miércoles, febrero 29, 2012

Delaletra




El constructor de relatos

Para todo aquel que guste de la buena lectura y que tenga cadencia hacia la escritura debe hacer parada obligada en Antón Chéjov (1860-1094), médico y escritor ruso. En su corta vida tuvo tiempo para realizar una enorme obra en la que destacan, por encima del resto de producción, sus cuentos.
Lejos de la ampulosidad de otros autores, el ruso practicaba una escritura comedida en la que no incluía adornos superfluos y en la que el estilo parco se convertía en la referencia. Sus historias son cotidianas y no tratan sobre argumentos de gran profundidad, únicamente el día a día cotidiano de la Rusia pre-revolucionaria. Los personajes habituales con sus pequeñas historias suponen el hilo conductor de estos relatos cortos que enganchan por su sencillez y ejecución impecable. Aunque Chéjov no bucea en los problemas rusos, sí que deja traslucir una ligera crítica a la enorme burocracia estatal, sus estúpidas jerarquías y, sobre todo, al ejército de aduladores que crece a la sombra de esta circunstancia administrativa.
Los primeros relatos de este escritor, que cuentan con una extensión mínima, permiten una lectura dinámica y entretenida que introduce al lector en su mundo crudo y descarnado.

Nacho Valdés

1 comentario:

Sergio dijo...

Chejov es un grande. Fue el primero en usar un lenguaje descaradamente pesonal que a su vez conectaba con la tradición y las nuevas corrientes. Acercó la literatura al pueblo. Confieso emocionarme cada vez que leo "Tristeza".

p.d: Esa portada del libro ...mmmm..me suena de algo ¿no?