lunes, septiembre 01, 2008

Colaboraciones 2008 (The Bootleg Series Vol. 35)


Desde el olvido

La vuelta a la rutina del nuevo curso laboral trae consigo la rémora televisiva que, año tras año, se engancha sin compasión a los televidentes. Pero antes de meterme con los temas televisivos que usualmente son tratados en esta sección, me gustaría abordar la cuestión desde el punto de vista contrario; es decir, me gustaría hablar de la ausencia de televisión que normalmente trae consigo el período estival.

¿Qué es esto de la ausencia de televisión? Pues muy sencillo, la falta de necesidad de ver los contenidos de la pequeña pantalla durante las vacaciones. ¿Y a qué se debe? Pues en mi caso, entre otras cosas, a la falta de aparato en el paradisíaco entorno en el que pasé los últimos días de mi asueto veraniego. Lejos de acongojarme por esta falta de supuesto entretenimiento, me lancé a la búsqueda de esos pequeños placeres que dejamos pasar de largo debido a las distracciones cotidianas.

La ausencia del entretenimiento cotidiano ha provocado que, de una forma involuntaria y superficial, me reencontrase conmigo mismo. He tenido tiempo de recapitular mentalmente y de hacer breves exámenes de conciencia que me han permitido hacer un pequeño balance de mi situación actual. No es que desease ponerme a prueba, tampoco se puede decir que hubiese cometido pecados sobre los que debiera meditar; pero sí se me antojaba necesario especular sobre mi situación presente y volver a marcarme objetivos para los próximos años. No es que haya llegado a grandes conclusiones, pero lo que sí aseguro es que he sido capaz de marcarme unas pequeñas metas que se me antojan como fundamentales. Una vez alcanzados estos objetivos, tengo la seguridad de que producirán enormes cambios en mi vida a medio plazo. Por lo tanto, no hay nada, desde mi punto de vista, como unas breves consideraciones para lograr reordenar el caos de nuestra mente. Recomiendo a todos, si la televisión y demás distracciones modernas se lo permiten, que se autoanalicen con el fin de conocerse un poco mejor. Yo al menos, gracias a esos intensos y efímeros pensamientos, he logrado desentrañar un poco el desbarajuste que habita en toda mente humana.

Otro placer que he recuperado gracias a la ausencia de la televisión, ha sido el de la lectura por placer. Siempre he leído una gran cantidad de obras literarias, pero hacía por lo menos tres o cuatro años que no leía por el mero hecho del placer que la literatura aporta. Por exigencias laborales tengo mucho que leer, lecturas que en la mayoría de los casos me encandilan y me apasionan, pero que con el tiempo no dejan de convertirse en una especie de obligación que me auto-impongo por el simple hecho de mejorar y progresar. Este verano, sin embargo, he dejado la filosofía prácticamente apartada (con la salvedad de Nietzsche y Kant) y me he dedicado a la lectura de ficción. En definitiva, me he dejado llevar por el goce y no por la utilidad. He de reconocer, aunque suene un poco eremita, que esta ha sido una de las mayores satisfacciones que me he regalado en este estío. He disfrutado enormemente con Las cartas a los años de la nostalgia de Kenzaburo Oé, o de Las intermitencias de la muerte y La caverna del incombustible Saramago. En definitiva, he vuelto a deleitarme con la lectura pausada de grandes obras literarias.

Otra de las sensaciones que hacía tiempo que no experimentaba, es la del paso del tiempo, la de rellenar las horas sin objetivos quedándome absorto en la contemplación de paisajes o de la gente que nos rodea. Esto, que también considero un placer, normalmente pasa desapercibido durante los meses laborables. No podemos fijarnos, debido al estrés del día a día, en esos pequeños detalles que enriquecen nuestra existencia con perecederas gotas de singularidad. El relajo del que he experimentado durante este último mes me ha permitido fijarme en esos elementos en los que usualmente no reparamos, componentes que se me antojan imprescindibles para el crecimiento personal.

Para terminar, me gustaría destacar, que lo que más me ha enriquecido durante estas escasas semanas de desahogo ha sido la amistad. Durante estos días he podido estar en contacto con familiares y amigos, disfrutando de una animada conversación frente a una cerveza. Espero que pase pronto este curso laboral y pueda emprender de nuevo un viaje introspectivo que me permita ahondar de nuevo en mi alma.


Nacho Valdés (Desde las galeras)

9 comentarios:

Sergio dijo...

Cierto. El período vacacional es la excusa perfecta para cultivar la mente sin horarios esclavos. Yo también he devorado clásicos como "La Espuma de los Días" y "El Arrancacorazones" de Boris Vian o "El extanjero" de Camus, los cuales tenía en mis lista de cosas pendientes. También ha habido buenos discos. Quiza si he echado de menos la compañía de mi fiel amigo. No deja de ser curioso esto de vernos todos los días en el curro y después en vacaciones na de na. Bueno, espero recuperemos pronto el tiempo perdido.

Nacho dijo...

Pues estoy de acuerdo con tu análisis, ya está bien de vernos únicamente en horario laboral. Yo también te he echado de menos este agosto en el que no ha habido manera de coincidir. En fin, en breve recuperaremos, como bien dices, el tiempo perdido.

Abrazos de un fiel amigo.

Anónimo dijo...

Este verano yo también he leído y he puesto en orden mis pensamientos y he intentado poner en orden mis prioridades y marcarme unos firmes objetivos laborales y sobre todo personales que espero conseguir. Es una pena que el verano termine, pero si siempre fuera verano no lo disfrutaríamos. Un beso. Laura.

Nacho dijo...

Buena reflexión, lo de "si siempre fuera verano no lo disfrutaríamos", pero a mi lo que me gusta es tener tiempo libre para disfrutar de mis cosas. Esto se puede hacer en verano o en invierno. Maldito trabajo...

raposu dijo...

Sí, es verdad, aunque el tópico dice que los propositos se suelen hacer en Año Nuevo, creo que es más bien ahora, durante las vacaciones y de cara a afrontar el nuevo curso. Además, suele funcionar y salen, porque son consecuencia de una reflexion, no de un mero "buen deseo".

Así, por ejemplo: NO me voy a poner a régimen, aunque he comprobado que estoy gordo (arrastré conmigo a un pinche que tenía que pararme en una tirolina "salto de tarzán"). Pero SI voy a hacer más ejercicio, porque aún es pronto para que me traten como a un viejo. Hoy mismo he empezado de nuevo al gimnasio.

NO me voy a enfadar en el trabajo, aunque me toquen los timbales. He descubierto (otra vez ?) que en realidad no hay nada personal. El trabajo es una putada, simplemente. Sólo negocios.
Ya ha finalizado el primer día y no me he enfadado ni un poco, a pesar de que ya alguien lo intentó. Si lo consigo una semana seguida, ya habrá merecido la pena.

Y así, sucesivamente...

Enhorabuena a todos los que tengan objetivos, grandes, pequeños o medianos. Eso es que estamos vivos.

Sr. Amarillo dijo...

Es cierto, aunque me cuesta decirlo, unas vacaciones eternas serían una gran pesadilla y mira que yo odio trabajar (que soy monitor de acampada de discapacitados severos y profundos en verano) y de estudiar.

Eso si, mi último mesecito no me lo quita nadie, que el 22 empiezo con la psicología.

P.D: Espero pasarme en breve por el cole y veros de nuevo.

Nacho dijo...

Ya sabes donde estamos, esperamos tu visita.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo contigo. Un poco de relax nunca bien mal y te recomiendo una "táctica especial" para relajarte. El empanamiento. Lo digo en serio, te empanas un rato y, cuando vuelves, estas como nuevo. Os lo aconsejo a todos.

G.D.B dijo...

Aunque todavia me quedan dos dias para volver a mis quehaceres confieso que he hecho reflexion y proposito de hacer como Raposu y no cabrearme tanto, como bien dices son negocios!! y despues al recreo..

un abrazo para todos!!