lunes, abril 07, 2014

En el ángulo muerto Vol. 224



Documentaciones


El sonido llegaba nítido por los auriculares y, después de mantenerse sentado en la incómoda silla que había conseguido, el cuerpo del detective Vázquez había quedado aterido. Cada pocos minutos encendía un cigarro y el humo que expulsaba se mezclaba con el vaho de su aliento, había abierto el ventanuco evitando así que el ínfimo trastero se cargase con las bocanadas que descargaba. Sin embargo, el ambiente helado caía sobre él como un peso muerto.
Sonó un leve pitido de su móvil, había llegado un mensaje. Miró el teléfono y comprobó que se trataba de Eva, decidió dejarlo para más tarde pues no quería perderse nada de lo que le llegaba por los cascos. La conversación, aunque recién comenzada y bastante anodina, escondía algo que Vázquez no quería desaprovechar. Estaba a punto de orinarse y decidió vaciar la botella de plástico que venía utilizando por la ventana para volver a llenarla. Los escasos segundos que transcurrieron se le hicieron eternos, le daba la impresión de que estaba dejando pasar todo aquello que había estado persiguiendo. Por fin terminó, volvió a su mesa y se calzó con ansiedad el equipo de escucha.
Don Manuel monopolizaba la conversación, Vázquez no tenía claro en torno a qué giraba pero parecían haber dejado atrás la introducción insubstancial que suele preceder al tratamiento de los temas importantes. Por lo que escuchaba, en el diálogo intervenían al menos tres personas y, hasta ese instante, solo había sido capaz de identificar al empresario. Escuchó con atención, otra de las voces le resultaba familiar y la relacionó con el hombre de promomarketing; la persona que restaba prácticamente no intervenía y simplemente había dejado caer una serie de datos económicos. El hombre de la empresa de publicidad dudaba de la posibilidad del proyecto que se le había presentado, volvía una y otra vez a dejar patente los múltiples procesos que don Manuel tenía pendientes y que impedirían su ingreso en el mundo de la política. El otro escuchaba, no parecía estar demasiado impresionado por el planteamiento que le estaba enunciando. En un momento dado pareció parar la conversación y le indicó al tercer hombre que sacase la lista, Vázquez parecía estar tan perdido como el tipo de promomarketing que espetó: - ¿Qué es esto? Después se hizo un silencio que para el detective parecía inabarcable y, por fin, se escuchó: - Pero si están todos aquí, ¿qué significa este listado?
-          Estas son las personas con las que he hecho negocios en los últimos años, todos tienen algo que esconder.
-          Jueces, policías, senadores, diputados… - Se escuchó enumerar al otro mientras la risa de don Manuel cascada por el tabaco hacía acto de presencia.
-          Al final todo se resume a las relaciones que se mantienen, si son duraderas y se guarda  la información pertinente después todo resulta más sencillo.
-          En esto tiene razón, si esta gente colabora no creo que tenga ningún problema para sacar su campaña adelante.
-          Pues a trabajar –pareció terminar don Manuel-, será mejor que comencemos con este asunto antes de que alguien dé el paso equivocado.
-          ¿Puedo quedarme con el listado? – Preguntó la otra parte.
-          Puede hacer con él lo que desee, no es más que una copia. En cuanto lo consideremos oportuno me pondré en contacto con esta gente para que no nos de problemas.
El detective Vázquez no daba crédito, estaba a punto de bajar y vaciar su cargador sobre los hombres que dirimían el futuro político del corrupto. Le parecía increíble que pudiese suceder algo como aquello en un país civilizado, cómo habían podido llegar a ese punto. Consideró que debía ir más allá y salió a la carrera del trastero, tendría una charla privada con el hombre de promomarketing para comprobar hasta dónde quería llegar su presa.

1 comentario:

raposu dijo...

Lo dicho, el agente Vázquez es un talibán peligrosísimo que va a acabar muy mal.