Planeando
Esa noche Eva tardó bastante en irse a la cama, habían
pasado unos momentos agradables y quizás ahí se encontrase el motivo de su
retraso. Pensó que sería una de las pocas ocasiones en la que podría disfrutar
de su familia, tenía presente que las siguientes semanas estarían cuajadas de
un trabajo desbordante que no le permitiría ni un momento libre. Suspiró
profundamente, era conocedor de que esa situación iba a traerle problemas pero moralmente no podía
renunciar al trabajo en el que estaba zambulléndose. Si al menos tuviese la
ayuda del departamento, si pudiese dirigir una investigación normal, gozaría de
una oportunidad para crear unos turnos que le diesen un pequeño respiro. Tenía
la certidumbre de que el tema que había tocado era especialmente sensible y que
en ese punto se encontraba la explicación a la problemática; jamás, mientras
don Manuel fuese tan influyente, podría hacer una labor policial adecuada.
Un instante después
de que su mujer se quedase dormida en el sofá la despertó con una caricia, le
indicó que tenía que ir a la cama para descansar y ella con una sonrisa
aturdida obedeció lánguidamente. Vázquez pensó que no sabía lo que se le
avecinaba, le dio cierta lástima por no poder compartir con ella lo que sentía
pero sabía que era lo mejor, si trataban ese tema acabarían discutiendo como comenzaba
a ser costumbre. Dejó pasar un tiempo prudencial y a hurtadillas salió a su coche,
llevó al interior la bolsa de deportes y tiró los cacharros que había recogido
en el suelo. Comenzó a husmear en ese montón de basura y creyó tener un
conjunto adecuado para la vigilancia que se había propuesto, estaba claro que
no se trataba de la última tecnología pero si funcionaba resultaría suficiente.
Abrió la grabadora y cayó en la cuenta de que no tenía casete mas, por suerte, aún
guardaba una vieja colección de cintas que se había negado a tirar en la
mudanza y que podía servirle. La había guardado durante años como si fuese un
tesoro y, aunque no podía escucharlas pues no tenía equipo, las mantenía
acumuladas en una caja a la espera de no sabía qué. Probó el aparato, dijo unas
palabras y las pudo reproducir a continuación; se escuchó a sí mismo con
nitidez. Conectó el micro e hizo la misma comprobación para dejar patente que
también funcionaba adecuadamente, con una sonrisa tiró el cable hasta la
habitación donde descansaba Eva y lo conectó a la grabadora en la que también
había instalado unos cascos anacrónicos con aspecto de no haber funcionado
jamás. Prestó atención y comenzó a sentir la respiración de su mujer, los
micros que había conseguido, si bien de un tamaño desproporcionado, tenían una
sensibilidad más que notable. Y, por otro lado, aunque tenía el problema de los
casetes a lo que había que dar la vuelta cada hora y media de grabación, tenía
en su mano la posibilidad de escuchar las conversaciones que don Manuel pudiese
mantener en su refugio. Guardó todo cuidadosamente y se fue a descansar, al día
siguiente comenzaría el periodo más duro de su investigación.
A la mañana siguiente Eva estaba radiante, había dormido
plácidamente y el hecho de que el policía estuviese a su lado al despertar
resultó ser un excelente placebo para su relación. Además, cuando le anunció
que desayunarían juntos y que incluso podrían dar un pequeño paseo con Marcos
no se lo podía creer, le dio un abrazo y un beso en los labios que gozaba de la
espontaneidad que habían perdido tiempo atrás. De todas formas, bajo la fachada
afable y sonriente del detective, bullía el operativo que tendrían que
desplegar para lograr la detención del pez gordo al que perseguía. Confiaba en
que el agente Esteban hubiese hecho la vigilancia tal y como le había encargado
y, en cuanto se viesen un poco más tarde, podrían comenzar a programar las
siguientes jornadas con la novedad del refugio que había conseguido. Recordó
que tendría que pasar por el cajero antes de ir a su puesto, seguro que la
portera estaba esperándole para que le pagase lo que habían apalabrado e,
independientemente de lo caro que le estaba resultando, sabía que esa
avariciosa mujer resultaba una pieza clave de su plan maestro.
Nacho Valdés
1 comentario:
Oh!, el detective Vázquez, incansable, incombustible, in presionante... nos acompaña en el cambio de año...
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