Notificaciones
Estaba realmente satisfecho de la manera en que había
llevado el asunto del agente Esteban, no se le había ocurrido hasta ese
instante pero casi resultaba más positivo que se quedase al margen de la
investigación para que poder dedicarse a la persecución implacable de don
Manuel. En ese instante vio el panorama más despejado, mandó un correo
electrónico a su subalterno y le dio instrucciones para que sacase adelante
todo el papeleo que tenía pendiente. Estaba dispuesto a hacer que se
arrepintiese de haberle dado de lado mientras arriesgaba su carrera, su familia
y su integridad. Le pareció increíble la falta de compromiso a la que había
llegado esa persona en la que había confiado ciegamente.
Le dolía la cabeza y el revuelo de la comisaría no ayudaba a
que se despejase, consideró mejor salir a seguir con su trabajo de campo para,
al menos, escapar del embotamiento en el que había caído. Solicitó un vehículo
camuflado, se lo denegaron por la falta de recursos del departamento y, después
de mendigar y mentir, consiguió un viejo cacharro que parecía que se iba a caer
en pedazos. Cuando arrancó el motor todo el habitáculo vibró dando la sensación
de que iba sentado encima del pequeño motor; salió lanzado hacia el palacete.
No había tenido la posibilidad de comprar tabaco y paró para hacerse con varios
paquetes, aprovechó el momento para llamar a Eva pero no consiguió contactar
con ella. Dejó un mensaje en su buzón de voz para que le devolviese la llamada
y así quedarse más tranquilo. Sin embargo, lo que realmente le preocupaba y no
podía quitarse de la mente era terminar con la trama en la que llevaba ya
demasiado invertido.
Llegó a su destino, era pronto y decidió tomar un café en un
local que tenía vistas a la entrada del edificio. A pesar del frío húmedo que
le hacía exhalar vaho prefirió quedarse en la terraza para poder fumar un
cigarro tras otro mientras era incapaz de concentrarse en el siguiente paso que
debía dar, le costaba pensar y el dolor de cabeza iba en aumento. Pidió una
aspirina al camarero y éste se la acercó con cara extrañada, no entendía qué
era lo que había llamado la atención de ese joven flaco que le había puesto un
café y una tostada. Se tomó otro café y, sin dejar de fumar, miraba con
expresión ausente el portal que vigilaba.
Después de abonar la
cuenta salió directo a la entrada trasera, salió a su paso la portera miope aunque sin hacerle
el menor caso logró esquivarla para meterse en el montacargas. La mujer frenó
la puerta y comenzó a exigir al detective el pago de algún concepto que se le
escapaba, se acercó a ella intimidante y, sin llegar a decir nada, logró que la
señora reculase un par de pasos y mudase su expresión a una mueca estúpida que
Vázquez relacionó con la sorpresa. De esta forma, fue capaz de cerrar la puerta
del elevador en sus narices.
Llegó al último piso
y se quedó unos segundos expectante atendiendo al rellano de don Manuel, no
parecía haber ningún tipo de actividad por lo que subió rápidamente al
trastero. Recorrió el pasillo ansioso, deseoso de llegar a su puesto y
conectarse al equipo de escucha. Abrió la puerta y entró en el reducido
habitáculo, el ambiente estaba gélido pero le daba igual, se sentaría frente a aquel
magnetofón el tiempo necesario para que su presa cometiese algún error. Se puso
los auriculares y recibió el sonido de la estática con satisfacción, llevaba demasiadas
horas sin conectarse y su cuerpo parecía desear estar en esa situación. Cayó en
la cuenta de que no había dormido lo suficiente en los últimos días, no era
capaz de recordar cuándo había sido la última vez que se había tumbado en su
cama para descansar unas horas. En ese instante escuchó el sonido de la puerta
de don Manuel, alguien había llegado y por la hora de la mañana en la que se
iba a producir esa posible reunión debía tratarse de algo importante, sonrió
con satisfacción y se congratuló de encontrarse en ese instante en su puesto;
estaba deseando que sucediese algo que cambiase el curso del trabajo que estaba
desarrollando.
Nacho Valdés
1 comentario:
Pues nada, ahí seguimos escuchando...
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