Brevísimo repaso histórico
Mucho ha llovido desde que a finales del siglo XIX se comenzó a desarrollar un sistema que permitía ver fotografías e imágenes a distancias, el invento en cuestión recibió el nombre de telefotografía. Se trataba de un sistema mecánico que mediante electricidad conseguía trasladar de un lugar a otro escenas sin movimiento. Ya en aquellos tempranos tiempos algún listillo presagió el poco futuro que tenía el aparato, obviamente este pobre hombre no sabía de lo que hablaba.
Hubo que esperar hasta 1937 para que se produjesen las primeras emisiones en Francia y en el Reino Unido por medio de ondas de radiofrecuencia. Esto produjo un rápido auge de la actividad televisiva, a pesar de que los primeros aparatos eran pequeños y caros. Mientras, en España, estábamos enfrascados en las luchas fratricidas que nos sumieron en un mal sueño que se reprodujo más allá de los tres años que duro la contienda. Fueron necesarias un par de décadas para que el feliz invento traspasase nuestras fronteras.
Fue en el año 1956 cuando las ondas de radio españolas comenzaron a surcar los cielos patrios. En un principio se trataba de algo anecdótico, la gente seguía anclada cerca de los transistores de radio; pero qué demonios, aquí también teníamos ganas de ser modernos y de subirnos al carro de la tecnología. La primera retransmisión se basó en unos bailes regionales que han vuelto a poner (como si de algo mítico se tratase) en infinidad de ocasiones. Más allá de la curiosidad, este invento no tenía especial relevancia frente a un medio como la radio que estaba más que consolidado con sus radionovelas y programas de música.
Fue en 1962, cuando Manuel Fraga Iribarne se convirtió en responsable del ente televisivo y consiguió darle un vuelco a la falta de expansión que esta iniciativa en nuestro país. Como si de un primitivo José Luis Moreno se tratase, y basando la programación en pilares fundamentales como la familia, el entretenimiento, los musicales y las series televisivas estadounidenses (parece que nada ha cambiado desde que el visionario Fraga tomase las riendas), logró, por fin, popularizar el invento.
Llegó por fin la época dorada de la Televisión pública española. Sin competencia posible, ya que no existía más que una cadena, la caja tonta por fin triunfó entre los españoles reticentes. Eran los sesenta, lo más duro ya había pasado y por fin el país se abría a extranjeros y demás extravagantes visitantes ávidos de playa, sol y un lugar barato en el que fundir su dinero (esto también parece que continua igual). En 1964 se fundan los estudios de Prado del Rey, que todavía albergan la sede central de Televisión Española, estos están junto a Torrespaña que se construyó con posterioridad y que se conocen por el Pirulí.
En 1966 aparece La dos, o como se conocía en ese momento: la UHF (ya que utilizaba esta banda de radiofrecuencias). Desde un principio ésta se dedicó a contenidos minoritarios. Mientras que la primera satisfacía las demandas de la exigente audiencia; la cultura, la música, el deporte y demás elementos que permiten nuestro desarrollo intelectual, quedaban relegados a un segundo plano (parece que en esto tampoco hemos cambiado nada).
Después de las mágicas décadas en las que Televisión Española ejercía su feliz monopolio llegaron las vacas flacas. Fue a finales de los ochenta y a principios de los noventa cuando comenzó a fraguarse el desastre, durante estos años se fundaron la mayoría de cadenas privadas que todavía hoy en día emiten en nuestra país. La más madrugadora fue Antena 3, que en enero de 1990 ya estaba emitiendo; le seguiría el fresco soplo italiano que representaba Telecinco; por último, llegaría Canal plus, primera televisión de pago en nuestro país.
El caso es que cada una con sus particularidades, partiendo de los presupuestos más ínfimos y de una calidad paupérrima, consiguieron aguarle la fiesta a la Televisión pública. El nuevo concepto de televisión incluía el pan y el circo que el populacho demandaba desde hacía tiempo; que si las Mamma Chicho, que si la máquina de la verdad, que si la peli porno de los viernes en el plus y demás novedades a las que no estábamos acostumbrados. Como es obvio, después de unos dubitativos intentos, las cadenas privadas se hicieron con el pastel.
Por último, ya en pleno siglo XXI, ha llegado hasta nuestra aldea global (ya no se puede hablar únicamente de España) la televisión vía satélite que ha multiplicado la oferta televisiva hasta límites insospechados. Ahora tenemos todo tipo de canales que antes ni siquiera podíamos llegar a imaginar que existiesen: canal de cocina, canal de caza, canal de toros, canal de corazón, canales de música… Y así, hasta el infinito.
La situación ha desembocado en una mala gestión de la televisión pública que ha provocado el despido de una buena parte de la plantilla, el recorte de presupuesto y la desaparición de una gran cantidad canales. Ya veremos en qué termina esta situación que no augura nada bueno para la vetusta Televisión del Estado.
Mucho ha llovido desde que a finales del siglo XIX se comenzó a desarrollar un sistema que permitía ver fotografías e imágenes a distancias, el invento en cuestión recibió el nombre de telefotografía. Se trataba de un sistema mecánico que mediante electricidad conseguía trasladar de un lugar a otro escenas sin movimiento. Ya en aquellos tempranos tiempos algún listillo presagió el poco futuro que tenía el aparato, obviamente este pobre hombre no sabía de lo que hablaba.
Hubo que esperar hasta 1937 para que se produjesen las primeras emisiones en Francia y en el Reino Unido por medio de ondas de radiofrecuencia. Esto produjo un rápido auge de la actividad televisiva, a pesar de que los primeros aparatos eran pequeños y caros. Mientras, en España, estábamos enfrascados en las luchas fratricidas que nos sumieron en un mal sueño que se reprodujo más allá de los tres años que duro la contienda. Fueron necesarias un par de décadas para que el feliz invento traspasase nuestras fronteras.
Fue en el año 1956 cuando las ondas de radio españolas comenzaron a surcar los cielos patrios. En un principio se trataba de algo anecdótico, la gente seguía anclada cerca de los transistores de radio; pero qué demonios, aquí también teníamos ganas de ser modernos y de subirnos al carro de la tecnología. La primera retransmisión se basó en unos bailes regionales que han vuelto a poner (como si de algo mítico se tratase) en infinidad de ocasiones. Más allá de la curiosidad, este invento no tenía especial relevancia frente a un medio como la radio que estaba más que consolidado con sus radionovelas y programas de música.
Fue en 1962, cuando Manuel Fraga Iribarne se convirtió en responsable del ente televisivo y consiguió darle un vuelco a la falta de expansión que esta iniciativa en nuestro país. Como si de un primitivo José Luis Moreno se tratase, y basando la programación en pilares fundamentales como la familia, el entretenimiento, los musicales y las series televisivas estadounidenses (parece que nada ha cambiado desde que el visionario Fraga tomase las riendas), logró, por fin, popularizar el invento.
Llegó por fin la época dorada de la Televisión pública española. Sin competencia posible, ya que no existía más que una cadena, la caja tonta por fin triunfó entre los españoles reticentes. Eran los sesenta, lo más duro ya había pasado y por fin el país se abría a extranjeros y demás extravagantes visitantes ávidos de playa, sol y un lugar barato en el que fundir su dinero (esto también parece que continua igual). En 1964 se fundan los estudios de Prado del Rey, que todavía albergan la sede central de Televisión Española, estos están junto a Torrespaña que se construyó con posterioridad y que se conocen por el Pirulí.
En 1966 aparece La dos, o como se conocía en ese momento: la UHF (ya que utilizaba esta banda de radiofrecuencias). Desde un principio ésta se dedicó a contenidos minoritarios. Mientras que la primera satisfacía las demandas de la exigente audiencia; la cultura, la música, el deporte y demás elementos que permiten nuestro desarrollo intelectual, quedaban relegados a un segundo plano (parece que en esto tampoco hemos cambiado nada).
Después de las mágicas décadas en las que Televisión Española ejercía su feliz monopolio llegaron las vacas flacas. Fue a finales de los ochenta y a principios de los noventa cuando comenzó a fraguarse el desastre, durante estos años se fundaron la mayoría de cadenas privadas que todavía hoy en día emiten en nuestra país. La más madrugadora fue Antena 3, que en enero de 1990 ya estaba emitiendo; le seguiría el fresco soplo italiano que representaba Telecinco; por último, llegaría Canal plus, primera televisión de pago en nuestro país.
El caso es que cada una con sus particularidades, partiendo de los presupuestos más ínfimos y de una calidad paupérrima, consiguieron aguarle la fiesta a la Televisión pública. El nuevo concepto de televisión incluía el pan y el circo que el populacho demandaba desde hacía tiempo; que si las Mamma Chicho, que si la máquina de la verdad, que si la peli porno de los viernes en el plus y demás novedades a las que no estábamos acostumbrados. Como es obvio, después de unos dubitativos intentos, las cadenas privadas se hicieron con el pastel.
Por último, ya en pleno siglo XXI, ha llegado hasta nuestra aldea global (ya no se puede hablar únicamente de España) la televisión vía satélite que ha multiplicado la oferta televisiva hasta límites insospechados. Ahora tenemos todo tipo de canales que antes ni siquiera podíamos llegar a imaginar que existiesen: canal de cocina, canal de caza, canal de toros, canal de corazón, canales de música… Y así, hasta el infinito.
La situación ha desembocado en una mala gestión de la televisión pública que ha provocado el despido de una buena parte de la plantilla, el recorte de presupuesto y la desaparición de una gran cantidad canales. Ya veremos en qué termina esta situación que no augura nada bueno para la vetusta Televisión del Estado.
Nacho Valdés (on time)
6 comentarios:
Da un poco de cosa leer un crónica histórica en la que uno ha visto en primera persona una parte sustancial (excepto la telefotografia, creo que todo lo demás). Me recuerda la peli "Pequeño Gran Hombre", no sé por qué (¿ o sí se por qué ?).
Uno de los usos de la tele que hoy resulta dificil de entender es que también servía para meterle un poco de mano a la vecina. La cosa empezaba así: "...¿quieres venir a mi casa a ver la tele?...". Otro dia os lo cuento.
Gracias por estar ahí todos los lunes. Algunos especialmente estresantes, como el de hoy, se agradece tu pequeño trozo de evasión.
Besos.
De nada, así soy yo de majo que no me importa estar al píe del cañón con estos articulillos. También hay que darle las gracias a Sergio que es el que me ha cedido un espacio en su blog.
Espero deseoso que nos cuentes esas historias motivadas por la televisión.
Besos
“Un incendio ilumina mi habitación
con una suave ondulación,
oh querida.
En la pantalla está subiendo la emoción,
perfecta coordinación,
ohohohoh!.
Tal vez debiéramos permanecer
algo más fríos
frente a la televisión;
porque temo que del otro lado
nos pueden ver.
El programa de hoy
es para gente como tú y como yo.
No deben saber quien soy,
alguien filmó mis sueños en la televisión.
El programa de hoy
es para gente como tú y como yo.
No deben saber quien soy,
alguien filmó mis sueños en la televisión.
Y ahora quiero más información,
sin comentarios,
sobre la especie de magnetismo especial
que tiene un cuerpo
que yo no puedo tocar;
o la tormenta al caer
en un océano de rostros;
sobre el clima del espacio sideral,
o un temblor en la Torre de Babel,
o el zumbido del insecto de oro
que sale de noche…
El programa de hoy
es para gente como tú y como yo.
No deben saber quien soy,
alguien filmó mis sueños en la televisión”.
Santiaguito Auserón para la Bola de Cristal
Un buen repaso de la vida catódica. La primera globalización fue televisiva. Yo siempre que me siento delante de ella (de la t.v), pasa por mi cabeza la voz de Tom Waits gritando "Kill Your Television".
Sin embargo, nunca he sido capaz de ponerme en faena.
Saludos veraniegos. El fin está cerca.
Yo recuerdo cuando aparecieron los nuevos canales y los dibujos de telecinco: Campeones, Juana y Sergio...de hecho los que no tenían todavía esos canales no podían participar en las conversaciones del patio del cole!!!!!!!Un beso cariño tu artículo me ha gustado mucho.Laura.
Juana y Sergio, son ahora dos enamorados... Dios como me atormentó esa canción en mis años juveniles.
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