jueves, noviembre 20, 2008

Confesiones del Comandante Stratocaster Vol. 7

Lejana California

Como era el mayor de los nietos, en aquellas inmensas comidas familiares con los abuelos tenía algunos privilegios y podía sentarme en la mesa de mayores. No era muy consciente de que fuera un privilegio, me parecía la cosa más natural del mundo no mezclarme con aquellos carajillos, pero ellos se encargaban de hacérmelo ver más tarde. En total éramos más de veinte primos de todas las edades desde mis 15 para abajo.

Quizás lo único que lamentaba es que eso también me alejaba un poco de mis primas que, después de todo, no eran tan carajillas y además al menos un par de ellas parecía que me ponían buena cara.

Ese día asistí a uno de esos misterios de las mujeres que luego nunca dejaron de aparecer por aquí y por allá y que, por supuesto, nunca podré llegar a comprender. Vinieron las dos juntas, precisamente esas dos, a decirme que si quería ir con ellas al salón de la tele, que iba a empezar un programa musical.

Del programa lo único que puedo decir es que era, como todos, en blanco y negro y de mis primas… que se llamaban María Isabel y María Fernanda.

En la tele, unos señores hacían como que cantaban mientras sonaba “Good Vibrations” de los Beach Boys y todos pensábamos que California debía estar realmente lejos.

3 comentarios:

Nacho dijo...

Esto debía ser puro exotismo en la España sesentera. Me ha gustado mucho la anécdota y la canción.

Besos.

Anónimo dijo...

Como siempre tus recuerdos en forma de historias me encantan.
Un beso.
Laura.

Anónimo dijo...

Siempre me ha gustado ese lado de las ramas familiares, los primos y mucho mejor... Las primas.
Salón, Beach Boys y primas que gran combinación.

Un abrazo.
GDB