Eclipse total
El vehículo atravesó una especie de pasillo que habían
realizado los vecinos, las calles estrechas y empedradas parecían encorsetadas
entre individuos de campo que miraban con detenimiento desde el otro lado de
las ventanillas. En el interior el candidato movía la pierna nervioso, el
consejero le miraba de soslayo.
-
Tranquilo, seguro que sale todo bien – le dijo
para tranquilizarle.
-
No me cabe la más mínima duda pero ya sabes que
antes de salir a la arena siempre me coge la ansiedad, es algo que no puedo
evitar.
-
Repasemos el plan.
-
De acuerdo, me vendrá bien.
-
Vamos directamente al lugar del incendio, ahí
nos bajamos e intentamos hacer unas declaraciones ante la prensa.
-
¿Y si no ha llegado todavía? ¿Qué hacemos? ¿Tendré
que quedarme con la gente de este pueblo?
-
No te preocupes, ya me he encargado de avisar de
nuestra comparecencia, además de los que vengan a cubrir el accidente seguro
que alguno va buscando carnaza en relación a lo tuyo.
-
¿Y qué hacemos si me preguntan sobre la chica?
-
Pasa del asunto, no hay nada confirmado y no es
más que un rumor.
-
Ya sabes que este tipo de rumores son los que
pueden acabar con una carrera política.
-
Lo sé mejor que nadie – el tipo joven pareció
quedarse abatido durante unos segundos.
-
No te preocupes, ésta es nuestra oportunidad. Tú
muéstrate indignado, como si te pareciese un escándalo que te hagan preguntas
personales en un momento de duelo como éste.
-
Está bien, intentaré controlar la situación.
-
No olvides atacar al gobierno autonómico y
presentar las posibles soluciones de las que habíamos hablado.
-
Ya, lo del abandono de la tercera edad y lo del
desvío de fondos que iban destinados al mantenimiento del plan de emergencia de
la residencia.
-
¿Y tendré que estar con los viejos supervivientes?
-
¿A qué viene esa pregunta?
-
Ya sabes que no soporto tener que dar besos a
las viejas, suelen tener las manos largas y la textura de su piel me resulta
demasiado desagradable.
-
Escúchame bien – el hombre mayor parecía perder
la paciencia por momentos -, tendrás que hacer lo que sea necesario para
relanzar tu carrera.
-
Entiendo – respondió el joven tímidamente.
-
Si te piden que hagas un estriptease sobre un
piano de cola pues vas y lo haces, si tienes que besar a una anciana y te toca
un poco el culo vas y te jodes. Es lo que tienes que superar hasta que pases
este bache.
-
De acuerdo, intentaré hacerlo lo mejor posible.
-
Hoy tienes que seguir la estrategia de un
predicador. Tienes que ser vehemente, hablar en un lenguaje llano y soliviantar
a la masa que seguro está esperando explicaciones después de las muertes que se
han producido.
-
En fin, me resulta un poco violento aprovecharme
de lo que ha pasado…
-
¿Ahora me vas a venir con escrúpulos? No parecía
que los tuvieses cuando te tiraste a la niñata que está destrozando tu porvenir
por los platós de televisión.
El otro bajó la cabeza ante la dura acusación que había
recibido, justo en ese instante el coche se detuve ante una turba que gritaba
indignada frente a un cordón policial que acordonaba la residencia de ancianos
que había ardido por los cuatro costados. El candidato respiró hondo, contó
mentalmente hasta tres y salió ante la multitud con la mejor de sus sonrisas.
El traje impecable, los dientes blancos resaltando sobre su piel bronceada y
sus zapatos lustrosos hicieron enmudecer durante un instante a los que se
habían congregado frente a la zona siniestrada.
Tras un par de pasos en dirección al gentío el candidato
supo que tenía por delante un día muy duro, se preguntó durante un instante si
merecía la pena pero continuó caminando sin dejar entrever las dudas que le
embargaban. En su mente pudo visualizar el brillante futuro que se le
presentaba, solo necesitaba hacer callar esa maldita conciencia que gritaba que
algo estaba mal robándole el sueño de las últimas semanas.
Nacho Valdés
2 comentarios:
y, tal como pensábamos, no eran albañiles, pintores ni brokers...
Callar su maldita conciencia...casi nada...
Yo llevo años viviendo así...
Veremos cómo sale de esta el candidato...
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