martes, noviembre 10, 2009
En el ángulo muerto Vol. 35
Ruta de certezas
Habían pasado varios días desde que Xavier encontró a Raúl colgado de una cadena, desde entonces había sido asistido médicamente, le habían trasladado a una celda individual y había podido asearse. Aunque anímicamente estaba destrozado, comenzaba a pensar con mayor claridad y esperaba las noticias referentes a la promesa de liberación. Los secretas que le habían torturado le vigilaban en ocasiones, comprobando que todo siguiese en orden. Lo que era evidente es que su actitud había cambiado diametralmente, ni tan siquiera le hablaban, únicamente pasaban y echaban un vistazo. A Raúl no le gustaban, sobre todo el pequeño agente que parecía, escondido bajo su sombrero y gabardina, manejar a su tremendo compañero. Él se dedicaba a dejar pasar el tiempo, le habían dejado algo de lectura y podía permitirse el lujo de matar el tiempo en su celda. Aunque se trataba de publicaciones estatales, ensalzadoras del régimen, le permitían tomar distancia con todo lo que había sucedido. Una mañana, después del aseo y el desayuno, le llevaron a una sala en la que le esperaba Xavier. Las paredes eran blancas y, como único mobiliario, había una mesa y dos sillas. Él le esperaba sentado, con su uniforme y condecoraciones lustrosas, según le vio entrar le invitó a sentarse.
- Parece que estás mucho mejor. ¿No es así?
- Sí, me encuentro más animado.
- Antes de nada me gustaría darte mis condolencias por la pérdida de tu padre, yo también he perdido a un amigo. Bueno, algo más, un mentor o alguien en quien fijarme.
- Muchas gracias.
- Me gustaría ayudarte a salir de aquí, pero necesitó un gesto por tu parte.
- Estoy dispuesto a hacer lo que sea, dime lo que deseas.
- Sabemos que tú no disparaste, pero necesito conocer tu grado implicación en este asunto tan delicado.
- Ya he contado todo lo que sé, que es bien poco. Me he visto mezclado en algo que no esperaba, que no comparto y para lo que no estaba preparado. Lo único que me gustaría es salir de aquí lo antes posible. – Aunque Raúl intentaba mantener la calma sus ojos se tornaron vidriosos.
- Para eso estoy yo aquí, para ayudarte a olvidar esto y puedas enterrar a tu padre. Antes necesito que me cuentes todo lo que sabes sobre esta organización con la que te has visto mezclado.
Raúl relató lo que le había sucedido en los últimos días, procuró no omitir ningún detalle, que nada quedase en el tintero para demostrar su disposición a colaborar. Ana salió a relucir en múltiples ocasiones, estaba realmente resentido y no ocultaría su disposición a entregar a su antigua compañera. Xavier escuchaba y tomaba notas de lo que consideraba importante, en todo momento mostraba una actitud paternalista y condescendiente para con el preso.
- En breve podré sacarte de aquí. Sabes que haré todo lo posible por ayudarte. ¿Necesitas algo?
- No te preocupes, estoy bien. Sólo quiero recuperar mi vida y que la justicia actúe contra los asesinos de mi padre.
- No te preocupes eso sucederá muy pronto.
Ambos salieron al pasillo donde esperaban los dos agentes de la policía secreta, les escoltaron a la celda donde Raúl había pasado los últimos días. Xavier le invitó a entrar y le abrazó antes de dejarle pasar, el gesto provocó que al reo se le humedeciesen los ojos. Antes de cerrar la puerta metálica Xavier se quedó en el umbral un instante.
- Tengo una sorpresa para ti. No quería decírtelo todavía pero no puedo esperar más.
- ¿De que se trata?
- Tenemos a Ana, cuando terminemos los interrogatorios podrás encontrarte con ella.
El portón se cerró provocando un estridente ruido metálico y dejando a Raúl sumido en la sorpresa.
Nacho Valdés
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2 comentarios:
Algo me sigue diciendo que las cosas en realidad no son lo que parecen...¿o me estoy volviendo paranoico?
El caso es que la tensión se mantiene y acentúa...
Demasiadas riendas sueltas hay para saber cual escogerá el autor. Esperemos.
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