jueves, noviembre 25, 2010

Retratos (Vol. 19)

Hay un árbol en mitad de la noche y sus ramas están ardiendo. El invierno está siendo demasiado frio y largo así que nadie ha hecho nada por apagarlo y poco a poco las llamas se han ido convirtiendo en algo muy grande y peligroso por lo que ahora ninguna persona se atreve a acercarse. Visto desde mi posición es un bello espectáculo.
Diviso entre la multitud a Carla con sus ojos llenos de lluvia clavados en el fuego y pienso en acercarme y decirle que todavía la quiero, que ya estoy curado, que no volveré a hacerle ningún daño. Sin embargo, mis piernas están hundidas como raíces en la tierra y no parecen querer moverse. Miro otra vez al gran fuego y me olvido de Carla. Desde la montaña diviso como los arbustos comienzan a arquearse, primero hacia delante y luego hacia atrás. Eso anuncia la llegada del viento del sur. Las llamas están fuera de control pero nadie está alarmado. Todo el mundo permanece absorto ante el espectáculo, como si cada uno de los que estamos ahí hubiésemos arrojado a las llamas nuestros pecados o nuestras almas y estuviésemos esperando para ver que hay después de esto.
Alguien grita que habría que traer agua del gran lago y apagar esto antes de que sea inevitable pero no hay respuesta, ni movimiento alguno.
Aquí nunca pasa nada digo en voz baja, nunca pasa nada. En ese momento el árbol carbonizado se desploma con un gran estruendo sobre el suelo y todos gritan, rezan o lloran. Carla se va corriendo y yo hago un amago de seguirla aunque seguidamente doy media vuelta y me dirijo hacia el coche.
Pongo la radio, suena una canción de Neil Young y es entonces cuando me arrepiento de no haber ido hasta Carla pero ahora es demasiado tarde para nosotros dos.
Enciendo el motor y vuelvo a la carretera.
Ya no pienso en ti. Tú decidiste arder y a mí tan solo me queda buscar la nueva lluvia.

2 comentarios:

Nacho dijo...

Parece que la melancolía se abre paso entre las últimas oscuridades de Retratos.
Me ha gustado mucho, como siempre haciendo un gran uso de las figuras evocadoras y de la sentimentalidad.

Enhorabuena.

Abrazos.

Sergio dijo...

La luz al final de túnel....

gracias por tus palabras...

SALUDOS