viernes, febrero 03, 2012

Las Partes Secretas (Vol. 5)

Ya no sé cómo decirte que te quiero. Lo he hecho de tantas formas que casi ya perdió el sentido este amor animal mío. La primera vez que te vi estabas en aquella esquina esperando un autobús que parecía no querer llegar y yo recé para que, viniese quien viniese, tu siguieses allí quieta en medio de ese desierto de gente que a esa hora habita Valencia. Después te encontré en millones de sitios y en muchos de ellos no eras realmente tú pero yo te veía igualmente. Estabas presente en las otras caras y cuerpos que componían mi existencia. Todas las canciones hablaban de ti a diario y en estéreo amplificando tu poder divino. Recuerdo el dia que me arrastré por el suelo del parque del oeste para comprobar si tus huellas eran realmente de oro o si solo era yo uno más en el fango.
Ahora el tiempo ha pasado y ha sido justo. No te tengo conmigo pero tampoco estás con nadie y ya no necesito estar todo el dia pensando en quién se te estará follando, ni en quién llevará comida y dinero a tu boca de plata. He conseguido limpiar mis ojos. La cabeza sigue desamueblada como las casas de Nueva Orleans y sin visos de rescate pero yo siempre antepuse el corazón a cualquier cosa, por lo que no me preocupa demasiado si mi cabeza es una bomba de relojería o un coche sin frenos. Lo que realmente me da miedo es que desde que te enterré en el sotano de mi casa no pasa un día sin que tu voz pida más tierra sobre tu cuerpo y más calor humano en tus huesos. Así que de pronto vuelvo a estar en el mismo punto en que estaba cuando todavía vivías y pienso en saltar por la ventana aun sabiendo que la caída me matará y que nadie podrá contar nuestra historia, ni iluminar los secretos que tienen todas las casas de esta maldita ciudad.
Mañana lo volveré a pensar y seguramente, todo vuelva a llevarme al mismo punto de fuga: ahora que no estas yo te quiero más que nunca.

5 comentarios:

cristina dijo...

Leí Los Vagabundos del Dharma en dos días. Me gustó mucho.Creo que durante algún tiempo practicaré la vacuidad...escribiendo y leyendo de nuevo Haikus...practicaría orgías también, pero la cabaña está vacía.

Buen texto

nacho dijo...

Aquí también veo la necesidad de algo de psicoanálisis. ¿Qué habrá pasado en ese parque del Oeste que vuelve una y otra vez de tu subconsciente a tus escritos?
En fin, ya me lo aclararás algún día.

Abrazos.

Sergio dijo...

!Touche¡

Anónimo dijo...

Me gusta mucho tu forma de escribir. Tus textos son siempre muy emocionales y tienen un ritmo interno que parece esconder una melodía base.

Soy fan... muy fan

Silvia

Sergio dijo...

Gracias.

No había caído en ello (en lo del ritmo). Es posible que sea así.

Bienvenida al blog...