martes, junio 09, 2009

En el Backstage Vol. 14


Catarsis

La noche amenazaba tormenta, pero a los adoradores paganos del Rock and Roll no les importaba mojarse o aguantar las aglomeraciones que se sufrían por los alrededores del Vicente Calderón. Después de cargar nuestras baterías con unas cuantas tapas y cerveza, el mejor combustible para un concierto, entramos al que se convertiría en un moderno santuario para adorar a nuestros ídolos gentiles. La emoción se palpaba en el ambiente, las cincuenta y cinco mil almas que nos habíamos reunido esa inhóspita noche aguardábamos expectantes a que nuestros héroes asomasen al escenario.
Súbitamente algo sonó, los nervios estaban a flor de piel, nadie perdía detalle de lo que pasaba sobre el enorme escenario que se había montado para la ocasión. De repente, un locomotora desbocada destrozó parte del atrezzo y comenzó el show, ya no había marcha atrás, nos íbamos a abandonar a los ritmos, riffs y solos tan conocidos por la mayoría de los que nos habíamos reunido para rendir pleitesía a uno de los mayores grupos de la historia del hard-rock.

La sesión comenzó desgranando uno de los nuevos éxitos que ya suena usado, a un sonido conocido y reconocible del que la banda australiana ha hecho su seña de identidad, Rock and Roll Train fue el tema elegido para abrir la noche. La voz de Brian Jonhson parecía un tanto cascada, ligeramente tímida, pero pronto pondría remedio a esa primera impresión. Con el público ya caliente, esperando algún hit del grupo, acometieron Hell ain´t a bad place to be. Antiquísimo tema que nos trasportó a su etapa cercana al blues rock acelerado del que durante años fueron primeros banderas, como no podía ser de otra forma Angus se movía espasmódicamente como si de un poseso se tratase, a esas alturas él y su sempiterna Gibson SG ya estaban calientes y formaban una unidad. La tercera elección de la banda nos llevó a al que fue su resurgir allá por el año ochenta, con el tremendo Back in Black Brian recuperó el tono de su voz y nos llevó a los niveles a los que nos tiene acostumbrados. Después vendría Dirty deeds done dirt cheap, temazo del que he disfrutado en incontables ocasiones y que con el tiempo es uno de los himnos indiscutibles del quinteto. No podía faltar The Jack, temazo blues que se alargó mediante los solos de Angus hasta llevarnos a la extenuación. Este último hit fue el punto de inflexión que nos permitió ver la mejor versión del pequeño de los Young, sólo puedo decir que se lució de manera espectacular, jugó con nosotros y consiguió comunicarse mediante el enorme recital que se marcó en todas las zonas del escenario. Corrió, agitó a la masa y la masa vibraba junto a las cuerdas de la guitarra, era increíble ver como su pequeño cuerpo se agitaba al son que marcaba, y como, la multitud allí reunida, era capaz de seguir cada espasmódico movimiento del pequeño guitarra. Al final, como no podría ser de otra manera, sonaron las incombustibles Highway to Hell que hizo llorar a más de uno y el broche inmejorable de For those about to rock, con sus salvas de cañonazos que enlazaban con los movimientos de guitarra de Angus.

Fue una noche de infarto, fuimos testigos de cómo una banda puede disfrutar haciendo bien las cosas, un grupo que sin ningún tipo de efectos, coristas o apoyos logró que nos excitásemos con la música independientemente de nuestros gustos y preferencias. Hay que unir a esta dedicación, el excelente sonido que embargo el estadio; un montaje electrónico a la altura del grupo que teníamos delante. Me llamó la atención lo pequeños que estaban en el escenario, rodeados de todo el equipo y de los miles de vatios de potencia que habían acarreado hasta Madrid, me los imaginé en una sala pequeña, en comunión con su público y me di cuenta de que la gente de ACDC podía hacerlo igual de bien independientemente del entorno en el que les tocase descerrajar sus éxitos. Son gente profesional, con enormes tablas escénicas y un sentido del show con el que hay que nacer. No son ningunos virtuosos, no hacen nada nuevo, pero lo que hacen lo hacen a conciencia, consiguieron que todos saliésemos como nuevos, con un peso menos, durante cerca de dos horas y media las puertas del Calderón dejaron fuera las decenas de miles de historias personales que todos los presentes arrastrábamos, sólo había espacio para el Rock and Roll más básico, para llevarnos a una catarsis colectiva de la que nadie quedó al margen. Tengo que decir que he visto a algunos de los grandes, pero éste, sin duda, ha sido de los mejores conciertos a los que he asistido.
A pesar de que han pasado casi treinta años desde su fallecimiento, lo único que eché de menos, fueron unas palabras de recuerdo para Bon Scott. Yo por mi parte le hice un pequeño homenaje, busqué en mi armario una de las camisas hawaianas que él en su día vestía y me la llevé entre la marea de pelos largos y camisetas negras, fue una noche en la que ni el recuerdo a Bon podía faltar. Una noche bruja en la que la complicidad, la buena música, la profesionalidad y un poco de cerveza provocaron nuestro delirio.
¡Viva el Rock and Roll!

Nacho Valdés

5 comentarios:

Giorgio dijo...

Suscribo lo escrito. Como ya dije, el sábado vi a Dios vestido con un pantalón corto y una guitarra.

Una salvedad; creo que el sonido no fue todo lo bueno que se podía desear, detalle que pasé por alto; seguramente porque estaba a tan sólo unos metros de una de las barricadas de baffles.

Un abrazo.

Sergio dijo...

Crónica roquera donde las haya. He sido uno más de esos que saltaban, sudaban y lloraban pero lo he sentido desde la silla del curro.
En fin, leyendo a Giorgio y a ti me hago una idea de lo bien que lo pasasteis.

Me quedo a la espera de la opinión del Comandante. Un bluesman de los de antes reconvertido a roquero primitivo por una noche.

Rock and Roll

laura dijo...

Ha sido uno de los mejores conciertos de mi vida, nunca he visto nada igual!No me canso de decir que fue primera división!
Un beso.
Laura.

Muchacho_Electrico dijo...

http://www.efeeme.com/noticias/noticias_ficha.aspx?id=4518

raposu dijo...

Buena crónica de un buen concierto, que no había podido leer hasta hoy que vuelvo a casa después de una segunda mudanza en poco más de un mes.

Creo que sólo puedo añadir a lo ya dicho que, te gusten o no, los encuentres primitivos o sofisticados, los veas como algo machacado o siempre nuevo, algo tendrán AC/DC cuando hacen pasar un magnífico rato a dos generaciones simultáneamente (por lo menos). Creo que eso, "pasar un buen rato", ya es más que suficiente justificación.

Aparte de esto, creo que lo próximo que debo escribir es algo así como "Cómo montar muebles de IKEA con un brazo atado a la espalda y un ojo tapado". Es que tengo un doctorado.

Besotes a todos y todas.