Las dudas sobre la dimensión humana
Si existe un personaje unido a la literatura digno de
mención por la profundidad de sus textos, su compromiso cívico y su voluntad de
emancipación intelectual, es Miguel de Unamuno. En este caso, la persona y el
personaje se unen pues la biografía unamuniana puede ser fácilmente rastreada a
través de sus incontables producciones líricas. Se trató de un escritor que
siempre estuvo unido a los acontecimientos políticos y antropológicos de su
tiempo y que no escatimó esfuerzos para levantarse contra la censura y la
opresión que se vio obligado a sufrir en sus propias carnes.
Hacia el final de su vida, tras vivir el exilio, la
dictadura de Primo, las Guerras Carlistas, la Segunda República y el desastre
del 98, nos legó una pequeña novela en la que repasa a través de su increíble
capacidad expresiva algo que siempre le preocupó y que a todos nos afecta: el
destino del hombre tras la muerte. En San
Manuel Bueno, mártir hace eco de la posibilidad de la nada a través de una
obra descarnada y muy personal en la que sin caer en la amargura se enfrenta de
manera directa a una temática compleja y manoseada desde distintos puntos de
vista.
Se trata, por lo tanto, de una novela recomendable para todo
aquel que esté interesado en la lírica más excelsa y que supone el colofón para
una vida comprometida con la lucha por las libertades individuales; quizás
necesitásemos otro Unamuno en el presente que se enfrentase a los abusos a los
que estamos sometidos.
1 comentario:
Un hombre a la altura de sus palabras. Cuanta razón llevas con lo de lo bien que nos vendría hoy un personaje como Unamuno.
Buen puente
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