viernes, octubre 21, 2011

En el Backstage Vol. 30



Un gran salto hacia el futuro

Hacía por lo menos siete años que no los veía en directo, la última vez fue en la sala Ritmo y Compás de Madrid y ya, por aquel entonces, me quedé con la grata sensación del trabajo bien hecho. Si además se le añade la cercanía de los componentes del grupo, las sensaciones ahondan en lo personal y se vuelven más diáfanas y vividas. Antes de dar el salto hasta su primer y exitoso disco Un día en el mundo, Vetusta Morla ya llevaba una buena temporada trabajándose los escenarios y las canciones que después vieron la luz. Personalmente los sigo desde hace años y, por el momento, tengo en mi poder casi todos los trabajos que han alumbrado. Desde la maqueta la Cuadratura del círculo hasta el novísimo Mapas. En definitiva, más allá de los debates de fondo en relación a las reminiscencias que se detectan en sus composiciones y si son la vanguardia del Indie o tonterías por el estilo creo que la reflexión debería ser la siguiente: Vetusta Morla es un grupo que se ha trabajado un hueco en el mundo de la música española por derecho propio pues, sin lugar a dudas, nadie les ha regalado nada y han tenido que levantar su proyecto desde cero. El resto no son más que debates estériles cargados de mala baba, resentimiento o ánimo de notoriedad.
El caso es que el pasado sábado quince de octubre me pude reunir de nuevo con estos viejos conocidos gracias a la gentileza de Guille, uno de los guitarras. Dudo que, de otra forma, hubiese tenido oportunidad de verles pues en sus dos primeras visitas a Valencia me quedé en la puerta debido a mi falta de previsión y la gran avalancha de gente que también tuvo la feliz idea de asistir a la cita. La cuestión es que para el día quince, mi bella mujer y yo, así como Muchacho Eléctrico y la Muchacha Eléctrica, pudimos recrearnos con el enorme concierto con el que nos iban a hacer disfrutar los madrileños a todos los asistentes.
La convocatoria era en la sala Mirror que, de forma habitual, suele sonar un poco gruesa o directamente mal. En este caso la situación fue bien distinta y la banda, a pesar de comenzar con una calidad de sonido moderada, acabó sonando a la perfección gracias, supongo, al buen hacer del equipo técnico que acompañaba a los tricantinos. Lo que más me sorprendió, pues hacía mucho tiempo que no les veía sobre un escenario, fue la capacidad de resolución que mostraron estos músicos. Es decir, el primer disco, que me pareció una maravilla, me daba la impresión de estar sobre-producido y con un sonido difícilmente alcanzable en un directo pero, lejos de no encontrar sus referencias de estudio, los Vetusta Morla sonaron fieles a su estilo y a la calidad que destilan en sus discos. Resulta notable la capacidad del grupo para trabajar en equipo pues, quitando a Pucho que realizó sus discretas funciones de frontman, el resto salta a la vista que es un equipo bien avenido que trasmite ese buen rollo en sus actuaciones. Como he dicho, Pucho, debido al rol que le toca realizar, destacó por su voz y por la calidad y fidelidad a sus referencias grabadas y cuajó una actuación enorme durante la que interactuó con la gente a la que levantó cuando así se requería. Por otro lado, la percusión también fue uno de los elementos más cuidados de la actuación y contó con un protagonismo a la medida de las circunstancias. La sección rítmica estuvo a la altura del resto y Álvaro transmitió bastante buen rollo y cierto carisma que me gustó bastante. Por último, la sección melódica también estuvo perfecta, y las guitarras de Guille y Juanma se compenetraron de tal manera que cada cual tuvo su pequeño momento en el que llevaba el protagonismo sin necesidad de pisar a su par. Me quedo con la guitarra de caja semi-hueca, una Gibson creo, que lució Guillermo y que sonó estupendamente. Por otro lado, también estuvo atento a los coros e incluso se marcó unos adornos con los teclados que dieron el color adecuado a las canciones que así lo requerían.
El concierto resultó todo un éxito y comenzó con el último trabajo que, a pesar de que a mí no me había convencido, debo decir que en directo suena estupendamente y que muestra la madurez de estos creadores. Las letras atractivas, aunque con un fondo decadente, que al menos a mí me apasiona, han evolucionado y comienzan a convertirse en una referencia marca de la casa que forma parte del carácter que trasmite este grupo. El público estuvo totalmente entregado y se rindió sin rubor a los Vetusta, incluso en los momentos intermedios en los que la intensidad declinó ligeramente debido a la imposibilidad de mantener el mismo patrón durante toda la actuación. Para los últimos temas habían reservado éxitos contrastados que volvieron a arrebatar al auditorio y nos llevaron a disfrutar de un show de prácticamente dos horas de duración en el que no sobró ni un solo minuto.
En definitiva, todo un éxito para Vetusta Morla y un gran concierto para los que tuvimos la suerte de asistir. Os esperamos pronto…

Nacho Valdés

4 comentarios:

Sergio dijo...

Emotiva y clarificante crónica.
Quizá algo caramelizada debido a la cercanía y la amistad que te une con la banda. Pero aun así todo parece indicar que la banda y la noche estuvieron a la altura de lo esperado o inclusive más si cabe.

Ayer comenté a mi mujer(también bella)que la próxima vez que podamos asistir a un concierto juntos seguramente todos nuestros ídolos estarán haciendo mierda o mordiendo el polvo.
Así que solo podemos confíar en que estos nuevos/viejos valores de nuestra música mantengan un nivel suficiente para seguir moviendo nuestras humildes caderas...

SALUD

raposu dijo...

Me encanta leer cosas buenas de estos chicos que cada vez me gustan más... y no sólo por la cercanía (que también), hay canciones que me parecen destinadas a ser inmortales. Por ejemplo: "maldita dulzura".

Pero no es la única...

También me ha gustado mucho la crónica, me parece que es la que se merecen.

paco albert dijo...

Esta mañana un suceso poco relevante, pero extraño a nuestra rutina, ocurría en mi presencia sin que le prestara, por otra parte, mayor atención. Nacho recibía de Madrid un paquete cuyo contenido titilaba como las botellas en contacto lo hacen. Sólo el atisbo de un anagrama vagamente conocido, más adivinado que visto realmente, me ha conseguido despegar un instante de mi indiferencia antes de enterrar todo el hecho entre los recuerdos lejanos. Pero al leer esta crítica, de repente, el anagrama ha venido a mí con luminosa claridad: ¡Moët Chandon!

Algo diré en beneficio de los Vetusta. Tienen buen gusto sobornando a sus cronistas (y no lo digo por el Moët)

Muchacho_Electrico dijo...

bueno, tengo que confesar que jamas me imagine en un concierto bailando cual indie en el FIB. Lo cierto es que, para mi, el concierto tuvo dos fases, cuando sonaron los hits del primer disco (del que falto Pequeño Salto Mortal)donde baile, cante y salté y las canciones lentas del segundo disco, de buenas letras pero soporíferas y que sino llega a ser por el JB hubieran dado con mis huesos en el suelo cual blancanieves al morder la manzana envenenada.
Buen backstage Amigo.
Me quedo con:
1)Salvense quien pueda
2)Saharabbey road
y por supuesto con la compañia.
Abrazos