La mente está limpia
y el cuerpo, que gravita
sobre la hierba,
anuncia que no orbitará de nuevo esa estrella.
Reclama sin reservas
el lugar privilegiado
entre el tiempo y el espacio
aquello que dejamos atrás
en nuestra huida.
Se mueren nuestras huellas
en las aceras.
Nos echan de menos los semáforos.
Aquellos que siempre
estuvieron en rojo
y ahora solo regalan verde, verde, verde
para atravesar la ciudad
dando la espalda
al mar y a la luz.
No regresaremos.
El viento aquí nos llena de oro.
Los límites de la ciudad
ya no son la periferia,
se han transformado en la puerta de entrada
a mis cuatro nuevas vidas.
Y aunque no ha pasado apenas tiempo
para olvidarnos del todo
ya se aburren las orquestas sin nosotros.
Y,por eso, todavía
en una noche cualquiera
piensan en lo que les dimos
y nos regalan dos bises
y un baile a solas.
5 comentarios:
Evocador y críptico, como de costumbre. De todas formas, noto últimamente una cadencia más musical.
Enhorabuena por Vietnam y abrazos.
jo...que...chulo...
chulo...que...jo...
Últimamente siempre escribo escuchando música, quizá venga por ahi...
Es Quique o el pequeño Chango el que escribe estas letras...
creo que el mejor comentario a este escrito es elque hace Cristina, tres palabras y nueve puntos que lo dicen todo.
besos de amigo y abrazos de hermano
Se agradecen los comments broder and friend...
Publicar un comentario