miércoles, noviembre 26, 2008

Confesiones del Comandante Stratocaster Vol. 8

Eloisa

Nunca sabré si fue una casualidad o un efecto de la música, pero de repente me sentí absolutamente enamorado de ella. Revolvía con cuidado un bote de fabada al fuego, mientras sus amigas nos ayudaban a limpiar la tienda de campaña. Era irreal, suave, inalcanzable, y yo dejé que unas mariposas me revolotearan en el estómago durante un rato.

Aquellas niñas pijas que tenían casa de veraneo en el pueblo nos habían adoptado y venían a la playa cada día a cuidarnos un poco.

Eloisa nunca me hizo caso lo que, además de doloroso, no era nada frecuente. No salía de mi asombro y aquella semana de suelo duro, fiestas y latas de conserva, fue un calvario.

En el transistor el programa El Melotrón ponía día sí, día también, a Barry Ryan con su Eloise. ¿Le pasaría a él lo mismo? Qué lástima que en aquel entonces los Hermanos Maristas sólo nos enseñaban francés….

3 comentarios:

Nacho dijo...

Bonita historia, no siempre se gana, que le vamos a hacer.

En cuanto al tema no sabía que era de este tipo (del que no sabía nada), yo me había quedado en la versión de The Dammed y, por supuesto, la de Tino Casal.

Besos y enhorabuena por tu sección.

Anónimo dijo...

Bonjour comandante,
Yo me quedé en la de Tino Casal.
Muchos besos.
Laura.

Sergio dijo...

Tampoco yo conocía el origen de éste grandísimo tema. Mucho más grande ahora trás unirle la historia comandantil.
Saludos.