Colaboraciones 2008 (The Bootleg Series Vol. 8)

Esta cadena es una ruina

Por fin se despide este programa, perderemos de vista, al menos por un tiempo el infame producto que nos lleva acompañando con horarios irregulares desde hace algunos meses.
Se trata de Esta casa era una ruina, creación que procura utilizar todos los clichés televisivos con el fin de despertar la lágrima fácil en el espectador. La cosa va, como podéis imaginar por la torpe parodia del título de la película de Tom Hanks, de reformas de casas. Os preguntaréis, pero qué interés tiene esto. Cómo se puede mantener la atención del espectador mientras un albañil levanta un tabique o mientras un electricista realiza alguna instalación. Pues muy sencillo, no hay más que seleccionar a una familia con una casa con problemas estructurales evidentes y hacerles el favor de mejorar su hogar de forma integral. Esto lo sazonamos con unos cuantos presentadores guapos e iletrados, un poco de emotividad y ya está; sólo queda agitar y ya tenemos una nueva basura televisiva.

Por un lado tenemos a la familia, suele tratarse de gente sin recursos que han tenido la fortuna de servir de conejillos de indias para esta realización. En este sentido me alegro, estas personas, que de otra forma no accederían a un hogar digno, tienen la oportunidad de acceder a una vivienda acondicionada. Por supuesto, la selección de estos individuos no es tema baladí, preferiblemente se tratará de semianalfabetos para que la situación sea un poco más patética y, de esta forma, se despierte en el espectador el sentimiento de conmiseración que suele afectar a todos los que somos testigos de estas situaciones. Lo que hacen es mandarlos de vacaciones mientras les tiran el hogar abajo para luego volver a levantarlo totalmente remozado, por supuesto este es de los momentos más emotivos, cuando hijos y padres se van a disfrutar de algún complejo hotelero mientras les mandan videos de la destrucción de su hogar. Este es otro de los momentos fuertes, no suele haber ama de casa que sea capaz de reprimir el llanto ante la destrucción de su antigua casa; y mira que ésta era un desastre.

Capítulo aparte merece el presentador, éste no es otro que Jorge Fernández. Este pobre hombre ha tenido la fortuna de nacer guapo, porque la verdad es que de inteligencia va un poco justito. Empezó sus andanzas mediáticas como Mister España, título que abre las puertas a algunos de los personajes más mediocres que campan por las ondas televisivas. Este tarugo, que no tiene la culpa de aprovechar lo único que tiene, es decir, su bella planta; presentaba en los últimos tiempos La ruleta de la fortuna, también de Antena 3. Pocas veces hemos podido ser testigos de una presentación tan sosa y tan falta de ritmo, aunque resulta que el tío tiene algo que gusta, debe ser que las maduritas que ven la televisión por las mañanas se sienten atraídas por este mozalbete de tan buena compostura. El caso es que ahora ha dado el salto a las ‘ñapas’ caseras, se enfunda el mono de trabajo y a sudar. Primero pasea palmito con unas horribles camisas abiertas hasta casi el ombligo, muestra su poderoso pecho palomo y después coge un gran martillo para ponerse a golpear ladrillos y objetos como si de un retrasado mental se tratase. A este mazo lo llama ‘mi bebe’ y de verdad os digo que da vergüenza ajena cuando este maromo de casi dos metros cambia la voz como si de un niño se tratase, para a continuación golpear algún objeto como un epiléptico con el baile de san Vito.

Otro ingrediente inevitable es el de las tías buenas. Tenemos tres chicas que pasean cuerpazo ante las cámaras, son interioristas y decoradoras. Su función, además de calentar el ambiente, es la de ir de compras y adecentar los interiores de los remozados hogares. También se permiten algún que otro guiño cómico con alguna gracia picantona, las tres tipas van enfundadas en ajustados monos o luciendo generosos escotes; habría que ver a los abnegados obreros con estas mujeres rondando por los alrededores, con el agravante de que ni siquiera pueden soltar los socorridos piropos para descargar energía.
Por último, sólo queda entregar la casa. Para este acto se suelen reunir todos los vecinos y amigos de la familia, de esta forma se exprime al máximo la capacidad lacrimal del espectador. En definitiva, me alegro de que este infumable programa disfrazado de ayuda a personas sin recursos desaparezca de Antena 3. Espero que no vuelva a nuestras pantallas.

Nacho Valdés (Lunes de Reformas)