martes, mayo 22, 2007

Nueva York sin queso (Estrellas con jornadas de 8 horas)

Durante algún tiempo fui coleccionando historias olvidadas. La gente del barrio veía en mi la salida desde la nada más absoluta hasta el todo. Mis puños golpeaban con la fuerza de toda esas caras que conocí. Como la extraña vida de Tom Hopkins, el cual llevaba tatuado en su cuerpo todos los errores del mundo. También cargaba en el ring con la muerte de Sheila Fein, que murió apaleada y abandonada a las puertas del Hospital Sant Paul, el cual le denegó la entrada y la atención medica por el simple hecho de ser negra.
Todos ellos me llevaron al campeonato mundial. No tengo la menor duda de que fue asi. Por un momento devolvieron al mundo toda la miseria que este les había ofrecido. Fuimos los mejores, el Campeón y su corte de desheredados.

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