lunes, septiembre 07, 2009
En el ángulo muerto Vol. 28
Madurez
Zabala se movía inquieto en el despacho, eran cuatro los hombres reunidos en torno a la mesa gigantesca que ocupaban parcialmente. Su superficie estaba cubierta de papeles, carpetas y documentos, todos arremolinados, sin orden ni concierto. Salvo Jaime Zabala, todos vestían uniforme militar, miraban con cierta inquietud al personaje que, de píe, andaba arriba y abajo. Llevaban más de tres días encerrados, tras la caída del Palacio presidencial se habían movilizado directamente a una de las capitanías principales, habían dado la orden de no ser interrumpidos para dilucidar la situación.
- Deberíamos seguir con los mensajes confusos, procurar que la población no sepa qué es lo que está pasado. Necesitamos tiempo. – Jaime Zabala, de espaldas al ventanal que iluminaba la habitación, había dejado de moverse cuando comenzó a hablar.
- Podemos seguir utilizando la radio. – Comentó uno de los mandos.
- O restaurar el servicio de televisión y dar noticias según nuestra conveniencia. – Dijo otro.
- Para la televisión todavía me parece pronto – cortó Zabala- creo que es mejor continuar con la radio.
- ¿Y qué me dice de los servicios informáticos? La red sigue bloqueada desde que la asaltamos, nadie puede usarla en todo el territorio.
- Y así va a continuar, por lo menos durante un tiempo indefinido. Recuerden que fue uno de nuestros principales puntos de apoyo para derrocar al gobierno, no querrán que nos suceda lo mismo a nosotros.
- Estoy de acuerdo. – El militar más anciano de entre los presentes tomó la palabra.- No deberíamos bajar la guardia, máxime en el momento en el que nos encontramos. Estamos en un momento de extrema debilidad, cuanto menos sepa la población civil o nuestros posibles opositores mejor nos podremos organizar.
- En este caso la información es nuestro poder, nadie sabe realmente qué es lo que ha sucedido. – Jaime Zabala volvió a intervenir.- La población está asustada, es el momento que debemos utilizar para construir una sociedad más avanzada, sin fisuras.
- Propongo ir normalizando la situación poco a poco, si partimos de restricciones severas, cada derecho recuperado por la población será bien recibido. – Dijo el anciano militar.
- Me parece lo más adecuado. – Zabala volvió a hablar. – Cuanto más apriete nuestro puño, más agradecida estará la población cuando aflojemos. La gente conoce la corrupción del gobierno, siempre se puede disfrazar nuestra política de un timón corrector de los errores cometidos por el gobierno caído. Otro asunto es qué hacer con los prisioneros capturados, yo propongo su ejecución como enemigos del Estado. ¿Están ustedes de acuerdo? – Todos los presentes hicieron algún gesto para dar su aprobación. – Muy bien, creo que se puede levantar la sesión. Repartiremos cartillas de racionamiento en nombre de los líderes sociales, la población lo agradecerá. Buenas noches caballeros.
Jaime Zabala salió a paso firme de la habitación, estaba ansioso por reunirse con su hijo recién nacido y su esposa. En la puerta, como de costumbre, su escolta le esperaba con la puerta del vehículo abierta. Le indicó a dónde dirigirse y se perdieron en la noche.
Nacho Valdés
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1 comentario:
Malos, malos, mala sombra...son malos de verdad.
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