Te mentirán si te dicen que no fui yo el que primero se fijo en ti en la Plaza Real de Barcelona clavando tus puntillas de bailarina para llegar a ver al cantante canadiense en su concierto privado. Harta de tu poco equilibrio echaste a correr como los perros del hipódromo del sábado por la noche y yo te seguí pero no pude alcanzarte. Corrí y corrí hasta que mi sangre se convirtió en petróleo pero era imposible llegar a tus brazos. Quise mirar al cielo y trazar con ayuda de las estrellas un mapa imposible que revelara tu situación concreta antes de perderte definitivamente pero lo único que pude reunir fue una gran sonrisa estrellada en lejano cielo de la ciudad condal.
No te volví a ver más. Me probé todo tipo de pieles tratando en vano de alimentar al animal que aquella noche de enero creció dentro de mí y que, de alguna manera, ya no me abandonaría. Con el tiempo logré domarlo e incluso limar un poco esas aristas suyas que tantas heridas internas me provocaban. El hombre de hielo y la chica de fuego era obvio que nada bueno podía salir de allí.
Cuando todo estaba ya perdido el árbol mostró un fruto nuevo, inesperado y brutal. Las venas volvieron a llenarse y el agua se estancó. El animal se abandonó en un sueño primitivo y eterno y ni siquiera oía su voz en las horas de sueño. Desapareció como un coche robado y esa ausencia no volvió a ser llenada por nada y nadie.
La cosecha fue generosa y ese fruto trajo otro. Aquellos dos frutos le volvieron vulnerable, era muy fácil herirle más que en ningún momento de su vida anterior.Fue entonces cuando no quedó más remedio que matar al animal por muy profundo y lejano que fuera ya su recuerdo. Llegado marzo se situó frente a un espejo en una de las tiendas de su ciudad y gritó el nombre de su animal en repetidas ocasiones y cada vez más alto y claro. Sin embargo solo su espigada y maltrecha figura se reflejaba en el espejo. Aguantó tres días con sus noches allí delante. Sabía que no debía irse, que ese era el momento, que nunca más había estado tan cerca de acabar con el animal. De pronto algo surgió de las sombras, una ráfaga de frío intenso, un ruído que crecía y crecía dentro de él. Sus ojos quedaron fijos en el espejo. Una lágrima comenzó a asomarse en sus pupilas incapaces de cerrarse.
Allí estaba, era él. Con un fuerte golpe rompió el cristal y al instante notó un dolor impreciso en su pecho. Su camisa blanca comenzó a teñirse de rojo.
Cayó al suelo apoyado en sus rodillas y comprendió que era su fin pues nadie es capaz de vivir sin ese animal esperando a salir.
Se deshace Abril entre huesos de perros muertos y flores silvestres que crean caminos no transitados por nadie, al lado de las autovías que comunican las ciudades y los amores.
2 comentarios:
No sé si entiendo o no entiendo pero lo que sí sé es que me gusta. Desconozco el motivo pero me ha recordado al señor Cash... qué cosas.
Enhorabuena friend.
Oooohh la Plaza Real de Barcelona.... que bonita. Me imagino a esa chica y a sus zapatos de bailarina.
Me gustó. Enhorabuena
Silvia
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