miércoles, junio 27, 2012

Delaletra



El grito

Archipiélago gulag es una de las denuncias más preclaras de las que se han realizado contra el régimen de represión y terror que arrasó el espíritu de la Rusia comunista. Su autor, Aleksandr Solzhenitsyn, sufrió en sus propias carnes la dureza aplicada por Stalin que configuró una nación paranoica fundamentada en la delación y la venganza.
Con prosa firme aunque sin ambages, Solzhenitsyn da cuentas de lo que acertó a denominar archipiélago por la segregación que los represaliados sufrían y por la extensión carcelaria que se creó para este fin. Con firmeza y franqueza hace memoria de aquellos testimonios que le permiten hilvanar un relato que no por crudo está exento de ironía. Pues, si un valor, además de la denuncia, tiene este texto es el de utilizar el sarcasmo y la sátira para ofrecer una radiografía de una de las más brutales represalias perpetradas contra un pueblo. Si bien Solzhenitsyn abona con su lenguaje este estilo, la propia absurdidad de las situaciones reales que se produjeron durante lo que el autor vino a denominar riadas es más que suficiente para despertar en el lector una sonrisa de incredulidad mientras un escalofrío recorre su cuerpo.
Se trata, sin género de dudas, de una de las obras fundamentales del siglo XX.

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