lunes, febrero 18, 2013

En el ángulo muerto Vol. 180



En proceso


Sobre la mesa del despacho se desplegaban  fotos y documentos que, en apariencia, demostraban que su marido continuaba con vida. Era algo increíble, algo que no había podido llegar a entender cuando el ex-inspector de policía, el señor Durán, se lo hizo patente con todos los legajos que había acumulado. Maribel se mantenía incrédula, no entraba en su esquema de creencias que pudiese haber sido víctima de una traición tan rastrera como la que parecía haber sufrido. Que ella supiese, Enrique no era así pero, por lo visto, se trataba de una persona mucho más complicada de lo que pensaba.
-          Mire estas fotos, son recientes. Las tomamos la semana pasada en Singapur –el hombre hizo una pausa para que la mujer se recompusiese después de la revelación-, como puede comprobar se le ve perfectamente.

Maribel no daba crédito, alguien muy parecido a Enrique parecía caminar despreocupado por una abarrotada calle poblada de gente oriental. Por añadidura, de su brazo colgaba una jovencita que no aparentaba tener más de veinte años y que mostraba una actitud risueña y sugerente. Las fotografías podían pasarse a cierta velocidad y daban sensación de movimiento ofreciendo una idea de la complicidad que existía entre las dos personas. Sin embargo algo fallaba, no llegaba a creerse que eso fuese posible, que algo así le estuviese pasando.

-          No es posible, este no es mi marido. Enrique está muerto –la mujer ahogo un sollozo-, no puede ser verdad.
El señor Durán le dedicó una mirada compasiva, ya eran muchos años en el oficio y no eran pocas las ocasiones en las que había sido testigo de situaciones como la que estaba notificando.
-          Lo mejor es que se tome unos días para procesar todo lo que está sucediendo y después venga a verme.
-          Pero, es que no puedo creérmelo –Maribel, haciendo gala de un acusado pundonor ya se había repuesto-, cómo es posible que nos haya dejado abandonados fingiendo su propia muerte. Es algo increíble que  deje a su familia y sus dos hijos abandonados a su suerte.
-          Bueno, por lo que me ha contado usted figura como heredera universal y tiene acceso a la gestión de las empresas que dejó en activo.
-          Estamos en bancarrota… lo más probable es que si esto sigue así acabemos en la calle.
-          Seguro que pueden salir adelante –el investigador se expresó sin convicción, dejándose llevar por los convencionalismos que solían utilizarse en ese tipo de situaciones-, algo habrá que pueda hacer para remontar esta mala racha.
-          Lo único que puedo hacer es fingir mi propia muerte y esquivar a los acreedores –repuso sin atisbo de ironía-. De todas formas, este asunto no me cuadra. La persona que han fotografiado tiene un aire a Enrique pero algo en esa persona es diferente… no sé, algo no me cuadra.
-          Probablemente su marido se haya operado –el señor Durán no pretendía herir la sensibilidad de su cliente pero, desde su punto de vista, el cambio crucial se encontraba en la liberación que su presa consideraba haber alcanzado-, suele ser algo cotidiano en este tipo de casos. Cuando alguien quiere desaparecer suele cambiar de aspecto, de hábitos… en fin, incluso de país como ha podido usted comprobar.
-          Necesito que me explique todo, necesito comprender qué es lo que ha sucedido para que me vea metida en algo como esto.
-          No se preocupe, tenemos tiempo de discutir sobre este asunto. ¿Quiere usted un café?
-          No, gracias –respondió Maribel-. Preferiría no ponerme más nerviosa.
-          Como desee –repuso el otro.

El ex-policía se levantó con parsimonia y se acercó hasta la máquina de café, esos movimientos medidos y cautelosos indicaban que estaba pensando cómo poner en claro el caso que le había tocado investigar.

Nacho Valdés

3 comentarios:

Sergio dijo...

Maribel, Maribel...no te amrgues la vida y asienta tu culazo en mis rodillas...

Eso dice Jaime Urrutia y si lo dice Jaime es verdad....

A ver qué sucio trato hay detrás de esas fotos...

raposu dijo...

Un principio que anima a seguir leyendo...

Muchacho_Electrico dijo...

Interesante comienzo, espero que el marido no acabe sacando un disco como el Dioni.