Por fin se confirma, los Rolling Stones actuarán este verano en Madrid. Yo no me lo pienso perder.
viernes, marzo 28, 2014
martes, marzo 25, 2014
Palabras Usadas
Para este martes un cruce antagónico. Un exbeatle en estado de gracia contra unos roqueros de L.A. superventas: Paul McCartney contra Guns and Roses (al loro con la pirada de pinza de Axl).
A disfrutar.
A disfrutar.
lunes, marzo 24, 2014
En el ángulo muerto Vol. 222
Soledad
Después de pagar al taxista entró en casa con sumo cuidado,
había perdido la noción del tiempo y no tenía claro si podía despertar a su
familia. Se sentía como un adolescente que llegaba tarde, tenía la impresión de
que en cualquier instante le sorprenderían cruzando el umbral y sería duramente
reprimido. No sucedió nada de eso, simplemente entró y se le hizo patente una
profunda sensación de soledad que hacía mucho tiempo que no caía sobre sus
hombros. No recordaba la última vez que le había pasado pero resultaba una
emoción reconocible; estaba aislado, no tenía dudas al respecto. El interior
estaba extrañamente fresco, rozó el radiador y comprobó que no estaba encendida
la calefacción. Le resultó extraño, no era habitual que Eva dejase esos
detalles al azar. Continuó entrando a hurtadillas y llegó hasta el salón, todo
estaba recogido y no había señales de vida en ningún rincón de su hogar. La
situación comenzaba a intranquilizarle. De camino a las habitaciones se cruzó
con su propio reflejo en el espejo del pasillo, estaba hecho una
catástrofe y casi deseaba que nadie le
viese en esa disposición. Aún así, estaba realmente intranquilo ante su hogar
vacío. Llegó al cuarto de Marcos y descubrió que su hijo no dormía en su cuna,
después fue a la habitación principal y halló su cama perfectamente recogida
con una sucinta nota sobre la almohada
que rezaba: - Estamos en casa de mi madre, no soporto ni un minuto más aquí
sola. Te llamo mañana.
El recado que le había dejado Eva terminó de hundirle, se
había quedado sin nada de lo que apreciaba por perseguir a un tipo contra el
que probablemente no reuniese pruebas suficientes. Palpó de nuevo su arma
reglamentaria, hacía mucho que no disparaba y realmente era lo único que le
pedía el cuerpo: destrozar a don Manuel y quitarse de encima ese problema que
ya comenzaba a pasarle una factura demasiado elevada. Desestimó la idea, era
demasiado arriesgado y no quería perder definitivamente a los suyos al ingresar
en prisión.
Se aseó, afeitó y se cambió la ropa destrozada. A pesar de
las ojeras violetas y el rostro demacrado, tenía bastante mejor aspecto. Debía
dar un giro definitivo a la situación si no quería acabar consumiéndose
definitivamente. Cogió dinero y pidió un taxi, en comisaría conseguiría algún
vehículo mientras le devolvían el suyo. Llegó a la central para quedarse a la
espera de que terminase el turno nocturno, pensó que sería una buena idea
practicar con el arma en la galería del sótano. Bajó y comprobó que su puntería
seguía intacta, hizo varias dianas imaginando que se trataba de don Manuel y
sus escoltas. Después dedicó un buen rato a limpiar su arma y se tomó un café,
pidió un cigarrillo a un compañero al que apenas conocía y se lo encendió en
las mismas oficinas sin preocuparse de las posibles consecuencias. Daba igual,
no había nadie para echárselo en cara. Los fluorescentes bajo los que se
encontraba provocaban un resplandor azulado que ofendía a sus ojos insomnes, de
buena gana hubiese apagado la luz y se hubiese echado sobre una mesa a
descansar.
Comenzó a deshacerse de trabajo atrasado y consiguió avanzar
en los asuntos pendientes a los que no había prestado atención. Si lograba
quitarse de encima informes y demás burocracias estaría libre de nuevo para
dedicarse a don Manuel. Justo en ese instante entró el agente Esteban por la
puerta. El detective le fulminó con la mirada mientras el otro se parapetaba
tras su ordenador y procuraba esquivar su inquisitiva atención.
–
Deberías
estar vigilando. – Le dijo Vázquez mientras le atemorizaba con una expresión de
odio.
-
No creo que sea buena idea, el asunto nos está
superando – respondió tímidamente el otro.
-
Estás fuera – indicó con tono contenido el
detective -, a partir de ahora te dedicarás a los asuntos que teníamos
pendientes. Ya hablaremos cuando termine este asunto.
Después se alejó con una sonrisa hasta su escritorio y
siguió con lo que estaba haciendo.
Nacho Valdés
viernes, marzo 21, 2014
Out the Air
Esta semana dejamos un recuerdo por Scott Asheton, miembro fundador de los Stooges y desaparecido recientemente.
Pasen un buen fin de semana.
Pasen un buen fin de semana.
miércoles, marzo 19, 2014
Delaletra
El siglo XVI
No es la primera vez que recomiendo la vuelta
a los clásicos para encontrar composiciones adecuadas o, expresándome de
otra manera, para ser certero en la elección de una buena obra que nos permita
disfrutar de la lectura. Esto era lo que pensaba cuando me embarqué en las Novelas ejemplares de Miguel de Cervantes y, por desgracia, no
puedo decir que todas me hayan satisfecho en igual medida.
La recopilación a la que me he enfrentado
incluía cuatro de estas producciones que, en mi opinión y sin restarle el
mérito por ser antecedente de las producciones prosaicas actuales, no están a la
altura que esperaba. Bien es cierto que el propio Cervantes advierte en el
prólogo del carácter lúdico y ligero de estas novelitas pero, por ser demasiado
previsibles y costumbristas, acaban, en algunos casos, por resultar ajenas a la
profundidad que deseaba.
Con todo, me quedo con dos ejemplos que sí me
satisficieron e incluso, en el caso de la primera, me hizo reír. Se trata de la
estimable Rinconete y Cortadillo y de La Española inglesa, en ambos casos
considero que Cervantes afila su pluma un poco más que en el resto y logra
ofrecer un retrato de la sociedad española desde un tono humorístico, en un
caso, y dramático en el otro. Con Rinconete
y Cortadillo queda patente como la sociedad subterránea dedicada al crimen
funcionaba en el siglo XVI y cómo era posible una organización casi de corte
mafioso en dicha época. La situación que se presenta, por la cotidianidad con
la que la presenta resulta humorística y hace de esta novela un
ejemplo de gracejo. Por otro lado, La
Española inglesa desarrolla, en un marco
dramático, cómo podrían ser las relaciones entre anglicanos y católicos en
aquel período marcado por el enfrentamiento entre las dos potencias.
En definitiva, una lectura recomendable
aunque tomando la precaución de saber qué se está leyendo.
Nacho Valdés
viernes, marzo 14, 2014
martes, marzo 11, 2014
Palabras Usadas
Para un martes sucio una de las influencias de los Guns and Roses, UK Subs y su Down on the farm. Disfruten de la jornada.
lunes, marzo 10, 2014
En el ángulo muerto Vol. 221
Horas de ausencia
Al ponerse de pie se dio cuenta de que se había quedado
helado, después de estar un tiempo indeterminado tirado en el suelo ya no
sentía la pierna; se le había quedado dormida. Se palpó la extremidad herida y
sintió un terrible dolor que llegaba hasta su cintura, se quejó con un lamento amortiguado
y se incorporó lentamente hasta volver a sentarse en la mesa frente al equipo.
Se puso los cascos y sintió una punzada en la cabeza, probablemente se había
golpeado al perder el conocimiento. Volvió a apreciar el reconfortante sonido
de la estática que llegaba hasta sus oídos, no había señales de vida y, después
de comprobar la hora, tomó conciencia de que difícilmente podría escuchar nada pues
había pasado demasiado tiempo sin sentido. Cayó en la cuenta de que el agente
Esteban no había ido a hacer su turno o, en caso de haber pasado, no había sido
capaz de despertarle.
Daba igual, estaba claro que finalmente solo podía confiar
en sí mismo, ya hablaría con el agente cuando tuviese oportunidad. Decidió
revisar la grabación del tiempo que había estado ausente, rebobinó la cinta y
conectó el aparato. Después de unos minutos encontró el punto en el que había
dejado la conversación de don Manuel con el tipo de promomarketing, siguió con su trabajo a ver si era capaz de
entresacar algo más de ese diálogo. Don Manuel parecía dispuesto a comenzar una
campaña populista de algún tipo y, aunque no dejaba entrever el verdadero
motivo de ese proyecto, todo parecía apuntar a algún lavado de imagen que debía
llevarle hasta la escena política. Aún así, no lo dejaba del todo claro.
Se quitó los cascos y se asomó al ventanuco del pequeño
estudio, en el exterior la noche profunda tocada por el frío invernal había
dejado la calle desierta. Le dolía profundamente la cabeza, como si tuviese un
alambre atravesándole las sienes y no le dejase pensar con claridad. Se
encendió un cigarrillo, le daba igual que le viesen desde el exterior, estaba
agobiado y en ese instante no tenía capacidad para seguir reflexionando en el
caso. Fumó con tranquilidad, tocando su pierna mientras exhalaba el humo,
recordó que don Manuel estaba un piso por debajo y que resultaría realmente
sencillo el acabar con él de un simple disparo. Era algo fácil, solo tenía que descender
los escalones, eliminar a la seguridad y nadie sabría nunca nada de lo que
había sucedido en esa buhardilla. Enlazó otro cigarrillo y continuó fantaseando
con esa posibilidad, estaba realmente frustrado ante la idea de que don Manuel
acabase por meterse en política y esquivando la ley. Aunque, si lo pensaba con detenimiento,
era lo que siempre sucedía con ese tipo de personajes que están siempre
bordeando la legalidad. Era evidente que tienen una tendencia a acabar sacando
partido del sistema, se aprovechan de cualquier fisura que encuentran y acaban
por hacerse un hueco a fuerza de presionar y forzar la situación. Apretó el
puño con fuerza, le produjo una rabia indescriptible todo lo que estaba
descubriendo y decidió que sería mejor dejar la investigación hasta el día
siguiente.
Dejó el equipo tal cual estaba y salió cojeando al pasillo,
fue arrastrando la extremidad hasta el montacargas y sin tomarse la molestia de
vigilar por si había algún escolta en el descansillo tomó la salida. Recordó
que no tenía coche y comenzó a vagar por la calle sin rumbo determinado, se
fijo en el reflejo que le ofrecía la ventanilla de uno de los vehículos
aparcados y cayó en la cuenta de que tenía una pinta miserable. El rostro
pálido y con ojeras violetas, despeinado
y el pantalón destrozado empapado de sangre; si se hubiese encontrado consigo
mismo hubiese cambiado de acera. Finalmente, tras un periplo por las vías desiertas
que no sabía a dónde le iba a conducir consiguió parar un taxi para que le
llevase a su casa. Le quedaba enfrentarse a Eva y, con un poco de suerte,
podría pasar un tiempo con Marcos cuando se despertase. Ese último pensamiento
le provocó la primera sonrisa que recordaba, había estado demasiado presionado
y había dejado de lado lo más importante que tenía en su vida. Se sintió
abochornado y decidido a dar un cambio a todo lo que le estaba envolviendo en
los últimos tiempos.
Nacho Valdés
viernes, marzo 07, 2014
miércoles, marzo 05, 2014
Delaletra
Radiografía de lo real
La situación que venimos viviendo desde hace ya
demasiado tiempo y que ha conducido a
que se separen más todavía los estratos sociales, es caldo de cultivo para la
creatividad y la reflexión pues, de manera irremediable, son los momentos más
crudos los que atizan el ingenio de manera más contundente.
Es lo que sucede con Antonio Muños Molina y Todo lo que era sólido, obra ensayística
que bucea en las problemáticas de la crisis desde el prisma personal que ofrece
este gran talento de las letras españolas. Para la confección del texto, Molina
pasó innumerables horas analizando la hemeroteca de El País y entresacando las conclusiones que ofrece en su trabajo.
Sin evadir su concepción del asunto, sin caer en
amiguismos y siendo crítico con todo aquello que supone ha sido señal
inequívoca de los tiempos que se avecinaban, este gigante literario es capaz de verbalizar con elegancia y profundidad todas aquellas
reflexiones que a todos se nos han pasado por la cabeza pero que no hemos
tenido la paciencia de analizar y ponderar.
Se trata, por tanto, de una obra reposada que va
creciendo con el lector y que nos va conduciendo, desde las vivencias del
escritor, a las vivencias genéricas en las que todos hemos estado inmersos y
que, sin embargo, habíamos pasado por alto. Se puede decir, después de la
lectura de Todo lo que era sólido,
que estamos donde nos meremos pues no habíamos caído en la cuenta de que todo
lo que nos rodeaba y que parecía estar firmemente cimentado no era más que un
sustrato de arena que se hundía bajo nuestros pies; solo hacía falta la llegada
de este temporal que, de un día para
otro, ha cambiado radicalmente nuestro paisaje.
Nacho Valdés
lunes, marzo 03, 2014
En el ángulo muerto Vol. 220
Dolorido
Le resultó extremadamente difícil convencer al agente
Esteban de que se encontraba bien, estuvieron discutiendo mediante susurros más
de diez minutos hasta que se rindió a la evidencia y dio por hecho que sería
incapaz de persuadir a su superior de que buscase asistencia médica. Antes de
irse no le pasó inadvertido al detective la mueca de confusión del agente,
estaba claro que se sentía un tanto desorientado por el tono que estaban
tomando los acontecimientos. Vázquez, sin inmutarse ante esa contingencia, le
cerró la puerta en las narices y se calzó los auriculares para comenzar la
escucha.
El sonido prácticamente inaudible de la estática le
reconfortó, era como volver a entrar en una habitación caldeada por una
chimenea. Se encontraba a gusto, libre de cualquier otra atadura que no fuese
la persecución del criminal que estaba a pocos metros de él. Recordó el
siniestro del coche, tendría que pasar unos cuantos días con el vehículo de
sustitución y ofrecer unas cuantas explicaciones pero no era un asunto que le
preocupase demasiado. Se sentía cercano al fin del periplo que estaba
acometiendo, sabía que en breve tendría noticias interesantes que probablemente
aportarían algo de luz a su caso.
Siguió a la escucha mientras repasaba las notas del agente
Esteban sobre la anterior vigilancia, no había nada a reseñable o que le
llamase la atención. El objetivo había utilizado los servicios habituales de
compañía y después había dormido hasta las ocho de la mañana, se había
acicalado, o por lo menos es lo que había deducido el agente a tenor del tiempo
que había pasado en el cuarto de baño y, en apariencia, en esos instantes parecía
estar preparado para alguna reunión o recepción. El detective se congratuló de
su sentido de la oportunidad, probablemente esa mañana sería clave y él se
encontraba presente para ser testigo de primera mano de los planes de don
Manuel; a esas alturas tenía claro que había hecho bien en adelantar su turno.
Esperó pacientemente mecido por la melodía sorda de los
cascos y, a media mañana, después de alguna conversación anodina entre los
integrantes de la seguridad, sonó el timbre del piso. Don Manuel parecía seguir
en la estancia principal, probablemente leyendo la prensa, pero pareció ponerse
nervioso cuando sonó la puerta. Dio unas órdenes precipitadas, echó a los
escoltas de la estancia y sonó un ruido de papeles revueltos que probablemente
eran los periódicos que acababa de leer. Alguien entró en la habitación, don
Manuel saludó con ciertas deferencias y ofreció asiento al recién llegado. Éste
comenzó sin ambages la conversación pues saltaba a la vista que era alguien
ocupado y con poco tiempo, le explicó que Promomarketing,
la empresa a la que representaba, estaba de acuerdo en el trabajo que le
había encargado pero que resultaba imprescindible firmar un contrato de
confidencialidad y una clausula que les mantuviese a salvo de cualquier
problemática legal que pudiese producirse. Don Manuel no pareció preocuparse
por el asunto, de hecho se jactó de la situación en la que se encontraba y
predijo que resultaba imposible que, al menos hasta ese momento, tuviesen
problemas en ese sentido. El otro le recordó que todo era muy inestable en los
tiempos que corrían y le recomendó tener cuidado pues nunca se podía llegar a
saber hasta dónde podían llegar los tentáculos de la administración judicial.
Don Manuel explotó en una carcajada y le invitó a tomar una bebida que el otro
rehusó, se excusó explicándole que sería mejor empezar con los negocios y dejar
las celebraciones para el final.
El detective Vázquez había escuchado todo con atención sin
necesidad de tomar apuntes, todo se había quedado grabado en su mente y
temblaba de la rabia que le despertaba la suficiencia del personaje que investigaba. No era capaz de explicarse
cómo era posible que hubiese individuos que paseasen de esa forma por el mundo,
con esa falta de respeto y sin tener ninguna consideración para con los demás.
Pensó que quizás lo mejor sería meterle una bala entre ceja y ceja y olvidarse
del asunto, acarició la culata de su arma y sintió una punzada en la pierna
herida. Miró al suelo y comprobó que se había formado un charco de sangre de un
tamaño considerable. Después todo se volvió negro y cayó al suelo desfallecido.
Nacho Valdés
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