lunes, junio 20, 2011

En el ángulo muerto Vol. 107




Oscuridades

El portón metálico de la celda se cerró estrepitosamente dejando a la pálida joven de mirada verdosa encerrada, en cuanto el agente Vázquez echó el cierre se despojó de la manta térmica que la cubría y se mostró insinuante al guardia civil que prefirió esquivar esos ojos que se clavaban en los suyos. Estaba claro que el asunto no terminaba de encajar pero, qué podía hacer él estando bajo la dirección de su compañero. Por el momento le pareció lo más sensato el mantener a la desconocida bajo custodia, no podía imaginar por dónde saldría la situación. Antes de dejar el calabozo echó un vistazo a la mujer perfecta que dejaba atrás, ésta mostró su sexo incitante e hizo una mueca que a él se le antojo lasciva; tras esa visión el rubor le subió inmediatamente a la cara, pudo notar el calor que desprendía su piel.
El cabo estaba en la mesa de su despacho preparando unas rayas de cocaína, cuando su subalterno entró en la pequeña habitación que servía para todo tipo de usos le ofreció con un gesto una de las líneas blancas que recorrían en tablero. Éste mostró su negativa y Julián se deshizo fugazmente de las dosis que había preparado. Después, con pose barriobajera, se sacudió la nariz y aspiró profundamente en un par de ocasiones. Un par de piedrecitas blancas cayeron sobre la mesa, las recogió con la punta del índice y se las metió en la boca.
- ¿Qué es lo que te pasa? ¿Cómo que no quieres? – Preguntó con aire distraído.
- Pues no sabemos qué va a pasar con lo de esta tía, igual lo mejor es que esperemos a ver qué pasa y ya nos pegaremos la fiesta en otra ocasión.
- A ver si te he entendido bien… quieres que pasemos la Nochebuena solos en esta esquina del puto mundo rellenando informes porque una puta rumana no sabe hablar castellano. ¿Es eso lo que quieres decir? –Se quedó con cara de no entender nada de lo que estaba sucediendo.
- Para empezar no sabemos si es rumana o ha sufrido algún golpe o algo por el estilo. Igual viene alguien a preguntar por ella y no creo que sea lo mejor que estemos puestos si se da esa situación.
- ¿Qué alguien va a venir a preguntar por una puta que aparece desnuda en la carretera? – Hizo una pausa mostrando con una mueca su desprecio ante el análisis del agente. – No me toques los cojones, a esta tía como no la venga a buscar su chulo se queda aquí para siempre.
- ¿Y no te parece un poco raro que aparezca desnuda en mitad de la noche con un frío de mil demonios? – El joven agente había levantado un poco el tono.
- Escúchame bien. No se te ocurra volver a hablarme así, a ver si se te ha olvidado quién es el que manda aquí. Y, en segundo lugar, mejor me lo pones. No ves que en Rumania hace un frío de pelotas… estará acostumbrada.
- A mí no me cuadra.
- Tú piensa que no es nadie, que no está identificada – mientras hablaba estaba preparando otra raya de cocaína y había sacado una pequeña petaca a la que dio un profundo trago -, que podemos hacer lo que nos dé la gana con ella.
- ¿A qué te refieres?
- Pues parece mentira… a qué me voy a referir, a que no es una persona, es una desconocida… no es ni tan siquiera un número, no está identificada. No existe. – Volvió a arremeter con su nariz contra las líneas blancas que había dispuesto.
- Mira, yo no quiero participar de nada de este asunto. ¿No te enteras que nos pueden largar por algo así? – El agente Vázquez esperaba una respuesta mientras el cabo terminaba con el contenido de la petaca y buscaba en el cajón algo más de alcohol.
- A mí me da exactamente igual lo que hagas – el superior miraba despectivamente a su interlocutor mientras acariciaba la culata de su arma, al agente Vázquez la pose le estaba resultando tremendamente intimidante -, pero por mi parte yo lo tengo claro. – El agente se sentó en su silla en un intento de bajar la tensión que estaba fraguándose.
- En fin, tú estás al mando. Yo estaré en mi puesto esperando órdenes.
- Veo que lo has entendido. Esta noche no se va a rellenar ni un puto informe, haremos lo que nos dé la gana.

El cabo se tambaleó bajo el tintineo de los fluorescentes, ninguno de los dos hombres sabía bien qué hacer tras el enfrentamiento que se había producido y Julián también se sentó para acabar con las reservas de droga que había llevado para esa noche. El agente le observaba mientras el otro esnifaba y no era capaz de quitarse de la cabeza a la muchacha desnuda que esperaba en la celda, se sentía como un cobarde que no impedía la situación que intuía iba a producirse.

Nacho Valdés

6 comentarios:

cristina dijo...

Nacho ya puedes resolver la situación para que ese menda no toque a la chavala, que asco de tío! esperaré que me sorprendas el lunes que viene, a ver que se te ocurre porque la situación pinta mal.

Por cierto felicidades, más vale tarde que nunca, no te leí el viernes.

Abrazos culés.

Nacho dijo...

Muchas gracias... a ver qué pasa el lunes que viene.

Abrazos.

Sergio dijo...

Poli bueno y poli malo. Así vamos a actuar Nacho y yo el jueves el miércoles en el festival de fin de curso. Solo pasarán los que sobornen...

Las pelirrojas siempre se van antes de tiempoi. Esa chica debe escapar y dejar cadáveres a sus espaldas...

raposu dijo...

Sí, estoy de acuerdo con Sergio, Nacho está dejando caer al poli en una deriva de degradación... porque va a sufrir una catarsis que te cagas...

Y el otro, el bueno, tendrá una epifanía, que nos llevará a otro punto de la fantasia..

Muy interesante.

laura dijo...

Me caen bastante mal los dos, en fin vermos que pasa!

Muchacho_Electrico dijo...

yo me quedo con el poli malo, va mas en la linea del muchacho