Se nos escapó un dato muy especial y es que el pasado 26 de febrero hubiese cumplido 80 años Johnny Cash. Figura referencial en esto de hacer canciones desde "adentro". Un icono, quiza uno de los primeros y también un amante, un loco, un borracho y seguramente un genio....
Larga vida al perro negro de Cash
miércoles, febrero 29, 2012
Delaletra
El constructor de relatos
Para todo aquel que guste de la buena lectura y que tenga cadencia hacia la escritura debe hacer parada obligada en Antón Chéjov (1860-1094), médico y escritor ruso. En su corta vida tuvo tiempo para realizar una enorme obra en la que destacan, por encima del resto de producción, sus cuentos.
Lejos de la ampulosidad de otros autores, el ruso practicaba una escritura comedida en la que no incluía adornos superfluos y en la que el estilo parco se convertía en la referencia. Sus historias son cotidianas y no tratan sobre argumentos de gran profundidad, únicamente el día a día cotidiano de la Rusia pre-revolucionaria. Los personajes habituales con sus pequeñas historias suponen el hilo conductor de estos relatos cortos que enganchan por su sencillez y ejecución impecable. Aunque Chéjov no bucea en los problemas rusos, sí que deja traslucir una ligera crítica a la enorme burocracia estatal, sus estúpidas jerarquías y, sobre todo, al ejército de aduladores que crece a la sombra de esta circunstancia administrativa.
Los primeros relatos de este escritor, que cuentan con una extensión mínima, permiten una lectura dinámica y entretenida que introduce al lector en su mundo crudo y descarnado.
Nacho Valdés
martes, febrero 28, 2012
A day in the life
Hoy hubiese cumplido 70 añazos el gran follador-vividor(parafraseo a Muchacho) Brian Jones, el cual tocó todos los instrumentos posibles, fundó los Rolling Stones y paseó chulería por la playa de Venice.
LA DISQUERÍA ELÉCTRICA (49)
lunes, febrero 27, 2012
En el ángulo muerto Vol. 136
Estío
Los días se acumulaban entre la academia de repaso y la lectura, Rafael no hacía otra cosa y su madre, preocupada, le había obligado a bajar todas las tardes a la calle a que al menos le diese un poco el sol. Le resultaba tremendamente llamativo el hecho de que estuviese blanco como la leche y que no hubiese conseguido nada en lo relativo al bronceado típico del verano. Para ella se trataba de algo significativo, una especie de estigma que llevaba adherido a la piel. Así que, para intentar que socializase e hiciese algo normal, como el resto de adolescentes, le obligaba a que por las tardes se diese una vuelta que, a decir verdad, le hizo coger un tono de piel menos enfermizo. Y, puesto que le obligaba a dejar en casa todo libro, revista o publicación, Rafael pensó que el lugar adecuado para conseguir lectura era en el refugio del falso Hemingway.
Por lo tanto, todas las tardes, después de hacer las tareas tediosas que le encargaban en la academia, salía de su casa para, en teoría, quedar con sus supuestos amigos del barrio. En realidad iba directamente al refugio y, de entre los cientos de libros que se habían ido acumulando, elegía uno y se ponía a leer junto a su nuevo compañero que únicamente asentía con la cabeza cuando le veía y que le sonreía mostrando sus encías putrefactas. A Rafael le daba igual el olor y la desagradable apariencia del doble del gigante americano, de hecho se había acostumbrado y no tenía ningún problema en mantenerse cercano a él. Había conseguido otra caja de fruta y pasaba el rato que le obligaban a estar lejos de su hogar leyendo tranquilamente a la sombra del pasadizo. Entre los innumerables libros que tenía a su disposición, encontró las obras completas del Ernest Hemingway y consideró que ese sería un buen verano para ponerse al día con el malogrado escritor. Por su parte, el vagabundo había disminuido el tiempo que dedicaba a la lectura y tenía un aspecto un tanto desmejorado. El peso que había cogido durante la primavera parecía estar esfumándose y, aunque aún no se notaba demasiado, tenía pinta de estar adelgazando. Rafael tampoco pensaba demasiado en ese asunto pero lo achacó al calor o quizás a la mala alimentación del individuo y, como tampoco hablaban, consideró que sería mejor no hacer nada pues ese hombre parecía saber salir solo de cualquier atolladero. Cuando la gente pasaba a su lado se quedaba mirando a la extraña pareja formada por un adolescente y un sin techo barbudo y orondo, resultaban bastante llamativos pero ninguno de los dos reparaba en las personas que de vez en cuando se quedaban unos instantes observándoles.
Por supuesto, los informes que llegaban de la academia no eran demasiado halagüeños. Los profesores con los que trataba no se habían tomado la molestia de conocerle y consideraban que, de seguir el verano como estaba desarrollándose, no conseguiría nada positivo en la convocatoria de septiembre. Sus padres sometieron a Rafael a un intenso interrogatorio del que no sacaron nada en claro pues contestaba con evasivas y era su madre la que ponía en su boca un mensaje que, aunque exagerado, se correspondía más o menos con la realidad. El resumen podría ser que todo lo relativo al instituto le daba exactamente igual con el agravante de haber caído en manos de la perniciosa lectura, como si se tratase de un moderno Alonso Quijano. En definitiva, que no tenía ningún interés por el grueso de las materias y que únicamente las que incluían algo de redacción y lectura le resultaban estimulantes. La culpabilidad de todo fue achacada al vicio lector que Rafael tenía y esto le resultó tremendamente llamativo pues, según lo que oía, el resto de chicos de su edad tenían el problema contrario. No leían absolutamente nada y no eran capaces de expresarse con corrección; justo lo opuesto a él. En definitiva, fue castigado a no acercarse a nada impreso que le permitiese leer.
Le daba igual, solo tenía que ir con su compañero y servirse. Así que seguía en la misma situación que antes, disfrutando de su pasión sin tener que plegarse a las exigencias de los mediocres adultos que le rodeaban y exigían rendimiento en los estúpidos campos que ellos creían importantes. De todas maneras y, puesto que su madre le conocía, una de las tardes le siguió y le sorprendió leyendo junto al cada vez más desmejorado falso escritor americano. La sorpresa de ambos fue mayúscula y Rafael fue arrastrado del brazo hasta su casa a la espera de la llegada de su padre para tratar el tema.
Nacho Valdés
viernes, febrero 24, 2012
Out the air
En esta semana(muy larga) ha habido: cargas policiales, cuentas que no cuadran, cero dimisones, nuevos jueces en el supremo, enfermades propias y ajenas, horarios esclavos e incumplibles, pérdidas de peso físico y mental, exámenes en espera y amores que se rompen. Por ello me he visto obligado a recurrir a esta "nana" erótica que me ha acompañando antes de cada examen realizado y que, muy a mi pesar, no consiguió relajarme para tan señalada fecha.
Christina Rosenvinge - La Distancia Adecuada
Christina Rosenvinge - La Distancia Adecuada
jueves, febrero 23, 2012
Las Partes Secretas (Vol. 8)
Te mentirán si te dicen que no fui yo el que primero se fijo en ti en la Plaza Real de Barcelona clavando tus puntillas de bailarina para llegar a ver al cantante canadiense en su concierto privado. Harta de tu poco equilibrio echaste a correr como los perros del hipódromo del sábado por la noche y yo te seguí pero no pude alcanzarte. Corrí y corrí hasta que mi sangre se convirtió en petróleo pero era imposible llegar a tus brazos. Quise mirar al cielo y trazar con ayuda de las estrellas un mapa imposible que revelara tu situación concreta antes de perderte definitivamente pero lo único que pude reunir fue una gran sonrisa estrellada en lejano cielo de la ciudad condal.
No te volví a ver más. Me probé todo tipo de pieles tratando en vano de alimentar al animal que aquella noche de enero creció dentro de mí y que, de alguna manera, ya no me abandonaría. Con el tiempo logré domarlo e incluso limar un poco esas aristas suyas que tantas heridas internas me provocaban. El hombre de hielo y la chica de fuego era obvio que nada bueno podía salir de allí.
Cuando todo estaba ya perdido el árbol mostró un fruto nuevo, inesperado y brutal. Las venas volvieron a llenarse y el agua se estancó. El animal se abandonó en un sueño primitivo y eterno y ni siquiera oía su voz en las horas de sueño. Desapareció como un coche robado y esa ausencia no volvió a ser llenada por nada y nadie.
La cosecha fue generosa y ese fruto trajo otro. Aquellos dos frutos le volvieron vulnerable, era muy fácil herirle más que en ningún momento de su vida anterior.Fue entonces cuando no quedó más remedio que matar al animal por muy profundo y lejano que fuera ya su recuerdo. Llegado marzo se situó frente a un espejo en una de las tiendas de su ciudad y gritó el nombre de su animal en repetidas ocasiones y cada vez más alto y claro. Sin embargo solo su espigada y maltrecha figura se reflejaba en el espejo. Aguantó tres días con sus noches allí delante. Sabía que no debía irse, que ese era el momento, que nunca más había estado tan cerca de acabar con el animal. De pronto algo surgió de las sombras, una ráfaga de frío intenso, un ruído que crecía y crecía dentro de él. Sus ojos quedaron fijos en el espejo. Una lágrima comenzó a asomarse en sus pupilas incapaces de cerrarse.
Allí estaba, era él. Con un fuerte golpe rompió el cristal y al instante notó un dolor impreciso en su pecho. Su camisa blanca comenzó a teñirse de rojo.
Cayó al suelo apoyado en sus rodillas y comprendió que era su fin pues nadie es capaz de vivir sin ese animal esperando a salir.
Se deshace Abril entre huesos de perros muertos y flores silvestres que crean caminos no transitados por nadie, al lado de las autovías que comunican las ciudades y los amores.
No te volví a ver más. Me probé todo tipo de pieles tratando en vano de alimentar al animal que aquella noche de enero creció dentro de mí y que, de alguna manera, ya no me abandonaría. Con el tiempo logré domarlo e incluso limar un poco esas aristas suyas que tantas heridas internas me provocaban. El hombre de hielo y la chica de fuego era obvio que nada bueno podía salir de allí.
Cuando todo estaba ya perdido el árbol mostró un fruto nuevo, inesperado y brutal. Las venas volvieron a llenarse y el agua se estancó. El animal se abandonó en un sueño primitivo y eterno y ni siquiera oía su voz en las horas de sueño. Desapareció como un coche robado y esa ausencia no volvió a ser llenada por nada y nadie.
La cosecha fue generosa y ese fruto trajo otro. Aquellos dos frutos le volvieron vulnerable, era muy fácil herirle más que en ningún momento de su vida anterior.Fue entonces cuando no quedó más remedio que matar al animal por muy profundo y lejano que fuera ya su recuerdo. Llegado marzo se situó frente a un espejo en una de las tiendas de su ciudad y gritó el nombre de su animal en repetidas ocasiones y cada vez más alto y claro. Sin embargo solo su espigada y maltrecha figura se reflejaba en el espejo. Aguantó tres días con sus noches allí delante. Sabía que no debía irse, que ese era el momento, que nunca más había estado tan cerca de acabar con el animal. De pronto algo surgió de las sombras, una ráfaga de frío intenso, un ruído que crecía y crecía dentro de él. Sus ojos quedaron fijos en el espejo. Una lágrima comenzó a asomarse en sus pupilas incapaces de cerrarse.
Allí estaba, era él. Con un fuerte golpe rompió el cristal y al instante notó un dolor impreciso en su pecho. Su camisa blanca comenzó a teñirse de rojo.
Cayó al suelo apoyado en sus rodillas y comprendió que era su fin pues nadie es capaz de vivir sin ese animal esperando a salir.
Se deshace Abril entre huesos de perros muertos y flores silvestres que crean caminos no transitados por nadie, al lado de las autovías que comunican las ciudades y los amores.
miércoles, febrero 22, 2012
LA DISQUERÍA ELÉCTRICA (48)
Durante mis muchos años de seguimiento como auténtico fan de Radio Futura tuve la ocasión de, en un par de ocasiones, hablar con Enrique Sierra. Debo confesar que, siendo tan jovencito, sus looks punks me daban un poco de miedo, pero una vez me acercaba y me saludaba con una sonrisa, desaparecían todos mis temores. Las conversaciones eran intrascendentes pero una vez acabadas yo me iba feliz por haber intercambiado unas pocas palabras con esta persona. En la última gira del grupo, cuando RF ya se había convertido en un grupo que llenaba plazas de toros, tuvo la amabilidad de regalarme una gorra (que aún conservo) del merchandising de la gira de "Veneno en la Piel". Tras la disolución del grupo, creo que fui de los pocos que compró su disco con Los Ventiladores, gran CD que guarda auténticas joyas musicales que todos deberíamos escuchar alguna vez en la vida.
Me gusta pensar, que allá donde esté, se habrá encontrado con Guille Martín y con Antonio Vega y no me extrañaría que ya estuviesen haciendo bolos en los antros más auténticos y rockeros del Cielo.
Enrique nos ha dejado y desde este blog hubiese sido imperdonable no hacerle un homenaje.
martes, febrero 21, 2012
Palabras usadas
Hoy me he levantado con ganas de levantar ampollas y decidido a disparar un torpedo contra la línea de flotación del progresivismo. Afirmo, confirmo y sostengo que la versión que realizan los Arizona Baby y Los Coronas del tema I wish you were here es mucho más fresca que la original de los Pink Floyd. Sí amigos, comparo a los pesaditos de los Pink Floyd con un par de grupos españoles que hacen lo que pueden por el territorio nacional.
Espero las reacciones de los malditos progresivistas...
Espero las reacciones de los malditos progresivistas...
lunes, febrero 20, 2012
A day in the life
Éste fin de semana nos dejó Enrique Sierra, parte enorme del rock y el punk en castellano. Soberbio guitarrista en un mundo en el que nadie sabía tocar. Esta semana le haremos une especial recuerdo y guardaremos para siempre el recuerdo de su imagen icónica.
En el ángulo muerto Vol. 135
Retorno
Recorrió el camino de vuelta a casa pensativo y meditabundo, Rafael había quedado hondamente impresionado por lo el encuentro que había tenido instantes antes. Si bien la ida había sido una carrera contra-reloj en busca de la copia de Hemingway, el retorno se había convertido en una especie de cuesta arriba que se volvía más inclinada cuanto más cerca se encontraba de su portal. Algo le conectaba con el tipo con el que había entablado contacto y no sabía de qué se trataba exactamente. Evidentemente, les unía una pasión por la lectura que se podía considerar desmedida, inclinación que parecía traerles problemas a ambos. Aunque, en ese sentido, debía reconocer que las complicaciones más graves los tenía el indigente que vivía en la calle. Cuando le sonrió al recoger el libro que el chaval le había tendido le había mostrado unas encías vacías de dientes en las que pervivían unas piezas supervivientes en deplorables condiciones, lejos de provocar su rechazo se sintió agasajado por esa muestra de simpatía que el enorme sujeto había tenido para con él. Tampoco le provocaba ningún rechazo el fuerte olor a ácido úrico que desprendía, ni tampoco sentía miedo de la especie de infravivienda que se había construido a base de libros, volúmenes de todo tipo y revistas. En definitiva, el hombre vivía sumido de forma auténtica en un mundo literario que a Rafael le había resultado increíblemente fascinante.
Durante las semanas siguientes no podía pensar en cualquier otra cosa que no fuese el contribuir a la pasión lectora del tipo del pasadizo. Cada libro que leía, cada periódico que conseguía y cada revista que pasaba por sus manos eran inmediatamente archivadas para llevárselas al hombre que vivía en la calle. Éste respondía siempre con su sonrisa desnuda de dientes y repleta de vanos sanguinolentos, Rafael tampoco pedía más. El simple hecho de acercarse a él y sentir la profunda mirada de sus ojos azules ya le hacía estremecerse, como si entrase de alguna forma en contacto con todo lo que ese hombre había vivido durante su vida. Tal era su dedicación a la causa del aparente Hemingway que comenzó a hurtar libros siempre que podía. Comenzó desvalijando la biblioteca de su instituto pues sabía que pasaría tiempo hasta que se diesen cuenta y, mientras esto sucediese, innumerables clásicos eran arrancados de sus estantes para ser entregados al voraz lector que era el vagabundo. Como no podía ser de otra manera, sus calificaciones y atención en clase disminuyeron aún más de lo habitual. Eso le valió una buena reprimenda en su casa puesto que su madre algo sospechaba aunque sin saber exactamente de qué se trataba. De todas formas, intentó sondear a Rafael mediante un interrogatorio aleatorio y preliminar para ver si éste caía en algún tipo de contradicción que le indicase qué se traía entre manos. Por supuesto Rafael sabía qué intentaba su madre y se mantuvo firme y sin fisuras, pasó la prueba pero recibió el aviso de que andaban tras sus pasos.
Para cuando saltaron las alarmas en la biblioteca de su centro ya había surtido a la reencarnación de Hemingway de decenas de títulos que este parecía devorar como si tal cosa. No tenía claro si lo que le entregaba lo había leído antes o no pero, el caso, es que siempre aceptaba lo que le llevaba y cuando volvía a entrar en contacto con él comprobaba que estaba inserto en su lectura. El refugio que el tipo se construía tomo a tomo parecía crecer a un ritmo desaforado, Rafael tenía claro que sacaba recursos de más lugares y había llegado a hacer una especie de pequeña cabaña hecha de celulosa. Había levantado paredes y un techo que no tenía claro cómo podía soportarse pero que, sin lugar a dudas, ofrecía refugio para una persona voluminosa como la que dormía ahí todas las noches. Por otro lado, el hombre no cesaba de engordar y cada día parecía estar más orondo y feliz. Parecía alimentarse de los relatos, ensayos y reflexiones que caían en sus manos y que sus ojos claros devoraban con tremenda pasión.
Prácticamente sin darse cuenta el curso de Rafael se consumió y él se encontró con varias asignaturas para septiembre, podía haber sido peor pero consiguió a última hora desembarazarse de algunas materias a las que no había prestado ninguna atención durante el curso. Tendría que estudiar en verano y su madre le había apuntado a una academia convencida de su inutilidad, la buena noticia es que seguiría pasando todos los días por el pasadizo de Hemingway.
Nacho Valdés
viernes, febrero 17, 2012
Out the air
Ayer por la noche, tarde como siempre, me llamó el bueno de Neil Young para decirme un par de cosas. La primera que si podíamos hacerle un hueco para conmemorar el cuarenta aniversario de la salida de su álbum Harvest. Lo segundo que me dijo fue que quería mandar mucha suerte a mi colega Sergio que tiene este fin de semana que superar un pequeño trance. Al final, entre que estaba medio dormido y que Neil es un buen tipo, no pude negarme. Así que nada, damos comienzo al fin de semana con este increíble tema que es historia de la música desde el mismo momento en el que vio la luz.
jueves, febrero 16, 2012
Las Partes Secretas (Vol. 7)
Entré en aquella sala buscando a una chica que había visto fugazmente en el metro y que me recordó de una manera casi fotográfica al ángel que saltó junto a mi desde el puente de Machado hasta el rio del camino de Santa Ana. Sin embargo una vez dentro del recinto no encontré a nadie. Solo cuatro paredes blancas que parecían estar esperando pintura y tinta y que me acompañaron en aquel momento de profunda tristeza y melancolía. Me pasa a menudo; creo verte en cualquier parte pero cuando sigo tu estela no encuentro ningún cometa en la cabeza. Hace unos meses me dijeron que te habías mudado a Madrid para buscar un mejor empleo y otra vida. Un poco más tarde me comentaron que habías cambiado Madrid por Berlín para poco después volar hasta Buenos Aries. Allí habías visitado a antiguos amigos en el barrio de Palermo para después perderte por la ruta de Cortázar. Yo, seguí todos esos trayectos en mi cabeza tratando de imaginar cómo lo pasarías en cada una de esas ciudades: a quién verías, a quién amarías o cómo te sentirías en esas frías habitaciones de hotel o en los viejos asientos de los aviones. No fui capaz de mimetizarme con todas esas palabras mudas que mi mente producía pero mi boca era incapaz de pronunciar.
Me vacío en la puerta de mi casa con un desconocido: “No puedo olvidarme de ella. Tengo la sangre convertida en mercurio por sus ojos tristes. Me ha crecido al lado del corazón un campo de trigo que cuando sopla el viento es la viva imagen de su pelo de ninfa sin dueño. He recorrido todos estos caminos sin importarme si las suelas de mis zapatos dejaban un rastro de sangre. Y todo lo he hecho por ella.” El tipo extraño y sin rostro me sugiere que quizá sea el momento de dar un paso al costado y abandonar esa estela que persigo; viajar a la velocidad de la luz a otro estanque más tranquilo, sin riesgo de tormenta.
Pero claro, eso sería demasiado aburrido. Así que decido subir al tejado y buscar el cielo. Es entonces cuando comprendo que el cielo tiene más de suelo que de cualquier otra cosa y que siempre fue más fácil dejarse caer que esperar a aprender a volar.
Decido saltar y acabar con todo. Mañana quizá será otro el que empiece la búsqueda donde yo la dejé.
Me vacío en la puerta de mi casa con un desconocido: “No puedo olvidarme de ella. Tengo la sangre convertida en mercurio por sus ojos tristes. Me ha crecido al lado del corazón un campo de trigo que cuando sopla el viento es la viva imagen de su pelo de ninfa sin dueño. He recorrido todos estos caminos sin importarme si las suelas de mis zapatos dejaban un rastro de sangre. Y todo lo he hecho por ella.” El tipo extraño y sin rostro me sugiere que quizá sea el momento de dar un paso al costado y abandonar esa estela que persigo; viajar a la velocidad de la luz a otro estanque más tranquilo, sin riesgo de tormenta.
Pero claro, eso sería demasiado aburrido. Así que decido subir al tejado y buscar el cielo. Es entonces cuando comprendo que el cielo tiene más de suelo que de cualquier otra cosa y que siempre fue más fácil dejarse caer que esperar a aprender a volar.
Decido saltar y acabar con todo. Mañana quizá será otro el que empiece la búsqueda donde yo la dejé.
miércoles, febrero 15, 2012
Delaletra
John Cheveer (Quincy, Massachusetts, 27 de mayo de 1912- Ossining, Nueva York, 18 de junio de 1982)es, junto con Raymond Carver, el gran cuentista americano del siglo XX. Sus relatos son de una importancia capital para todo aquel que se ha sentido atraído por el formato corto. Muy cercano a la obra de Chejov llegó incluso a dedicarle un estupendo relato llamado “Tres Rosas Amarillas” en el que ficciona las últimas horas de la vida del escritor).
John Cheveer como buen intelectual fue homosexual, alcohólico y hedonista pero jamás de forma pública. Sus personajes y sus historias esconden todas esas frustraciones que el propio autor era incapaz de mostrar a los suyos. La literatura dijo Cheveer es la salvación de los malditos. Blake Bailey nos cuenta la vida de Cheveer en esta fantástica biografía documentada en las cartas y diarios privados del propio Cheveer. Bailey desmenuza esas partes secretas del gran autor americano con una elegancia y respeto sublimes.
La mejor biografía que yo jamás leí. Larga vida Cheveer.
martes, febrero 14, 2012
LA DISQUERÍA ELÉCTRICA (47)
Conocí a Lucas el verano del 2004 volviendo en el ferry de Ibiza a Denia. Acababa de sacar su primer disco y sonaba en Radio 3 el primer single. La canción era "Dos Días" y venía a contar todo lo que haría en el caso de que le quedasen dos días de vida. Hablaba de salir desnudo a la calle, atracar bancos con pistolas de juguete, abrir las iglesias para los sintecho, etc... el caso es que cuando llegue a Valencia fui a comprarme el disco y me encontré con un puñado de MUY buenas canciones.
Con el segundo disco me pasó lo contrario, no me gusto nada así que le dejé olvidado hasta estas navidades cuando, buscando videos en el youtube, me enteré que acababa de sacar un disco en directo grabado en Casa América de Madrid. Dado que el disco llevaba también un DVD me dedique a ver cada una de las canciones y me volví a enganchar.
Os dejo un dos canciones, una es la ya comentada "Dos Días" y la otra es una mas que aceptable versión de Sabina "Con la frente marchita" en la que se rodea de los músicos del autor del tema.
Abrazos Eléctricos
lunes, febrero 13, 2012
A day in the life
15 minutos con ARIEL ROT
Efe Eme estrena docu sobre Ariel Rot hecho con clase y cercanía
Efe Eme estrena docu sobre Ariel Rot hecho con clase y cercanía
En el ángulo muerto Vol. 134
Cercanía
La idea de entrar en contacto con ese hombre, con ese supuesto gigante intelectual le había provocado una excitación que no experimentaba con demasiada frecuencia. Al contrario que los chicos de su edad, cuyo día a día era un carrusel emocional, Rafael solía ser más comedido en sus reacciones y mantenía casi siempre una disposición emotiva bastante lineal. Sin embargo, la idea de acercarse a esa copia de Hemingway le resultaba apasionante, de lo mejor que podría sucederle para terminar un día que no había ido demasiado bien pues había pasado por el instituto sin pena ni gloria, había sido objetivo de las burlas de sus compañeros y, por último, había recibido un rapapolvos de un profesor mediocre por no haber realizado los estúpidos ejercicios que había encargado. Todo eso le daba igual comparado con la oportunidad de enfrentarse al vagabundo, de acercarse a él y conseguir que le trasmitiese alguno de los conocimientos que con toda seguridad albergaba tras la ingente cantidad de lecturas que parecía haber realizado.
Intentó disimular su entusiasmo y fue a pedirle permiso a su madre para bajar a una papelería del barrio a comprar papel milimetrado, realmente no lo necesitaba pero esa excusa le dejaría un margen precioso de tiempo libre en la calle para llevar a cabo el plan que tenía en mente. Su madre aceptó sin rechistar, probablemente estaría deseando que Rafael hiciese lo que el resto de chavales de su edad; inventarse algún pretexto para conseguir salir del hogar, quedar con los amigos y, de paso, sisar algo de dinero para, con un poco de suerte, reunir para alguna cajetilla de tabaco. De esta forma, Rafael salió disparado hacia su habitación para ponerse el abrigo y bajar a la calle. De paso, ya que pasó por su cuarto, cogió el ejemplar el Viejo y el mar en el que había visto por primera vez la foto de Hemingway. Por precaución, puesto que si su madre lo veía seguramente le recriminaría que estuviese todo el día con libros a cuestas, lo escondió en uno de los bolsillos laterales de su abrigo. Cuando iba a salir por la puerta a toda velocidad la voz de su madre le frenó, le había preparado unas monedas para que comprase los materiales que supuestamente necesitaba. Rafael metió el dinero en el bolsillo y salió disparado.
Fue directamente al pasadizo, prácticamente a la carrera y sin fijarse en nada de lo que sucedía a su alrededor. La luz comenzaba a escasear y el alumbrado público tintaba de amarillo la ciudad. Rafael atravesó la calzada sin atender al tráfico y recibió una sonora pitada de un coche que se vio obligado a frenar para no arrollarlo. Cuando llegó a la entrada del corredor habitado por el aparente Hemingway paró en seco, su oronda figura se recortaba contra la luz que llegaba desde el otro lado. El tipo estaba iluminado por una pequeña linterna, la utilizaba para leer en la penumbra en la que habitaba cuando la noche caía sobre la urbe. Seguía sentado sobre una cesta de fruta y no atendía más que a lo que sostenía entre sus manos, un tremendo tomo de lo que parecía ser algún tipo de enciclopedia o algo por el estilo. Rafael se acercó lentamente, no quería distraer a ese hombre de la actividad lectora que estaba desarrollando, cuando estuvo a una distancia más o menos cercana sacó el libro que había escondido en su chaquetón y fue directo a la contraportada, a la foto del escritor que tanto le había llamado la atención. No sabría decir hasta dónde llegaba el parecido pero a esas horas de la tarde, sin casi iluminación, le resultaban idénticos, como si fuesen la misma persona. Resultaba tan increíble que se quedó anonadado y sin saber qué hacer, se mantuvo petrificado a escasos metros de ese sujeto que desprendía un tremendo y penetrante olor a orín y suciedad. El mendigo levantó la vista, reparó por primera vez desde que había llegado Rafael en que un adolescente se había quedado paralizado delante de él. Ambos sostuvieron la mirada unos instantes hasta que el joven no tuvo más remedio que bajarla, le resultaba insoportable la fuerza que irradiaban las pupilas del hombre que tenía delante. Le tendió el libro que llevaba en las manos y el otro lo recogió con una sonrisa, después Rafael se alejó de nuevo hacia su casa caminando lentamente y pensando en la experiencia que acababa de vivir.
Nacho Valdés
viernes, febrero 10, 2012
Out the air
Estrenamos sintonia pirata en nuestra radio fuera de onda con los inimitables, actuales y siempre presentes The Doors. Disfruten del fin de semana...
jueves, febrero 09, 2012
BUSQUEN AL MUCHACHO EN...(VOL3)
Las Partes Secretas (Vol. 6)
Ella murió ayer. Eso fue lo que la voz, al otro lado de la línea telefónica, le susurró sin ningún tipo de delicadeza o paracaídas. Las palabras le sonaron en un primer contacto a jerga extranjera para poco a poco convertirse en una singular y enfermiza marcha fúnebre.
Hacía años que no sabía de ella y eso le hacía suponer que estaba bien. Podría decir que hasta había conseguido delimitar su recuerdo a una pequeña esquina en la parte más oscura de su cerebro. Allí, en esa ínfima versión de él, ella se había olvidado y abandonado. Cuando ella entró en su vida eran días de oro para su juventud y curiosidad. Es verdad que nunca fue lo suficientemente importante como para dirigir la vida de él pero por algún motivo cada cierto tiempo su cara volvía a visitarle.
Aquellas tres palabras suspendidas en el altavoz del teléfono le habían perforado el tórax y abierto las costillas de par en par. Su corazón estaba expuesto como una habitación con vistas a los picos helados de las montañas del norte.
Así que mientras oscurecía movió sus pasos hasta las afueras de la ciudad queriendo dejar atrás esa inesperada noticia . Se dijo así mismo que cuando se apagasen las luces de las ventanas de las casas, el recuerdo de ella y de su muerte haría lo propio y así podría seguir con su vida como lo había hecho hasta hacía unas horas.
Sentado allí, esperando el apagón, puso sus ojos en blanco; sabía que esa era la mejor manera de llegar a uno mismo. Recorrió los tejidos que unían sus recuerdos con sus emociones teniendo claro que el cerebro nunca sufre dolor sin que el corazón lo apremie. Llegó hasta esa esquina oscura donde ella dormía y la invitó a salir. Ella negó con la cabeza haciendo que su largo cabello se pareciese al baile que los estorninos ofrecen a la noche antes de abandonarla. Eso le hizo reir. Se acordó de aquel amigo suyo que estaba loco por ella y que nunca se atrevió a decirle nada y se le borró la sonrisa.
Es mejor que te quedes aquí . El sol no esperará a que acabes de desperezarte. Vuelve a tu nido. Yo me ocuparé de todo dijo él sin fijar sus ojos en nada. Ella no contestó.
Sus pupilas volvieron a la realidad y se fijaron de nuevo en las casas. Las luces de la ciudad seguían prendidas y frente a ellas decidió no volver jamás a mirar más allá de la siguiente esquina que tuviese que doblar.
Hacía años que no sabía de ella y eso le hacía suponer que estaba bien. Podría decir que hasta había conseguido delimitar su recuerdo a una pequeña esquina en la parte más oscura de su cerebro. Allí, en esa ínfima versión de él, ella se había olvidado y abandonado. Cuando ella entró en su vida eran días de oro para su juventud y curiosidad. Es verdad que nunca fue lo suficientemente importante como para dirigir la vida de él pero por algún motivo cada cierto tiempo su cara volvía a visitarle.
Aquellas tres palabras suspendidas en el altavoz del teléfono le habían perforado el tórax y abierto las costillas de par en par. Su corazón estaba expuesto como una habitación con vistas a los picos helados de las montañas del norte.
Así que mientras oscurecía movió sus pasos hasta las afueras de la ciudad queriendo dejar atrás esa inesperada noticia . Se dijo así mismo que cuando se apagasen las luces de las ventanas de las casas, el recuerdo de ella y de su muerte haría lo propio y así podría seguir con su vida como lo había hecho hasta hacía unas horas.
Sentado allí, esperando el apagón, puso sus ojos en blanco; sabía que esa era la mejor manera de llegar a uno mismo. Recorrió los tejidos que unían sus recuerdos con sus emociones teniendo claro que el cerebro nunca sufre dolor sin que el corazón lo apremie. Llegó hasta esa esquina oscura donde ella dormía y la invitó a salir. Ella negó con la cabeza haciendo que su largo cabello se pareciese al baile que los estorninos ofrecen a la noche antes de abandonarla. Eso le hizo reir. Se acordó de aquel amigo suyo que estaba loco por ella y que nunca se atrevió a decirle nada y se le borró la sonrisa.
Es mejor que te quedes aquí . El sol no esperará a que acabes de desperezarte. Vuelve a tu nido. Yo me ocuparé de todo dijo él sin fijar sus ojos en nada. Ella no contestó.
Sus pupilas volvieron a la realidad y se fijaron de nuevo en las casas. Las luces de la ciudad seguían prendidas y frente a ellas decidió no volver jamás a mirar más allá de la siguiente esquina que tuviese que doblar.
miércoles, febrero 08, 2012
LA DISQUERÍA ELÉCTRICA (46)
LLevo semanas escuchando el nuevo disco de Sidonie. De hecho me arrepiento de, a ultima hora, haber cambiado su concierto por la última peli de George Clooney (que por cierto es muy recomendable). El caso es que hoy me encontrado esta grabación del grupo hecha para las Furious Sessions que organiza la web del mismo nombre.
VIVA LA PSICODELIA!!!!
Sidonie (A Mil Años Luz)_07-01-12 from The Furious Sessions on Vimeo.
martes, febrero 07, 2012
Palabras Usadas
Tres cantantes(de los de antes) unidos por hilos invisibles aunque precisos y reconocibles. Bob Dylan, Jeff Tweedy y Nacho Vegas.
El primero, funciona como referente absoluto del noble arte de hacer canciones. El segundo es, probablemente, el músico más talentoso de su generación, y el último, podría funcionar como el espejo ibérico de ambos autores.
Dylan encerró en “Simple twist of fate” toda la ternura y oscuridad que un amante puede gobernar sin que el destino guíe sus pasos. Tweedy se encontró con la canción y la actualizó a sonido Wilco. Nacho Vegas la adaptó de forma brillante a la lengua castellana. Tres partes del mismo todo o tres partes de la misma nada…
Hagan juego:
DYLAN
TWEEDY
VEGAS
El primero, funciona como referente absoluto del noble arte de hacer canciones. El segundo es, probablemente, el músico más talentoso de su generación, y el último, podría funcionar como el espejo ibérico de ambos autores.
Dylan encerró en “Simple twist of fate” toda la ternura y oscuridad que un amante puede gobernar sin que el destino guíe sus pasos. Tweedy se encontró con la canción y la actualizó a sonido Wilco. Nacho Vegas la adaptó de forma brillante a la lengua castellana. Tres partes del mismo todo o tres partes de la misma nada…
Hagan juego:
DYLAN
TWEEDY
VEGAS
lunes, febrero 06, 2012
En el ángulo muerto Vol. 133
Añoranza de lo pasado
Había llegado a su casa presa de la excitación, la visión de ese hombre leyendo cerca de su refugio de cartón y libros le había resultado prácticamente mítica. Era como haber entrado en contacto con algún ser legendario de una época pretérita, alguien que estaba por encima del destino que le había caído en desgracia. Le resultaba extremadamente llamativo que alguien que vivía en la calle, sin prácticamente nada que llevarse a la boca, se preocupase de esa forma tan febril por el alimento intelectual, por la lectura que él tanto adoraba. Se le antojaba que quizás ese personaje fuese cercano a la figura de Ernest Hemingway, ese escritor del que solo había leído el Viejo y el mar y que la foto de la contraportada del libro que poseía le había causado una honda impresión que no era capaz de borrar. Después fue investigando algo sobre el personaje, más que sobre el escritor, y había caído hipnotizado por las imágenes que había encontrado de ese hombre de apariencia ruda pero, en el fondo, torturado por sus fantasmas y su increíble sensibilidad. El vagabundo le recordaba a él por varios motivos; por su barba blanca, por la tremenda circunferencia de su pecho y por esos ojos azules y profundos rodeados de piel sonrosada cuajada de capilares rotos.
Se sentó en la mesa mientras su madre le interrogaba sobre su jornada en el centro académico, como siempre la notaba preocupada y condescendiente con él. Sabía que no era un chaval como los demás, que le costaba relacionarse y que dedicaba demasiado tiempo a ocupaciones que no se correspondían con lo habitual para los adolescentes. Rafael estaba convencido de que incluso su propia madre de alguna manera le repudiaba, que hubiese preferido tener un descerebrado que pasase todo el día persiguiendo un balón y que no se acercase a la lectura ni por casualidad al bicho raro que le había caído en suerte. De todas formas, le trataban con cariño y, quitando el asunto académico en el que no brillaba demasiado, tampoco podían tener queja de él pues se comportaba con corrección y era bastante más dócil que el resto de adolescentes con los que convivía. Por otro lado, Rafael siempre procuraba disimular sus carencias sociales para ahorrar posibles disgustos a su familia. Era algo que hacía de manera automática, se había acostumbrado a la impostura y a dar a los demás lo que supuestamente se esperaba de él en relación a la edad en la que se encontraba. Mentía y decía que había estado jugando al fútbol, que iba a quedar con sus amigos e incluso algún día había llegado a estropear su ropa a propósito con el fin de que simulase que había estado haciendo el cafre con el resto de compañeros del Colegio.
Sin embargo, esos simulacros no hacían más que sumirle en una especie de callejón de irrealidad del que difícilmente podría salir cuando se lo propusiese. Se llegó a imaginar que quizás el tipo del pasadizo que se parecía a Hemingway había tenido una infancia parecía a la suya, que quizás su amor incondicional a las letras le había llevado hasta dónde se encontraba y a renunciar a la vida social convencional que se suponía debía alcanzar en un futuro. Todo lo que envolvía esas ensoñaciones estaba envuelto de un aura de fantasía y romanticismo que, sin lugar a dudas, Rafael añoraba.
Tras comer con un silencio que solo se interrumpía debido a las repetitivas preguntas que le hacía su madre se fue a su cuarto a ojear algo, dejó lo que estaba leyendo y buscó en Por quién doblan las campanas pues creía recordar que lo tenía en la estantería de libros que tenía para leer. Lo abrió y olió las páginas, tenían el aroma al papel antiguo que lleva mucho tiempo encerrado; una mezcla de polvo y celulosa que le resultaba irresistible. Echó un vistazo a la contraportada y ahí estaba el viejo Hemingway, en esa foto no llevaba barba y lucía un bigote que no restaba un ápice de fuerza a su expresión. Sus ojos eran profundos y mantenían una vitalidad que, con toda probabilidad, debió resultar irresistible durante su vida. Se quedó unos instantes pensativo y consideró que sería mejor que bajase a la calle a ver qué era lo que estaba haciendo el vagabundo del pasadizo, era superior a él la curiosidad que había despertado. Mentiría a su madre y bajaría con la excusa de que debía comprar algo para clase, después, si reunía el valor suficiente, intentaría hablar con el tipo que tanto le intrigaba.
Nacho Valdés
viernes, febrero 03, 2012
Las Partes Secretas (Vol. 5)
Ya no sé cómo decirte que te quiero. Lo he hecho de tantas formas que casi ya perdió el sentido este amor animal mío. La primera vez que te vi estabas en aquella esquina esperando un autobús que parecía no querer llegar y yo recé para que, viniese quien viniese, tu siguieses allí quieta en medio de ese desierto de gente que a esa hora habita Valencia. Después te encontré en millones de sitios y en muchos de ellos no eras realmente tú pero yo te veía igualmente. Estabas presente en las otras caras y cuerpos que componían mi existencia. Todas las canciones hablaban de ti a diario y en estéreo amplificando tu poder divino. Recuerdo el dia que me arrastré por el suelo del parque del oeste para comprobar si tus huellas eran realmente de oro o si solo era yo uno más en el fango.
Ahora el tiempo ha pasado y ha sido justo. No te tengo conmigo pero tampoco estás con nadie y ya no necesito estar todo el dia pensando en quién se te estará follando, ni en quién llevará comida y dinero a tu boca de plata. He conseguido limpiar mis ojos. La cabeza sigue desamueblada como las casas de Nueva Orleans y sin visos de rescate pero yo siempre antepuse el corazón a cualquier cosa, por lo que no me preocupa demasiado si mi cabeza es una bomba de relojería o un coche sin frenos. Lo que realmente me da miedo es que desde que te enterré en el sotano de mi casa no pasa un día sin que tu voz pida más tierra sobre tu cuerpo y más calor humano en tus huesos. Así que de pronto vuelvo a estar en el mismo punto en que estaba cuando todavía vivías y pienso en saltar por la ventana aun sabiendo que la caída me matará y que nadie podrá contar nuestra historia, ni iluminar los secretos que tienen todas las casas de esta maldita ciudad.
Mañana lo volveré a pensar y seguramente, todo vuelva a llevarme al mismo punto de fuga: ahora que no estas yo te quiero más que nunca.
Ahora el tiempo ha pasado y ha sido justo. No te tengo conmigo pero tampoco estás con nadie y ya no necesito estar todo el dia pensando en quién se te estará follando, ni en quién llevará comida y dinero a tu boca de plata. He conseguido limpiar mis ojos. La cabeza sigue desamueblada como las casas de Nueva Orleans y sin visos de rescate pero yo siempre antepuse el corazón a cualquier cosa, por lo que no me preocupa demasiado si mi cabeza es una bomba de relojería o un coche sin frenos. Lo que realmente me da miedo es que desde que te enterré en el sotano de mi casa no pasa un día sin que tu voz pida más tierra sobre tu cuerpo y más calor humano en tus huesos. Así que de pronto vuelvo a estar en el mismo punto en que estaba cuando todavía vivías y pienso en saltar por la ventana aun sabiendo que la caída me matará y que nadie podrá contar nuestra historia, ni iluminar los secretos que tienen todas las casas de esta maldita ciudad.
Mañana lo volveré a pensar y seguramente, todo vuelva a llevarme al mismo punto de fuga: ahora que no estas yo te quiero más que nunca.
miércoles, febrero 01, 2012
Delaletra
El cómic con profundidad
Hace pocos días terminé uno de los cómics que más me ha llegado de los últimos tiempos y esto no se ha producido por la fantasía que pueda destilar El fotógrafo sino, más bien, por resultar una crónica desgarrada y veraz de la situación de Afganistán durante la oleada comunista que asoló ese país.
La narración se desarrolla en primera persona pues, esta historia real, cuenta como si de un reportaje se tratase las venturas y desventuras de Didier Lefévre, fotógrafo francés que en 1986 realizó un viaje a Afganistán para realizar un reportaje sobre el trabajo de Médicos sin Fronteras en esa alejada esquina del mundo. Lo llamativo del cómic que dirige el guionista y dibujante Emmanuel Guibert es que no se queda en el trabajo convencional de este tipo de novelas gráficas y va más allá utilizando el material fotográfico que había traído consigo Didier. De esta forma, a las viñetas y bocadillos habituales en este formato se unen las increíbles fotografías en blanco y negro del reportero.
Así, la historia, más bien escueta y simple, se apoya en el material gráfico que imprime una enorme fuerza y que nos transporta a los inmensos paisajes afganos, a la compañía y cercanía de su gente y, por supuesto, a los terribles peligros que prácticamente acaban con el urbanita Didier pues se dio de bruces con una realidad que los rusos habían convertido en brutal y deshumanizada.
Este material, que ha visto la luz recientemente, llevaba a la espera de su edición veinticinco años y permite tanto a los amantes del cómic, como a los de la fotografía, disfrutar de un relato estremecedor y tierno a partes iguales. Además, como aliciente artístico nos acerca un poco al universo creador que todo fotógrafo debe dominar para conseguir afinar su visión en busca de esa imagen que pase a la posteridad.
En definitiva, una original creación artística tanto en su planteamiento, como en su desarrollo, que a buen seguro no dejará a nadie indiferente.
Nacho Valdés
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