A través de la puerta de fuego se accede a la sala de las siete ventanas. En ellas un ser, de rostro transfigurado, va trazando con sus dedos palabras inconexas. Todo huele a pasado.
A lo lejos puedes distinguir que el suelo está parcialmente derruido y deja entrever algo parecido a una antigua vía de tren subterráneo. Es entonces cuando tropiezas con el Gran Espejo que sirve de compañía a las siete ventanas y emborrona tu figura.
Por fin encuentras a alguien cercano a lo que recuerdas que definía a un ser humano. Parece un niño de unos trce años, de color. Al instante alarga su mano y te entrega un papel plastificado. En él hay una serie repetida de números. Aunque sobre todas esas cifras sobresalen seis.. 0-2-1-0-7-8. Después de eso te clava sus insanos ojos y con una extraña voz ralentizada te dice:
Dentro de 32 horas habrás muerto. No esperes algún tipo de milagro. Nadie vendrá a recoger tu cuerpo ni a llorar tu pérdida. Esta es la antesala del olvido. Cuando cruces esa puerta todo comenzará. Te sentarás en el sillón que está en el centro de cuarto y esperarás la llegada del Doctor. Él se encargará de ti a partir de ese momento.
Reza todo lo que sepas porque Dios se queda en la puerta.
Por cierto, este es tu número de identificación. A partir de ahora se te conocerá como el paciente 021078.
Suerte.
2 comentarios:
Estoy ansioso por ver como continua...
Me gusta el tono que está tomando el relato, a ver si sueltas otro episodio en breve.
Desde el Xiringo se espera con ansia la continuación de éste relato que, sobretodo en la secuencia de números, me recuerda a Perdidos. Esperemos consiga atraer nuestra atención tanto como para rivalizar con esa genial serie.
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