El hombre frente al monstruo
Moby Dick; obra monumental, leviatánica y paso recomendable para todo
lector maduro, establece un escalón más de la pendiente narrativa moderna. Más
allá de la narración sobre las desavenencias entre Ahab y la colosal ballena ésta
es, para mi gusto, una obra antropológica en la que se vuelve a poner a prueba
el mito de Prometeo y en la que el ser humano sale malparado del pulso que
establece contra la naturaleza.
Se trata, por tanto, de una
historia que desde todas las vertientes que acomete; la narrativa, la biológica
y la supersticiosa, ofrece una lección de humildad en relación a las
posibilidades del hombre con respecto al mundo salvaje en el que está inserto. Moby Dick es el relato de un fracaso, de la incapacidad
humana para sustraerse de su verdadera naturaleza que le hace ser presa
indefensa de la magnitud natural de la que se ve rodeado.
La novela ofrece varias lecciones aunque, la
principal, siguiendo mi criterio, es la de la estructura inabarcable y
perfectamente organizada que Herman Melville nos ha legado. Resulta,
independientemente de gustos y corrientes, una de las luminarias literarias de
la narrativa contemporánea y, por lo tanto, de un trabajo recomendable para
todos los que disfrutan de la buena prosa.
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