miércoles, enero 14, 2009

Confesiones del Comandante Stratocaster Vol. 12

Discoteca con nombre de reloj

Cuando ella salía a bailar, algunos aguantábamos la respiración, mientras un extraño sabor agridulce subía por la garganta y nos dejaba la boca seca. Puede que a uno se le quede cara de gilipollas, pero no es cierto que se babee. Precisamente es todo lo contrario, hay que ir a pedir un cuba-libre lo antes posible para quitar esa extraña sensación.

Desde la barra, la vista de la pista de baile aún mejoraba y se podían hacer comentarios apropiados al muy cabrón de la panda que se la estaba intentando trabajar.

-Si es que sois unos enfermos –decía con la media sonrisa que le dejaba el vaso.

Lo que no estaba dispuesto era a salir con ella a la pista, todo el mundo sabía que lo de bailar suelto eran mariconadas, así que sus tácticas eran más una variante de pez linterna de las profundidades.

Con el tiempo… aquello dio para otras canciones.

8 comentarios:

Nacho dijo...

Aunque el tema me gusta, siempre me ha resultado un pelín.
Bonitos y peligrosos recuerdos, enhorabuena por la sección.

Besos.

Sergio dijo...

Bailando al borde del abismo. Sin duda, esa chica valía la pena.
Gran historia.

Saludos.

Nacho dijo...

Quería decir que me resultaba un pelín hortera, no sé que ha pasado con el final de la frase.

Bueno, ya lo he dicho.

Besos.

raposu dijo...

Of course, ser un poco hortera era imprescindible en los '70. Esta musica era la "de discoteca" donde había que hacer un poco de Tony Manero.

Anónimo dijo...

A mi stambién siempre me ha resultado un pelín, je,je.
Un beso.
Laura.

raposu dijo...

Si, hay que reconocer que esta pieza es francamente.

Sergio dijo...

Yo también pienso que sinceramente.

Nacho dijo...

Creo que sois un poco.