jueves, diciembre 10, 2009

En el ángulo muerto Vol. 39


Declaración

El tipo desde un principio me había resultado un poco imbécil, no demasiado, es la verdad, pero algo había visto en él que no terminaba de gustarme. Llegó cuando estábamos en tercero, cuando formábamos una gran pandilla en la que cualquier desgraciado, yo incluido, con un poco de gracia tenía cabida. Resultó ser la novedad de ese año, un tío alto, que vestía diferente e incluso un poco afeminado, o por lo menos eso nos parecía. Su aíre chulesco e impertérrito ante las provocaciones nos convenció, le hicimos un hueco entre nosotros, aunque, como ya he dicho, no suponía ningún mérito.
Al principio no hablábamos mucho, era el nuevo, el maldito marica que no me hacía demasiada gracia; creo que eso supuso el principio de nuestra extraña relación. Hay que reconocer que acabó por caerme ligeramente simpático, tenía una ironía especial a la hora de poner a parir a todo el que se moviese, debía ser resultado de su afeminamiento, pues tenía esa habilidad propia de las mujeres para señalar los aspectos negativos de todo el mundo.
Con la llegada del primer verano nos quedamos prácticamente solos. Como casi siempre yo había suspendido y me tenía que quedar en el barrio mientras mi familia iba a la playa, realmente me daba igual, me lo montaba bastante bien solo sin necesidad de irme hasta un lugar atestado de gilipollas. Lo malo es que se produjo un éxodo masivo, que si uno al pueblo, que si otro a la montaña, que si a la costa, que si el de más allá estaba enchochado y no se le veía el pelo. Me vi solo en la ciudad, sin nada mejor que hacer que bajar al parque en busca de alguien que me hiciese compañía. El primer día volví solo a casa, incluso abrí un rato los libros pues me aburría soberanamente. El segundo día estaba allí plantado con el pelo engominado, en el banco que ya nos pertenecía por una especie de derecho adquirido. Fue una tarde extraña, confusa, en la que no sabíamos bien de qué hablar, pero al final decidimos quedar para el día siguiente. La cosa se fue animando, nos comprábamos un par de litros y estábamos un buen rato charlando, parecía que la confianza crecía. Decidimos, con buen criterio, recorrer las fiestas de los pueblos de la Sierra para cambiar de aíres. Resultó ser un buen verano, conociendo chicas, bebiendo copas y bailando hasta altas horas con la música de las verbenas. Lo único que continuaba sin gustarme, a pesar de que me hacía reír, era que siempre aprovechaba para criticar a todo el que no estuviese presente. Yo le seguía el juego hasta cierto punto, pero debió darse cuenta de hablaba de mis amigos y tampoco se soltaba demasiado.
El siguiente curso tenía que salir del Instituto con dos pendientes del año anterior, ningún profesor creyó en mí y me pusieron al final de la clase. Me desvinculé del parque y me dediqué a lo que tenía que hacer, que no era otra cosa que estudiar y demostrar a los mediocres educadores cuan errados estaban. Él se hizo un hueco definitivo, era uno más y siempre que me acercaba a ver a la pandilla estaba presente. Fue un año duro, de privaciones a las que no estaba acostumbrado, aunque finalmente la recompensa llegó en forma de un mísero aprobado que, al menos, evitó que tuviese que ir a septiembre. Mientras, él comenzó a trabajar, a mostrarse como realmente era. Un tipo ladino, cobarde y con ansias de notoriedad. Resultó que pasó todas mis ausencias poniéndome verde, haciéndome blanco de todas las estupideces que se le pasaban por la cabeza. Yo tenía la mente en otro lado y tampoco reparaba en lo que sucedía alrededor, simplemente su veneno iba calando poco a poco, fluyendo entre las amistades que tanto tiempo habían aguantado.
Con la llegada del calor todos volvieron a irse, yo incluido, no pensaba volver a derretirme caminando por el puto asfalto recalentado. Decidí largarme al norte, a trabajar de camarero para después ir de gorra con mis viejos a la playa, el plan resultó perfecto; ahorré dinero y tengo que reconocer que nunca había visto a mi familia tan contenta.

Nacho Valdés

4 comentarios:

Sergio dijo...

Espero que ese tipo odioso reciba su merecido....yo también encontré en mi vida gente asi.
En fin hay que convivir con todo el mundo inclusive con uno mismo....

Esperando la continuación me quedo.

raposu dijo...

No he visto ningún rótulo de esos "...cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia...", pero habrá que esperar a ver como evoluciona la historia...porque evoluciona ¿no?

Nacho dijo...

Evolucionará y terminará el próximo lunes.

Besos.

Anónimo dijo...

Gente así hay por todos lados, por todos los conocidos y por conocer, pero son naturales a su entorno, como las moscas a la mierda.

Parece que los relatos largos ya no son de tu agrado.