El siglo XVI
No es la primera vez que recomiendo la vuelta
a los clásicos para encontrar composiciones adecuadas o, expresándome de
otra manera, para ser certero en la elección de una buena obra que nos permita
disfrutar de la lectura. Esto era lo que pensaba cuando me embarqué en las Novelas ejemplares de Miguel de Cervantes y, por desgracia, no
puedo decir que todas me hayan satisfecho en igual medida.
La recopilación a la que me he enfrentado
incluía cuatro de estas producciones que, en mi opinión y sin restarle el
mérito por ser antecedente de las producciones prosaicas actuales, no están a la
altura que esperaba. Bien es cierto que el propio Cervantes advierte en el
prólogo del carácter lúdico y ligero de estas novelitas pero, por ser demasiado
previsibles y costumbristas, acaban, en algunos casos, por resultar ajenas a la
profundidad que deseaba.
Con todo, me quedo con dos ejemplos que sí me
satisficieron e incluso, en el caso de la primera, me hizo reír. Se trata de la
estimable Rinconete y Cortadillo y de La Española inglesa, en ambos casos
considero que Cervantes afila su pluma un poco más que en el resto y logra
ofrecer un retrato de la sociedad española desde un tono humorístico, en un
caso, y dramático en el otro. Con Rinconete
y Cortadillo queda patente como la sociedad subterránea dedicada al crimen
funcionaba en el siglo XVI y cómo era posible una organización casi de corte
mafioso en dicha época. La situación que se presenta, por la cotidianidad con
la que la presenta resulta humorística y hace de esta novela un
ejemplo de gracejo. Por otro lado, La
Española inglesa desarrolla, en un marco
dramático, cómo podrían ser las relaciones entre anglicanos y católicos en
aquel período marcado por el enfrentamiento entre las dos potencias.
En definitiva, una lectura recomendable
aunque tomando la precaución de saber qué se está leyendo.
Nacho Valdés
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