lunes, julio 16, 2012
En el ángulo muerto Vol. 155
Éxito
El terremoto creado por la señorita Vázquez todavía tuvo unas réplicas cuyas ondas habían dejado el ambiente cargado de testosterona e inquina femenina, cuando recuperó su sitio volvió a ponerse su rebeca y al rato todos volvieron a la normalidad. Rodríguez, por su parte, también ocupaba su puesto como si nada hubiese sucedido. Tecleaba, en apariencia absorto en su trabajo sin levantar la vista de su pantalla, nadie diría que se había infiltrado entre las líneas enemigas y había cumplido heroicamente con la misión encomendada. Reinaba la paz, aunque cuajada de las típicas miradas de superioridad que normalmente nos dedicaban desde producción, se sabían principales y las entregas que tenían para la jornada parecían dotarles de un halo de invencibilidad y poderío que les elevaba sobre el resto de la empresa. Sin embargo, ese día en el que la lluvia ya arreciaba contra el edificio, paladeaba el éxito que probablemente conseguiríamos.
Llegaba la segunda parte de la operación, cada uno de los participantes era como un engranaje autónomo que no sabía nada de lo que sucedía a su alrededor. Era la única manera de mantener el secretismo necesario para alcanzar el buen fin que nos habíamos propuesto y, debido a que yo había sido autodesignado como líder del operativo, todo el peso y conocimiento de los siguientes movimientos recaía sobre mí. En el momento estaba tan metido en la operación que hasta los nervios que me habían atenazado hasta esa mañana habían desaparecido, no tenía en mente más que los siguientes golpes que ya estaban en marcha. Y, como había repasado decenas de veces con cada uno de los protagonistas lo que se debía hacer, todo parecía estar saliendo a pedir de boca.
Más o menos a los veinte minutos de que la señorita Vázquez se sentase, el señor Menéndez fue hasta la minúscula sala de reprografía. Su obligación era la de ocupar ese espacio de manera inmisericorde y no permitir que nadie entrase en la misma, dada su complexión física no resultaría complicado. Se trataba de un punto estratégico fundamental puesto que las tres fotocopiadoras también estaban dotadas de fax y producción necesitaría ponerse en contacto con el exterior de alguna manera para hacer sus entregas. Menéndez copó los aparatos y comenzó a realizar copias de los voluminosos manuales de postventas que todos debíamos conocer en el departamento comercial, en cuanto subió la temperatura en el pequeño espacio que ocupaba, su cuerpo grasiento y enorme arrancó a sudar como si estuviese en un baño turco. Su camisa blanca se pegó a su espalda, trasparentando sus enormes pelos y su olor corporal inundó la estancia. Era una suerte contar con él, entre su tamaño y su aspecto desagradable tendría ocupados a los de producción pues, tenía la seguridad de que en breve se darían cuenta de que la red no volvería. Por su parte, Antonio, uno de los jóvenes recién graduados, se encargaría de las secretarías de planta. Su función era sencilla pues solía hacerlo varias veces por semana, se llevaría a las dos jovencitas que estaban en una especie de recepción a tomar un café. Puesto que se trataba de un tipo apuesto, soltero y joven no tuvo ningún problema para llevarse a las muchachas lejos de la influencia de producción que podría utilizar sus ordenadores para contactar con nuestros superiores. Tenía la certeza de que si aguantábamos el tiempo suficiente se vendrían abajo y no sabrían cómo reaccionar.
Atento a todo lo que sucedía, me di cuenta de que Garrido estaba intranquilo. Se había unido a Carmen, una de las componentes del núcleo duro y al señor Garcia que también llevaba largos años en esa circunscripción. Su conversación y movimientos daban la impresión de ser nerviosos, yo observaba por encima de la pantalla sin que reparasen en mí y denotaban cierta preocupación. El asunto parecía estar en marcha, quedaba poco tiempo para el enfrentamiento por los recursos básicos. Por el momento, y tal y como me lo había imaginado, se contentaron con ponerse en contacto con el departamento de sistemas para tratar de solucionar el problema que tenían. Seguro que no reparaban en el cable arrancado de su emplazamiento.
Nacho Valdés
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2 comentarios:
La tensión aumenta...¿correrá la sangre?
Como se nota que son vacaciones esto se ha vuelto muy aburrido
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