Diseccionando occidente
No es que lo diga yo, es que es algo sabido por todos: si ha
habido una mente preclara en el pensamiento occidental esa es la de Friedrich
Nietzsche (en este caso para desenmascarar lo que esconde la cultura
occidental). En ese sentido, uno de los principales pilares de nuestra cultura
con el que el alemán intenta derribar el entramado intelectual europeo es el
relativo al cristianismo. Así, este asunto se va a convertir en una de sus
principales preocupaciones u obsesiones sobre el que volvería una y otra vez en
sus escritos.
Quizás el vistazo que dio más allá del atrezo que envuelve
nuestra sociedad fue lo que provocó que perdiese la salud mental pero el caso
es que, antes de dejar la conciencia y pasar los últimos años de su vida en un
estado prácticamente vegetativo, había dejado obras preparadas para su
publicación; en ese grupo es en el que se engloba El Anticristo: maldición al cristianismo.
En este trabajo aforístico, ágil, vivaz y plagado de
síntomas de extrema lucidez se disecciona la construcción cultural cristiana
como un elemento de dominio mediante el que los poderosos han podido perpetuar
su ascendencia sobre la mayoría gracias a la subversión de los valores que
Nietzsche consideraba originales. De esta manera, el culto a la muerte, al más
allá y el abandono de esta vida fundamentado en una moral del rebaño, del
perdón y de la redención vital, llevan a lo que el filósofo de Röcken
consideraba como el triunfo de la aniquilación vital que se eleva desde los
comienzos del pensamiento racional que se inicia en la Grecia clásica.
De esta manera, lejos de propugnar un ataque gratuito frente
a los valores imperantes, más allá de buscar la supremacía del más fuerte
mediante una ética (o más bien una ausencia de la misma) que solo defiende lo
terrenal, lo instintivo y lo natural; lo que pretende Nietzsche es la denuncia
de la mayor estafa de la historia de la humanidad que ha permitido la
elaboración de un sistema que ha pervivido durante milenios bajo distintos
pelajes provocando el mayor de los males: la renuncia a la vida. Así, El Anticristo: maldición al cristianismo
supone un grito desesperado contra la injusticia que pudo detectar Friedrich
Nietzsche antes de perder la cabeza.
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