La entrada de este viernes, a pesar de estar protagonizada por el enorme James Brown, supone una excusa para hablar de nuevo de los Rolling Stones y de su primera visita a los Estados Unidos. Los por aquel entonces desconocidos y pipiolos ingleses se dieron de bruces con el gigántesco Mr. Dynamite y, después de pasar por el programa de un ebrio Dean Martin que los despellejó en directo, recalaron en el mítico TAMI Show.
La cuestión es que debían cerrar el espectáculo esa noche y, como no podía ser de otra manera, James Brown no aceptó de buena gana ser telonero de esos muchachos desconocidos que llegaban desde la lejana Inglaterra. El tío se entregó y ofreció una actuación volcánica (Manrique dixit)que dejó el listón tan alto que Mick Jagger sufrió varios mareos antes de salir al escenario y aprendió una valiosa lección: cómo moverse ante el público.
viernes, marzo 30, 2012
jueves, marzo 29, 2012
Comunicado Eléctrico
Que tras 1 año de disquería eléctrica el Muchacho cierra sus puertas para abrir una nuevas. A partir de la semana que viene y en su horario habitual tendrá lugar el nacimiento de una nueva sección "Entrevistas Eléctricas" que espero guste tanto o mas que la sección que hoy termina.
Para terminar y porque sería injusto despedirme sin una entrega de la disquería (fuera de plazo por motivos estrictamente profesionales) os dejo con dos de los grandes del rock patrio y que tuvieron la genial idea de juntarse durante un tiempo para realizarla gira "Dos son multitud"
Abrazos eléctricos
Para terminar y porque sería injusto despedirme sin una entrega de la disquería (fuera de plazo por motivos estrictamente profesionales) os dejo con dos de los grandes del rock patrio y que tuvieron la genial idea de juntarse durante un tiempo para realizarla gira "Dos son multitud"
Abrazos eléctricos
Vida de Suso (Cap. 3) Todo regresa a mi
Hace cosa de un mes me encontré, mientras caminaba sin rumbo
por el centro comercial, a un viejo amigo al que debía hacer unos seis años que
no veía. Estudiamos juntos durante casi 15 años y además compartíamos
vacaciones en verano con lo que podríamos decir que, de alguna manera, crecimos
juntos. El último curso del colegio nos
empezamos a separar sin nosotros saberlo. Comenzaron a interesarnos cosas y
personas distintas pero aun así seguíamos teniendo ese vínculo creado durante
todos esos años de pandilleros.
Como decía, nos encontramos en el centro comercial al que
ambos habíamos llegado buscando ocupar el tiempo viendo discos, libros, chicas
o cualquier cosa de interés. El caso es
que nos alegró mucho el reencuentro y decidimos tomar una cerveza en una de las
terrazas de playa. Hasta allí nos fuimos en su coche y durante el trayecto me
puso al tanto de su vida entre bromas y recuerdos; se había casado y
posteriormente divorciado en un tiempo record; su padre había movido los hilos
para conseguirle un empleo seguro y bien remunerado en la empresa de un
conocido y allí llevaba casi 6 años rellenando papeles sin mucho más que hacer
que ver el tiempo pasar. Soy feliz con mis cosas y con mi vida: hago lo que
quiero y, habitualmente, cuando quiero. Cuando me siento frustrado le pido a mi
padre alguna de sus armas y me escapo al bosque a disparar a latas y árboles y
demás cosas. ¿Qué demás cosas? Pregunté. Ya sabes piedras, algunas ramas y de
vez en cuando algún animal.
Nos quedamos por un instante mirándonos como esperando una
reacción de las dos partes y en seguida Jorge añade que era broma que jamás
podría hacer daño a alguien que no pueda defenderse y mucho menos matarle. Durante
el resto del trayecto se creo un molesto silencio.
Por fin llegamos a la playa. Una vez en la terraza empiezo a
sentirme incomodo y a darme cuenta de que ambos hemos cambiado de manera
extraordinaria pero que la llama que ardía en el Jorge que yo conocía es ahora
un incendio a punto de arrasar todo el bosque. Sin embargo, no puedo culparle.
Me invento una cita para forzar la despedida y me dice de
vernos otro día pues va estar una semana en la ciudad. Yo le digo que sí, que
nos llamaremos aunque sé que no lo haré. Antes de irme me pregunta subrepticiamente
si todavía me meto algo o si la edad me ha hecho más precavido. Conservo
viejos vicios le digo y algunos nuevos pero en general creo seguir siendo el
mismo de hace algunos años.
Sí, yo más o menos igual me dice.
Sí, yo más o menos igual me dice.
¿No tienes tiempo para dar un paseo por la playa? Me pregunta
y en ese instante algo hace crac en mi cabeza y recuerdo que una tarde del último verano en Cambrils estando
juntos en la playa vimos como un anciano se metía en el agua y que al poco tiempo,
desde muy adentro empezaba a agitar los brazos sobre su cabeza como pidiendo
ayuda. Yo me levanté y me acerqué a la orilla para poder mejor lo que pasaba. Estaba
claro que el viejo tenía problemas. Miré a ambos lados pero no ví a nadie de la
Cruz Roja así que le dije a Jorge que teníamos que entrar a por él. Pero Jorge
me agarró del brazo y dijo que esperase que seguro que podía salir solo con un tono de voz extraño para un niño.
Me quedé quieto sin saber reaccionar y de pronto el cuerpo
del anciano desapareció en el agua. Miré a Jorge y estaba pálido. Los dos nos
quedamos anclados a la arena sin realizar un solo movimiento. Tras unos minutos
apareció alguien de salvamento y se zambulló con rapidez en el agua. Al parecer
alguien había avisado desde las casas pegadas a la playa.
El socorrista llegó hasta la zona donde el abuelo había desaparecido y tras unos minutos de tensa calma reapareció sobre el agua con el anciano sobre sus
hombros. Llegaron a la orilla y nos dijo que avisáramos a la ambulancia pero nosotros
solo podíamos mirar el cuerpo del viejo morado y abatido sobre la arena. Al final
consiguieron salvarle pero quedaron secuelas pues era un hombre mayor. Jorge y
yo nos fuimos a casa sin ni siquiera despedirnos. A partir de ese día algo fue
distinto entre nosotros. No volvimos a hablar del tema nunca más. De hecho, no
lo habría recordado de no ser por nuestro casual encuentro.
Al poco de aquello su padre fue destinado a una base en
Francia y toda la familia se mudó con él.
Una vez en casa me llega un mensaje al móvil, es Jorge y me
dice que lo ha pasado bien ,que se alegra de haberse encontrado conmigo y que
ya nos veremos pronto. Aparto la vista del móvil por un momento pero luego
vuelvo a mirar la pequeña pantalla táctil y presiono el botón de borrar mensaje.
Todos hemos cambiado solo hace falta que alguien nos mire
desde fuera para confirmarlo.
miércoles, marzo 28, 2012
Delaletra
Vidas al límite
Hay vidas que merecen la pena ser contadas y si se hace como Keith Richards, muchísimo mejor. En Life, relata sus avatares, venturas y desventuras mientras de manera sorprendente conseguía rebasar los sesenta años con una salud envidiable para el ritmo que había llevado en la carretera, relaciones personales y sentimentales.
Life es una referencia que, en mi opinión, todo aquel que ame la música debería leer pues, tras la facha dura y aguerrida de Richards, se esconde un tipo sensible, culto y, sobre todo, con una vastísima cultura musical que permite entender los motivos del éxito que los Rolling Stones han alcanzado. Tanto para profanos como para entendidos, sin caer en erudiciones pues su estilo es llano y sincero, explica los resortes de su música y los afluentes de su creatividad. Y, por si esto no fuese suficiente, cuenta cómo ponerse un pico, manejar un cuchillo o sobrevivir a las giras desmadradas que se marcaban en los setenta. Todo esto mientras se convertía en padre y comenzaba su gresca con Mick Jagger.
En definitiva, un libro que permite bucear el fenómeno Rolling y en la figura de un guitarrista muy personal que, siguiendo fiel a su manera de ser, ha conseguido conquistar el mundo.
Nacho Valdés
martes, marzo 27, 2012
A day in the life
!!!!!Sorpresón¡¡¡¡¡ Bob Dylan al Fib. El bardo de Minessota será cabeza de cartel en el próximo festival de Benicasim.
lunes, marzo 26, 2012
En el ángulo muerto Vol. 140
Sospechas fundadas
El muy cabrón me había obligado de nuevo a quedarme por la tarde, parecía tener una especie de fijación y cada vez que me realizaba un encargo lo pedía en el momento más inoportuno y sin tiempo para su ejecución. Normalmente se trataba de tareas tediosas muy alejadas del trabajo creativo que me gustaba, así que acabé por confirmar que el tipo debía tener algo contra mí pues con el resto de compañeros no parecía tener tal persistencia. El caso es que por enésima vez estaba solo en mi puesto mientras el personal de limpieza revoloteaba a mi alrededor, cosa que me parecía especialmente molesta pero que era inevitable pues era el único momento en el que podían realizar sus tareas.
El nuevo jefe de sección había recalado en la empresa no hacía demasiado y, como por arte de magia, había puesto todo nuestro precario equilibrio, conseguido después de años de esfuerzo, patas arriba. Había sido como la entrada de un metrosexual en una convención de ángeles del infierno; un desastre garantizado. El caso es que el tío, que tenía bastante manga ancha con las compañeras bien parecidas, parecía atesorar cierta androfobia de la que yo era un destinatario cotidiano. Por supuesto no podía hacer nada, solo tragar y desear que el tío explotase algún día pues parecía tener las horas contadas. Era enorme y descuidado, como una especie de oso que hubiese estado comiendo y llega tarde a una cita despeinado y con el pelaje lleno de restos de la merienda. Estaba gordo pues lo que tenía no podía llamarse obesidad, que me parece un término más fino, estaba hinchado como un animal salvaje sobre todo en la zona de la cintura que se abombaba como un balón gigante o algo a punto de reventar. Estaba calvo y su coronilla siempre brillaba por la gran cantidad de grasa que se acumulaba en su cuero cabelludo aunque también podía deberse a las luces fluorescentes que provocaban esa inquietante iluminación artificial que reina en todas las oficinas que conozco. De todas maneras, su alopecia no era total y su nuca, sienes y patillas estaban pobladas por un pelaje blanco y denso que se acercaba más al de una rata albina que al de un humano y que se unía a una frondosa barba blanca que en ocasiones llevaba recortada pero que, la mayoría de días llevaba descuidada. De hecho, resultaba increíble la velocidad con la que le crecía pues una mañana aparecía prácticamente lampiño y, al acabar la jornada, ya asomaba una densa sombra áspera y grisácea.
Por otro lado, parecía ser una especie de adicto al trabajo aunque de una manera muy particular. Era indudable que era el primero en entrar y el último en salir pero, la mayor parte del tiempo, deambulaba sin rumbo determinado y sin aparentar ningún plan o estrategia laboral. Iba a su despacho, aparecía en la sala de reprografía, se le veía en el comedor y después se le podía encontrar hablando con alguna de las jóvenes becarias que, en vista de las tendencias del tipo vestían cada día más descocadas. A este hombre se le veía a la legua que perdía la cabeza con las mujeres y, por qué no decirlo, con el alcohol. Se puede afirmar que era lo único que sabía con certeza de él, el resto era una incógnita. Que bebía todo el mundo lo sabía pues iba dejando unos trazos de aroma alcohólico allí por donde pasaba y, que le gustaban las mujeres, también era una evidencia pues perdía la cabeza en cuanto aparecía alguna con cierto atractivo. Por desgracia para mí, mi ausencia de pecho y curvas femeninas me hacía estar constantemente en la picota y dispuesto a ser diana de sus altibajos emocionales. Se me ocurrió más de una vez aplastar su nariz roja y dilata por el abuso de güisqui pero, para qué, no me llevaría nada más que a perder mi trabajo, mi crédito personal y apalear a un puto viejo decadente de forma que acabaría sintiéndome culpable. O, incluso, cabía la posibilidad de que me sacudiese él a mí y acabase completamente humillado.
Así que ahí estaba, sentado a mi mesa y aporreando el teclado mientras redactaba un informe rutinario y estúpido que probablemente saldría de la impresora para llegar a la basura. Una pérdida de tiempo. Sin embargo, esa noche sucedió algo que me dejó meditabundo. Oí un carcajeo y fui testigo de cómo el sátrapa entraba en su despacho con un par de señoritas que creo eran becarias de las que le gustaban; jóvenes y dispuestas a todo. Puesto que iban bastante pasados no repararon en mí, me quedé paralizado mientras pasaban por delante y entornaban la puerta cuando entraron. Decidí acercarme para intentar comprobar qué sucedía.
Nacho Valdés
viernes, marzo 23, 2012
Out the air
Antes de que Beck se conviertiera en un ser extraño que hace música únicamente para el mismo se dedicaba a componer superhits como este Sexx Laws. No solo eso, también tenía un sentido del humor ácido y fresco que trasladaba a sus melodías y videoclips.
Esta es una buena muestra de ambas cosas: temazo + pedazo vídeo.
Muevan las caderas...
Esta es una buena muestra de ambas cosas: temazo + pedazo vídeo.
Muevan las caderas...
Vida de Suso (Cap. 2) Elia y el hambre
Cuando el sol se pone en mi habitación siempre pienso en un ejército que avanza silencioso hacia la victoria. La última chica que estuvo aquí para contemplar este baile solar se llama Elia.
Elia trabaja doce horas diarias en un bar de carretera que está en algún punto entre Tarragona y Valencia y siempre que puede escapa con el viento de Levante para buscar el sol. Pero como decía, en mi habitación, es el sol el que la busca a ella. Primero ilumina sus pies descalzos y muestra los pliegues ligeros de piel morena. Va ascendiendo y recorre sus piernas como un coche robado circulando por la autopista. Su cuerpo se contrae y expande cuando recibe energía y se enreda en las sábanas calientes que hace un momento eran cuerpos fríos. Cuando el sol la cubre por completo puedo ver destellos rojos que escapan de su pelo negro y pensar en una noche de marzo en El Calafate.
Después de estar con Elia siempre tengo un apetito voraz. La invito a desayunar con la condición de que siga vestida con esa sábana mientras bajamos las escaleras. Se acomoda en el sillón de piel como una gatita de alfombra soleada y lame su piel mientras gime. Le preparo un buen desayuno y le propongo pasar la mañana en la playa. Me encanta rebozarme en la arena y después meterme en el agua dice con su voz de otro planeta mientras pone sus ojos en blanco o mira quién sabe qué, ante lo que yo solo puedo sonreír e imaginar una playa desierta con el molde de su cuerpo sobre la arena virgen. Pasamos la mañana en la Malvarrosa y después nos vamos a comer de nuevo pues como decía Elia produce hambre. Volvemos al piso para librar una última batalla sobre la cama. Me dice que tiene que irse y que si la puedo llevar al aeropuerto y a mí me viene a la cabeza la canción de Vasallo que habla de lo triste que es comer en un aeropuerto. Así que armo todo el valor que creo tener y le pido una noche más. Entonces ella clava sus enormes y profundos ojos verdes sobre mí y yo siento que estoy enfrente de un batallón de fusilamiento a punto de disparar. Cierro los ojos y espero las balas pero lo que obtengo es otra mañana con el sol volviendo a conquistar su cuerpo y con sus raíces cada vez más cerca del agua de mi jardín.
Mañana volveré a despertar hambriento...
Mañana volveré a despertar hambriento...
jueves, marzo 22, 2012
LA DISQUERÍA ELÉCTRICA (52)
Rubén Pozo, ese artista incomprendido, publica su primer disco en solitario tras la separación "momentánea" de Pereza. El disco en cuestión sigue siendo una prolongación de esas letras casi infantiles que ya firmaba en Pereza, que unido a una voz y un cante bastante mediocre hace que su vida musical fuera del amparo de Leiva tenga los días contados.
El motivo por el cual me he decidido a incluirlo en la sección semanal es el video que ha grabado como presentación de su primer single "Pegatina" y que, sinceramente, me ha hecho mucha gracia.
Saludos eléctricos.
martes, marzo 20, 2012
Palabras Usadas
Este martes lluvioso y gris es un momento adecuado para buscar un clásico que nos ofrezca, en virtud de su eficacia, un poquito de calor musical. Hoy presento Tulsa Time de Don Williams pero que a mí me llegó por Eric Clapton, para mi gusto es un temazo se mire por dónde se mire.
Juzguen ustedes.
Juzguen ustedes.
En el ángulo muerto Vol. 139
Juicio a la historia
El ser humano es eminentemente histórico, se desarrolla a través del devenir temporal y va configurándose a través del paso de los años por medio del testimonio de la historiografía. Esta disciplina, que intenta alcanzar estatus de objetividad, desde una explicación reduccionista, no es más que la voz de aquellos que se impusieron o que vivieron los acontecimientos desde la lejanía de un presente posterior. Es decir, el relato histórico va creciendo en virtud de aquellos que tienen la posibilidad de hablar puesto que, como todo el mundo sabe, los muertos no hablan. Así, a sabiendas de que el desarrollo cultural humano se fundamenta principalmente en la violencia y los movimientos convulsos, solo quedarán para dar fe de lo que ha sucedido aquellos que han sobrevivido o que son afines al movimiento social que se hubiese impuesto al anterior; sea, por supuesto, del signo que sea.
De esta manera, queda patente que la historia se edifica sobre el silencio de los que no tienen la posibilidad de hablar o que les han robado la voz. Es una evidencia el que la subjetividad tiñe toda narración independientemente de los aires positivistas con los que se quiera velar; la historia, como no podía ser de otra manera, resulta también afectada por este fenómeno y resulta palpable que es un artículo realizado por los vencedores. Walter Benjamin ya dio cuenta de este fenómeno y en sus Tesis sobre la historia ya trató esta problemática que intentó paliar con su negativa a huir de la Alemania nacionalsocialista, lo que quería era una testimonio fehaciente que diese cuenta de la barbaría que muy poéticamente calificó de medianoche en la historia. Por supuesto, la ascendencia judía de Benjamin le obligó a salir del país y se vio forzado a suicidarse cuando cruzaba los Pirineos al ser denunciado cuando intentaba entrar en España. Aún con todo, dejó un testimonio único del fenómeno totalitarista que estaba fraguándose en Europa. La suerte que tuvo, en relación a su trabajo, es que los nazis no consiguieron vencer y fueron derrotados dejando paso a voces discordantes que habían sido silenciadas hasta ese momento. Si no se hubiese desencadenado este final tengo la certeza de que Walter Benjamin hubiese quedado sumido en el olvido y su recuerdo no pasaría de la de un cuerpo más en una fosa sin identificar en una pequeña zona rural de alta montaña. Por lo tanto, queda claro, por lo menos desde mi punto de vista, que la historia no es más que la creación partidista que realizan aquellos que manejan los resortes del poder. Por lo menos en un primer momento pues, con posterioridad, los estudios historiográficos pueden realizar sus sesudos estudios apoyados por el legado de lo que dejaron los antiguos protagonistas del proceso histórico.
Para el estudio histórico se utilizan, como acabo de comentar, los vestigios de aquellos que estuvieron antes en el mundo. Es decir, la producción material y textual realizada por el ser humano. Lo mismo se puede utilizar un edificio monumental que una carta manuscrita, que una cuchara de madera que haya sido usada para servirse el alimento. Todos los objetos acaban empapados de la presencia de aquel que los creó, empuñó o utilizó y sirven para que las generaciones posteriores se hagan una idea de cómo era la vida antes de que ellos viniesen al mundo. Además, esto nos permite crear una visión crítica sobre los tiempos pretéritos que hace que consigamos una mejora del presente pues la vuelta sobre lo anterior es lo que nos permite la reconducción de los acontecimientos contemporáneos. O, por lo menos, es lo que debiera esperarse de un estudio que nos mostrase los elementos negativos y positivos que hemos superado.
Hablando del testimonio de los objetos y producciones humanas, que sirven en gran medida para la creación de la historia sobre la que crecer socialmente, considero que nada más elocuente que el testimonio directo de los propios sujetos protagonistas. Esto, por supuesto, resulta extremadamente complicado cuando han pasado decenas de años y no quedan prácticamente supervivientes que hayan sido testigos directos de la situación que se intenta estudiar. Sin embargo, creo que en algunos casos el sonido sordo que nos devuelve la imagen de cuerpos amontonados, atados, con un tiro en la cabeza y enterrados en una fosa común en el arcén de la carretera es la mejor evidencia de aquello que no debe repetirse.
El pasado no debe enterrarse, debe volver a la vida para restituir la humillación de los vencidos. Es necesario el trabajo sobre la memoria histórica para evitar nuestra inhabilitación presente.
Nacho Valdés
jueves, marzo 15, 2012
Vida de Suso (Cap. 1)
Ayer, mientras conducía adormilado por las carreteras circulares que limitan la ciudad, me adelantaron por la izquierda tres cisnes de color ceniza, hechos de cartón piedra, que iban camino del fuego de los próximos días. Fueron emergiendo por la ventana del coche como una gran ola oscura que logra cubrir el sol. Esa aparición logró despertarme y hacerme fijar la vista en los ojos de esos animales sin vida. No pude evitar que se me dibujara en la cara una especie de mueca, similar a una sonrisa pero sin conseguirla, al encontrar cierta concordancia entre nuestra historia y esos cisnes muertos. Subí el volumen de la radio, pise el acelerador y dejé a esos monstruos atrás.
Y es que siempre que llegan fallas me acuerdo de ti. Apareces, como los fuegos artificiales que llueven sobre los edificios, iluminando parcialmente los rostros de la gente. Sin embargo, yo sé que después de todo ese espectáculo solo hay humo, pólvora y sobre todo silencio. La noche de fuego; inestable y tocando con el cielo sus dedos; ninguna otra noche del año te podría haber definido tan fielmente.
Creo recordar que la última vez que nos vimos estábamos en la zona del puerto buscando un lugar tranquilo cerca de las dunas. Habíamos juntado un poco de leña, unas latas de cerveza y muchas ganas de estar solos pero no sé cómo fue que acabamos por pelearnos y tu dijiste algo parecido a lo que hace daño se queda grabado y lo demás no importa y te fuiste corriendo hacia el agua hasta perderte entre las luces de los barcos. Probablemente tendría que haber ido tras de ti pero tuve miedo y regresé a la ciudad. Mi memoria almacenó con brutal nitidez la noche de la cremá del 99 en la que, escondidos tras las cajas de cerveza y refrescos, hicimos el amor con el fuego a nuestro lado avivando el deseo compartido solo por nosotros. Presentí, en ese momento tan poderoso y feliz, el final de nuestro cuento y supe con una claridad aplastante que sería un mal final.
Ha pasado ya tiempo, tal vez demasiado, y no quiero dar importancia a los detalles de nuestro amor pero lo cierto es que hoy, más de diez años después de nuestro incendio, me di cuenta de que, desde que no estamos juntos, no he vuelto a pasar unas Fallas en Valencia y de que mi relación con la ciudad cada día se parece más a lo que tu y yo compartimos: un lago privado que se quedó sin agua pero donde todo el mundo todavía regresa a bañarse en verano.
Mañana todo vuelve a empezar otra vez y me pregunto, mientras junto todo lo que se rompió, si todavía tendrás esas fechas marcadas en tu calendario en las que ardimos más de lo que lo harán esos tres tristes cisnes de ceniza que esta mañana me hicieron pensar en ti.
miércoles, marzo 14, 2012
Delaletra
Acordes Rotos: Retazos eternos de la música norteamericana es el debut literario del periodista musical Fernando Navarro. El País, Babelia, Ruta 66, Rockdelux, el blog "La ruta norteamericana" son algunas de las paradas donde Navarro ha volcado ya su sabiduría y buen gusto musical. En este primer largo literario nos ha juntado a una gran familia de outsiders americano que han definido el sonido del siglo XX. Robert Johnson, Billie Holiday, Woody Guthrie, Charlie Parker o Howlin’ Wolf, Buddy Holly, Eddie Cochran, Jimi Hendrix, Janis Joplin, Captain Beefheart, Gram Parsons, Johnny Thunders, Jeff Buckley o Vic Chesnutt son algunos de ellos. Se le dedica un capítulo por autor y estos capítulos están llenos de anécdotas, curiosidades y verdaderos momentos roqueros. El prólogo del libro va a cargo del bueno de Quique González que seguro compartirá el mismo olimpo musical que el propio Navarro.
Un librito muy recomendable para saber de estos tipos tan atrayentes y misteriosos que han pululado por las vías férreas del rocanrol.
martes, marzo 13, 2012
LA DISQUERÍA ELÉCTRICA (51)
La verdad es que no se muy bien como definir a este grupo y menos a su cantante. El caso es que Pablo Kraken me lo recomendo y he dedicido que visiten la disquería. Parecen una mezcla entre Queen y The Darkness.
Juzguen ustedes mismos. Yo de momento me los llevo en el iphone al gimnasio para que me hagan mas ameno el esfuerzo.
A day in the life
Hoy cumple 49 años el gran Fito Páez que, aunque hace tiempo que anda algo perdido, nos has dejado canciones que recordaremos siempre. Feliz cumple Sr. Páez
lunes, marzo 12, 2012
En el ángulo muerto Vol. 138
Resoluciones
Rafael lo tenía claro, los días que le restaban para volver al instituto los emplearía en lo que más deseaba desde hacía tiempo; en ayudar al sin techo que yacía moribundo en su rincón de celulosa. Utilizó toda la discreción que tenía atesorada y tardó varios días en reunir el material que necesitaba, no quería que ninguno de los miembros de su familia se inmiscuyese en los asuntos que tenía entre manos. Poco a poco, consiguió algo de ropa vieja de su padre y la fue acumulando en una bolsa debajo de la cama. Era de una talla inferior a la que utilizaba el falso Hemingway pero, dada la disminución de peso radical que había experimentado, suponía que le serviría para salir del atolladero. Después, con algo de dinero que tenía reunido y otro poco que fue hurtando, compró uno de los best-seller más voluminosos que encontró en una librería cercana. No buscaba calidad, en ese caso lo que buscaba era cantidad pues tenía en la cabeza una posible solución a los problemas del mendigo.
Consiguió todo lo que consideraba que necesitaba y, una mañana, mientras su madre salía a la compra salió sin avisar. Simplemente debía actuar rápido, dejarse llevar por lo que su intuición le marcaba como camino correcto. Salió de su casa con la ropa y con el libro, todo en una bolsa de plástico y se dirigió hacia el pasadizo donde se encontraba la copia de Hemingway venida a menos. Era septiembre y la ciudad, a excepción de los estudiantes, había recuperado el ritmo vital habitual. La gente iba y venía apresurada sin prestar atención a un joven como Rafael, esto suponía una ventaja y se movía presuroso entre los transeúntes camino de su meta. Por fin la alcanzó, el viejo vagabundo estaba tirado en el suelo a la entrada de su refugio construido de lectura. Su barba continuaba profusamente poblada pero había adelgazado tremendamente y sus ojos no mostraban la vitalidad de antaño, el joven sacó el voluminoso libro que había adquirido y se lo presentó delante. Por un momento consiguió que el viejo y derrotado lector le mostrase su boca negra y oscura, con las encías vacías de dientes. El hedor que le llegó no le amilanó, sabía que estaba consiguiendo lo que había planeado, era un buen síntoma ese conato de sonrisa que había recibido. Le indicó que debía cambiarse, que no podía seguir con el olor nauseabundo que arrastraba y el hombre pareció entenderlo y ceder a la petición pues recogió la ropa y se metió en su cubil. Con suma torpeza se fue deshaciendo de los andrajos malolientes que había superpuesto sobre su piel y fue enfundándose la nueva vestimenta que le habían procurado, mientras realizaba la operación sus ojos no dejaban de desviarse hacia el volumen que Rafael le había conseguido.
Ya había superado la primera parte de su plan, le pidió al simulado escritor americano la documentación. Éste sonrió bobaliconamente y señaló con su mano roñosa una bolsa sucia y rota que tenía en una de las esquinas de su refugio. Rafael se introdujo y prácticamente vomitó debido al tremendo olor concentrado que había en el interior, aún así hizo de tripas corazón y rebuscó en el interior. Había encontrado lo que buscaba, un documento nacional de identidad en perfecto estado que atestiguaba, tal y como había sospechado, que el tipo respondía al nombre de Ernesto. Eso debía resultar algo más que una simple casualidad, estaba claro que lo que se había imaginado más o menos se ajustaba a la realidad. Se volvió hacía el hombre y le sorprendió sonriente absorto en la lectura, parecía muchísimo más lozano que hacía unos instantes. Por lo menos había recuperado un tono de piel más saludable.
Sin descanso le pidió que le acompañase, la copia del escritor americano parecía negarse pues seguía enfrascado en el libro que le habían llevado. Rafael no lo dudó, arrancó el volumen de sus manos y le pidió que le siguiese. El otro se levantó a regañadientes, parecía haber perdido gran parte de su volumen y estar realmente débil. A paso cansino llegaron hasta donde el joven pretendía, hasta una biblioteca que conocía. Fue con el hombre hasta el mostrador y consiguió, después de muchas explicaciones, que le diesen un carnet con el que sacar libros. Ernesto, cuando vio el interior cuajado de obras literarias no pudo contener una especie de suspiro de alivio, había conseguido el alimento que necesitaba; el alimento para el alma que le permitiría sobrevivir y recuperar su oronda figura. Rafael se fue sin mirar atrás, algo en su interior se rompió cuando dejó a su antiguo camarada en ese templo dedicado a la lectura.
Nacho Valdés
viernes, marzo 09, 2012
Out the air
Esta semana ha sido realmente movida y creo que para terminarla nada mejor que una de las mejores interpretaciones de la historia del rock. Invito a todos los corazones a disfrutar con Dum Dum Boys de la Iguana, únicamente deben ir hasta el minuto 24'14'' del video que propongo. Toda la actuación es bestial pero, para mi gusto, el momento cumbre se encuentra en el instante indicado; uno de los mejores temas que he escuchado nunca.
Espero opiniones y deseo a todos un buen fin de semana.
Espero opiniones y deseo a todos un buen fin de semana.
Las Partes Secretas (Vol. 10) FIN
En este último punto del viaje ha llegado el momento de desprenderme de mí. Llegó la hora de quitarse el abrigo y colocarlo en la percha de la casa de uno mismo, la que habitan mis pies cada día y donde guardo el corazón.
Allí donde tengo un árbol con dos frutos que no paran de crecer; invaden mi espacio y me someten. Cuando ellos enferman, yo me descalabro. Cuando ellos miran, yo veo el futuro reflejado en sus ojos. ¿Quién me iba decir podía querer algo de una forma tan intensa y atemporal? Jamás sospeché que nada de eso viviese en mí y ahora entiendo que nunca en mi vida he sido tan feliz como lo soy hoy. Ni siquiera cuando buscaba el aire en las calles, las faldas de las musas o los sonidos que las ondas traían me sentí tan seguro de querer vivir, de seguir adelante. Me faltaba una ilusión y un buen día abrí los ojos y me encontré con dos donde antes solo había tiempo y espacio. Desde que estáis aquí descubrí un sentimiento como la compasión que es la isla más alejada del egoísmo y, en días como hoy en los que sufrís, deseo ponerme en vuestro lugar y soportar vuestras penas por pequeñas que estas sean. Es por eso que renuncio al pasado con nostalgia; vuelvo a repartir las cartas pues sé que en esta ocasión la mano será buena y no podré perder.
Mi mundo está ahora pintado con pequeñas huellas que me guían y modelan. Pisadas que abren caminos hasta ahora cerrados (algunos por derribo) y que me esperan con los brazos dispuestos a soportar mi peso. Cuando llega la mañana sé que no me hace falta abrir las ventanas para ver el sol, sé dónde tengo que mirar para tener luz y calor.
Sin embargo, por otro lado, el riesgo de quiebra es ahora mayor. Mis dos victorias me han hecho doblemente vulnerable. A veces sueño que mis frutos se secan, que la primavera no acaba de llegar y que el árbol ya no florece. Me hundo en esa posibilidad remota de quedarme solo y sufro en un medida igual a la que quiero. Es entonces cuando me llegan sus voces y yo corro hacia ellos a punto de llorar y seguro de ganar de nuevo. Bajamos juntos el río, en una misma balsa de madera construída para nuestro viaje. Y todo lo demás no nos importa: ni lo lunes, ni el frío, ni la pena, ni el tiempo, ni el cansancio, ni los silencios…
Mi mundo es pequeño pero mi vida cada día es más grande.
En el Backstage Vol. 33
El rock helado
La ola de frío que azotó España hace pocas semanas parece que ha dado los últimos coletazos y nos dejó, el pasado viernes día dos de marzo a la sala El loco, a los suecos Diamond Dogs. La banda, que parece ser que se había unido, separado y vuelto a unir nos trajo una buena dosis de rock clásico que provocó bailes sincopados, besos fugaces y mucha diversión. Los componentes de los Diamond Dogs cuentan con amplia experiencia y todos están metidos en proyectos paralelos entre los que se cuentan algunos trabajos de renombre. Se puede afirmar que todos los asistentes al show que trajeron estos tipos desde tierras nórdicas pasaron un buen rato sin más pretensiones que las de escuchar buena música y divertirse un poco.
En un principio la cosa pintaba extraña cuando nos dimos de bruces con un grupo variopinto, de edad más que avanzada, con sus caras pálidas y sus ropas estrafalarias. Todo auguraba que se trataría de una noche extraña en la que difícilmente podría ubicarse un cálido público latino pero, sin embargo, esos señores que estaban subidos en el escenario conocían el idioma universal de la música y sabían qué resortes tocar para levantar y calentar a los asistentes. El grupo estaba conformado por seis integrantes que abarcaban teclados, guitarra, percusión, saxo, bajo y voz; vamos, lo que viene siendo una formación clásica. Todos estaban acompasados y unidos por la experiencia que dan los años, la carretera y los innumerables conciertos que llevan a sus espaldas. El caso es que la cosa comenzó tibia pero, poco a poco, se fue calentando y el front-man y cantante dio buena cuenta de los temas que acometía. Con un estilo más que cercano a Rod Stewart en cuanto a la estética y voz que, por otro lado, también recordaba a Carlos Tarque, impresionó con su potencia vocal, poses y demás artificios que acompañan a un buen espectáculo roquero. Sulo, que así se llama, hizo gestos, caras y poses interpretando con pasión sus temas. Entre los destacados también se encontraba el guitarra que hizo gala en varias ocasiones de su virtuosismo y llevó el peso del grupo pues no contaba con ninguna guitarra rítmica que le acompañase, él solo fue capaz de hacerse cargo de todas las guitarras sin errar una nota. Una maravilla que en algunos puntos recordaba al estilo clásico de Chuck Berry. Paradigmático fue también el caso del teclista que, enorme como un oso polar, llevaba la batuta de la actuación y hacía unos coros cavernosos realmente curiosos. El resto de la banda, sin tanto protagonismo, siguió el ritmo que se marcaba en la actuación sin cometer errores y ejecutando cada uno de los temas con precisión. Por momentos recordaban a The Faces, otras veces a los Black Crowes pero siempre con su toque sueco que los hacía un poquito diferentes aunque sin salirse del trillado camino del hard-rock.
El show, como ya he comentado, fue de menos a más. Comenzó con un par de hits que calentaron el ambiente, pasamos después por unos momentos delicados para, por último acabar rindiéndonos a los suecos. Destacó, hacia el final de la actuación, la parte folk que acometieron correspondiente a uno de los últimos discos. El grupo, sin ser tremendamente original, cuenta con composiciones propias y conocen con precisión las técnicas roqueras que todos esperábamos. Por lo tanto, fue una actuación más que notable que nos hizo bailar y disfrutar de la noche. Como no podía ser de otra manera, también tuvo sus momentos cómicos como cuando el cantante Sulo se cambió varias veces de ropa y apareció con su barriguita y su pantalón prieto; totalmente hilarante. También hubo espacio para el homenaje y el recuerdo cuando el baterista se hizo cargo de la guitarra y, mientras el grupo tomaba aire, se encargó de acometer una versión con tempo lento de Diamond Dogs de David Bowie. Al final, estuvieron más de dos horas sobre el escenario, ofrecieron un gran recital y todavía tuvieron tiempo para compartir unas copas y un poco de conversación con el público que había asistido a su concierto. Después, supongo que cargarían su furgoneta y a otra ciudad, puro rock de salas pequeñas donde cada noche es diferente y el éxito nunca está garantizado. En definitiva, la sala El Loco de Valencia tuvo ocasión de recibir a unos artesanos de un rock and roll clásico y más que recomendable.
Nacho Valdés
miércoles, marzo 07, 2012
LA DISQUERÍA ELÉCTRICA (50)
Diamond Dogs celebraban el viernes por la noche en Valencia su veinte aniversario como banda de Rock´n´Roll. Durante este periodo de vigencia, además de sacar auténticos discazos, su cantante Sulo ha tenido tiempo de sacar dos discos en solitario. La canción elegida para hoy formaba parte del disco "Hear me out" editado en el 2008 y que como pasa con los discos de su grupo es muy complicado encontrarlo en las disquerías españolas.
martes, marzo 06, 2012
Palabras Usadas
La primera vez que escuché a Norah Jones cantar algo nació dentro de mí; algo así como una mezcla de amor y necesidad que me acompaña hasta hoy. Cuando más adelante me encontré con esos ojos negros, en los que alguien apagó la luz para dotarlos de esa aura de tristeza y melancolía únicos, el flechazo fue ya inevitable. Es entonces, en días como hoy, cuando me encuentro casualmente con esta hermosa interpretación del I´ll be your babe tonight del Dylan más austero y acústico cuando me doy por vencido y le prometo mi amor platónico incondicional.
Atrévanse a escuchar el susurro de las palabras del bardo de Minessota sin apartar la mirada de Norah.
El resultado es un descenso hasta los cuartos oscuros del amor...
Disfruten.
Atrévanse a escuchar el susurro de las palabras del bardo de Minessota sin apartar la mirada de Norah.
El resultado es un descenso hasta los cuartos oscuros del amor...
Disfruten.
lunes, marzo 05, 2012
En el ángulo muerto Vol. 137
A la deriva
El final del verano se convirtió en una tremenda cuesta arriba con la que Rafael tuvo que lidiar. Incluso, en vistas del control al que estaba siendo sometido, decidió estudiar para intentar solucionar su situación académica y así conseguir algo de crédito ante sus padres. Se afanaba en los ejercicios que le encomendaban y, puesto que eran realmente sencillos para su verdadera capacidad, no tuvo demasiados problemas para superar el exiguo nivel de exigencia que le habían endosado. Aún así, no tenía margen para nada y, por supuesto, la lectura que tanto amaba había sido desterrada de su vida. Todos los libros que había en su habitación habían desaparecido por obra de su madre y, únicamente, había logrado salvar Fiesta de su referente literario americano. Por las noches, cuando se suponía que dormía encendía una pequeña luz en su mesita y se sumergía en una lectura pausada que le permitía dosificar la obra de que disponía.
Para realizar el camino diario a la academia su madre se había tomado la molestia de acompañarle, así se aseguraba de que no se relacionase con el sin techo que vivía entre libros y volúmenes de toda clase. A pesar de sus reticencias, debían atravesar el pasadizo y siempre echaban un vistazo al doble de Hemingway que cada día mostraba peor aspecto. Se encontraba tumbado a la entrada de su madriguera de papel y prácticamente no se movía, se había abandonado y dejaba que el tiempo transcurriese tranquilamente mientras iba perdiendo peso y se alejaba del enorme arquetipo que había supuesto hasta ese momento. Rafael estaba tremendamente abochornado por no poner acercarse para comprobar qué era lo que le sucedía, se sentía cercano a ese hombre con el que había compartido espacio y lecturas. Casi todos los días estaba tumbado sin nada que hacer y con la mirada perdida, ni siquiera respondía al leve movimiento de cabeza que Rafael hacía disimuladamente para saludarle.
Estaba realmente preocupado y solo le daba vueltas a lo que podría haberle sucedido a su antiguo compañero de lecturas. Intentó todo lo que estaba en su mano para conseguir ir a preguntarle, para acercarse e interesarse por él pero resultó imposible. Su madre estaba realmente disgustada y no le dejaba salir solo a la calle, se había hecho la idea de que la mendicidad era alguna especie de enfermedad que podría transmitirse por cercanía. Rafael intentó todo tipo de tretas e incluso le contó su pesar pero ni aún así aflojaron la correa que le habían encorsetado; tenía claro que la única solución que podría resultar era la de plegarse a los deseos de su familia y estudiar para desembarazarse lo antes posible de la vigilancia a la que estaba siendo sometido.
De esta forma mejoró su rendimiento ostensiblemente, se encerraba en su cuarto durante las horas de la tarde e intentaba sacar adelante todos los contenidos atrasados que había ido acumulando durante el curso. Agosto se había convertido en un mes infernal, el calor era abrasador e iban a pasarlo en la ciudad debido a que tenía que estudiar para la convocatoria de septiembre. A los problemas que tenía se había añadido el rencor sordo que flotaba en el ambiente y que suponían una acusación velada por la ausencia de vacaciones de la familia. Rafael apretó los dientes, era conocer de que la única salida era hacia adelante, hacia el camino que le habían marcado desde fuera para que alcanzase una supuesta felicidad.
El final de verano transcurrió con enorme lentitud pero, por fin, tras el esfuerzo llegó la fecha de los exámenes. No se encontraba nervioso pues estaba seguro de sus conocimientos y no tenía ningún interés en superar esas pruebas, resultaba algo secundario y superficial que le permitiría alcanzar el fin que se había propuesto. Además, puesto que había desarrollado una especial empatía hacia el tipo del pasadizo creía saber qué era lo que le había sucedido, lo que le había hecho caer en ese precipicio de degradación física que parecía estar llevándole a la desaparición. Por supuesto superó las pruebas para gran sorpresa de todo el mundo, nadie esperaba un éxito tan rotundo e indiscutible y eso hizo que recuperase sus privilegios. Por supuesto, lo primero que recuperó fue la posibilidad de leer lo que le viniese en gana y, en segundo lugar, la capacidad para moverse a su antojo lejos de la compañía materna.
Nacho Valdés
viernes, marzo 02, 2012
Out the Air
Una semana más que se va y que nos acerca step by step a la primavera. Por ello hago saltar los fusibles que conservan la electricidad más sexual y libre con esta encendida interpretación del Essence de Lucinda Williams. Además la voy a dedicar a todas las comerciales de productos alimentarios para colegios privados. ¡Viva el catering! Buen finde...
jueves, marzo 01, 2012
Las Partes Secretas (Vol. 9)
He tratado de juntar unas palabras para ti. Algo de electricidad que pueda de nuevo dar vida a los cables que nos unen. Y lo he hecho porque ayer, a pesar del tiempo que se ha ido, al pasar fugazmente por debajo de tu casa sentí de nuevo el deseo de cerrar tus ojos y subir tus persianas. Volvió a crecer en mí la sensación de huida hacia las puertas del cielo que siempre tuve cuando estuvimos juntos. Comprendí lo mal que te había querido y lo poco que llegué a entenderte. Dicen que el camino andado debe dejarse atrás, lo más alejado posible del centro del pecho. Sin embargo hay veces que merece la pena acelerar en esas curvas cerradas, aun a riesgo de provocar una colosal colisión de planetas.
Por eso pido hoy tu regreso, si es que algún día estuviste de verdad aquí. Extraño las notas a pie de página que dejaste escritas con tu letra indescifrable en nuestra historia de amor y los dibujos que ofrecían tus ojos buscando el punto exacto del sol de octubre. Pero aquella mañana en la que te dejé en la estación lo hice por que estaba harto de ti. Hice pedazos nuestras confesiones de amor y renegué de tus cantos de demonios. Y ahora, mirando la puerta de tu casa desde esta posición extraña y confusa, veo en el camino de vuelta a casa una excusa y no un propósito de enmienda. Yo y mi amor intermitente programado para echar de menos pero no para querer. Yo, como el eco de aquella canción que dejé grabada en tu contestador automático y que terminó por ser sospechosamente premonitoria. Yo, con el fulgor de nuestros miedos todavía intacto. Yo, borrando el camino de ceniza que unía nuestros patios. Yo, envuelto en mi mismo tratando de encontrarme. Nunca perdido y siempre de vuelta.
Por eso pido hoy tu regreso, si es que algún día estuviste de verdad aquí. Extraño las notas a pie de página que dejaste escritas con tu letra indescifrable en nuestra historia de amor y los dibujos que ofrecían tus ojos buscando el punto exacto del sol de octubre. Pero aquella mañana en la que te dejé en la estación lo hice por que estaba harto de ti. Hice pedazos nuestras confesiones de amor y renegué de tus cantos de demonios. Y ahora, mirando la puerta de tu casa desde esta posición extraña y confusa, veo en el camino de vuelta a casa una excusa y no un propósito de enmienda. Yo y mi amor intermitente programado para echar de menos pero no para querer. Yo, como el eco de aquella canción que dejé grabada en tu contestador automático y que terminó por ser sospechosamente premonitoria. Yo, con el fulgor de nuestros miedos todavía intacto. Yo, borrando el camino de ceniza que unía nuestros patios. Yo, envuelto en mi mismo tratando de encontrarme. Nunca perdido y siempre de vuelta.
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