jueves, marzo 21, 2013
Werther vive en mi
Pasean al muerto por delante de sus ojos que están abiertos como ventanas al sol. Lo llevan hombres rudos y devotos sobre sus hombros tratando de honrar su presencia. Desde lejos el efecto que se consigue es muy distinto; parecen querer estirar la vida de algo que ya no florecerá. Ella, permanece intacta ante el espectáculo, con su gesto apologético y los brazos cruzados. Lleva puesto un vestido rojo al que el viento parece querer invitar a bailar. No sé si es ella la que apoya en la pared o si por el contrario es la pared la que se apoya en ella buscando su cálida naturaleza. Alguien se acerca y le dice que el rojo no es un color apropiado para los días de luto. Ella sonríe y contesta que los días de luto están plagados de idiotas más muertos que el propio difunto y que jamás verán la diferencia entre un color y una perspectiva de vida. Espero que se pudra en el infierno le grita el paseante indignado. Ella asiente y añade que así lo espera ella también pues será el único modo de preguntarle al cadáver si le gusta el vestido o no. La procesión se aleja con su caminar patizambo y las campanas anuncian tres días de larga pena. Se suspenden los actos culturales, se cierran los bares, está prohibido leer y hacer música.
No importa mi balcón seguirá dando de lleno contra su vestido rojo y sus pies descalzos. Y con eso bastará para pasar el invierno.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
En el "puto" infierno se viste de rojo...
Preñado o no... un relato genial
Abrazos
Siempre hay inconformistas.
Muy buena entrega, enhorabuena.
Abrazos.
Qué optimista, pero qué bonito.
Publicar un comentario