Recurrió a la acupuntura para calmar el dolor que aquel gran amor había dejado escrito en sus huesos. Solicitó un traslado en el trabajo para averiguar si un lugar ajeno, donde su nombre no apareciese en las historias cotidianas, lograba hacerle ser otro y olvidar.
Una vez instalado, llenó su casa de discos, libros y pinturas que nunca antes habría comprado. Quiso así delinear con precisión la silueta del nuevo hombre que iba a ser. Cambió todos sus hábitos, su vestimenta, su mirada, su manera de caminar y hasta envejeció diez años en un mes.
Pasado un tiempo, comprobó cómo esa ciudad, a un ritmo loco y desenfrenado, dejaba de serle extraña. Percibió cómo el timbre de su vivienda, que el primer día le transportó a una cálida noche veraniega en la ópera, se le antojaba una estridente pelea de gatos en medio del salón.
Fue allí, y en ese preciso instante, donde el hombre nuevo que había construido comenzó su proceso de destrucción programado. Y, claro, ella regresó a su mente igual que los luminosos anuncios del cine reflejados en los cristales de los coches de la avenida. Pensó en su vida como en una película sin fin.
Precipitó entonces el regreso a su ciudad natal para comprobar si todavía el mar le estaba esperando. Hundió sus pies en la arena y avanzó hacia el furioso oleaje. Se llenó los bolsillos de piedras y se abandonó al vaivén de las olas. Fue entonces cuando, al fin, después de cinco años, sonrió otra vez y soñó un imposible: el cuerpo de ella enterrado bajo la infinita arena de esa playa desierta donde él había determinado ahogarse.
El final de la historia quedó lleno de agua.
2 comentarios:
Hello, al finalizar este "lost weekned" como diría Lennon me alegra regresar y leeros un poquito. Eiii, sección nueva y nueva forma, dejando atrás la escritura mecánica del surrealismo(que tan bien manejas).
Buen relato corto y si el personaje protagonista decide acabar sus días así, pero sonriendo, bello final...ojalá nos despidiéramos todos de este mundo con una inmensa sonrisa en los labios.
Un nuevo año siempre es terreno abonado para cambios y transformaciones... a ver qué nos depara este 2012.
Abrazos
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