miércoles, noviembre 17, 2010

Delaletra




El costumbrismo de la tradición

No sé si será por mi ascendencia o, puede que se trate de mi cadencia personal, pero las historias rurales siempre me han resultado atractivas y sugerentes. Considero que la obra que hoy comento, El bosque animado de Wesceslao Fernández Flórez, es un valor literario que conecta, a mediados del siglo veinte, el ámbito campestre con la pujante modernización de un país que estaba asolado tras la Guerra Civil. Sin embargo, este constructor de entornos literarios, manejando los resortes del lenguaje tradicional de corte más popular, consigue utilizar recursos propios de la fábula y la leyenda para lograr la difícil tarea de que el lector se sumerja en el mundo de la fraga gallega que late atenazada por las oleadas llegadas de la ciudad y por la creciente presión que el ser humano realiza en los parajes naturales. Con reminiscencias del realismo mágico latinoamericano, aunque sin el reconocimiento que éste alcanzaría luego, Fernández Flórez nos lleva de la mano hasta los rincones más tradicionales de la historia del norte de España. Conviven animales, insectos, seres humanos, meigas y fantasmas en un entorno donde todo es posible pero que el talento narrativo del autor no permite que se pierda la verosimilitud.
Por esta novela transcurre todo el espectro social de una Galicia que bien podría asemejarse, en muchos aspectos a la actual. Desde el bandido Fendetestas, especie en auge en algunos ambientes políticos; los señoritos ricos del Pazo de la zona; los pobres labradores que prácticamente pertenecen en propiedad al pudiente cacique que hace y deshace a su antojo; el párroco que representa el poder eclesiástico tan presente en algunas zonas de este país; la meiga que hace negocio jugando con la ignorancia ajena; y como no podía ser de otra manera, los espíritus de los desaparecidos que andan a sus anchas entre la espesura.
Como curiosidad, apuntar que existe una versión cinematográfica, desde mi punto de vista notable, firmada por José Luis Cuerda.

Nacho Valdés

2 comentarios:

Sergio dijo...

Conozco la película pero no he leído el libro. A mi me gustan también este tipo de historias rurales a las que el paso del tiempo cada vez aleja más y más del mundo. Me apunto la recomendación para próximas lecturas.

SALUDOS

raposu dijo...

Pues también lo apunto para cuando despeje un poco la mesilla de noche.

La película en su momento me encantó. Aunque los retratos eran los que eran, y refrejaban una realidad cruda, todo estaba impregnado de ese sutil sentido del humor que se gasta en los sitios donde se ve a la Santa Compaña por las noches...