viernes, octubre 30, 2009

Colaboraciones Deluxe (The Bootleg series Vol. 53)


Pérdida irreparable

Esta sección, que había enterrado hace más de un año, cuando me hastió y dejó de interesarme, ha vuelto prácticamente de manera autónoma debido a la gran desgracia que ha sufrido el mundo televisivo. Nos ha dejado uno de los más grandes, una voz inconfundible que ha acuñado centenares de expresiones relacionadas con el mundo del deporte. Andrés Montes, el pequeño gran comentarista de orígenes tan extremos como Galicia y Cuba, ha dejado de hablar, su voz se ha apagado sin previo aviso, sin emitir una sola queja ni dar ningún motivo de preocupación. Parece que no quería molestar, que aprovechó un momento de despiste para dejarnos sin hacer ruido, todo lo contrario que lo que hacía cuando se enchufaba al partido y comenzaba la retrasmisión. Tengo entendido que ya había tenido algún aviso cardiaco, que su salud no era buena y que por ese motivo había dejado La Sexta. A pesar de lo sorprendente del abandono de su pasión, nadie podía esperarse este extraño adiós que ninguno esperábamos.
Sus primeros pasos no sé donde los dio, ni siquiera sé si su formación tiene relación con el periodismo, creo que comenzó en la radio y que, efectivamente, la información era su medio, pero no tengo seguridad para afirmar esto último con rotundidad. Lo que nadie esperaba, cuando llegó la NBA a España, al joven Canal +, fue que este pequeño tipo que vestía con tirantes, pajarita y unas anticuadas gafas redondas iba a poner patas arriba todos los clichés que alimentaban a los reporteros deportivos. A unas horas intempestivas, siempre de madrugada, aquí en España, recibíamos puntualmente a la mejor liga de Basket de la mano del mejor de los comunicadores. Expresiones como “Pincho de Tortilla”, “Jugón” y su inconfundible “Brrrrrr” que salía de su boca cuando las palabras no terminaban de llegar eran identificados por todos los seguidores del baloncesto en este país. Como escudero, como no, el serio y entendido Daimiel, que daba el contrapunto teórico al espontáneo Andrés. Esta pareja de hecho, que tuvo muchos años de romance se rompió cuando apareció La Sexta en escena. No sé si fue por dinero, por aburrimiento o por convicción, pero nada volvió a ser lo mismo.
El cambio de cadena vino acompañado de un cambio de deporte, del baloncesto pasó al fútbol, y de la madrugada, pasó a horario deportivo de máxima audiencia. Su pasión estaba claro que eran los triples, las bandejas y las personales, quedaba patente que los córners, faltas y goles estaban alejados de lo que era su verdadera vocación. Pero alguien tan enorme en carisma como el Señor Montes no podía quedar rezagado, consiguió una nueva pareja de baile; Julio Salinas, y como no podía ser de otra manera nació la amistad. “Tiki-taka Salinas, Tiki-taka” le decía todos los días, el bueno de Julio no podía aguantar la risa, no era posible al lado de una persona con esa humilde y arrolladora pasión por la vida. Poco a poco creció, se hizo grande lejos del que había sido su ecosistema habitual, no sabría tanto de fútbol, pero su torrente de voz e imaginación nos volvería a dar perlas inconfundibles en forma de apodos. “Humphrey Bogart”, referido al elegante Xavi; “Tiburón Puyol” para el defensa Çule y demás coletillas que fueron adornando las tardes de fútbol y cerveza de los sábados.
Su última parada fue el abandono de la cadena privada, todos pensábamos que se trataba de un descanso, un respiro en una carrera que no había parado desde que se había lanzado a toda velocidad. Nada más lejos de la realidad, la cosa era distinta, su delicada salud le obligaba a echarse a un lado, pero nadie se esperaba el triste e inesperado final que llegaría sin remisión.
Sólo nos queda su recuerdo y una de sus últimas proclamas: “La vida puede ser maravillosa”. Hasta siempre Andrés, no te olvidaremos.

Nacho Valdés

lunes, octubre 26, 2009

En el ángulo muerto Vol. 33


Caída

La ciudad estaba prácticamente deshabitada, la población respetaba el estado de emergencia que el gobierno debilitado había implantado. Ninguno de los servicios mínimos estaba en marcha, las arterias principales no recogían el bullir habitual de un día laborable. Raúl había decidido evitar las grandes avenidas para no encontrarse con los numerosos controles que podían verse a cada paso, militares nerviosos, armados y atemorizados; combinación que se le antojaba especialmente peligrosa. Ana parecía desanimada, hundida en una especie de estado depresivo desde que se habían encontrado con el local vacío, parecía estar dándole vueltas a algo ya que prácticamente no había hablado.
- ¿Y ahora qué vamos a hacer? – Preguntó
- Déjame a mí, ya es hora de que terminemos con esta situación en la que me has metido.
- En esto te has metido tú solo, ¿no recuerdas la reunión a la que asististe por voluntad propia?
- Fui condicionado.
- ¿Condicionado por quién? – Preguntó Ana conteniendo una carcajada.
- Por ti.

Se hizo por un instante un silencio incómodo, ninguno sabía qué decir. Raúl, intentando evitar la conversación se asomó a una esquina para ver si el camino estaba despejado. Ana esperaba, parecían haberse cambiado las tornas, como si toda la energía que había desplegado hasta ese momento se hubiese disipado en un instante. Raúl pensó que debía sentirse abandonada a su suerte, estaría dolida por no encontrar ninguna señal o aviso en el local abandonado.
- Vamos por aquí. – Dijo Raúl decidido.
- ¿Sabes a dónde vamos? – En el tono de Ana se intuía cierta sorna.
- Por supuesto.
- ¿Dónde? Si se puede saber.
- Vamos a ver a la persona que podrá ayudarnos a resolver este asunto.
- ¿De quién se trata?
- Ya lo verás. Por ahora lo importante es evitar que seamos detenidos antes de que lleguemos.

Continuaron el resto del camino en silencio, buscando las rutas secundarias para no encontrarse con la policía o el ejército. Los combates definitivamente habían cesado, por lo que se podía intuir que los líderes habían restablecido el poder y la revuelta había sido sofocada. El panorama, en algunas zonas, era desalentador, muchos edificios todavía ardían tras los enfrentamientos y algunos cadáveres no habían sido recogidos. Los únicos que yacían tirados eran los de milicianos, personas comunes y sin entrenamiento que había tenido escasas oportunidades frente a las tropas oficiales. Raúl consideró con tristeza que había sido una muerte estúpida, la revuelta sólo había servido para empeorar las cosas, probablemente las siguientes semanas servirían para aplicar escarmientos ejemplares a gran parte de la población. Suspiró profundamente, la montaña de muertos sólo había valido para recrudecer la situación.
Llegaron a una calle céntrica pero estrecha, con edificios antiguos en buen estado. Un barrio de la zona alta, con arboledas y jardines cuidados; daba la impresión de que la revuelta no había llegado hasta esa zona. Se detuvieron frente a uno de los portales, Raúl sacó sus llaves y abrió el portón.
- ¿Dónde vamos? – Preguntó Ana.
- Estamos en casa de mi padre, él podrá prestarnos ayuda.

Se detuvieron en el segundo piso, una placa anunciaba que era el despacho de Jaime Zabala. Raúl abrió y entró el primero, se dirigió sin reparar en Ana hacía la habitación que usaba su padre para trabajar, el olor a café recién hecho flotaba en el ambiente. Lo sorprendió leyendo en su mesa, su cara mudó al verle de la sorpresa al pánico. Antes de que Raúl entendiese lo que estaba sucediendo la detonación le dejó con un pitido en el oído, se giró y vio a Ana correr en dirección a las escaleras. Cuando volvió la vista hacia su padre éste yacía sin vida sobre los folios que estaba leyendo, la sangre que manaba de su cráneo perforado comenzó a formar un enorme charco sobre el escritorio.

Nacho Valdés

martes, octubre 20, 2009

En el Backstage Vol. 17


Infierno

Y el pasado sábado el infierno se desató en la sala Wah Wah de Valencia. Eso sí, un averno edulcorado, armónico y popero que se alejó diametralmente de las representaciones clásicas del abismo a las que estamos acostumbrados. Los responsables eran los Sidonie, banda catalana que ya con ocho discos a las espaldas presentaban El incendio, su último trabajo de estudio.
Llegaron como era de esperar con más de media hora de retraso, con una sala atestada en la que difícilmente se podía uno mover más allá del metro cuadrado que ocupaba. Yo, personalmente, tuve que sacrificar mis visitas al baño por lo problemático que era avanzar entre el público (fundamentalmente femenino). De todas formas, conseguimos sitio en la zona derecha del escenario desde donde se les veía tocar perfectamente, teníamos una barra para refrescarnos a nuestras espaldas y el ambiente era un poco más sosegado.
Los catalanes, felices por su visita a la capital valenciana, desgranaron una gran cantidad de éxitos que cuajaron entre animadas charlas con el entregado público. El local parece ser que palió las carencias del día anterior, el viernes habían tenido algún que otro problema y el sonido no fue todo lo bueno que se hubiese deseado (hubo referencias por parte del grupo a este dato). Al día siguiente no tuvimos ese inconveniente, sonaron rotundos y potentes (dentro de su propuesta armónica), revolucionando un poquito los temas lo que provocó algo más de animación entre los asistentes. Marc Ros, cumpliendo con su papel de líder y exponente de la banda, animó con sus discursos la actuación. Sonó perfectamente, haciendo gala de la gran voz con la que cuenta, entonando perfectamente todos y cada uno de los temas, sólo se le escapó un error, pero le puede pasar a cualquiera. Son músicos solventes, seguros de sí mismos y que sin florituras lograr trasmitir lo que desean. De todas formas, contaban con la inestimable ayuda de un profesional, un mercenario de las guitarras que se encargó de las partes más complicadas. Por supuesto cumplió el desafío con nota, además, me pareció entender que pasaba a formar parte de la banda. Ya veremos. Jesús Serna, el bajista que no paró de moverse, fue efectivo y no coló ningún error. Su único fallo fue intentar cantar después de Marc, su voz se escuchó como un hilillo lejano que no llegaba ni a las primeras filas, debería quedarse en los coros y no intentar ir más allá. Destaco, eso sí, su interpretación al citar que nos arrastró durante unos minutos al lejano Oriente. Fue sorprendente lo que puede dar de sí este instrumento en directo. A la percusión se situó Axel Pi, gran baterista que vivía el espectáculo en cada uno de los golpes de sus baquetas. Con su inconfundible estética, pantalones ceñidos, camisa y pajarita no paró de poner caras, subirse al bombo y demás poses roqueras con las que no paró de sorprendernos. Además, el tipo tiene una cara peculiar y graciosa que invita a la risa.
El repertorio fue bastante variado, centrándose en su último trabajo pero rescatando algún hit de la Costa Azul y discos anteriores como Fascinado, también hubo tiempo de desempolvar algún tema en inglés de su anterior etapa. Algún corte como Los olvidados o Persona se quedaron en el tintero, no fue extraño ya que tampoco tocaron mucho más de hora y media. El concierto fue divertido, se les vio con tablas y dieron un espectáculo más que bueno. Si he de poner alguna pega es que duró poco y que la sala se les ha quedado pequeña, podrían haber tocado en algún sitio más grande como el Roxy.
Después estuvimos tomando unas copitas y se pasaron a saludar a los fans, tuvimos la ocasión de felicitarles y se mostraron muy amables y pacientes. Otro punto a su favor.
Resumiendo, fue un buen directo que espero volver a disfrutar en breve. Bien por los Sidonie.

Nacho Valdés

lunes, octubre 19, 2009

En el ángulo muerto Vol. 32


Desarraigo

La luminosidad indicaba que estaba a punto de amanecer, la larga noche estaba dando paso al día. Raúl se sintió aliviado, le daba la impresión de haber pasado una eternidad entre tinieblas, huyendo como un animal asustado. Se había metido, sin habérselo propuesto, en un problema del que no sabía cómo salir. Realmente lo que tenía era miedo, seguía con Ana por un extraño magnetismo que esta ejercía sobre él, aunque lo más importante es que se sabía desamparado sin ella. Era conocedor de las pocas oportunidades de supervivencia con las que contaba en solitario.
La ciudad parecía tranquila, no dijo nada aunque sabía que no era un buen síntoma para la resistencia que se había levantado en armas. No se alegraba precisamente, ya que parecía encontrarse en el bando equivocado, pero en su interior, enterrada bajo capas de educación, había una leve chispa de ilusión que esperaba el cambio. Tenía claro que eran muchos los que estaban convencidos a poner todo de su lado para conseguir este paso, para derrocar el gobierno de urgencia que llevaba el timón del país desde hacía demasiado tiempo. No sabía cuál era la situación, pero no le parecía halagüeño el hecho de que no se escuchase nada y que los lugares por donde pasaban estuviesen en apariencia deshabitados. La impresión era la de una ciudad fantasma en la que los ciudadanos hubiesen desaparecido de manera milagrosa.
Ana apretaba el paso, quería llegar lo antes posible al local en el que sus compañeros habían organizado el golpe. Esperaba encontrarse con alguno de ellos, quería alguna explicación o algo de ayuda para salir de la situación en la que se encontraban. Raúl seguía la dirección que le marcaba, después de quitarse la ropa sucia ya aparentaban algo de normalidad, aunque ambos sabían que si se encontraban con los cuerpos de seguridad tendrían problemas. Por este motivo, cada vez que escuchaba algún sonido Ana se llevaba la mano a la pistola que llevaba escondida bajo la camisa. Atravesaron una zona industrial, plagada de locales destartalados y rincones llenos de basura. Ana torció por un callejón que lindaba con una gran nave y se detuvo frente a un montón de maderas y metales, Raúl esperaba a unos metros vigilando la entrada. Movió con decisión el montón de desperdicios, éste giró como si de una puerta se tratase, era una entrada camuflada que dejaba al descubierto un agujero en la pared. Se metieron y avanzaron por una nave diáfana, únicamente habitada por alguna rata y restos de maquinaría pesada que llevaba años sin utilizarse. Atravesaron el local y llegaron hasta un aseo desvencijado y lleno de excrementos. – Lo mantenemos así para que pase desapercibido. – Se disculpó Ana.
El baño contaba con lo que parecía una pequeña ducha, estaba destrozada y sólo quedaba de ella una cortina mohosa y la tubería que asomaba entre los azulejos. Su suelo estaba formado por un amasijo de maderas ennegrecidas por la humedad, sin embargo, estos tablones formaban un acceso hábilmente disimulado. Tirando de una de las esquinas se abría mediante un mecanismo de bisagras camuflado, este artificio dejaba a la vista una estrecha bajada por unos empinados escalones de madera. Parecían hundirse en el fondo de la tierra, Ana pasó primero conectando un interruptor que permitía iluminar el descenso. Raúl pasó el último, siguiendo las indicaciones de su compañera arrastró un tirador que permitía cerrar para no levantar sospechas. Llegaron a un local subterráneo, más grande de lo que pudiese parecer en apariencia. El techo tenía la altura justa para que una persona de talla normal anduviese ligeramente encorvada, había un par de mesas, varias sillas y una pequeña cocina eléctrica. El suelo estaba cubierto de papeles cubiertos de huellas de botas militares, los armarios estaban destrozados y vacíos. Aparentemente hacía tiempo que nadie pasaba por ese lugar.
- Nos han abandonado, no sé qué hacer. – Dijo Ana tirándose al suelo de rodillas.
- No es momento para esto. – Raúl le pasó el brazo por el hombro para ayudarle a levantarse. – Sígueme.

Raúl se dirigió hacia las escaleras, Ana no tuvo más remedio que seguirle para no quedarse sola.

Nacho Valdés

miércoles, octubre 14, 2009

En el ángulo muerto Vol. 31


Descubrimiento

Al mover la pesada tapa del alcantarillado la tenue luz de las farolas inundó el túnel, a pesar de su escasa intensidad Raúl tuvo que cerrar los ojos un instante para acostumbrarse. Salieron con precaución, celosos de no hacer demasiado ruido y de ser descubiertos. Ana salió la primera, miró a ambos lados para comprobar que nadie acechase escondido. Raúl plagió sus movimientos, hizo lo mismo que ella, con movimientos nerviosos, todavía resentido del golpe en la rodilla aceleró para unirse a su compañera. Se refugiaron tras unos cubos de basura, apagaron la linterna y tácitamente decidieron mantenerse unos minutos en silencio, descansando y comprobando que estuviesen solos. Raúl estaba abatido, tirado sobre la mugre y con el mono totalmente cubierto por la suciedad que se le había adherido tras su recorrido por el subsuelo. No sabía dónde se encontraban, a qué lugar habían desembocado. Tenía la sensación de que la cabeza iba a explotarle, que no sería capaz de aguantar la presión a la que estaba siendo sometido. Se sujetaba la cabeza entre las manos, pensativo y totalmente ausente a las revisiones a las que Ana estaba sometiendo su material.
- Quítate el mono. – Le ordenó.
- ¿Qué? – Raúl estaba ido, agotado y absolutamente desmoralizado.
- Que te quites la ropa sucia, no podemos ir así por la calle.

Ana estaba quitándose los harapos sucios, dejando su pecho al descubierto para ponerse una camisa limpia que llevaba en su mochila. El apetito sexual de Raúl despertó durante un instante, recordó su piel suave, de la que antaño había disfrutado, y una avalancha de recuerdos volvió a su mente de manera súbita. Antes de que terminase de cambiarse se acercó a ella, se quitó el mono y se quedó observando sus rasgos mientras una casi olvidada energía volvía a adueñarse de su cuerpo falto de fuerzas y arrojo. Su aletargada pulsión sexual parecía darle un nuevo empuje, rodeó a Ana con su brazo e intentó conectar con unos labios cuyo recuerdo estaba prácticamente sepultado por el indefectible avance del tiempo. Era esta una parte de su cuerpo que siempre le había resultado especialmente voluptuosa y atractiva, eran carnosos, abundantes y resaltaban en su rostro. Ella se alejó bruscamente, sorprendida en sus quehaceres por el ímpetu masculino que le acechaba.
- ¿Qué coño haces? – Le espetó nerviosa.
- ¿A ti que te parece?
- No es momento para estas tonterías. – Dijo mientras intentaba abrochase la camisa. Raúl se lo impedía, comenzó a acariciarla mientras ella se resistía ligeramente.
- Quítate. – Protestó mientras ponía su mano entremedias, él la quitó con delicadeza y siguió acariciando el cuerpo sensual que tenía a su disposición.

Se acercó a su boca, Ana se dejó besar, parecía abandonarse a la deriva como si fuese un barco abatido por la fuerza de la tormenta. Sus respiraciones se aceleraron, de manera inconsciente eran conocedores de que no tenían demasiado tiempo. En la lejanía, de entre los callejones de la ciudad todavía nacía algún disparo que llegaba hasta sus oídos. Ellos estaban ajenos a todo lo que sucedía en la urbe, a toda la penuria que envolvía la situación en la que se encontraban. Se desnudaron parcialmente, de manera brusca y acelerada, buscando en el cuerpo ajeno el refugio para todas las vivencias les atenazaban. Se tiraron sobre la basura, obviando el olor y la pestilencia que les envolvía y que ellos mismos producían tras arrastrarse por el alcantarillado. Se dejaron llevar por la pasión desmedida, ahogando los gemidos y sonidos que se producían por su furtiva unión. En un instante ambos se saciaron, su rapidez obedecía a la necesidad, a la falta de práctica que habían sufrido en los últimos tiempos. Cuando terminaron no comentaron nada, sólo un vistazo fugaz fue suficiente para afianzar la confianza que parecían estar recuperando. Ana se levantó ya vestida dirigiéndose a Raúl. – Todavía tenemos que reunirnos con mis compañeros. Date prisa. – Él se levantó dócilmente y siguió sus pasos que se perdían por uno de los callejones de la urbe.

Nacho Valdés

lunes, octubre 12, 2009

En el Backstage



Andrés Calamaro
Zaragoza 10-10-2009
Rey Midas



La familia Pastor Lago se personó este pasado sábado en la siempre encantadora ciudad de Zaragoza. La ocasión no podía ser mejor, por un lado disfrutaríamos del punto de partida de las Fiestas del Pilar y por otro teníamos cita con un concierto de Andrés Calamaro.
El argentino está realizando una pequeña gira de conciertos por nuestro país con el fin de presentar Andrés, la colección de grabaciones de los últimos diez años de carrera.
Llegamos con una horita de adelanto, el recinto estaba situado en el parking de la antigua Expo Zaragoza. Queríamos coger un bien sitio para no perder detalle del buen Salmón.
Sobre las once de la noche salían los músicos al escenario. Calamaro, dueño de una presencia incontestable, se situó en el centro tras los protocolarios saludos a las masas. Doce mil almas había delante de él. La primera canción fue toda una autentica declaración de principios: Jumping Jack Flash de los Stones, la cual poco a poco y nota a nota fue transformándose en el himno generacional El Salmón. Estaba claro que Andrés venía a rugir. Para continuar la primera sorpresa de la noche Mi enfermedad, el canto Dylaniano de unos Rodríguez en estado de absoluta gracia (o desgracia) arremetía contra una audiencia totalmente volcada con el grupo. Sonarían más temas de la antigua banda de Andrés, joyas como La Mirada del Adiós o el Salud, dinero y amor convertido ahora en un guiño elegante a los Dire Straits y Palabras más Palabras menos, ese portentoso rock argentino-madrileño que tan copiado ha sido tras su puesta de largo. Y es que Calamaro es un tipo querido y respetado por el pueblo musical. Es una de esas cuatro patas de la mesa en las que sustenta el rock en castellano. El concierto no bajo en intensidad roquera salvo en varios temas como la relectura introspectiva de Media Verónica, el amor adulto de Cada una de tus cosas o otra de las sorpresas de la noche Por Mirarte convertida en un funky melancólico. La cosa volvió a tirar hacia arriba cuando entramos de lleno en los oscuros temas del Salmón. El cantante también mostró el material más reciente como la demoledora Los Chicos o la brillantísima Carnaval de Brasil que mostró al público por qué al cantante se le conoce como la voz del millón de dólares. Más tarde sonarían también canciones de Honestidad Brutal como El día de la Mujer Mundial con la intro de Stairway to heaven o Socio de la Soledad en la cual el artista sustituyo parte de la letra original por una broma hacía su reciente problema con la justicia. (Recordamos que Calamaro está actualmente imputado por incitación al consumo de marihuana).
La banda suena como un cohete, totalmente acoplada, sin fisuras y con una puesta en escena más que solvente. El bajo de Candy Caramelo es un reloj suizo de precisión demoledora, las tres guitarras (cuatro con calamaro) de Diego García, Geni Avello y Julian Kanevsky son de lo mejorcito de nuestra España. Atrás el piano de Tito Dávila, un habitual de la banda y la contundencia rítmica del Niño Bruno. Desde Corazones Hambrientos pedimos casi suplicamos una grabación en directo a este banda para poder disfrutar con paciencia de sus habilidades.
Para el final dejó Estadio Azteca (aclamadísmia),Flaca fundida con el tango Volver y la desgarradora Paloma convertida para la ocasión en un vals.
Tras una ovación de diez minutos, el grupo abandonó el escenario.
Resumiendo, fue una gran noche de música, amor, respeto y amistad. No dejen de ver al Salmón.

Por cierto, no puedo cerrar la crónica sin mencionar un extraño sentimiento que me acompañó durante todo el concierto. Noté unos ojos vigilándome, una presencia extraña aunque familiar, un sombrero blanco. Quizás fueran invenciones mías pero juraría que Mr. K sobrevolaba la zona.

jueves, octubre 08, 2009

Retratos (Vol. 2)

De un agujero se sale excavando la tierra nunca volviendo hacia arriba le dijo el perro tuerto al hijo de Abraham.
Podría hacerte el amor tantas veces que al final cambiarías tu nombre por el mío y subirías a cantar al escenario mis palabras
respondió la señora picante mientras envolvía en su pelo a su amado esclavo albino.
¿Es esta la puerta del edificio Dakota Dr. Robert? ¿Sabe si tienen televisión por cable y limonada fresca?

El hombre del traje blanco se despidió alejándose olvidando en la acera sus huellas doradas. Dejo comida y bebida para tres días y después miró al suelo y gritó:
Guardad para mañana o pegaros un tiro, eso si no lo hagáis en el salón del fondo pues está habilitado para las visitas alienígenas.

Todos los jarrones estaban ya rotos cuando llegamos, lo juro. La chica la dejamos intacta solo nos dejó subir su falda unos centímetros para mirar desde lejos y con un ojo tapado. Tenía las piernas tan largas y surcadas como la autopista que lleva la costa hasta el cerebro.
Hervía humo en sus ojos pero ya nada parecía tener sentido.

Al poco tiempo de aquello volvimos a escribir canciones….

miércoles, octubre 07, 2009

Men in Black

El farsante de Loquillo se reune, como ya hizo en algún otro tiempo, con algunos de sus mejores amigos para versionar a Jhonny Cash.
Por la canción y el video desfilan Enrique Bunbury(desde el otro lado, Jaime Urrutia y el Salmón. La canción, creo yo, ha quedado bastante cuca.

Voy de Negro (Loquillo, Bunbury, Calamaro y Urrutia)




Esto fue lo que ocurrió en la anterior reunión :

¿Dónde estás? (Loquillo, Bunbury, Calamaro y Urrutia)

Literatura Eléctrica




Nacho Vegas publica hoy un nuevo EP titulado "El Género Bobo". El disco esta compuesto de 4 canciones repletas de buena literatura y excelentes melodías. Para los pesos pesados del blog, Nacho Vegas es una autentica referencia real, cercana e inspiradora.
Ya lo decían los Astrud "En España hay un hombre que lo hace todo..." Ese hombre es Nacho Vegas.

martes, octubre 06, 2009

Cos Mortal

Hola companyes i companys:

Ens complau informar-vos que la pel·lícula COS MORTAL es podrà vore per partida doble durant aquest mes d’Octubre, d’una banda en el marc de la Mostra de Cinema del Mediterrani, i d’altra, a l’acte de cloenda del concurs de vídeo amateur de Quart de Poblet.

Ens faria molta il·lusió comptar amb la vostra presència per a que pogueu conèixer aquest projecte que ens ha ocupat bona part dels darrers tres anys.

De la mateixa manera, podeu reenviar aquest missatge a tants contactes com vullgueu.

A continuació, us apuntem les dues dates de projecció previstes:

- Dimecres 21 d’Octubre a les 20:30 a l’Institut Francés.

Carrer Moro Zeit, nº 6 (VALÈNCIA)



- Dissabte 24 d’Octubre a les 20:30 a l’auditori Molí de Vila.

Plaça Pinzón, nº 6 (QUART DE POBLET)

lunes, octubre 05, 2009

La Radio Rota de Mr.K



PEREZA – AVIONES DRO 2009

Confieso que siempre he tenido simpatía por los Pereza. No me avergüenza decir que poseo sus discos (originales) y que incluso he cantado algunos de sus temas en algún momento.
Gran parte de esta cercanía nace (al menos eso creo) por el hecho de compartir con ellos un sinfÍn de referentes musicales. También quizá sea porque me agrada que no tengan complejos a la hora de reivindicar el rock en castellano, cosa que no mucha gente hace. En ese sentido tienen toda mi confianza.
Sin embargo, su último disco “Aviones” me ha defraudado profundamente.
Para empezar, parece que les ha dado ahora por hacer Folk-Rock. Cosa que no tendría por qué ser mala pero que quizá, lo que no imaginan es que para hacer ese tipo de música no sólo basta con usar instrumentación propia del género, hay que andar un poco más allá.
La belleza del Folk reside en sus textos más que en su música. Es el género perfecto para los contadores de historias. Largas y repetitivas progresiones de acordes que sirven de colchón para lo verdaderamente importante, el mensaje. Cabe reseñar también que el Folk nació como una respuesta artística de las clases más bajas estadounidenses ante la represión. Tuvo en Woody Guthrie su mesías hasta que Dylan tomó el relevo y lo elevó a una categoría desconocida hasta entonces el Folk Rock.
Al parecer con este disco Pereza intenta romper el cliché de ser una banda para quinceañeras. Cabe resaltar lo de intenta, pues me suena a mismo paquete con distinto envoltorio. Que las canciones de estos chicos de más de treinta años tengan títulos como “La Chica de Tirso”, “Amelie” y “Voy a comerte”, o estrofas tan chirriantes como “Estoy bastante regular, me duermo en el portal. A veces voy a ver si estás siempre me da por ahí” Dicen mucho de la profundidad de sus pensamientos y del arduo trabajo letrístico que hay detrás de ellos.
El single “Violento Amor” escenifica cómo un recurso estilístico tan molón como un falsete para cerrar una estrofa puede convertirse en un lastre para el resto de la canción. Las canciones de Rubén son verdaderamente malas, y sé que es duro acusar de maldad a una canción pero es que hay momentos en lo que uno se replantea su vida como oyente musical. ¿De verdad nadie puede hacer el favor de decirle a este chico que lo suyo no es cantar?
En fin, el disco se hace muy largo. Diecisiete temas, gran parte de ellos prescindibles. Son una montaña muy alta en un tiempo en el que la música vive de la inmediatez y del aquí te pillo, aquí te grabo.
Ni siquiera salvan el disco las dos lujosas colaboraciones de Andrés Calamaro y Ariel Rot. Da verdadera lástima escuchar al Salmón cantando los infantiles versos “pequeña sonrisa de Amelie, me tienes calado”. Otro que no está presente pero que sobrevuela toda esta grabación es Quique González, el cual si tuviese un mínimo de dignidad profesional debería denunciar a la banda por semejante plagio estilístico. La primera canción del disco “Windsor” (Por cierto, lo mejor del disco) remite completamente a más de una canción del músico madrileño.
El disco viene acompañado de un Dvd con un concierto acústico grabado en casa de uno de sus enrollados colegas. Son dos guitarras y un piano. Es aquí donde las canciones, desnudas sin arreglos de producción o grabación, caen por su propio peso. Incluso hay momentos en los que dudas de si estás viendo a una banda profesional en directo o a un grupo de colegas amateur.

La banda tiene un problema más grave que trasciende a la propia música. Esa especie de obcecación en recordarnos continuamente sus referentes musicales denota la inseguridad Y fragilidad de su propia propuesta personal. Estos dos chicos no saben muy bien cuál es su lugar: ¿Las superventas con el Canto del Loco o la aristocracia roquera española? Leyendo por encima las letras del último disco saltan a la vista más de 8 referencias directas a músicos y discos. Excesivo e innecesario.
Resumiendo, un disco menor de los madrileños. Nada que ver con la joyita pop que fue “Aproximaciones”, su anterior propuesta.
La gente me pregunta ¿Por qué Mr. K los detestas ahora si antes te gustaban? La respuesta es muy sencilla, hasta ahora su propuesta no era pretenciosa.
Consejo de Mr.K: Para hacer una canción no hay que ponerse delante de un espejo, mejor hacerlo en su reflejo.

Mr. K

A Day in the Life

Ayer se apaga la siempre luminosa voz de Mercedes Sosa. Faro de la canción folclórica libertaria, cantó sola y en compañía e otros y siempre lo hizo con la frente marchita y las convicciones claras.
Casualmente, éste mismo dia, 39 años atrás, también moría otra cantante histórica, Janis Joplin.

Os dejo aquí la voz de Mercedes en un antológico tema de Fito Páez.

En el ángulo muerto Vol. 30


En la profundidad

El túnel avanzaba sin remisión, sin interrupciones, parecía no tener fin, daba la impresión de bajar a las entrañas de la ciudad. La linterna no era capaz de alumbrar más que unos cuantos metros, más allá de su haz, la más profunda de las tinieblas parecía querer tragar a los dos individuos que caminaban entre la suciedad y los desperdicios. Raúl tenía la impresión de que se había embarcado en un viaje sin retorno, en una fatídica excursión que a todas luces acabaría mal. Se encontraba en estado de alerta, reticente a avanzar, aunque a esas alturas tampoco quería irse sólo, se sentía dependiente de Ana que parecía moverse con mayor soltura, como acostumbrada al subsuelo por el que avanzaban.
El corredor era semicircular, de cemento y, por el suelo, por el centro, avanzaba un riachuelo inmundo repleto de porquería. Los únicos testigos de esta incursión eran las cucarachas, que había a millares, y las ratas que de vez en cuando asomaban su hocico en busca de algo que llevarse a la boca. A la corriente, desembocaban infinidad de cañerías que descargaban los desperdicios de la urbe. Toda la basura imaginable se encontraba rodeando a Raúl, aunque pensó que eso era mejor que estar muerto. Tenía que avanzar encorvado, cuidando su cabeza de no golpearse contra el techo. Cada cierto trecho Ana se veía obligada a parar para orientarse, cada una de las galerías tenía una placa con el nombre de la calle bajo la que discurría, la ciudad daba la impresión de estar duplicada debajo del asfalto.
Raúl se detuvo súbitamente, estaba hastiado de caminar sin saber qué dirección llevaban o, ni tan siquiera, qué es lo que su compañera tenía planeado. – Necesito descansar un segundo. – Utilizó un tono suave para intentar controlarse.
- Pararemos unos segundos, pero no podemos perder mucho tiempo.
- Ana.
- Dime.
- Necesito respuestas.
- ¿Qué es lo que quieres saber? – Prácticamente no se veían las caras en la penumbra del alcantarillado.
- Necesito que me digas qué es lo que vamos a hacer, qué es lo que quieres de mí.
- No quiero nada de ti, lo único que hago es salvarte la vida. No entiendes que has entrado en contacto con detractores del régimen, el estado no tendría ninguna consideración contigo.
- Quizás si hablásemos con mi padre. Él te conoce, podría interceder, ya sabes que tiene influencias y puede que estuviese dispuesto a ayudarte.
- Ya hablaremos, por el momento es mejor que me hagas caso y que nos escondamos una temporada.
- ¿Cómo sabes que no darán con nosotros? ¿Cómo sabes que no es mejor buscar ayuda.
- Vamos a ir a uno de los lugares que utilizamos para reunirnos y acumular armas. Seguro que nos encontramos a alguien o algo que nos sirva de ayuda. Tú no te preocupes.

Ana se levantó súbitamente continuó a caminar en dirección a lo que a Raúl se le antojó la misma puerta del infierno, se quedó unos instantes dubitativo, sin saber que hacer. Podría salir al exterior en cualquier punto de la ciudad e ir al despacho de su padre en busca de apoyo, mientras recapacitaba veía como el punto de luz de la linterna se alejaba. Ana frenó un instante e hizo un movimiento para que le siguiese, Raúl volvió a la realidad y apretó el paso para alcanzarla. No tenía valor para enfrentarse sólo a la situación en la que estaba envuelto.

Nacho Valdés

jueves, octubre 01, 2009

Retratos

Abro los ojos.
No estás.
Vació.
Punto blanco en la pared,
Olor a azufre.
Despierto, amanece, no estás.
Encuentro tus huellas pero no me llevan a ti.
Ansiedad, peligro, nostalgia, pasado, canciones pop, sonrisas, verano, Joyce.
El Sur en la mano con los oídos tapados escucho medias verdades y pocas mentiras.
De pronto, un camino, una puerta abierta, un rio que fluye ¿Son tus ojos o los míos? Disfruto, te toco, me olvido, me escondo en las olas, te cuelgas de mi, nos vamos al fondo. Fotos veladas.
Te quiero y tu a mi.
Cierro los ojos.
Estoy vivo.