lunes, junio 02, 2014

En el ángulo muerto Vol. 231



Definitivo


Le pidió al comisario que se sentase en el asiento del piloto, él iría detrás encañonándole con su pistola y, de esta manera, tendría la situación controlada. Al menos era lo que creía pero estaba lejos de poder contenerse pues el temblor de sus manos se hacía ostensible en el cañón de metal que no cesaba de oscilar. Cogió el tabaco de su superior y se puso a fumar, desde que se había visto inmerso en la investigación que había arruinado su vida era algo que le aliviaba en sobremanera; expulsar el humo con parsimonia y dejar que se elevase le provocaba uno de los pocos placeres de los que podía disfrutar.
-          No sé qué le ha pasado Vázquez pero seguro que podemos llegar a entendernos. ¿Necesita que le aclare algo? – Dijo el comisario con un tono impostado de tranquilidad.
-          No necesito nada, simplemente siga mis indicaciones –cortó con tono severo el detective-. Además, será mejor que no diga nada más si no quiere que le descerraje un tiro aquí mismo.
-          Pero –titubeó el otro-, no cree que sería mejor que encontrásemos una salida para este lío en el que se está metiendo.
-          Lo mejor será que se mantenga callado, no tengo más que apretar el gatillo y esparcir su cabeza por el coche. ¿Me ha entendido? – Mientras hablaba le acariciaba con la punta de la pistola para que sintiese el acero rozándole. El otro no dijo nada, siguió conduciendo por donde le indicaba su antiguo subalterno.
Al cabo, abandonaron el centro y se dirigieron hacia las afueras de la ciudad. El comisario aparentaba reposo pero en su interior  bullía la más primitiva de las emociones: el miedo. Y, de alguna manera, ese terror iba alimentando a Vázquez que a cada segundo se sentía más seguro en sus acciones. Siguieron avanzando entre los vehículos que discurrían hacia las afueras con trabajadores que acudían en manada a sus puestos, mientras que en el interior del vehículo solo se escuchaba el rumor de la radio que había dejado conectada el detective a un volumen prácticamente inaudible. Después de avanzar por una de las radiales tomaron un desvío que les llevó, tras atravesar una zona de chabolas, a una antigua fábrica de ladrillos que llevaba mucho tiempo desvencijada y abandonada. El hombre que conducía se dejaba llevar mansamente sin aparentar demasiado nerviosismo, daba la impresión de saber algo que le ofrecía cierta seguridad. El otro, sin embargo, exteriorizaba su nerviosismo y parecía sentirse acorralado por alguna amenaza indeterminada.
Después de aparcar cerca del edificio principal se introdujeron en una de las naves repletas de escombros y suciedad, avanzaron evitando los obstáculos entre muros repletos de pintadas. Vázquez se detuvo en un claro formado entre los desperdicios y exigió al comisario que se arrodillase; obedeció  sin rechistar aunque su expresión ya mostraba el pánico del que intuye lo que va a suceder, su labio inferior vibraba sin control.
-          ¿Estás seguro de lo que vas a hacer? Nos conocemos desde hace demasiado tiempo como para que no me des al menos una explicación de lo que ha sucedido – había cambiado la manera de dirigirse a Vázquez intentando aparentar cierta cercanía -.
-          Estás en la lista, llevas todo este tiempo alejándome de mi investigación.- El detective pronunció esto sin emoción, como si fuese un autómata. Mientras le encañonaba directamente en la cabeza.
-          ¿De qué lista me estás hablando? – Respondió desesperado el comisario.
-          De ésta – le plantó el papel delante de las narices -, estás metido hasta el culo.
-          Pero, ¿vas a hacer caso de un papelucho de mierda? ¿Me vas a matar por eso?
-          Esto ha salido de las manos de don Manuel…
-          Escúchame bien – interrumpió el comisario -, esto podemos arreglarlo civilizadamente. Tengo dinero, puedo…
El sonido del disparo inundó la nave y una pequeña bandada de palomas remontó el vuelo asustada, el cuerpo del comisario tardó unos instantes en caer aterrizando como si se tratase de un saco de harina. Vázquez le miró durante un instante y después enfundó el arma y volvió al vehículo.

Nacho Valdés


1 comentario:

raposu dijo...

Me da que esto es un final, pero nunca se sabe, después de tantas semanas...