Llueve
flores del tamaño
de rascacielos.
Yo,
apoyado en la ventana
del abismo
busco en la radio
una canción para amar
pero
todo está seco
y desierto en las ondas.
Por un instante,
la lluvia ofrece trato
al sol
y es entonces
cuando ella
regresa a mí como
una tormenta
de verano
y recuerdo cuando la llamé
la noche
antes de su boda
para decirle
“te quiero, no tengo vida desde que te fuiste”
y ella contestó
“no vuelvas a llamarme”.
Y de nuevo
me pongo a mirar por la ventana
esperando
que la lluvia dé
por cerrado el trato con el sol
y pueda por un día
ser de otra vez yo mismo
y deletrear sin problemas
s-e-a-c-a-b-ó.
y sobre las cabezas
de los niños
crecen de los niños
flores del tamaño
de rascacielos.
Yo,
apoyado en la ventana
del abismo
busco en la radio
una canción para amar
pero
todo está seco
y desierto en las ondas.
Por un instante,
la lluvia ofrece trato
al sol
y es entonces
cuando ella
regresa a mí como
una tormenta
de verano
y recuerdo cuando la llamé
la noche
antes de su boda
para decirle
“te quiero, no tengo vida desde que te fuiste”
y ella contestó
“no vuelvas a llamarme”.
Y de nuevo
me pongo a mirar por la ventana
esperando
que la lluvia dé
por cerrado el trato con el sol
y pueda por un día
ser de otra vez yo mismo
y deletrear sin problemas
s-e-a-c-a-b-ó.
3 comentarios:
Muy apropiado este Vietnam para este día desapacible y lluvioso...
Buen escrito.
Abrazos
Ohhh que Vietnam más triste, pienso como Nacho...ideal para un día como hoy.
Me gustó mucho más la primera parte que el resto...ya sabes que me divierte el surrealismo.
Oops, yo pensé que era esperanzador...
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