miércoles, marzo 12, 2008

Nueva York sin Queso ( El Camino Entero)

¿Por qué vuelvo siempre al principio? ¿Cuál es la razón por la que revisito los mismos errores una y otra vez? ¿ Como puedo explicar que aunque el amor cambie de rostro o de ciudad o de vida sigue padeciendo las mismas enfermedades? ¿Acaso estoy condenado a no encontrar jamás mi cable a tierra?
Por muchos enemigos que haya derrotado, por muchas victorias que atesore, nunca he podido mantener firme al amor. El poco tiempo que convivimos juntos aprendió a esquivar mis caricias y mis besos. Busco el lugar más frío de casa y se instaló alli.
Desde esa retorcida posición fue enviándome obstáculos con el fin de evitar mi felicidad. Jamás vacié una sola lágrima sobre el Ring pero palie la sequía de muchas ciudades fuera de él.
El amor o la falta de él me convirtió en un peso muerto, en una balsa cruzando el estrecho condenada a naufragar. Es por eso que hoy renuncio a ti y a todo lo que nos queda juntos. Dejo atrás tus caras largas y tus palabras podridas. Nunca jamás volveré a nombrarte. He limpiado mi alma.
Empiezo de nuevo el camino andado.

¿Cuál es la próxima estación?

6 comentarios:

vicente abril dijo...

¿No te va todo demasiado bien para tener tantas palabras poéticas de dolor guardadas y con ganas de usar?
¿Qué tal los gatitos? ¿Y las canciones?
Un abrazo desde lejos.

Sergio dijo...

Bueno, digamos que entre el dolor y la nada elegí el dolor.
Los gatitos guapos,sanos y cada vez más cerca de convertirse en personajes de dibujos animados. Las canciones se han convertido ya en un lujoso repertorio que de momento permanece silenciado.
Habrá tiempo para todo.
Saludos

Nacho dijo...

Me alegra volver a encontrarme con este viejo perdedor. ¿Para cuándo el próximo combate? Estoy enganchado a las andanzas de este boxeador acabado, necesito sabes más.

Nacho dijo...

Me alegra volver a encontrarme con este viejo perdedor. ¿Para cuándo el próximo combate? Estoy enganchado a las andanzas de este boxeador acabado, necesito sabes más.

Anónimo dijo...

Sí sí, el este pobre pugil lleva ya unos cuantos ganchos tras de sí, pero ahí está, como debe ser.

Anónimo dijo...

Hombre vicente por fin te has hecho el ánimo de escribir, saludos mentor.
Guillermo Cañigral