ÉSTA VIDA Y LA OTRA MUERTE
Yo solo quería entrar en otro cuerpo, sentir otra piel sobre la mía y no poder despegarme de ella durante algún tiempo.
Desaparecer dejando un rastro falso que llevase hasta esa persona que ya no soy yo.
Desandar el camino con unos pies que son y no son los míos.
Algunas visiones me ayudaron a hacerlo bien.
Otras lo único que consiguieron fue volverme literalmente loco.
He escuchado salir de mí una voz que no reconocía como mía...
En la mente divergente los espacios no existen...
Las manos de Sara están cubiertas de una amalgama de barro y sangre coagulada.
La pistola está sobre la cama, sola, muerta, abandonada.
Sara podría salir corriendo hacia el bosque o quedarse a ver qué pasa. Intentar convencer a la policía de que sus huellas no son las que han quedado dibujadas en el arma homicida, que ella sólo forma parte de una serie de confusas coincidencias, que a veces somos barcos sin un rumbo fijo o que eso es lo que creemos aunque probablemente ya esté todo escrito.
Todo en la habitación está roto o parece que se vaya a caer en cualquier momento. Tan roto como la vida que Sara no recuerda, tan roto con el pecho del cuerpo que yace en el sillón.
La cabeza de Sara desafía a la velocidad de la luz.
De pronto, un fogonazo de lucidez, un árbol en pie después del huracán.
¿Cuántas balas quedan?
Cómo saberlo si desconoce haber disparado alguna de ellas. Cómo no pensar en la vida que ya se ha ido como en una fruslería, algo parecido a un mal vestido de fiesta en el día de tu graduación.
Cuando el sol desplace su frontera de luz sobre el suelo todo habrá acabado. Las decisiones se habrán convertido en consecuencias.
Será la hora de decidir quiénes somos.
2 comentarios:
Muy bueno, me ha encantado. Aunque me ha sorprendido la oscuridad del escrito, esperaba en esta nueva etapa algo más amable. Pero esto ya son elucubraciones mías.
Gran escrito. Enhorabuena.
Abrazos.
Nunca sabes qué tienes dentro hasta que lo sacas.
Vendrán días más claros, seguro...
SALUDOS
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