miércoles, enero 13, 2010

Retratos (Vol. 5)

Agitó su cabeza para hacer perder la mía poco tiempo después. Puso sus pies sobre mis huellas y echó a andar con paso lento evitando pisar las vías del tren.
Sus ojos eran a veces un nido de avispas y otras un paraíso dorado. Sentía como el aullido del motor de los coches robados dinamitaba cualquier esperanza de sueño. Esa música celestial de valientes.
Diez corazones abandonados y nada de dinero. Una mente clara junto a un acorde menor. Éramos barcos encallados en ríos caudalosos, con sus profundidades indescifrables y sus tormentas de verano.
Una noche, una sola noche, el mundo nos envidió de verdad. Supimos de verdad por qué estábamos allí. Comprendimos que nunca más volveríamos a ser los mismos.
Nos reímos….

Detrás de esto sólo hay tiempo perdido. Colmenas de edificios que aguardan para ser habitados. Rutas incandescentes para cuerpos sin gravedad. Música celestial en tiempos de guerra y hambre. Sucia espina dorsal del universo. Invento de las musas y los cuatreros. Esperanza perdida por no comprender la luz a tiempo. Ruido de ventanas siempre cerradas a las buenas palabras. Dolor y sueño.

1 comentario:

Nacho dijo...

Este personalísimo universo que estás construyendo cada día me gusta más, no termino de comprenderlo aunque me resulte sumamente atractivo.

Enhoarabuena, como de costumbre hsa logrado un escrito hipnótico.

Abrazos.