletas de buena literatura y excelentes melodías. Para los pesos pesados del blog, Nacho Vegas es una autentica referencia real, cercana e inspiradora.
Ya lo decían los Astrud "En España hay un hombre que lo hace todo..." Ese hombre es Nacho Vegas.
martes, octubre 06, 2009
Cos Mortal
Hola companyes i companys:
Ens complau informar-vos que la pel·lícula COS MORTAL es podrà vore per partida doble durant aquest mes d’Octubre, d’una banda en el marc de la Mostra de Cinema del Mediterrani, i d’altra, a l’acte de cloenda del concurs de vídeo amateur de Quart de Poblet.
Ens faria molta il·lusió comptar amb la vostra presència per a que pogueu conèixer aquest projecte que ens ha ocupat bona part dels darrers tres anys.
De la mateixa manera, podeu reenviar aquest missatge a tants contactes com vullgueu.
A continuació, us apuntem les dues dates de projecció previstes:
- Dimecres 21 d’Octubre a les 20:30 a l’Institut Francés.
Carrer Moro Zeit, nº 6 (VALÈNCIA)
- Dissabte 24 d’Octubre a les 20:30 a l’auditori Molí de Vila.
Plaça Pinzón, nº 6 (QUART DE POBLET)
Ens complau informar-vos que la pel·lícula COS MORTAL es podrà vore per partida doble durant aquest mes d’Octubre, d’una banda en el marc de la Mostra de Cinema del Mediterrani, i d’altra, a l’acte de cloenda del concurs de vídeo amateur de Quart de Poblet.
Ens faria molta il·lusió comptar amb la vostra presència per a que pogueu conèixer aquest projecte que ens ha ocupat bona part dels darrers tres anys.
De la mateixa manera, podeu reenviar aquest missatge a tants contactes com vullgueu.
A continuació, us apuntem les dues dates de projecció previstes:
- Dimecres 21 d’Octubre a les 20:30 a l’Institut Francés.
Carrer Moro Zeit, nº 6 (VALÈNCIA)
- Dissabte 24 d’Octubre a les 20:30 a l’auditori Molí de Vila.
Plaça Pinzón, nº 6 (QUART DE POBLET)
lunes, octubre 05, 2009
La Radio Rota de Mr.K
PEREZA – AVIONES DRO 2009
Confieso que siempre he tenido simpatía por los Pereza. No me avergüenza decir que poseo sus discos (originales) y que incluso he cantado algunos de sus temas en algún momento.
Gran parte de esta cercanía nace (al menos eso creo) por el hecho de compartir con ellos un sinfÍn de referentes musicales. También quizá sea porque me agrada que no tengan complejos a la hora de reivindicar el rock en castellano, cosa que no mucha gente hace. En ese sentido tienen toda mi confianza.
Sin embargo, su último disco “Aviones” me ha defraudado profundamente.
Para empezar, parece que les ha dado ahora por hacer Folk-Rock. Cosa que no tendría por qué ser mala pero que quizá, lo que no imaginan es que para hacer ese tipo de música no sólo basta con usar instrumentación propia del género, hay que andar un poco más allá.
La belleza del Folk reside en sus textos más que en su música. Es el género perfecto para los contadores de historias. Largas y repetitivas progresiones de acordes que sirven de colchón para lo verdaderamente importante, el mensaje. Cabe reseñar también que el Folk nació como una respuesta artística de las clases más bajas estadounidenses ante la represión. Tuvo en Woody Guthrie su mesías hasta que Dylan tomó el relevo y lo elevó a una categoría desconocida hasta entonces el Folk Rock.
Al parecer con este disco Pereza intenta romper el cliché de ser una banda para quinceañeras. Cabe resaltar lo de intenta, pues me suena a mismo paquete con distinto envoltorio. Que las canciones de estos chicos de más de treinta años tengan títulos como “La Chica de Tirso”, “Amelie” y “Voy a comerte”, o estrofas tan chirriantes como “Estoy bastante regular, me duermo en el portal. A veces voy a ver si estás siempre me da por ahí” Dicen mucho de la profundidad de sus pensamientos y del arduo trabajo letrístico que hay detrás de ellos.
El single “Violento Amor” escenifica cómo un recurso estilístico tan molón como un falsete para cerrar una estrofa puede convertirse en un lastre para el resto de la canción. Las canciones de Rubén son verdaderamente malas, y sé que es duro acusar de maldad a una canción pero es que hay momentos en lo que uno se replantea su vida como oyente musical. ¿De verdad nadie puede hacer el favor de decirle a este chico que lo suyo no es cantar?
En fin, el disco se hace muy largo. Diecisiete temas, gran parte de ellos prescindibles. Son una montaña muy alta en un tiempo en el que la música vive de la inmediatez y del aquí te pillo, aquí te grabo.
Ni siquiera salvan el disco las dos lujosas colaboraciones de Andrés Calamaro y Ariel Rot. Da verdadera lástima escuchar al Salmón cantando los infantiles versos “pequeña sonrisa de Amelie, me tienes calado”. Otro que no está presente pero que sobrevuela toda esta grabación es Quique González, el cual si tuviese un mínimo de dignidad profesional debería denunciar a la banda por semejante plagio estilístico. La primera canción del disco “Windsor” (Por cierto, lo mejor del disco) remite completamente a más de una canción del músico madrileño.
El disco viene acompañado de un Dvd con un concierto acústico grabado en casa de uno de sus enrollados colegas. Son dos guitarras y un piano. Es aquí donde las canciones, desnudas sin arreglos de producción o grabación, caen por su propio peso. Incluso hay momentos en los que dudas de si estás viendo a una banda profesional en directo o a un grupo de colegas amateur.
La banda tiene un problema más grave que trasciende a la propia música. Esa especie de obcecación en recordarnos continuamente sus referentes musicales denota la inseguridad Y fragilidad de su propia propuesta personal. Estos dos chicos no saben muy bien cuál es su lugar: ¿Las superventas con el Canto del Loco o la aristocracia roquera española? Leyendo por encima las letras del último disco saltan a la vista más de 8 referencias directas a músicos y discos. Excesivo e innecesario.
Resumiendo, un disco menor de los madrileños. Nada que ver con la joyita pop que fue “Aproximaciones”, su anterior propuesta.
La gente me pregunta ¿Por qué Mr. K los detestas ahora si antes te gustaban? La respuesta es muy sencilla, hasta ahora su propuesta no era pretenciosa.
Consejo de Mr.K: Para hacer una canción no hay que ponerse delante de un espejo, mejor hacerlo en su reflejo.
Mr. K
A Day in the Life
Ayer se apaga la siempre luminosa voz de Mercedes Sosa. Faro de la canción folclórica libertaria, cantó sola y en compañía e otros y siempre lo hizo con la frente marchita y las convicciones claras.
Casualmente, éste mismo dia, 39 años atrás, también moría otra cantante histórica, Janis Joplin.
Os dejo aquí la voz de Mercedes en un antológico tema de Fito Páez.
Casualmente, éste mismo dia, 39 años atrás, también moría otra cantante histórica, Janis Joplin.
Os dejo aquí la voz de Mercedes en un antológico tema de Fito Páez.
En el ángulo muerto Vol. 30
En la profundidad
El túnel avanzaba sin remisión, sin interrupciones, parecía no tener fin, daba la impresión de bajar a las entrañas de la ciudad. La linterna no era capaz de alumbrar más que unos cuantos metros, más allá de su haz, la más profunda de las tinieblas parecía querer tragar a los dos individuos que caminaban entre la suciedad y los desperdicios. Raúl tenía la impresión de que se había embarcado en un viaje sin retorno, en una fatídica excursión que a todas luces acabaría mal. Se encontraba en estado de alerta, reticente a avanzar, aunque a esas alturas tampoco quería irse sólo, se sentía dependiente de Ana que parecía moverse con mayor soltura, como acostumbrada al subsuelo por el que avanzaban.
El corredor era semicircular, de cemento y, por el suelo, por el centro, avanzaba un riachuelo inmundo repleto de porquería. Los únicos testigos de esta incursión eran las cucarachas, que había a millares, y las ratas que de vez en cuando asomaban su hocico en busca de algo que llevarse a la boca. A la corriente, desembocaban infinidad de cañerías que descargaban los desperdicios de la urbe. Toda la basura imaginable se encontraba rodeando a Raúl, aunque pensó que eso era mejor que estar muerto. Tenía que avanzar encorvado, cuidando su cabeza de no golpearse contra el techo. Cada cierto trecho Ana se veía obligada a parar para orientarse, cada una de las galerías tenía una placa con el nombre de la calle bajo la que discurría, la ciudad daba la impresión de estar duplicada debajo del asfalto.
Raúl se detuvo súbitamente, estaba hastiado de caminar sin saber qué dirección llevaban o, ni tan siquiera, qué es lo que su compañera tenía planeado. – Necesito descansar un segundo. – Utilizó un tono suave para intentar controlarse.
- Pararemos unos segundos, pero no podemos perder mucho tiempo.
- Ana.
- Dime.
- Necesito respuestas.
- ¿Qué es lo que quieres saber? – Prácticamente no se veían las caras en la penumbra del alcantarillado.
- Necesito que me digas qué es lo que vamos a hacer, qué es lo que quieres de mí.
- No quiero nada de ti, lo único que hago es salvarte la vida. No entiendes que has entrado en contacto con detractores del régimen, el estado no tendría ninguna consideración contigo.
- Quizás si hablásemos con mi padre. Él te conoce, podría interceder, ya sabes que tiene influencias y puede que estuviese dispuesto a ayudarte.
- Ya hablaremos, por el momento es mejor que me hagas caso y que nos escondamos una temporada.
- ¿Cómo sabes que no darán con nosotros? ¿Cómo sabes que no es mejor buscar ayuda.
- Vamos a ir a uno de los lugares que utilizamos para reunirnos y acumular armas. Seguro que nos encontramos a alguien o algo que nos sirva de ayuda. Tú no te preocupes.
Ana se levantó súbitamente continuó a caminar en dirección a lo que a Raúl se le antojó la misma puerta del infierno, se quedó unos instantes dubitativo, sin saber que hacer. Podría salir al exterior en cualquier punto de la ciudad e ir al despacho de su padre en busca de apoyo, mientras recapacitaba veía como el punto de luz de la linterna se alejaba. Ana frenó un instante e hizo un movimiento para que le siguiese, Raúl volvió a la realidad y apretó el paso para alcanzarla. No tenía valor para enfrentarse sólo a la situación en la que estaba envuelto.
Nacho Valdés
jueves, octubre 01, 2009
Retratos
Abro los ojos.
No estás.
Vació.
Punto blanco en la pared,
Olor a azufre.
Despierto, amanece, no estás.
Encuentro tus huellas pero no me llevan a ti.
Ansiedad, peligro, nostalgia, pasado, canciones pop, sonrisas, verano, Joyce.
El Sur en la mano con los oídos tapados escucho medias verdades y pocas mentiras.
De pronto, un camino, una puerta abierta, un rio que fluye ¿Son tus ojos o los míos? Disfruto, te toco, me olvido, me escondo en las olas, te cuelgas de mi, nos vamos al fondo. Fotos veladas.
Te quiero y tu a mi.
Cierro los ojos.
Estoy vivo.
No estás.
Vació.
Punto blanco en la pared,
Olor a azufre.
Despierto, amanece, no estás.
Encuentro tus huellas pero no me llevan a ti.
Ansiedad, peligro, nostalgia, pasado, canciones pop, sonrisas, verano, Joyce.
El Sur en la mano con los oídos tapados escucho medias verdades y pocas mentiras.
De pronto, un camino, una puerta abierta, un rio que fluye ¿Son tus ojos o los míos? Disfruto, te toco, me olvido, me escondo en las olas, te cuelgas de mi, nos vamos al fondo. Fotos veladas.
Te quiero y tu a mi.
Cierro los ojos.
Estoy vivo.
miércoles, septiembre 30, 2009
Manrique en busca de Ziggy
¿Qué fue de David Bowie?. Eso se pregunta Diego A. Manrique es su columna de esta semana en El País. Como siempre recomiendo su lectura.
Ahora eso si, que cada uno haga lo que quiera.
Ahora eso si, que cada uno haga lo que quiera.
1997 REVISITED
Tras siete años de silencio, el bardo de Minessota publicaba el antológico "Time Out of Mind" el 30 de noviembre de 1997. El disco daba inicio a la resurección internacional del músico que a partir de ese momento grabaría discos esenciales como Modern Times, Love and Theft o publicaría la exquisita colección de canciones No Direction Home banda sonora del documental de Scorsese sobre Dylan.
Os dejo aquí la canción que abre este album :
Love Sick :
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