Entra levemente en casa un rastro de humo por debajo de la puerta y se enreda primeramente en los libros y los discos de las estanterías para después finalmente hacerlo conmigo como un suave hormigueo que decanta la balanza de la vida estable hacia su lado opuesto.
Así esta él, tratando de saber qué camino es el correcto o qué sueños ya no deben ser cumplidos. Y ella va y viene en su cabeza dando vueltas desordenando sus cosas y haciendo volar por los aires lo que, a día de hoy, no había vuelto a cambiar desde que lo hizo por última vez.
Y el humo hay veces que llega a los huesos
y se queda atado a ellos
y no permite avanzar ni retroceder.
Y ayer se sentó de rodillas frente a la puerta para ver como el humo seguía entrando en casa. No solo eso. En algún momento una extraña fuerza interna le invitó a descreer de lo que la cabeza le aconsejaba y asumió que la puerta debía permanecer abierta, y que fuera el viento el que decidiera la dirección en la que debía avanzar el humo.
Y ella siempre llega a los huesos
y se queda atada a ellos
y no permite retroceder, solo mirar hacia delante.
6 comentarios:
¿Es esto algún loco ejercicio literario? ¿Se trata de una genialidad o es que has olvidado adjuntar el texto?
A mi no me ha dado problemas. ¿Sigues sin verlo?
Al final he tenido que leer esta entrega de Retratos desde un ordenador distinto al mío pues desde mi portátil no hay manera.
Por otro lado, recuerda los efectos perniciosos del humo. Todo en exceso puede suponer un problema aunque quién sabe que puede deparar lo impredecible del viento.
Abrazos.
yo tampoco lo veo.
oooohhhh¡¡¡¡
El problema es el navegador.Firefox lo muestra, el Explorer no.
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