El vestido de novia pagado con dinero negro
-
Ya estamos llegando, no quedan más de diez
minutos. –Dijo el chofer mirando brevemente por el retrovisor.
En la parte trasera, los dos hombres trajeados seguían cada
uno con sus quehaceres y ni se dignaron a contestar. El joven aparentaba cierto
nerviosismo mientras que el otro seguía jugueteando con su dispositivo
electrónico en un intento de ocupar su tiempo en algo que pareciese productivo.
-
Siempre que llega el momento me pongo un poco alterado,
supongo que se tratará de la tensión previa a algo importante.
-
Esto es importante, no sé si habrán llegado los
medios pero tienes que ofrecer una imagen impecable.
-
Ya lo sé, me pongo en tela de juicio con esta
comparecencia.
-
Siempre se puede salir de todo, pero este es el
primer paso para conseguir entrar de nuevo en el juego.
-
Ya, los que crean que estoy acabado se llevarán
una sorpresa cuando comprueben que estoy de nuevo en circulación.
-
En fin, yo ya soy perro viejo y he visto muchas
veces este tipo de reapariciones. Es algo habitual, los de tu clase no soléis
daros por vencidos con facilidad.
-
¿A qué te refieres? –Interrogó el joven con
curiosidad.
-
A nada en particular, solo digo que la gente
ambiciosa siempre está a la búsqueda de los objetivos que se plantean y resulta
complicado apartarlos de esas metas.
-
Creo que es cosa de la educación de mi padre,
siempre me tuvo en un estado de alerta y competición para conseguir lo que
quería.
-
No lo sé, me da exactamente igual –dijo el otro
con brusquedad-. Lo importante es el ahora y para eso estoy aquí, tus problemas
familiares no son de mi incumbencia.
Durante unos segundos se prolongó un silencio incómodo que
el joven no acertaba a romper, no sabía cómo tomarse las valoraciones que
acababa de escuchar.
-
Lo que quiero decir –repuso el hombre de las
gafas de pasta con tono paciente-, es que debes estar concentrado en lo que se
nos avecina pues de este momento depende gran parte del futuro de la campaña
–el otro pareció respirar aliviado.
-
¿Algún consejo de última hora?
-
Ya sabes, sonríe
pero no demasiado pues estamos aquí para denunciar la tragedia y no
puedes mostrarte demasiado ligero.
-
¿Algo así? –El hombre joven ensayó durante un
instante con su rostro frente a un pequeño espejo que había sacado del bolsillo
interior de su americana.
-
Más o menos –repuso su compañero con aire
frustrado- intenta parecer indignado aunque con un toque dinámico y enérgico.
-
Ya entiendo, como si fuese el indicado para la
solución de este tipo de problemas.
-
Exactamente –estaba claro que el veterano no estaba
por la labor de seguir contemplando el bello rostro de su discípulo.
-
Qué nervios, ya se ve el pueblo allí a lo lejos.
-
Sí –respondió el otro sin levantar la vista.
-
Es más grande de lo que esperaba, yo pensaba que
era una zona rural apartada.
-
Ya te dije que esta plaza tiene cierta
importancia, en caso contrario no estaríamos aquí. ¿No te parece?
-
Tienes razón, debemos cubrir el expediente con
esta población.
El coche había bajado su ritmo, estaban cercanos a la
entrada del municipio y la gente con la que se cruzaban por la carretera se
giraba para ver el enorme vehículo de lunas tintadas y líneas elegantes; no era
habitual por la zona.
Nacho Valdés
3 comentarios:
¿vestido de novia pagado con dinero negro? ¿qué vestido de novia? ¿qué dinero?...
La inspiración viene de Quique González y su tema Tenía que decírtelo.
Escúchatelo y parte de tus dudas quedarán aclaradas.
Besos
Gansters sin dinero...todos hacen juego
Que interesante se estáponiendo esto...
Saludos
Publicar un comentario