Documentaciones
El sonido llegaba nítido por los auriculares y, después de mantenerse
sentado en la incómoda silla que había conseguido, el cuerpo del detective
Vázquez había quedado aterido. Cada pocos minutos encendía un cigarro y el humo
que expulsaba se mezclaba con el vaho de su aliento, había abierto el ventanuco
evitando así que el ínfimo trastero se cargase con las bocanadas que descargaba.
Sin embargo, el ambiente helado caía sobre él como un peso muerto.
Sonó un leve pitido de su móvil, había llegado un mensaje.
Miró el teléfono y comprobó que se trataba de Eva, decidió dejarlo para más
tarde pues no quería perderse nada de lo que le llegaba por los cascos. La
conversación, aunque recién comenzada y bastante anodina, escondía algo que
Vázquez no quería desaprovechar. Estaba a punto de orinarse y decidió vaciar la
botella de plástico que venía utilizando por la ventana para volver a llenarla.
Los escasos segundos que transcurrieron se le hicieron eternos, le daba la
impresión de que estaba dejando pasar todo aquello que había estado
persiguiendo. Por fin terminó, volvió a su mesa y se calzó con ansiedad el
equipo de escucha.
Don Manuel monopolizaba la conversación, Vázquez no tenía
claro en torno a qué giraba pero parecían haber dejado atrás la introducción insubstancial
que suele preceder al tratamiento de los temas importantes. Por lo que
escuchaba, en el diálogo intervenían al menos tres personas y, hasta ese
instante, solo había sido capaz de identificar al empresario. Escuchó con
atención, otra de las voces le resultaba familiar y la relacionó con el hombre
de promomarketing; la persona que
restaba prácticamente no intervenía y simplemente había dejado caer una serie
de datos económicos. El hombre de la empresa de publicidad dudaba de la
posibilidad del proyecto que se le había presentado, volvía una y otra vez a
dejar patente los múltiples procesos que don Manuel tenía pendientes y que
impedirían su ingreso en el mundo de la política. El otro escuchaba, no parecía
estar demasiado impresionado por el planteamiento que le estaba enunciando. En
un momento dado pareció parar la conversación y le indicó al tercer hombre que
sacase la lista, Vázquez parecía estar tan perdido como el tipo de promomarketing que espetó: - ¿Qué es
esto? Después se hizo un silencio que para el detective parecía inabarcable y,
por fin, se escuchó: - Pero si están todos aquí, ¿qué significa este listado?
-
Estas son las personas con las que he hecho
negocios en los últimos años, todos tienen algo que esconder.
-
Jueces, policías, senadores, diputados… - Se
escuchó enumerar al otro mientras la risa de don Manuel cascada por el tabaco
hacía acto de presencia.
-
Al final todo se resume a las relaciones que se
mantienen, si son duraderas y se guarda
la información pertinente después todo resulta más sencillo.
-
En esto tiene razón, si esta gente colabora no
creo que tenga ningún problema para sacar su campaña adelante.
-
Pues a trabajar –pareció terminar don Manuel-,
será mejor que comencemos con este asunto antes de que alguien dé el paso
equivocado.
-
¿Puedo quedarme con el listado? – Preguntó la
otra parte.
-
Puede hacer con él lo que desee, no es más que
una copia. En cuanto lo consideremos oportuno me pondré en contacto con esta
gente para que no nos de problemas.
El detective Vázquez no daba crédito, estaba a punto de
bajar y vaciar su cargador sobre los hombres que dirimían el futuro político
del corrupto. Le parecía increíble que pudiese suceder algo como aquello en un
país civilizado, cómo habían podido llegar a ese punto. Consideró que debía ir
más allá y salió a la carrera del trastero, tendría una charla privada con el
hombre de promomarketing para
comprobar hasta dónde quería llegar su presa.
1 comentario:
Lo dicho, el agente Vázquez es un talibán peligrosísimo que va a acabar muy mal.
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