lunes, junio 21, 2010

En el ángulo muerto Vol. 64


Deberes

Termino la copa de un trago, el güisqui arde por mi garganta y llega a mi estómago como una excavadora que revuelve todo su contenido. Me sujeto el abdomen con ambas manos y retengo la arcada hedionda que lucha por abrirse camino; mi colega, acodado en la barra y con cierta guasa se ofrece a pedirme otro cubata más. Hago un gesto con la mano intentando frenarle pero es tarde, ya está hablando con la camarera y haciendo acopio de bebida.
Decido dejarle unos minutos e intentar despejarme, aprovecho para ir al baño. Atravieso el bareto plagado de gente empujando sin demasiado ímpetu a mi paso, voy solicitando paso pero nadie me escucha con el volumen de la música. Consigo llegar a la puerta, empujo pero está ocupado. El calor es sofocante y me refresco en el lavabo echándome un poco de agua en la cara, decido aguantar en el cuartito previo al aseo a pesar de la atmósfera cargante. Pasan los minutos, el tío que ha entrado antes que yo no termina de salir, me empiezo a marear. Me acurruco en una esquina para sujetar mi peso cuando el tipo sale abrochándose el pantalón; mala señal. Me sonríe aunque, al ver mi mirada perdida y mi cara pálida, borra el gesto.
Abro el aseo, el olor delata que el tío iba cargado, levanto la tapa y compruebo con alivio que al menos ha tirado de la cadena. Me desabrocho y antes de comenzar a mear me doy cuenta de que el anterior usuario ha dejado algunas manchas marrones en la taza, paso unos instantes observándolas y paso a la acción. Me concentro en la más grande de todas, comienzo a mear sobre ella y con la presión del primer impulso es arrancada de cuajo sin contemplaciones. Aguanto sin mear un segundo y busco a mi segunda víctima; ésta es un poco más pequeña pero está incrustada de forma tan contundente que dudo de que no lleve varios días de inquilina en ese sucio cuarto de baño. Arremeto con mi orín y resiste bastante más que la anterior, escucho uno de mis temas favoritos pero me da igual, el reto lo tengo ante mis ojos. El pegote acaba por rendirse, ha sido una dura lucha y prácticamente he descargado mi vejiga. Obturo la salida unos segundos y consigo un poco de presión extra para acometer las últimas salpicaduras que quedan desperdigadas por toda la loza. El sudor gotea por mi frente, creo que no voy a ser capaz de lograrlo pero aún así dirijo mi último chorro en dirección a los restos más visibles. La mayoría salen directamente, sin resistencia, aunque una de ellos sigue agarrada de manera increíble. Me quedo vacío, no hay manera de sacar algo más de líquido de mi interior. Con las últimas gotas, carentes de todo vigor y energía arremeto rabioso los últimos restos de los residuos intestinales del anterior ocupante del baño. Echo un última vistazo a mi labor, me encuentro mucho mejor y una especie de vaga satisfacción personal inunda todo mi ser. Termino por tirar de la cadena, las malditas manchas se aferran estoicamente a la superficie perfecta y pulida. Prometo mentalmente que volveré, que acabaré con ellas antes de que termine la noche.
Salgo al exterior, me lavo las manos disciplinadamente antes de volver al barullo que me espera con mi amigo. Regreso con una sonrisa en la boca, más ligero de los síntomas de acidez y con la seguridad de haber cumplido con mi deber. Sé que he hecho todo lo posible, pero con un par de copas más tengo la seguridad de que terminaré con mi misión.

Nacho Valdés

3 comentarios:

raposu dijo...

Si esto no es poesía en prosa que venga Saramago y lo vea...

Anónimo dijo...

Jajajajaja...
Un poco asquerosillo este relato no? Además esa forma de limpiar un inodoro solo se le puede ocurrir a un tío... y por supuesto borracho.

Un besazo.
Manuela

paco albert dijo...

Bukowski, he reparado en que Laura no ha comentado este pequeño motivo o retazo de humanidad. Me encanta el conductismo y el adiestramiento por refuerzo positivo. Pero la escatología, por lo menos desde el conceptismo, es tema y vehículo de expresión literario de pleno derecho. Además, ya sabemos que la literatura es una ramera promiscua. Desde la hija de un pescador/hasta una princesa real/ha recorrido mi amor/toda la escala social.